¿Qué tal? Bueno, tengo que hacer un par de aclaraciones. Estrictamente, esto no es un FanFiction de MegaMan. No contiene a los personajes originales de la saga, salvo unos ShoutOuts muy bien escogidos. Sin embargo, sí está basado en el universo de MM (¡Hay Busters!) así que me permití subirlo aquí.
Verán: hace mucho tiempo Erick, un colega y amigo escribió un Sprite Comic llamado La Mega-Dimensión. ¿Su premisa? Alguien en el mundo activó unos portales dimensionales que arrojaron a muchos personajes de las sagas de MegaMan en un sólo universo (sí, como un Crossover, pero más extraño). Esto sucedió poco después del accidente de Lumine y el ascensor. Con el tiempo el Comic se fue puliendo, y pasó a ser la historia de cinco Reploids Elegidos que salvan el mundo.
Así que esta historia es la continuación de ese Sprite Comic (un 'Después del final' escrito 'Después del final', douh). Originalmente mi historia fue un Sprite Comic, pero lo descontinué por tiempo. Ahora pienso terminarlo en un nuevo formato.
Suficiente blabla! Demos paso a la acción y... Enjoy!
Wait, los Disclaimers.
DISCLAIMER: Todo personaje ficticio pertenece a sus dueños. Esta obra no está relacionada de manera alguna con CAPCOM; no persigue fines de lucro y respeta las leyes vigentes y los tratados internacionales sobre propiedad intelectual, así como la conducta precedente de CAPCOM respecto al material artístico hecho por fans.
LMD, LMDL y sus personajes asociados no pertenecientes a CAPCOM, pertenecen a Darkmaster (a.k.a. ComfortablyFloyd) y a Mark Choquesillo (a.k.a. Nova), coautor de las obras.
LA MEGA DIMENSIÓN LEGENDS
ARCHIVOS COMPLETOS
Una vez me contaron que la historia la escriben los vencedores. Pero, ¿Alguien puede decir quién es el que gana en una guerra, cuando todos tienen heridas que mostrar?
Creo que la historia no la hacen los vencedores. La hacemos todos. Porque nadie vence; todos salimos derrotados cuando la violencia se impone a la paz. He aquí la historia que queda escrita, una vez que todos son golpeados y dañados. He aquí la historia de una de las guerras del siglo, contada desde el ojo malherido de cada uno de sus protagonistas.
Primera Historia: El Día del Sacrificio.
Todo se resumía en esa mera batalla. Todos los años de sacrificio, desde que fui activado hace más de 130 años por mi sabio creador, se resumían en esa sola lucha que mis hermanos y yo estábamos dando. Sabía que como el líder de ellos, Proto, el Reploid de la Luz, no les podía fallar. Pero las cosas estaban mal: los demonios más fuertes, conocidos como los antiguos se habían liberado gracias a un extraño sujeto llamado Meids. A pesar de que intentamos como fuese, que los demonios no absorbieran la luz del planeta, estábamos a un paso de perder la vida como la conocíamos.
Derrotamos a los antiguos apenas unas horas atrás. Pero detrás de ellos, venía algo peor. Ellos se estaban preparando para el ritual que haría nacer al rey de los demonios, al más perverso entre ellos: el vil Inferno. Y la verdad es que la existencia de los antiguos fue sólo un estorbo para que nosotros, los Reploids Elegidos, llegásemos a impedir el nacimiento del abominable ser. Los vencimos, corrimos al palacio, pero era demasiado tarde. Íbamos a tener que enfrentarlo a él, imponente, alto, con esa extraña piel escamosa que los caracteriza, hablándonos mentalmente. Nos amenazaba, una y otra vez. Nos decía que era el fin de la tierra y de la gente que queríamos y extrañábamos. Yo no lo podía creer.
Pero había que hacerlo. Había que sacar fuerzas y seguir luchando. Y aún cuando estábamos al borde de la derrota, nuestra constancia debía ser recompensada. Y así fue. El enigmático Meids, que ayudó otrora a los antiguos a revivir a Inferno, entendía por fin cuál era el camino correcto. Entregándonos su poder de Oscuridad, logró activar el poder secreto entre nosotros, y así fue como mi amigo, Nova, y yo, nos convertimos en un solo ser. Así nacía Zack.
Aún cuando nuestro exterior era uno sólo, reuniendo los poderes y elementos de los Elegidos, podía retener mi mente, así como escuchar a todos, dándonos fuerzas. Nova y yo estábamos perfectamente coordinados; sabíamos exactamente cómo controlar el cuerpo de Zack para tomar ventaja sobre Inferno. Pero, asimismo, sabíamos que nuestra energía se agotaba.
El zarpazo de Inferno fue el golpe de gracia. Caímos al suelo, listos para despedirnos, y sintiendo cómo ya no teníamos fuerzas para continuar. Requeríamos algo más para continuar; algo que no estaba aquí, en la tierra.
Y así fue.
Apareció La Trinidad, chispas de antiguos guerreros, para salvar el día. Nos transfirieron energía, poder, y sobre todo motivación para continuar luchando. Logramos poner a Zack de pie. Logramos ejecutar movimientos rápidos y concretos; logramos sacar nuestras armas y disparar un certero rayo que cruzó al espectro y lo derribó. Aunque aún podíamos oírlo, sabíamos que habíamos logrado un paso importante: anular su cuerpo material.
Su voz resonaba fuerte. Nuestros amigos, Yun, Nadia, Kitsen, todos podíamos oírlo. Intentaba llamar un nuevo cuerpo, juntar energías, seguir la lucha. Era un ambiente aterrador: encerrados entre los pilares de su siniestro palacio, su voz retumbaba con más fuerza. Las luces se apagaron; cayeron truenos de todos lados. Fue allí cuando lo vimos por una milésima de segundo, aunque esa imagen no se borró más de nuestra mente: un Reploid alto, de armadura azul y pelo rojizo, equipado con un enorme cañón así como pistolas y rifles, y con esa mirada siniestra que caracterizaba a los cuerpos poseídos. Si ese Reploid llegaba a vivir, estábamos acabados.
Pero no lo logró. Nuevamente La Trinidad salvó el día; acumularon sus últimas energías, incluso nosotros debimos ceder parte de las nuestras para ayudar. Con ese esfuerzo, los antiguos guerreros lograron anular la presencia de Inferno y destruir el cuerpo Reploid que habíamos vislumbrado. Cuando las luces del palacio volvieron, no había rastro de ninguno de los dos. Habíamos triunfado en esta larga guerra. Vi a Nova a mi lado, rendido. Yo tampoco tenía energías. Los demás Elegidos estaban de pie, también exhaustos.
La Trinidad habló una vez más, ahora tomando una forma material: tres luces brillando frente a nosotros. Nos felicitó, pero también nos encargó una misión. Debíamos proteger al mundo en todas y cada una de sus épocas. Nos aseguró que el destino se encargaría de que nosotros no faltásemos nunca. Después de su discurso, yo también caí rendido. No volví a despertar en todo ese día.
De pronto escuché una voz tenue a lo lejos. "Proto…", susurraba. Apenas podía oírla, pero alcanzaba a percibir su tono femenino. Volvía a pronunciar mi nombre… "Proto… despierta…". Tuve que hacerlo. Pude abrir mis ojos por primera vez en bastante tiempo. La que me llamaba, desde la puerta de la habitación, era Nadia, amiga y compañera de Nova. Lucía, como siempre, su armadura púrpura ceñida y su boina. Pero su rostro era de preocupación. Lentamente, abrí mi cápsula y me acerqué a ella.
Bastaron unos minutos para que me enterara de todo lo que tenía que contarme, así como del por qué de su preocupación. Habíamos estado durmiendo, en reparaciones, al menos unas dos semanas; yo había sido el último en despertar. Pero durante el transcurso de esas semanas, habían sucedido cosas extrañas: mi hermano Deux, un Reploid hecho con mis planos, mejorados, nos había abandonado, según él, buscando un propósito de vida mejor que el sólo combatir contra mi. Asimismo, MMZ4, un extraño Reploid venido de otra dimensión, también había dejado la base. Pero lo que preocupaba a Nadia era la tercera de las ausencias: la de mi amigo Nova.
Cuando él despertó, habló en primer lugar con Nadia. Le comentó que, ahora que los antiguos e Inferno estaban derrotados, a él le quedaba sólo un objetivo por cumplir: la destrucción de su más acérrimo enemigo, su némesis Avante. Apenas la mujer me contó, me extrañé: habíamos destruido a Avante hace mucho tiempo atrás. Pero Nova, de algún modo, sabía -o presentía- que él seguía vivo. Y, obstinado como es, partió sólo a buscarlo. Nadia había presenciado sus primeros pasos: vio a través de un comunicador cómo lo encontraba frente a frente, iniciaban su disputa, y posteriormente Avante derrumbaba un techo sobre él. Entonces se perdió la comunicación. No supo más de Nova. La mujer quería mi ayuda para encontrarlo, pero yo sabía que nada podría hacer; cuando a mi amigo se le mete una idea en la cabeza, nadie puede convencerlo de lo contrario.
La vida pasó en calma durante un par de meses; creíamos que la guerra había por fin terminado. Sólo quedaban un par de mecaniloides salvajes rondando el lugar, seguramente, aparatos descontrolados tras el caos de los demonios en la tierra. Un día gris de otoño, uno de ellos, una bestia de más de 3 metros, asaltó el desierto, poniendo en peligro un campamento humano. Los Elegidos y yo actuamos rápidamente: fundí sus circuitos usando el fuego, posteriormente Van lo congeló, Ken lo confundió usando la oscuridad, Lan lo apagó usando el trueno, y finalmente Locke lo azotó contra el suelo, hasta destruirlo, usando un tornado. Fue una acción rápida y sencilla.
Pensábamos que, por fin, la guerra había concluido. No sabíamos que se venía una tan cerca.
