Bueno, es mi primer fic, así que no sean tan mal plan, y acepto sus criticas, buenas o malas (:

Skip Beat y sus personajes no me pertenecen, si no ya hubiera hecho un montón de cosas xD

- - Conversaciones

~ ~ Pensamientos

^ ^ Sonidos

Cumpleaños violento

~Hoy precisamente será el mejor día de mi vida~ pensó ella justo al despertar

Hoy cumplía 16 años, tendría que trabajar en el bar hasta tarde, pero eso no le importaba, es mas le gustaba servir a sus tutores, y mas aun le gustaba hacer cosas para hacer feliz a ese chico.

Hoy Sho chan al fin podria ser algo mas que mi amigo~ seguía pensando Kyoko mientras se cambiaba el pijama ~ siempre pone de pretexto el que seguía siendo una niña, pero ¡ya no mas! Hoy soy toda una señorita.

Kyoko seguía con su rutina diaria, despertarse a las 6 am, limpiar el bar que manejaban los padres de Sho, hacer el almuerzo favorito de Sho, limpiar la casa de pies a cabeza, cuidando bien de las cosas de Sho, hacer las compras, y finalmente, ducharse e ir a trabajar como mesera en el Ikazaya por la noche, siempre poniendo los intereses de quien seria su príncipe de ensueño.

Había pasado todo el día buscando a Sho y no lo había encontrado. Sabia que los padres de Sho chan olvidaban su cumpleaños siempre, así que solo esperaba que su amado llegara en cualquier momento y la sacara de ese lugar, ya que no podía esperar a nadie mas ahora menos ya que había dejado la escuela, para dedicarse 100% a cuidar de su familia, porque cuando ambos se casaran, ella seria parte de la familia al fin.

Por la noche cuando entro en su turno de mesera, se sintió raramente incomoda, a pesar de que nunca le había gustado como la veían los hombres que iban al Ikazaya, no era como si quisieran hacerle algo, si no que eran personas totalmente alcoholizadas a las que nada ni nadie les importaba mas que seguir satisfaciendo su necesidad de alcohol, y ahora había un nuevo tipo sentado en la mesa mas alejada de todos, no parecía muy viejo, pero tenia un aura tan obscura, tan maligna que asustaba.~¿Por qué vienen a lugares como este tan concurridos si quieren estar solos?~ nunca entendía los pensamientos de las personas, solo los veía como un cliente mas, y al momento de entregar su orden (un vaso e bourbon) huyo de su mirada, mejor dicho se alejo rápidamente, sentía que el ambiente era mas pesado estando cerca de el.

Hundida en el fondo de sus pensamientos, no vio llegar a su querido Sho, muy cariñoso con Mimori., disfrutando de los cariños de quien a partir de ese día era la nueva "novia" de Shotaro.

^vidrios rompiéndose^ Acababa de verlos y del asombro tiro su bandeja con botellas y vasos. Y como no estaría en shock, y al igual que las botellas, sus sueños, esperanzas y sobre todo su corazón se rompieron en pedazos muy pequeños, por la cada de felicidad de Mimori y la cara de satisfacción de el.

-¡SHO CHAN!- grito tan fuerte que todos voltearon a verla y Sho obviamente saco su lengua de la garganta de Mimori.

-¿Que quieres Kyoko?, ¿no se supone que deberías estar trabajando?- dijo con cinismo, arrastrando las palabras, como si le diera flojera siquiera saber que ella lo veía.

-Se suponía que a quien deberías besar hoy es a mí, y en cambio como regalo de cumpleaños, ¿Que recibo? Verte besarte con esa tonta- estaba llorando y haciendo tanto escándalo que todos los veían, no le importaba lo que toda esa panda de borrachos pensaran sobre ella - siempre hago todo por ti, vivo solo para ti y así me pagas, tu sabes que lo eres todo en mi vida y aun así no te importa, yo te amo Sho chan y tu que solo sabes besuquearte con otras en ves de conmigo, estoy cansada de esto, crees que no me due…-

Ni siquiera pudo terminar la frase por que recibió tremenda bofetada de parte de Shotaro que la tiro al piso. No cavia duda su noche estaba por empeorar aun mas.

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-Grábate esto: NO TE QUIERO- ella lo asfixiaba, solo era su sirvienta, su juguete cuando no tenia nada que hacer, pero que le reclamara enfrente de todos sus amigos, eso era pasarse de la raya- No eres aquí algo mas que una simple sirvienta, aquí lo tienes todo, techo y comida, una familia y alguien a quien servir, deberías agradecer que mis padres no te echaron a la calle cuando recién llegaste- estaba a punto de golpearla otra ves, cuando alguien detuvo su Puño

~¿Cómo puede alguien mandar a trabajar a un bar a una niña¡ se pregunto a si mismo. Iba por su tercer vaso de licor cuando le sorprendió ver que ella le evitaba, no era para menos, cuando estaba en su plan de desconocido, Ren podía ser realmente escalofriante ~Así me gusta, que nadie me hable, que nadie me vea y sobre todo que nadie se me acerque Prefería estar solo y hundirse en su miseria a tener que hablar con alguien, ni siquiera con esa mesera que a todos trataba de manera amable, a pesar de que todos esos tipos la desvestían con la mirada. ~Hasta yo lo hago, ¡Que asco me doy! Es una criatura!~ Pero el hecho de que mostrara sus largas piernas con esa minifalda azul, y sus hombros con esa blusa blanca no le ayudaban en nada. ~ Una mujer idiota mas, no me interesa~ Solo volvió a concentrarse en su bebida y en los problemas que tenia que resolver el día de mañana en la empresa.

Pero cuando escucho el sonido de vidrios romperse y de alguien comenzar a gritar como histérica, busco con la mirada a la causante del alboroto. Cuando se dio cuenta de que la linda mesera era y que el muchacho, aparentemente hijo de los dueños la había abofeteado, sintió que le hervía la sangre. Si algo odiaba era a los bastardos que golpean mujeres. Y cuando vio que este la golpearía de nuevo, mientras la chica estaba en el suelo, no pudo resistirse.

-No te atrevas- el que hablaba era el hombre de la mesa de la esquina, aquel a quien ella estaba evitando, quien le daba tanto miedo, ahí estaba, defendiéndola, mientras que todos los demás clientes del bar estaban embobados con el nuevo y excitante espectáculo, quizá pronto habría una pelea.

-Ella es de mi propiedad, así que puedo golpearla si quiero, aunque, ella ya no me sirve, si quieres puedo vendértela- Espero a ver si el hombre entendía que quería deshacerse de ella -Ya tengo un nuevo juguetito- guiño un ojo a Mimori quien estaba un tanto alejada de ellos por miedo a recibir también un golpe.

-¿vendérmela?- Ren pensó un poco, no es que le gustara la trata de blancas, pero a esta chica le iría mejor con el que con ese idiota.

~Por favor Kami que sea una cruel pesadilla y queme despierte en este instante~ rogaba Kyoko en silencio

- Okay, ¿cuanto me costara esta niña?- pregunto sin reflejar sentimiento alguno en su voz.

-No es muy bonita y no parece mujer así que debe ser un precio justo, ¿que tal 2000? Dijo Shotaro tanteando que tanto jugo le podría sacar al desconocido, ella era libre de hacer lo que quisiera, así que el ganaría algo de efectivo libre de impuestos a sus costillas, allá ella y sus pecados, y sobre todo lo que el quisiera o no hacerle.

Sin siquiera pensárselo dos veces, metió la mano dentro del bolsillo de su larga gabardina
negra y saca su cartera cuenta uno, dos, tres... -Aquí tienes 2000 dólares por ella- la chica era linda y no cabía duda que ahora ya no tendría que buscar alguna prostituta, el también tendría su "nuevo juguete" ~ Ren Tsuruga como piensas eso~ lo que quisiera hacer lo haría al fin era dueño de ella ahora.

-Llévatela rápido, aquí ya no me sirve de nada- dijo Shotaro mientras contaba y guardaba la única ganancia que según el, le había dejado la pobre de Kyoko, quien seguía sollozando, no solo por el hecho de que el príncipe de sus sueños no era mas que otro maldito bastardo quien la había vendido como si ella fuera solo un objeto mas de su colección, si no también por el hecho de que la había comprado el hombre mas atemorizante del planeta.

El extraño la tomo del brazo y el halo para que pudieran salir rápidamente frente a la mirada atónita de los clientes del Ikazaya. El caminaba demasiado rápido, y a ella le costaba seguirle el paso.

-Súbete rápido- ordeno su nuevo dueño, mientras bordeaba el auto para subirse el también.

Ahora si que el mundo se acababa de ensañar con ella. Primero nadie recordó su cumpleaños, segundo el chico a quien amaba la trato como una leprosa , la había vendido por unos cuantos miles de dólares y ahora era la nueva propiedad de el mismísimo diablo, ~no cabe duda que tendré una vida de ensueño~ pensó con ironía Kyoko antes de subir al automóvil

-¿Podrías al menos decirme tu nombre? ¿O como debo llamarlo?- pregunto la joven, con una mezcla de miedo, intriga sobre todo resignación.

-Tsuruga Ren, pero descuida tu me llamaras Amo-