Disclaimer: Hitsugi no Chaika y sus personajes son propiedad de Ichiro Sakaki
Hola, gracias por entrar n.n
De las últimas series de animé que he visto, esta es una de las que más me han gustado: buena trama, lindos personajes y pertinente finalización. ¿Qué más se puede pedir?
El siguiente drabble es muy sencillo. Hubiera querido escribir un romance Chaika-Toru, para qué les voy a mentir, pero como no se me ocurría nada finalmente desistí y preferí tomar la línea divertida de la trama.
Disculpen por los posibles fallos que puedan encontrar y gracias por leer :D
Hermanos de (hierro) sangre
Akari jamás podría recordar cómo se conocieron ni desde cuándo vagabundeaban por el mundo bajo el rótulo de "hermanos", pero no le importaba. Saber que ningún vínculo de sangre los unía más que aquellas habilidades de saboteadores le daba carta blanca para proclamar a viva voz y a quien quiera escucharle que lo amaba locamente, con toda la fuerza de su leal corazón.
A decir verdad, tampoco le importaba mucho el continuo desaire de Toru, el hermano amado en cuestión.
-Ni en un millón de años –le respondía él con indiferencia, adusto, cada vez que Akari le proponía matrimonio.
-Sólo piénsalo, idiota –insistía ella, romántica hasta la médula.
-Ni de coña –replicaba él con la delicadeza propia del que es abordado con esa pregunta al menos veinticuatro veces al día.
Y seguían con sus respectivas labores como si nada. Porque ese era el código, y estaba bien. Para Akari, ese código era precisamente lo que los conectaba, lo que les daba sentido y los diferenciaba de todas las parejas de la historia de la humanidad.
Al menos así lo creía ella y le daba igual lo que creyera él, el único que reprimía las hormonas en esa relación. Algún día se atragantaría con sus prejuicios y ella acudiría a practicarle la maniobra Heimlich para salvarlo.
También podría ocurrir que se vieran en el penoso trance de caer en una trampa preparada por el enemigo de turno y debiesen quedar prisioneros sin luz ni aire (cosa que en realidad les pasaba con frecuencia). Entonces Akari podría abofetearle esa cara de "no me interesa lo que sientes por mí" y suministrarle oxígeno, lujuria y buenas ondas boca a boca le gustase o no… En el caso de sobrevivir y escapar del encierro, a Toru no le quedaría más remedio que tomar la responsabilidad.
Porque después de los besos venían los hijos, Akari lo sabía bien.
Tendrían una pandilla de pequeños saboteadores corriendo de aquí para allá como testimonio del imperecedero y genuino amor que los unía. Quizás hasta podrían adoptar a Chaika.
-Y ahora qué –le interrogaba él cada vez que la notaba retraída. La conocía a la perfección.
-Serán catorce.
-¿Catorce qué?
-Nuestros hijos. Quince si incluimos a Chaika.
-Idiota.
-Los hijos son una bendición –le espetaba ella, indignada.
-Pues bórrate las bendiciones de la cabeza –siseaba él, agotado de esa fantasía inagotable con la que lo atosigaba hasta el… agotamiento.
Pero era como hablarle a una pared. Akari chasqueó la lengua, ignorándolo olímpicamente para continuar trazando esos tergiversados castillos en el aire.
Estaba demasiado acostumbrada a su desdén. Ella sabía que, en el fondo, Toru la amaba con toda su alma y mantenía a raya esos nobles sentimientos en nombre de un falso cariño fraternal. Tal vez también le preocupaba lo que fueran a decir los demás ante la repentina visión de dos hermanos que se convertían en una pareja amorosa… Pobre Toru…
Siempre tan severo consigo mismo. Ya se encargaría ella de despabilarlo.
