Walk more slowly
Prólogo: Entre nosotros dos.
Los Mugiwara estaban teniendo una buena mañana y, a petición de Luffy, se encontraban paseando por la ciudad todos juntos. Por supuesto que únicamente era hasta que llevasen aquellos 'takara', para Luffy aunque Nami se negaba a llamarlos por ese nombre tan preciado para ella. A su punto de vista simplemente iban a ser más trastos que ocuparán espacio en el Sunny pero como ahora tenían tanto espacio no tuvo muchas opciones que dejarle hacer… eso si, a la primera oportunidad que tuviera de llenar el sitio con verdaderos takara todas aquellas cosas ya podían buscar otro lugar donde colocarse.
Aunque a primera vista parecía que todos se lo estaban pasando bien, sin problemas y disfrutando de la compañía de sus nakama, había uno de ellos que estaba mucho más que nervioso… se encontraba al borde de la histeria.
Roronoa Zoro.
Muchos se preguntarán que puede llevar a un kenshi tan fuerte como él a este estado en el que se encuentra., ¿verdad? ¿Qué puede afectar a un hombre cuya cabeza vale 120 millones de berries para parecer nervioso de hasta su propia sombra?
La respuesta, o parte de ella, ya viene dada en la pregunta en cuestión.
Es un hombre.
Por lo tanto su estado, y en este caso en particular es su estado, viene dado por lo único posible capaz de dejarle totalmente fuera de juego y confundido hasta la médula.
Nico Robin.
Los que no supieran lo sucedido pensarían que su estado se debe a que son los Mugiwara con una houshoukin de 667 millones con 50 berries y se dedican a pasear con absoluta tranquilidad por la ciudad como si nadie estuviera tras ellos.
Eso para los que no sabían de lo ocurrido anoche.
Aquí estaban los temidos y temerarios Mugiwara tan tranquilos disfrutando de un buen día. Era como si el propio mundo se hubiera aliado con ellos para otorgarles este día soleado para su disfrute.
Chopper había decidido ser él quien tirase del carro de los takara para demostrar a Kin-i-Naru que él también podía ser muy fuerte sin necesidad de usar su rumble ball. Hablaban con gran interés sobre medicina, lo que al principio podría mirarse como algo extraño que un tonokai y un uma se pusieran a charlar acerca de medicina o sobre cualquier cosa, cobraba más sentido, un poco no te vayas a creer, al saber que el antiguo nakama de Kin-i-Naru había sido isha como Chopper. Pero por si acaso se le pudiera ir de las manos el carro, Sanji, de manera discreta mantenía un ojo en su pequeño nakama.
Sanji permanecía en aparente calma porque se había negado a aceptar lo que, para su desgracia llego a ver anoche. En aquellos momentos se había convertido en una de sus noches más aciagas pero agarrándose al sentido común que le repetía una y otra vez que algo así resultaba imposible, al final terminó por tomarlo como una de sus peores pesadillas arrastrándolo al fondo de su mente donde permanecerá hasta que sea completamente olvidado.
Era la única respuesta que se le podía ocurrir en estos momentos ya que su mente no era capaz de dar veracidad a lo sucedido y por tanto si no puede ser real simplemente tuvo que tratarse del cansancio que le hizo ver sus peores temores hechos realidad en carne y hueso.
Por supuesto que si la visión de semejante grupo no resultase suficientemente atrayente a las miradas curiosas, Franky no ayudaba mucho a pasar desapercibido con su dichosa indumentaria. ¿Por qué no puede un día ponerse un pantalón como todo el mundo? Veremos que hará cuando se encuentren en ruta por una isla de invierno.
Franky fue uno de los pocos que anoche se lo pasó en grande y, aparentemente, no se dio cuenta de lo ocurrido. Si eso era para bien o para mal habría que esperar un rato para averiguarlo.
Es de suponer que su mirada y actitud tan seria debe ser por haber dejado al Sunny anclado sin que ninguno de ellos se quedara a bordo. Cierto de que se encontraba muy bien escondido y que Luffy quería pasar una noche en la ciudad con todos juntos, pero eso no quería decir que no tenía que preocuparse de su shippu… o más bien del shippu de Luffy.
Uno de los más tranquilos, de manera sorprendente, todo hay que decirlo, era Usopp que, tras la noche pasada donde todos sin excepción acabaron totalmente pasados, estaba de un muy buen humor. Era raro verlo contento pero contenido. Nada de gritos y cuentos. No, en estos momentos se dedicaba a disfrutar de la tranquila compañía de sus nakama. Algo que por muy poco pudo haber perdido por haberse dejado dirigir por su orgullo. Un orgullo que le llevó a enemistarse con sus nakama. Pero ahora eso era el pasado y el presente no podía ser más brillante que el propio Sol de esta mañana… … eso sería hasta que se acercasen al terrible "Florian Triangle" donde no había ninguna duda de que se encontrarían con grandes peligros y horribles fantasmas y monstruos…
Usopp sonría de igual manera a la de Luffy mientras veía a su senchou orgulloso de su conquista. Tanto de su nueva camiseta como de haber logrado que Nami le hiciera un dibujo llevándola puesta. Debió de haber sido una noche muy interesante, de eso no había ninguna duda.
Luffy sonreía muy contento. No solamente había logrado ganar a aquellos kaizoku que le habían desafiado anoche sino que les había logrado ganar la camiseta que portaba orgulloso. Se había encaprichado de ella y hasta que la consiguió no había parado. El lograr que Nami le hiciera un retrato llevándola fue un extra muy especial. Por supuesto que ella intentó cargarle la tarea a Usopp pero Luffy fue muy preciso en lo que quería y en esos momentos se emperró en que fuera Nami la que hiciera el retrato. Dándose finalmente por vencida Nami aceptó realizar el retrato… pero, por supuesto no había salido con las manos vacías de todo esto. Anoche también fue una gran noche para ella, y una que Luffy nunca iba a olvidar por muchos motivos pero el principal era, precisamente, ella misma. Nami.
Y ella, a pesar de sus primerizas quejas, ahora parecía estar disfrutando como nunca realizando el retrato de Luffy. Ciertamente debió ser una buena noche para realizar tal cambio de opinión en ella. Se la veía fresca y feliz… y eso sin hablar de uruwashii que se la veía con esa faldita plisada tan corta. La sudadera parecía un buen detalle, pero si supieran que solamente llevaba puesto eso… ¿qué pensarían entonces?
Como siempre que se trata de Nami al final le da completamente igual la opinión de los demás. La única opinión con valor era la suya, y la de sus nakama únicamente para iniciar algún tipo de discusión pero nada más.
Y finalmente terminamos llegando al centro del problema en el que se encuentra Zoro. La onna que puede desarmarle con una sola de sus sonrisas.
Nico Robin.
Aunque Zoro pensaba que era un poco inocente por parte de ellos el caminar tan tranquilamente por la ciudad pues a estas alturas los Mugiwara ya era una kaizoku-dan reconocida en todo el mundo, precisamente era él quien estaba llamando más la atención al llevar a Wadou desenvainada. Y si eso no era suficiente, incluso llevaba puesta la bandana en la cabeza como si estuviera preparado para un terrible enfrentamiento a vida o muerte.
Mírala ahí tan tranquila mientras no deja de lanzarme esas malditas e indescifrables sonrisas suyas…
Precisamente ese fue el momento elegido por Robin para volver su cabeza hacia él y, nuevamente, ofrecerle una sonrisa traviesa.
Debería estar acostumbrado a las actitudes de esta onna pero me resulta imposible ponerme a su altura. Cada vez que pienso que comprendo sus acciones, va ella y cambia totalmente su juego…
La mirada de Zoro se centró, de soslayo, en Robin y no pudo evitar ponerse de morros al fijarse en el conjunto que estaba vistiendo ella. Si aquello no estaba preparado con el único fin de enloquecerle, entonces Zoro no comprendía nada de nada.
La parte menos confusa, pero no por ello importante, eran las sandalias que calzaba. Una sencilla suela sujeta por una cinta a la altura media de sus pies que permitía admirar aquellos delicados deditos que daban ganas de comérselos uno por uno…
Dime que no has pensado eso… vamos, dímelo… … ¡Maldita sea!
Pero ahí se terminaba la parte sencilla de su ropa porque todo lo que venía a continuación estaba destinado a romperle la cabeza. No había otra respuesta lógica a lo que podía verse en aquella ropa.
Su pantalón, tan azul como sus ojos, se le pegaba a su cuerpo resaltando las preciosas curvas de sus caderas. Esos muslos calientes y esas piernas largas que pudo sentir durante anoche cuando pasaron un momento juntos y a solas.
Si, ese era el problema. ¿Problema? Os estaréis preguntando. ¿Cómo puede ser un problema pasar un momento a solas con Robin? Pues es posible si no sabes con seguridad si realmente significó algo para ella, tal y como lo hizo para Zoro, o si fue uno de sus momentos inspirados para manipular al pobre kenshi.
¿De qué otra manera puedes explicar esa blusa de un verde tan claro que te incita a no apartar la vista? Sin mangas, ni cuello… únicamente sujeta por un tirante de la tela de la blusa que sale desde sus pechos hasta rodear su cuello… sus hombros tan kannouteki.
Eres un baka… dejaste que Robin se te acercara demasiado sin saber si podrías estar con ella… así que ahora no me vengas con lamentos.
Azul y verde. Si eso no quería decirle algo, entonces Zoro no entendía nada.
Robin volvió su mirada de nuevo hacia Zoro cogiéndole en el preciso instante en que tenía toda su atención en su cuello. Podía sentir la mirada de Zoro recorrer toda su piel expuesta y estaba completamente segura que no se detendría ahí, y seguiría con el resto de su cuerpo oculto por la ropa. Ese pensamiento trajo fuego a sus ojos. Un fuego idéntico al que tenía Zoro en los suyos.
Y todo quedaba rematado con esa actitud tan desenfadada y fresca con su abrigo sobre su hombro derecho. Zoro agarraba con fuerza la empuñadura de Wadou temiendo que pudiera perder los pocos restos de orgullo que le quedaban y se arrastrara a los pies de Robin para suplicarle estar con ella.
Por supuesto que a Zoro no le pasaba desapercibido el que Robin hubiera ocultado su mano izquierda a su espalda como reflejo a que él hacía lo mismo con su mano derecha.
Lo dicho. Nico Robin es capaz de hacer con Zoro cualquier cosa que se le pudiera pasar por la cabeza… lo malo es que únicamente ella sabe de qué se trata y esta duda es la que está carcomiendo al kenshi por dentro.
Ni siquiera te atreves a preguntarle nada porque entonces ya no tendrás nada en tu mano… ¿por qué la dejaste entrar en tu corazón, maldito baka?… … Muy sencillo pues la verdad es que…
La mirada de Zoro se volvió tierna, suplicante y firme.
… ¡La amo!
E aquí un hombre que había impuesto un único pensamiento para regir su vida. El convertirse en el mejor kenshi del mundo. Y sólo fue conocer o, más bien, observar por primera vez a Robin para que toda su vida se echase a un lado para dejarla avanzar hasta la primera posición de sus pensamientos, deseos y necesidades.
Nico Robin era su vida… y como tal, no podía tenerla.
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Continuará en el Capítulo 1: ¿Juegas?
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Y aquí empieza el experimento. Será una historia de capítulos cortos pero que no se romperán a pesar de haber surgido como un one-shot, pues incluso ya venía con sus secciones perfectamente divididas.
Por supuesto me gustaría indicar que el origen de esta historia es la imagen del capítulo 439 del manga: "The third one and the seventh one." Una imagen de la que ya había hablado anteriormente y en donde queda patente la 'relación', ese algo que todo fan de ZoRo puede ver, entre Zoro y Robin.
GLOSARIO:
Takara: Tesoro.
Kenshi: Espadachín.
Houshoukin: Recompensa.
Tonokai: Reno.
Uma: Caballo.
Isha: Médico.
Shippu: Barco.
Senchou: Capitán.
Kaizoku: Pirata.
Uruwashii: Hermosa.
Onna: Mujer.
Kaizoku-dan: Tripulación pirata.
Kannouteki: Sensual.
Baka: Idiota.
Bueno, hasta aquí el prólogo de esta historia. Normalmente este sería el momento en que os pediría alguna review si os sintierais con ganas pero esta vez es, si os apetece seguir leyendo la historia.
¿Qué sucederá a continuación?
¿En la historia o con la historia?
Arigatou por leer este fic y espero que continuéis haciéndolo con el siguiente capítulo.
Nos leemos.^^
