Sólo…

— Por supuesto que yo también quería que te quedaras —Expresó acercándosele con la mirada baja y una sonrisa oscura bailando en sus labios, todos los alumnos restantes; miraban la escena conmovidos. Sucedió algo inesperado, Yuujirou sorteó completa la distancia que los separaba, y bajo la mirada de Mikoto, Akira y la mitad de la población estudiantil, unió sus labios en un leve roce, para luego, dejar en shock, no sólo a la princesa, sino que también a todos los demás.

— ¡Por qué hiciste eso! —Gritó histérico Mikoto. El rubio le sonrió resplandeciente. Y el pelirrojo retrocedió temiéndose lo peor.

— ¿Tú también quieres uno?

— ¡Pero que cosas dices! —Gritó alejándosele más. Los demás alumnos gritaron y ovacionaron la escena, mientras que; aún recostado suavemente en la pared, el ojiazul con sus dedos rozando los labios, entre la separación de estos, se podía observar una sonrisa—. ¡Tooru! ¡Muévete! —Demandó en su estado normal de histeria. El joven Kouno, lo miró y les sonrió como siempre tendía hacer.

Sonrojándose sin razón alguna, el de ojos rojos, se fue de allí, en actitud infantil, junto a todos los demás que volvían a sus quehaceres normales. Shihoudani, le sostuvo gentilmente por el brazo; le miró, y en secreto muy cerca de su oreja, pronunció unas palabras que Tooru jamás olvidaría.

— Eres sólo mío —Pronunció fugaz. Como había venido, había acabado…, ya que; el rubio estaba de nuevo molestando a Mikoto, mientras Akira trataba de mediar entre ellos sin muchos resultados.

— Todo tuyo…

Fin