Disclaimer: menos la historia, todo lo demás es de JK Rowling.
Espero que esta historia les guste. Iba a ser un one-shot pero tengo sueño. Esa es la pura verdad. Me quiero ir a dormir y debería estar terminando un tp para la facultad. Pero este cuento daba vueltas y más vueltas en la cabeza.
Como leerán (al menos eso espero), se mezcla el pasado con el presente, pero creo que se entiende claramente cuándo es uno y cuándo otro.
No sé si sobornarlas para que me dejen reviews o no. Ojalá lo hagan, me hacen feliz.
Acepto caricias al ego, ideas, críticas y como dice Karix tomatazos también.
Besos, bonitas/os. En cuanto pueda actualizaré.
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Kyoto, diciembre del 2003
Querida Ginny:
Hace mucho frío, así que agradécele a tu mamá por la bufanda y los mitones. Dile a los gemelos que sus salvajes magifuegos causaron sensación…
No, Ginny, no sé en qué momento volveré. Cuando decidí venir a Japón no le puse fecha de regreso a mi viaje y tú bien sabes por qué. Todos lo saben. Y no tienes idea de cuánto agradezco que tu familia me haya perdonado aunque Ron todavía me odie. Y te agradezco a ti por haber intercedido por mí ante Harry.
En cuanto a…Él…no sabe nada, ¿no? Le pedí especialmente al ministro que ocultara mi misión aquí y le rogué al retrato de Dumbledore y a Snape que no abrieran la boca. Me lo prometieron, pero a Severus le temblaba perceptiblemente el párpado y tú comprendes muy bien qué significa ese gesto en la cara de nuestro antiguo profesor de pociones, estaba furioso conmigo. Lo único que me salvó de que me hechizara o me hiciera quién sabe qué fueron las palabras de Dumbledore, "Severus, él no te lo perdonaría".
El recuerdo de ese día sacudió a Hermione, que dejó la pluma sobre el escritorio para pasar la mano por sus ojos y apretarlos en un vano intento de retener las lágrimas.
-¿Qué no me lo perdonaría? –gritó-. Está muerto de dolor, así que poco me importa si me lo perdona o no.
-Severus…
-Ella jugó con él, Albus…
-¡Eso no es cierto! – lo interrumpí sollozando.
-Oh, sí que jugaste, jugaste con los dos, Granger, y contigo misma también y ahora huyes y dejas atrás almas rotas. No me vengas con discursos vacíos acerca de confusiones y lealtades, eres una maldita cobarde que no supo decir la verdad a tiempo…
-Severus, ¡basta! – protestó Dumbledore.
-Déjelo, profesor, tiene razón…en algún punto tiene razón. Pero no dejaré que me juzgue, ya me basto sola para eso. Simplemente, les ruego que dejen que piense que desaparecí, que me perdí en el mundo muggle. Así podrá…así podrá rehacer su vida con alguien que realmente lo merezca. Ambos…
Miró hacia fuera para distraerse. La casa que le habían asignado era confortable y desde la ventana veía un pequeño sendero que bajaba hacia un bello lago, con árboles a uno de los costados. Algo como aguanieve estaba cayendo. Con una sonrisa triste retomó la escritura.
En los cinco meses que llevo aquí hemos adelantado bastante. Estoy muy contenta, Ginny, de verdad. Pude cerrar un acuerdo con mi equivalente nipón en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional y a partir de allí podremos ir avanzando en los temas pendientes. Por lo pronto, conseguí que la cría de dragones plateados tenga reglamentación que se adecue a las normas vigentes en todo la comunidad mágica euro-asiática. Creo que te comenté que luego de la inclusión en el Tratado de los criadores chinos, faltaba que Japón se sumara a…me estoy pareciendo a Percy, discúlpame. Pero quería contártelo.
Esto te va a interesar mucho más (¡y hasta veo cómo te relames de envidia!), hace un tiempo empecé mi instrucción en armas antiguas japonesas. La katana me eligió. Sucedió como con las varitas. Estaba en el templo observando las distintas armas y mi mano se estiró a hacia una bella katana y los menukis de metal que se engarzan a la tsuka pueden representar distintas cosas, a qué no te imaginas… sí, son dragones, los amuletos son preciosos dragones acerados. No pude explicarle a mi maestro por qué lloraba. La cosa es que cuando estiré la mano, un brillo verde azulado se desprendió de la hoja y salieron chispas en cuanto la toqué. Fue mágico, bueno, tú me entiendes, especial.
Ryo, mi maestro, dice que no es común que una katana reaccione así con los magos, y que por eso me merezco un nombre. Me bautizó Kimi, que significa "la que no tiene igual". Estoy muy contenta, y ese nombre que eligió para mí me acarició el ego, para qué negarlo. Por ahora mi entrenamiento no incluye a mi katana, practico con una de madera que en todo es igual a mi sable pero más segura porque no corro el riesgo de lastimarme ni cortar a otros hasta que aprenda a usarla.
Tengo largas charlas con Dumbledore, su retrato está colgado en el Kinkaku-Ji, el Templo del Pabellón Dorado (en el techo hay un fénix chino dorado, pronto te darás cuenta de por qué hay allí un retrato del viejo director). Ya te iré contando las más relevantes. El templo está rodeado por un magnífico jardín en el que entreno, cada día adquiero más confianza y a escondidas de Ryo...practico con la katana de acero.
Hay tanta paz, Ginny. Y la necesito tanto.
Estoy muy cansada, pecosa, te dejo. Espero tu respuesta. Un fénix te llevará el pergamino, no te asustes.
Saluda a todos de mi parte, abraza a Harry y dile que lo extraño. No sé si será conveniente que le digas algo a Ron, pero también lo extraño, extraño a mi amigo.
Dile a Luna que le conseguí un amuleto que la protegerá de los nargles. Y que conocí a alguien que asegura haber visto a un bibbler maravilloso. ¡Lo que hay que oír! Luna estaría encantada.
No encuentro las palabras que expresen cuánto los quiero y cómo desearía estar allí con todos ustedes. Pero es mejor así. Todos necesitamos sanar nuestras heridas.
Con amor, Hermione.
Post Scriptum: ¡cuida a Crookshancks!
…oOo…oOo…oOo…
Hermione se levantó lentamente de la silla y caminó hacia la ventana. Apoyó la frente en la ventana y el frío del vidrio calmó un poco la turbulencia de sus pensamientos. Hacia ya cinco meses que había huido a Japón. Cinco largos meses desde que le rogara a Kingsley que la enviara al fin del mundo para poner distancia entre ella y Draco. Para poner fin a un triángulo que los iba matando de a poco. Snape tenía razón, ella había jugado con los tres. No se paró a medir las consecuencias. Y la única manera de remediarlo que encontró fue irse.
Dumbledore opinaba que debía quedarse y actuar como una verdadera Gryffindor. La aguijoneó diciéndole que no había casa en Hogwarts que representara su actitud, ni siquiera Slytherin. "Voy a tener que platicar con los fundadores, Hermione, evidentemente, luego de más de mil años el Sombrero Seleccionador ya no funciona correctamente", le dijo con una sonrisa pícara.
Todavía podía ver en su mente el momento en que su dragón, hastiado de su hipocresía, la dejó. Recordó como cayó de rodillas al suelo sacudida por un llanto que le nacía del alma.
"Ya no puedo compartir tus labios, Hermione. Ya no más".Las imágenes eran postales dolorosas fijadas en su memoria de manera indeleble. Draco y el dolor congelado en cada partícula de su ser, reflejado en el empañado platino de sus ojos. Draco desapareciendo en la niebla.
Y los recuerdos volvieron a ella, implacables.
-Anda, Harry, vete, síguela- le urgió Hermione a su amigo. Él, obedeció y salió corriendo detrás de una pequeña pelirroja que lo tenía a mal traer desde hace siglos. Satisfecha, la muchacha retomó la lectura, inconciente de la observación de la que era presa. Pero su alegría se desvaneció cuando escuchó un susurro ronco, enfocó su mirada y se dispuso a aguantar el insulto que sabía que vendría.
-Qué haces en mi espacio, sangre sucia.
-Te faltó agregar inmunda, si no me insultas debidamente no puedo reconocerte,Malfoy.
-No te pases, Granger –siseó el slytherin- y dime qué haces en mi mesa.
-¡Habiendo tantas mesas vienes a elegir justo esta! Y que yo sepa, hurón engreído, esta mesa no dice Malfoy por ningún lado.Y mientras decía esto sus ojos lanzaban chispas que encandilaron al chico. Pero Hermione, ajena al silencio absorto del muchacho siguió:
-Oh! espera, espera, sí hay algo,-y levantó la mirada hacia Draco que parecía no escuchar nada de lo que ella le escupía-aquí encontré una pequeña leyenda. Pero dice "cuidado, la sangre pura contagia estupidez".¡Así que quédate con la maldita mesa y ten cuidado de no derramar tu sangre, Hogwarts no está listo para que por tu culpa el castillo se llene de idiotas como tú! -le espetó furiosa mientras recogía sus pergaminos, plumas y libros y con un movimiento de varita guardó todo en su mochila y partió como si la llevaran en andas mil demonios.
A partir de ese momento la vida de Hermione Granger comenzó a dar un giro inesperado. Y como todo lo inesperado, no lo reconoció ni lo vio llegar.
…oOo…oOo…oOo…
Malfoy parpadeó desconcertado. "¿Dónde está la impura?", pensó. La buscó con la mirada pero ella ya había desaparecido. Ese fue el fin que puso en marcha el principio, un principio que había comenzado años atrás sin que él se diera cuenta.
Como olvidó a qué había ido a la biblioteca, volvió sobre sus pasos y se dirigió a su sala común. Unos niños de primero corrieron asustados y desaparecieron de su vista cuando lo vieron con ese ceño y dejaron libre la butaca preferida del rubio. A un lado de ésta, una mesa de caoba y sobre ella una caja de ranas de chocolate. No eran de él pero tomó una. El chocolate se diluyó en su boca y el calor se expandió por su cuerpo crispado, calmándolo. "Chocolate, cálido y sensual como ella" –divagó con la mirada perdida. En el momento en que se dio cuenta a quién le aplicaba esos calificativos dio un respingo. "¿Desde cuándo tengo estos pensamientos hacia la impura?"–se preguntó alarmado.
La risa suave de Nott lo sacó de su ensimismamiento:
-Por Merlín, Malfoy, ¿en quién pensabas? Si hasta me dieron ganas de estar en el lugar de la elegida. Anda, dime, ¿quién es esta vez? ¿Astoria? Es muy pequeña pero te tiene ganas, compañero. O tal vez Daphne, su hermana. Esa está loquita por ti. O la Ravenclaw de ojos rasgados… ¿cómo se llama? ¡Ah, si!, Cho Chang. Pero no creo q…
-¡Cállate y piérdete, Theo!
-Mmmh…Theodore, es tu forma de decirme que hay que discutir algo serio; Nott es un llamado a que me largue, y Theo indica necesidad de hablar de cosas más primitivas e incomprensibles para tu manifiesta incapacidad de expresar emociones así que dime, te escucho.
-¡Vete a la mierda Theo! –le gritó-. Ven aquí, a dónde vas –le preguntó exaltado cuando vio que el moreno se iba.
-Draco, no hay quien te entienda –le soltó Theo con un suspiro exasperado mientras se desplomaba cuan largo era en un sillón de tres cuerpos de terciopelo verde botella, su predilecto. Colocó las manos detrás de la nuca y le dijo:
-Suéltalo.
A medida que Draco Malfoy hablaba, la cara de su amigo se desencajaba y su rostro viró del saludable tono trigueño a una palidez casi azulada. Theodore Nott sabía que a partir de ese día, 28 de septiembre de 1996, él, Draco y quienes se sumaran estaban eligiendo su destino, uno distinto al pergeñado por sus mayores.
…oOo…oOo…oOo…
La Madriguera, Ottery St. Catchpole, mediados de marzo 2004
Queridísima y exiliada Hermione:
Nadie entiende por qué no vuelves. Harry parece un alma en pena y Ron refunfuña por todos los rincones cosas como "suficiente", "prefiero tenerla como amiga a no tenerla en lo absoluto", "maldito hurón", "si de todas maneras ya me estaba dando cuenta que era un error", "cobarde", "y que le digo a ella, ya me estoy quedando sin excusas". Esta última frase no la entiendo, sospecho que Harry sabe a qué se refiere pero se niega a decirme nada. En cualquier momento le lanzo un mocomurciélago.
A todo esto, comenzamos a llamarte Kimi, sobre todo cuando Malfoy anda cerca, que es siempre. No sé si sabías que luego de liarse a golpes con Ron nació entre ellos una corriente de respeto ya que no amistad y Harry, Blaise y Theo son su paño de lágrimas.
Con respecto al profesor Snape: tenías razón. Está que arde. No se puede pronunciar tu nombre sin que empiece a echar espuma por la boca. Y eso que ya pasaron casi ocho malditos meses, Hermione, ¡vuelve!
¡Ah! Harry habló con el retrato de Dumbledore, la Orden del Fénix resucita, pero eso ya lo sabías, ¿no? Por algo fuiste a parar allí, a ese lugar con un fénix en la punta del techo. Y no por nada te estás entrenando con esas armas, no me mientas. Por eso, por nuestra parte, Neville, Luna y yo hemos decidido reflotar al ED. Y ahora siéntate, porque te mando la lista de los nuevos miembros:
Pansy Parkinson
Millicent Bullstrode
Blaise Zabini
Cormac Mc Laggen
Romilda Vane
Zacharias Smith y
Astoria Greengrass que va por Draco y está decidida a todo. Yo que tú…
La explicación que nos dieron para el renacimiento de la Orden es que desde la derrota de Voldemort jamás se dejaron de monitorear las actividades de las familias que adhirieron de hecho o ideológicamente al rosario mortífago y que los aurores (Harry, Ron, Draco, Theo y tú por nombrar a los cabecillas y por más que ya no ejerzas) notaron ciertas actividades sospechosas y no sólo en Inglaterra.
Te tengo que dejar. Me acaban de llamar de San Mungo, tengo en la chimenea la cabeza del Director convocándome a gritos.
Besos, te quiero, no lo olvides…
Hermione sonrió. Las cartas de Ginebra siempre le levantaban el espíritu. De buen humor, estaba por salir a practicar con su katana cuando un vociferador entró por su chimenea. Increíble, no sabía que un vociferador podía llegar de esa manera. Mientras pensaba en esto, la voz de Harry resonó como el trueno. Estaba muy, muy, muy enojado:
"Hermione Jane Granger, te ordeno que traigas tu rosado trasero para Londres o el lugar de Inglaterra donde decidas vivir. Sabes perfectamente que las misiones de la Orden no fueron asignadas aún y lo que tenías que investigar ya lo llevaste maravillosamente a cabo como no podía ser de otra manera tratándose de ti. Pero déjame decirte, maldita inconciente, que has dejado un reguero de angustia y una cantidad de huecos que no sabemos llenar sin ti –aquí hizo una pausa para respirar y el envión con el que venía decayó un poco-. Yo no sé ni cómo pensar con claridad si no te tengo al lado, porque siempre fuiste y serás la razón que equilibra mis instintos. Hermione, te necesito a mi lado. Ron necesita a su amiga, esa que le dice las cosas de frente y necesita tu visto bueno, descubrió que está enamorado como un idiota de Lavander pero no quiere ni acercarse a ella hasta que tú le digas que puede hacerlo. Y Draco. Por Merlín, Hermione, Draco es un caso aparte, un fantasma tiene más sustancia que él. Ya se dio cuenta que Kimi eres tú y en cualquier momento se te aparece en Japón en cuanto haga la conexión. Y conoces a Neville, metió la pata dos veces y los intentos de arreglarlo de Ron fueron patéticos. El dragón no es imbécil, dos más dos le da cuatro hasta a Goyle. Ya no puedo seguir gritándote, acabo de ver a tu rubia debilidad venir hacia mí y seguro que me asolará a preguntas. Regresa de una condenada vez porque te juro, por las calzas de Merlín, que iré a buscarte yo mismo. Recuerda que te quiero".
La katana lanzaba pequeños resplandores mientras yacía olvidada en el umbral y Hermione, rompió a reír y llorar al mismo tiempo. Así la encontró Ryo, cuyo gesto no presagiaba buenas noticias.
