Historias de danzón y de arrabal

Summary: Reneesme es una chica que por causas del destino tuvo que ser prostituta. Ella realiza su labor sin mostrar algún interés en algo… o alguien. ¿Qué pasará cuándo encuentre a su amor? Lemmon.


Prefacio. Primer Encuentro

Era un día frío, la tarde era gris y el viento empezaba a soplar en un abandonado barrio de Nueva York. Al final de una calle sola, llena de basura y estrecha se encontraba caminando una pequeña joven.

Tenía unas facciones de ángel y unos profundos ojos verdes aceitunados, enormes. Era pálida y su piel parecía de porcelana. No medía más de 1.65 y era delgada, con una figura escultural. Llevaba su cabello suelto y aparentemente revuelto, era de un color cobrizo, entre rojo y naranja, tenía unos caireles increíbles y le llegaban hasta un poco más abajo del hombro. Su maquillaje era delicado, solo llevaba los ojos con un poco de sombra negra, lo que acentuaba más su clara mirada. Y caminaba con un paso elegante, despreocupado. Usaba un vestido rojo, corto, y unas medias de red negra, encima traía puesto una gabardina color café que combinaba perfectamente con su atuendo.

-Hola Reneesme, ¿ya es hora de volver a casa? – Saludo cortésmente un vagabundo que pasaba por ahí. Sus ojos brillaron al verla, no con lujuria sino con cariño – Es un poco temprano, ¿no crees? – bromeó.

-Hola Jack – saludó ella con una enorme sonrisa y dejo ver sus aperlados dientes, después su semblante cambio un poco – No conseguí nada hoy, iré a una fiesta de ricachones a ver si consigo mejor suerte. El pan no se pone solo en la mesa – dijo volviendo a sonreír.

Jack le sonrió y siguió caminando con un carro de supermercado que llevaba lleno de mercancía robada.

-¡Qué tengas suerte, Reneesme! – se despidió Jack.

Ella continuó su camino sonriendo.

Cuando ya había oscurecido las calles se veían más tétricas y solas, pero Reneesme ya había llegado a un barrio rico y bien cuidado. Después vio un gran salón frente a ella. La entrada estaba bellamente decorada con estatuas de mármol finamente talladas y una enorme puerta en color dorado estaba frente a ella.

La pequeña reparó su mirada en los dos gorilas que cuidaban la entrada. Eran altos y fortachones, pensó en seducirlos con sus encantos pero perdería el tiempo y probablemente la oportunidad de engatusar a un cliente ricachón.

Suspiró.

Su vida se había reducido a eso, ser un cuerpo bonito y nada más.

¿Alguna vez encontraré a alguien que en realidad me quiera? Que me quiera por mí, no por mi cuerpo.

Suspiró ante su pensamiento.

La gente no va a querer a alguien como yo, alguien que ha pasado su vida en las calles… una noche tras otra en una cama diferente.

Siguió avanzando ante los pensamientos que llegaban a su mente. Ella no podía darse el lujo de deprimirse. Eso era cosa de ricos. Ella tenía que trabajar.

Cuando llegó a la entrada se fijo en su gabardina, le quedaba muy grande, parecía que fuera de un hombre. Ante tal descubrimiento inventó un plan para entrar.

-Hola – dijo inocentemente Reneesme y viendo a los guardaespaldas de la puerta con unos ojos de ternura.

-Hola – dijo el primero. Era calvo y alto. Fortachón y usaba lentes oscuros.

-¿Se te ofrece algo? – preguntó el segundo, era más joven y de cabello castaño.

-Quisiera entrar – contestó Reneesme, un poco apenada pero expectante a que la dejaran entrar con tan solo batir las pestañas.

-Primor –dijo el castaño- , tienes que estar en la lista para poder entrar.

-¿Estas en la lista? –adquirió el otro.

-No, me temo que no – respondió Reneesme y parecía a punto de romper en llanto, y seguía actuando apenada.

-Lo siento – respondió el calvo -, me temo que de ser así no puedo dejarte pasar.

Reneesme guardó silencio y bajo la mirada, parecía triste y decepcionada pero en realidad estaba escuchando todo a su alrededor.

Vio pasar a un chico igual de pálido que él, llevaba a su lado a una chica de cabello castaño realmente sonrojada y con unos ojos profundos y cafés. El chico parecía traído del cielo y tenía un lindo cuerpo cincelado que se marcaba a través de la playera del traje. Detrás de ellos venían otras dos parejas, una de un chico rubio con largos caireles y una chica pequeña y frágil pero con cabello negro y corto que caminaba como una bailarina, y la otra era una chica rubia que parecía hermana del chico rubio y era igual de bella que las otras dos chicas, incluso un poco más, y venía del brazo de un chico alto y de cabello negro que parecía un modelo atlético.

Reneesme desvió la mirada antes de babear, todos aquellos eran increíblemente encantadores. Es una lástima que tengan compañía – se dijo –.

Atrás de los chicos venía un joven moreno que contemplaba el movimiento de la castaña de enfrente. Era más alto que los otros e igual de fuerte que el moreno que acompañaba a la rubia.

Venía solo.

Reneesme iba a aprovechar realmente ese banquete.

Vio que al llegar a la entrada, el chico de ojos verdes decía a los guardianes de la puerta "Familia Cullen, Black y Hale".

Ellos entraron sin ningún problema.

El último chico le sonrió a Reneesme cuando la vio sola en la entrada.

-Márcame ¿sí? – le dijo el moreno.

Reneesme tomó un papel que el chico le había extendido…Definitivamente le marcaría…o simplemente lo tendría esta noche.

Ella sonrió y tenía una expresión de babosa. Sus ojos se habían iluminado.

¿Cuándo había sido la última vez que había sonreído de esa manera? – se preguntó. Ella no recordaba haber sonreído de verdad desde hace mucho tiempo atrás.

-Espero verte adentro- sonrió el chico y luego entró.

Reneesme se había ido retirando de los guardias poco a poco y no habían visto mucho de su última conversación, aunque si la habían visto hablar con el chico.

Perfecto – inquirió ella y se dirigió de nuevo a la puerta después de que habían pasado unos cuantos minutos.

Cullen. Cullen. Cullen – Se repetía ella en su mente – no lo olvides.


Hola hola, bueno es mi primer episodio de mi primera historia, espero les guste... dejen rr´s porfa!

-Fer