Hay momentos, cuando las luces en el set iluminan las facciones de Darren simplemente así, y el resto del mundo parece desvanecerse, es cuando Chris contiene la respiración, aferrándose a la realidad porque no puede permitise esa clase de sentimientos.

Darren parece brillar en su chaqueta blanca, con movimientos suaves igual que su voz. Chris sonríe y canta el coro, pero sus pensamientos están ocupados en los labios de Darren.

Mientras mas va creciendo y haciéndose cercana la relación entre Blaine y Kurt en escena, Chris va temiendo no poder ser capaz de mantener sus sentimientos en secreto.

Chris lo ha manejado bastante bien hasta ahora, si no se tienen en cuenta las noches de borrachera, cuando sus manos accidentalmente se han encontrado, o cuando Darren susurra "Te llevaré a casa" sintiéndolo como una promesa para sus oídos delirantes.

Pero cuando Blaine mira a Kurt con esos ojos llenos de adoración, cuando Blaine besa a Kurt, hay una pequeña parte de Chris que trata de liberarse, que trata de gritarle al mundo que sí, que Darren, de alguna manera, se ha metido en su piel y está ahí para quedarse.

Darren sigue siendo el mismo de siempre, con toda esa energía reprimida y grandes sonrisas; sigue tratando de pasar la mayor parte de su tiempo libre con él. El problema es que, con cada sonrisa, con cada abrazo, con cada broma compartida, algo más se asienta en el fondo del corazón de Chris y no desaparece.

Terminan el rodaje de la escena y Darren le sonríe con toda la felicidad y lleno de afecto; Chris ni siquiera intenta negar la calidez que despide a través de sus huesos. Sonríe de nuevo y cuando Darren se acerca a él y lo abraza fuerte con la emoción de la canción, Chris se deja hundir un poco en su abrazo.

No importa si su corazón da un vuelco cuando los brazos de Darren lo aprietan ligeramente en torno a él, al final Chris es el único que sabe la verdad.