Buen lunes, gente!
Sé que hay varios multichapter QUE NO HE TERMINADO NI ACTUALIZADO, y ya les caigo con otro que, espero, sea por lo mismo un fiveshot o un sixshot o no sé cuanto me lleve, logre culminar en estos días.
El tema a tratar en este fic es muy polémico y, desde los ojos de mucha gente de religiones ortodoxas (católicos, judíos, cristianos, etc), un tanto imperdonable tanto en lo social como en lo sentimental: La infidelidad.
Sinceramente no estoy ni a favor ni en contra de las infidelidades en las parejas durante el matrimonio y el noviazgo; yo creo que todo surge por alguna razón, sea la rutina, la infelicidad o la presión que uno siente de estar con determinada persona muy en contra de tu voluntad.
En este fic introduciré una pareja crack que, claro, tal vez les dejará con cara de "WTF?": Butters y Ruby Tucker,la hermanita de Craig, quienes son parejas sentimentales de Kenny y Ike, respectivamente... Y sobre quienes girará alrededor este fic.
Sin más que decir... Bueno, el famoso disclaimer de que ellos no son de mi creación, sino que son de Matt y Trey, les dejo con este prólogo.
Un abrazo!
Vicka.
Infidelidad.
Prólogo.
Caminando por las calles de Denver, llego a un edificio color gris claro con franjas rojas, de unos 4 pisos y con ventanas muy vistosas.
Suspiré hondo de puro alivio.
Al fin había llegado a mi destino final tras una hora de estar viajando en autobús y en taxi desde Souh Park. Al fin había dado término a mis ansias de llegar aquí, a este lugar, en donde no hay ninguna cara conocida; no obstante, tenía que tomar mis precauciones por si no quería ser descubierto…
Corrección: Si no queríamos ser descubiertos.
Carajo… Realmente muchos pensarían que las infidelidades tienen excusas ridículas, pero la mía era más que sólida… Bueno, ni tan sólida si tenemos en cuenta que el 50% o un poquito más de las parejas la mencionan como la razón de su traición sentimental. Y sin embargo, mi caso podría ser la excepción porque efectivamente existe una explicación que la solventa.
Pero antes de explicar mi razón en particular del porqué estoy aquí, permítanme introducirme primero.
Me llamo Leopold "Butters" Stotch, tengo 23 años de edad, estudio el tercer año de la carrera de Leyes en la Universidad Estatal de Colorado, soy bisexual, tengo pareja… Y soy muy infeliz.
¿Infeliz? ¿Cómo que infeliz? ¡¿Cómo alguien como yo, un tipo dulce, tierno, adorable y algo pendejo puede ser infeliz si tiene una familia que le quiere y unos amigos y un novio que lo adoran?
Bueno, señores, ese es el punto en donde precisamente surge mi infelicidad: Mis padres son unos verdaderos cabrones desde que nací; suma y enfermizamente estrictos, me imponían castigos ridículos y abusaban de mí emocionalmente. La educación perfeccionista que me impusieron produjo un terrible estancamiento en mi vida social, sentimental y personal; es más, hasta me causó un sinfín de problemas cuyas consecuencias las he pagado bien caro de manera emocional y física.
A esto agreguémosle la clase de amigos que tengo: Todos unos verdaderos hijos de puta, cretinos, desconsiderados… Y un sinfín de insultos que no quiero mencionar por el momento. Sólo quiero enfatizar que ellos siempre me usan como chivo expiatorio cuando se les viene un lío encima.
De ese mismo grupo de amigos, cuyos nombres eran Kyle Broflovski, Stan Marsh, Eric Cartman y Kenny McCormick por cierto, es con el último en particular con quien tengo una relación sentimental desde hace dos años. Y por si no fuera todo, ese guapo sujeto es conocido como la puta más grande de South Park, ya que se ha revolcado con media población del lugar, hombres y mujeres en conjunto.
Y todo eso, se lo tenía que tolerar todos los días, por no decir los 365 días del año, y sin protestar en lo absoluto. Bueno, más bien en los últimos años me la pasé discutiendo y perdiendo la discusión con el argumento de que yo sabía que nuestra relación sería así, repleto de infidelidades de su parte.
Que sabía que las cosas con él era así y que me había advertido en un principio que a su lado iba a sufrir. Pero ahí me tienen: Como un pendejo, aguantando todo con la esperanza de que él cambiara, de que él tuviera ojos solamente para mí…
Pero eso es tan sólo una ilusión, una ingenuidad mía que ya rayaba de lo ridículo según los estándares normales en la vida de un habitante de South Park.
Aquello en conjunto me han hecho infeliz, muy infeliz en toda la extensión de la palabra; trato de sobrellevar las cosas a buen término, pero siempre termino o deprimido porque mis padre me castigaron (joder, eso ya es vergonzoso), porque mis "amigos" me ignoraron o porque Kenny me dice que no tendría tiempo para mí, ya que trabajaría hasta tarde (por no decir que se iba a revolcar con x o y vieja).
Creo que ahora entiendo a las mujeres casadas con gente como Kenny, y realmente tienen mi comprensión y consuelo en el asunto. A las mujeres casadas y a las novias, para ser justos.
Y si alguna de ellas quiere tomar venganza en contra del traidor o simplemente quiere escapar de esa rutina, recurren a páginas de citas, a anuncios de periódico o simplemente conocen a alguien en una fiesta y empiezan con su aventura extramarital, premarital, etc.
Tal y como es mi caso.
Sí, como todos lo leen: Le estoy pagando a Kenny con la misma moneda… Y de manera no muy intencional que digamos. En pocas palabras: Lo que sucede entre nosotros surgió de una manera poco convencional.
Surgió de un pequeño y simple favor. Un simple favor que nos develó en la más bella aventura de nuestras vidas, aunque eso signifique arriesgarlo todo, desde la reputación hasta la misma libertad.
¿Por qué digo que arriesgaría hasta la misma libertad?
Bueno… Mi amante es una chica segura de sí misma, madura, cálida, comprensiva… Y cinco años más joven que yo. En síntesis, mi amante es una chica de 18 años, es mi tutorada, la novia de Ike Broflovski y la hermana menor de Craig Tucker.
Sí… Es Ruby Tucker de quién les estoy hablando.
Es de ella en cuyos brazos duermo plácidamente las noches en que nos vemos a escondidas; es de ella de quién recibo la más tierna caricia, el más dulce de los besos y la más gentil de las sonrisas. Es de ella la piel que siempre evoco cuando estoy con Kenny y es de ella el olor siempre aspiro y recuerdo todas las noches y todas las mañanas.
Y el favor que ella me pidió no podía ser otro que su primer beso…
Y su primera vez.
