Hola a todos, como me fascinan las historias de piratas pues me puse a imaginar una trama algo extraña y me salio este fic, espero les guste porque lo que mi mente les tiene preparado será bueno (al menos eso dijeron mis papás) en fin los que tienen la última palabra son ustedes

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Se sentía tan bien cuando la brisa le golpeaba su bronceada piel y le mecía su cabellera plateada con gracia y dulzura, aspiro delicadamente el aroma que emanaba de aquel gigantesco lugar, las olas chocaban suavemente contra la cubierta de aquel enorme barco

Sus ojos dorados se guiaban por la resplandeciente luz de la única estrella en el firmamento que puede guiar a cualquier marinero y en su caso pirata, a pesar de que su barco no lo aparentaba lo era y aquella imagen era una de las mejores trampas que poseían para abordar los barcos más grandes que transportaban el oro, pero últimamente habían tenido muy pocas oportunidades debido a que según rumores de otros piratas y marineros un nuevo barco se había hecho presente en su territorio

Según contaban las historias, el barco era uno de los más hermosos y elegantes que se pudieran ver, las personas que se encontraban en él a simple vista parecían pasajeros de la alta sociedad, sin embargo al aproximarse lo suficiente se podía sentir como del barco contrario salían pequeñas hachas que atracaban el barco con el suyo, después de eso cientos de piratas abordaban el navío y lo saqueaban completamente

Según comentaban el jefe de aquellos viles y desquiciados piratas era por demás atemorizante, pero a pesar de todo prohibía que tocasen a algún niño o mujer, las mujeres decían que era uno de los sujetos más delicados y agraciados que ellas hubiese tenido la oportunidad de conocer pero fuese cierto o no, lo único cierto era que nadie jamás le había visto el rostro y mucho menos a sus almirantes

El sonido de pasos acercándose le hizo salir de sus pensamientos y volver la mirada hacía la persona que se acercaba tranquilamente a él, si bien era cierto que era muy guapo también se le conocía por no tener misericordia con nadie, pero en algo coincidía con el comandante del barco rival a él tampoco le gustaba que se aprovecharán de las mujeres y los niños por lo que les tenía prohibido a su tripulación el contacto físico con alguno de ellos – Vaya, vaya así que ahora andas tan pensativo que se te olvido comer – dijo al tiempo que su lengua emitía un pequeño chasquido

Sonrió al observar que a pesar de los años, su amigo jamás dejaba de impresionarlo demostrándole que aún lo conocía, ya hacía dos años que le acompañaba pero a pesar de que estuvieron separados por cinco años, jamás dejaban de conocerse – Veo que mi ausencia te preocupo – era increíble pero solamente con él podía dejarse ser tal como era y su amigo no hacía nada para evitarlo al contrario lo invitaba a que fuera así, así como él lo era con él – No te imaginas cuanta falta me hiciste en el almuerzo – bromeó mientras sus ojos azul rey se posaban sobre el horizonte que no marcaba el final del majestuoso señor marino

Rió al notar a que rumbo deseaba llegar su amigo – yo también te extrañe pero sabes que debes guardar la postura frente a la tripulación y especialmente frente a Kouga no querrás que nos delate o sí – a pesar de toda esa forma de distraerlo tan peculiar que tenía no podía desviar de su mente la idea de quien fuera el capitán de aquel extraño barco – Lo siento Inuyasha pero te notó un poco distante, es por lo del barco ¿cierto? – Preguntó al tiempo que volvía a posar sus ojos sobre la imponente figura del susodicho – Así es Miroku y por más que intento averiguar más de ellos simplemente, nadie sabe – comentó molesto, quería saber más de ellos y en especial de su capitán pero nada lo orientaba hacia ellos – tranquilo Inuyasha verás que solamente son rumores – sabía que talvez con eso lo relajaría

Desde pequeño adoraba el mar, su padre había sido un gran marinero pero su madre había sido hija de un pirata y aquello le había llamado más la atención, cuando crecieron su hermano Sesshoumaru había seguido los pasos de su padre y él, el de su abuelo materno, heredó aquel histórico y temido barco y con eso siguió los sueños que desde pequeño albergaba, su hermana financiaba sus viajes y les proveía de todo lo que pudiesen necesitar, aunque su relación no fuese la mejor, no significaba que no se mantuvieran al tanto del otro, la ciudad en la que vivía había sido abandonada por los grandes imperios, lo que lo molestó aún más y comenzó a asaltar los barcos de las diferentes coronas, mientras él hacia aquello Sesshoumaru distraía a las coronas, haciendo que nadie imaginase quien era

Miroku era un gran almirante, de porte elegante pero con un serio defecto – Miroku quieres guardar esas cosas – bufó molestó cuando notó como su amigo se entretenía viendo revistas de dudosa reputación, si el defecto de su amigo era que era demasiado libidinoso – vamos Inuyasha no me digas que no te interesa – mientras elevaba la revista logrando un carmín en las bien formadas mejillas del capitán – serás de bruto, acaso quieres que nos desviemos – le gritó desde la cubierta, aquel tipo de cosas eran las que lograban distraer considerablemente a su tripulación, solamente Kouga y Jakotzu no lo hacían, el primero porque el podía conseguir esas mujeres cuando quisiera y el segundo pues digamos que sus gustos eran algo distintos y el resto trataba de mantenerse a raya con él, pues no sea que él cumpliera sus sueños en un descuido, se le podría considerar como la única "mujer" del lugar pero nadie negaba que peleaba formidablemente

La tarde comenzaba a caer y el cielo se matizaba de rojo y anaranjado junto con una brisa refrescante – capitán estamos cerca del puerto – gritó uno de sus hombres desde la punta del mástil principal – ¿Cuánto tiempo crees que nos tomará llegar? – preguntó emocionado Miroku, demasiado emocionado al parecer de Inuyasha quien simplemente suspiró resignado por el comportamiento de su amigo – ya se ve el puerto, así que deduzco que dentro de una hora mínimo – aclaró logrando atraer la atención de la tripulación que aunque no lo mencionase ya añoraban estar en tierra firme y disfrutar de la ciudad en todas sus proporciones

Llegaron con quince minutos menos del tiempo estipulado, Jakotzu y Miroku bajaron para atar el barco al puerto y dieron con eso tiempo para que todos los demás se vistieran apropiadamente, Inuyasha era una persona muy delicada en cuanto a detalles y no quería llamar la atención, por ende había conseguido ropa apropiada para que sus hombres pudieran desembarcar en cualquier lugar sin que dieran punto para que sospecharán – oye guapo y cuanto tiempo estaremos aquí – preguntó seductoramente Jakotzu – creo que talvez tres días, linda – contestó al tiempo que observaba la gente caminar, no era que le interesara su compañero pero tampoco le hería sus sentimientos y mientras entre los dos las cosas estuvieran claras, él no tenía porque preocuparse de salir seducido por su compañera

- Veo que ya todo está listo – comentó Inuyasha al tiempo que descendía del navío

-Si, así es, solo espero que podamos conseguir todo lo que necesitamos – confesó Miroku al tiempo que saluda cortésmente a las jóvenes paseantes – tú no cambias Miroku – soltó mientras veía a sus hombres comenzar a perderse entre los pueblerinos – no te preocupes que todo lo que necesito lo hallare, Sesshoumaru envió a Shippo a buscar todo lo que necesitamos y lo tendrá listo para mañana – sonrieron cómplices mientras buscaban con la vista algún buen lugar para pasar la noche, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un navío de belleza sin igual atracó en el puerto

Era casi igual al suyo con la diferencia de que este poseía el toque de los barcos de las clases altas, aquellos barcos en los cuales viajaban personas de importancia y renombre mundial mientras que el de ellos era de clase moderada, escrutaron el barco con detenimiento, los tres mástiles centrales recién barnizados con velas extraordinariamente blancas, con la proa terminada en pico alzado un poco hacia arriba, la popa detalladamente curveada, la madera con la que había sido construido era de cedros, la cubierta estaba detallada con figuras y escrituras de civilizaciones antiguas, los dos mástiles extremos de al menos medio metro más pequeños que los centrales se erguían bellamente sobre la proa y la popa respectivamente mientras que en el mástil central se encontraba un pequeño compartimiento talvez para que algún guardia pudiera vigilar más ampliamente en caso de ser atacados por algún pirata, el timonel estaba hecho de roble, abajo del puente de mando se encontraban lo que posiblemente serían las puertas hacia los dormitorios de los pasajeros, la cubierta estaba completamente despejada, aquella visión hacía ver al barco impotente y dominante – Shikon no Tama – dijo Miroku mientras terminaba de examinar el navío – peculiar nombre para un barco de esa clase – contestó Inuyasha, volviendo la vista hacia las escaleras que se hacían presente y que unían la embarcación con el puerto, dejando que bajasen sus viajeros

Lo que vieron los dejó anonadados, era increíble en todos sus años de saquear barcos y visitar diferentes ciudades jamás sus ojos habían tenido la oportunidad de posarse sobre aquellas bellezas, las mujeres que conocían eran hermosas lo reconocían, pero ellas rompían con lo establecido, no se percataron en que momento Kouga había regresado con ellos cayendo en la misma conclusión que sus amigos

Entre la tripulación se encontraban tres mujeres, Kouga posó sus ojos en la primera de ellas, vestía un atuendo que se moldeaba perfectamente a su esbelto cuerpo, un vestido de color celeste que poseía un encaje blanco en el área del pecho haciéndolos resaltar, las mangas eran holgadas al final y con bordado de flores amarillas al final de la falda, su cabello rojo como el fuego lo tenía sujetado en dos coletas que caían elegantemente tras su semidescubierta espalda, zapatos de tacón moderado y que hacían juego con su indumentaria, sus ojos verdes resaltaban sensualmente y sus delgados labios la hacían verse tan dulce y frágil mientras dos largos canelones engalanaban su fino rostro

Miroku veía fijamente a la segunda que aunque se viese un poco mayor que la primera no perdía la belleza que la caracterizaba, vestía casi en el mismo estilo que la primera pero el color de su vestido era de un verde musgo con bordados geométricos, en diferentes blancos, el encaje era de color crema, los zapatos eran de color blanco y su cabello castaño se encontraba sujeto en una media coleta, sus ojos cafés en conjunto con sus sonrosados labios la hacían ver simplemente angelical

Inuyasha subió su mirada hasta la última de las viajeras, sus ojos se enfocaron completamente en aquella hermosa dama, su vestido era de color azul rey, el encaje del pecho era de color celeste, las mangas eran ajustadas hasta el codo, holgándose y cayendo sobre sus costados, esta última parte poseía un color blanco, el torso se adaptada dejando ver su bien formada cintura, su cabello azabache y brilloso, caí en cascada sobre sus hombros llegando hasta su cintura en definidos rizos, sus zapatos estaban amarrados a la altura del tobillo, poseía unos hipnotizantes ojos azabaches, espesas y rizadas pestañas, labios finos y sonrosados que no portaban maquillaje lo que los hacía más exquisitos

Las primeras dos se detuvieron a ambos lados de la escalera mientras la tercera era dirigida por un joven apuesto de piel bronceada y fornido cuerpo, sus ojos azul combinaban perfectamente con la prenda de su compañera, su melena azabache estaba sujeta en una larga trenza, todos los hombres sin excepción vestían un pantalón blanco y un saco negro con botas de igual color, por un instante los ojos chocolates se encontraron con los dorados

Las otras jovencitas caminaron sigilosamente detrás de la última, al parecer eran sus acompañantes, pasaron al lado de los chicos – buena tarde señores – saludó el capitán del navío – buenas tardes – saludaron, mientras las jóvenes les dirigían sonrisas y continuaban su camino hasta desaparecer entre la multitud – eran hermosas – comentó Kouga mientras veía de reojo a sus compañeros – cierto, como me gustaría poder conocerlas personalmente – una sonrisa lujuriosa cruzó el rostro de Miroku mientras Inuyasha y Kouga reían ante el comentario – ¿Qué paso Inuyasha? ¿Acaso ya no te interesan las mujeres? – soltó sabiendo del carácter que poseía – Feh, claro que me gustan pero creo que lo mejor será no mezclarnos al parecer no son personajes cualquiera – comentó mientras caminaba rumbo a la cafetería que había divisado segundos antes

Miroku y Kouga siguieron alegremente a su capitán hasta una de la barra del lugar, pidieron bebidas sin alcohol pues no gustaban de ellos a menos que la ocasión lo ameritase – creo que la suerte está de nuestro lado el día de hoy – comentó Miroku mientras indicaba con el vaso una mesa al final del salón – tienes razón, creo que lo más caballeroso sería platicar con ellas, se ve que están solas – aportó el joven de ojos azul mientras se levantaba de su lugar en dirección a la mesa, Inuyasha veía el comportamiento de su amigo y se cuestionó si sería correcto o no – creo que lo acompañaré, uno nunca sabe que puede suceder – musitó su amigo

Las chicas se encontraban platicando temas triviales – veo que el destino insiste en juntarnos bellas jóvenes – confesó sinceramente Miroku mientras se sentaba junto a la joven de cabello castaño – lo que compañero quiso decir es ¿Qué hacen unas jóvenes tan hermosas como ustedes aquí solitas? – mientras una seductora sonrisa aparecía en su rostro – en realidad caballeros esperamos a nuestros acompañantes – informó la de cabellera negra – bueno entonces les molestaría que las invitáramos a alguna bebida – preguntaron al unísono con lo cual ocasionaron pequeñas y empalagosas sonrisas de parte de las cuestionadas – no nos importaría jóvenes caballeros – inquirió la pelirroja

Inuyasha veía la escena fascinado con la sonrisa de la joven pelinegra, pero sus mejillas tomaron un rojo suave cuando la susodicha lo observó y le entregó una sonrisa, devolvió el gesto y continuo con su bebida – y díganme señoritas ¿Cuáles son sus nombres? – vaya que las palabras del chico eran encantadores, no solo eso sino también su porte aunque su mirada dijese que podía ser un chico demasiado pícaro – mi nombre es sango – señaló la chica a su lado – ella es Ayame – mientras indicaba a la pelirroja – y ella Aome – finalizó mientras hacían una reverencia – bueno mi nombre es Miroku – continuó – él es Kouga – al tiempo que el nombrado reverenciaba aristocráticamente – y el joven de la barra se llama Inuyasha – indicó despreocupadamente

Giró sus ojos chocolates hasta la barra y sonrió – permiso caballeros – pidió mientras se levantaba y caminaba en dirección al chico de orbes doradas, un espécimen como ninguno a su parecer, era hermoso y su cabellera plateada lo hacía resaltar – veo que es un poco tímido mi estimado joven – comentó mientras tomaba asiento a su lado – la verdad es que su belleza me dejó sin palabras señorita – la conversación comenzó bien y los temas que hablaban eran sumamente interesantes, a pesar de llevar un buen tiempo hablando, no podían apartar los ojos del otro, era inquietante verlos cada uno por igual hipnotizaba – bueno señor Inuyasha yo… - pero fue interrumpida por que la mano de Inuyasha se había posado sobre la suya – por favor dígame Inuyasha y tutéeme creo que después de esta charla debería hacerlo – concluyó cerrando su mano sobre la delgada y suave mano de ella – de acuerdo, solo si tu lo haces también – le retó dulcemente mientras cerraba la mano, acomodándose perfectamente dentro de la de él – bueno creo que ya vinieron por nosotros, así que con tu permiso me retiro – dijo al tiempo que se soltaba de su agarre y depositaba un tierno beso en la mejilla del capitán

Se levantó e hizo un ademán a sus damas de compañía, pues al parecer el joven que las acompañaba las esperaba afuera – fue un gusto platicar con ustedes – inquirió Ayame al tiempo que Kouga se despedía con un beso en la mano – el gusto ha sido todo nuestro – Miroku imitó el gesto y con eso se despidieron de las doncellas, caminaron hacia la barra para hacerle compañía a su amigo – vaya parece que aún tienes el don para llamar la atención Inuyasha – afirmó Kouga mientras veía como el susodicho los veía fulminantemente, terminaron sus bebidas y decidieron buscar un lugar para descansar, solo tendrían dos días más y eso les bastaría para embarcar lo necesario para continuar su trayectoria, pero en la mente del comandante no dejaba de aparecer el dulce rostro de Aome

¿Quién pensaría que el destino les tenía preparado varios encuentros más?

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Jajaja, de verás que si encuentran algún desajuste en la historia les pido perdón pero realmente sobre barcos no se mucho, pero no se preocupen estoy estudiando náutica a ver que tal me va, espero que les haya gustado y no olviden dejar sus comentarios

Matta ne!