Mi regalo de Navidad para los amantes del Peeta|Katniss :)

¡Felices fiestas!


Real, siempre real.


"—Me amas ¿Real o no real?

— Real"

Sinsajo. Peeta y Katniss


La tormenta había provocado un corte eléctrico en todo el distrito, sumiendo a cada uno de sus habitantes en las sombras.

Hace tiempo atrás no le hubiera dado importancia a aquel apagón. No obstante, ahora la oscuridad absoluta la transporta casi inmediatamente a un mundo de pesadillas, en donde volvía a estar en la arena, siendo perseguida por los mutos con los ojos de los tributos muertos. Entonces, grita y se deja caer en el piso, se lleva las piernas al pecho, esconde la cabeza entre las rodillas y llora, deseando que los mutos de sus pesadillas se alejen de ella. Pero no lo hacen, permanecen a su alrededor, acechándola, riéndose de su estado deplorable.

Quiere luchar, gritarles, tomar su arco y lanzarles una flecha, acabar con ellos como una vez hizo. Pero Prim ya no está, así que no tiene la fuerza para ello. Los mutos ríen, castañeando los dientes de forma aterradora.

— ¡Váyanse! –Grita, con las lágrimas empapándole las mejillas— ¡Yo no los mate! ¡Fue el Snow, no yo!

Y aunque se aferra a esa idea, la verdad se refleja en los ojos del muto con la apariencia de Cato. Ella lo mató, así como lo hizo con el chico del uno y con Glimmer.

No soy el único asesino, Katniss —le susurra Snow al oído, su aliento apesta sangre y a rosas—. Tú también lo eres.

— ¡NO! —Vuelve a chillar, cubriéndose los oídos— ¡Largo!

Entonces, el muto con la apariencia de Clove le sonríe, con esos dientes afilados, y se posiciona para atacarle. Ha visto tantos lobos y perros salvajes en su vida que aun en la oscuridad puede leer las expresiones corporales de un animal furioso. Las zarpas expuestas, los dientes a la vista, el gruñido bajo, letal, y el pelo erizado en el cuello. Un ladrido que hace que cierre los ojos esperando un ataque mortal que nunca llega, en cambio la voz de Peeta se abre paso entre las sombras hasta ella.

— ¡Katniss! —La luz de una vela le ilumina el rostro y por un momento espanta las sombras que le rodean.

— ¡Peeta! ¡Aquí!

El chico rubio la encuentra tirada en el piso, fuera de sí, con torrentes de salinas lágrimas desbordándose por sus ojos.

— ¡Eran ellos, Peeta! —Exclama, rodeándolo con sus brazos. Sollozando sin control— ¡Cato, Clover, Glimmer y Marvel!

—No, no eran ellos —dice él, acariciándole el cabello—. Katniss, ellos están muerto, no te pueden hacer daño. Ya no estamos en la arena.

Y ella le cree, aunque aún los escuche rondando en la oscuridad.

— ¿Real o no? —comienza Peeta, besándole la frente en un intento por calmarla.

Desde que el Chico del Pan regresará al Distrito 12, ambos habían usado ese juego para calmar los fantasmas del otro. Cuando Peeta sufría un ataque era Katniss quién le preguntaba, y viceversa. Era su forma de demostrarle al otro que las pesadillas no eran reales, que no podían hacerles más daño del que ya les habían hecho.

—Real —admite la chica, sintiendo como los mutos desaparecen de su alrededor.

—Bien.

Ambos se quedan en el piso, a penas iluminados por la luz de la vela, abrazados el uno al otro. Cuando por fin Katniss deja de llorar, posa sus labios sobre los de Peeta y le acaricia el rostro con ternura. Él había vuelto a espantar las sombras de su vida.

— ¿Real o no? —Pregunta el rubio, con una mirada tierna en los ojos.

—Real, siempre real.

Él la besa nuevamente, las sombras ya se habían marchado.


Un review, para que Peeta te cuide está noche.


Editado: 23/9/2018.