House corría por el pasillo tanto como le permitía su pierna. Había dormido realmente mal, como esas noches en las que te imaginas que algo malo va a suceder y presientes las desgracias. Había maldecido su pierna mientras se duchaba, mientras se vestía, mientras se subía a la moto. Llegaba media hora más tarde de lo normal, que también solía ser tarde.
Entró sin aliento en la sala de diagnósticos y tiró su mochila a una esquina.
- ¿Qué tenemos?
- Nada- contestaron a la vez Chase y Foreman.
- ¿Y Cameron?- preguntó House extrañado. Ella nunca se retrasaba y hoy llegaba realmente tarde.
- No ha llegado aún, estará en un atasco- dijo Foreman
- Bueno, no importa. Empezaremos sin ella. Ahhh, no, olvidaba que no tenemos nada. Me voy a mi despacho, no molestéis.
En esos momentos entró Cameron por la puerta. Tenía unas enormes ojeras, el pelo despeinado y llevaba puesta la ropa del día anterior. Se veía claramente que no había dormido por la noche y que ni siquiera se había mirado al espejo.
- La última vez que te vi con pinta parecida te habías tirado a Chase la noche anterior. ¡Foreman, confiesa!- le dijo House mientras le apuntaba con su bastón.
Foreman hizo una mueca y un gesto de no saber de qué iba el tema.
- Ehhh- dijo Chase- ¿quién te dice que ha sido Foreman?. Yo también soy hombre.
- Sí, pero contigo no repetiría. Por amor de Dios, la chica aún tiene gusto. ¿Verdad, Cameron?
Ella hizo un gesto de desaprovación y agachó la cabeza.
- ¿Qué tenemos?- dijo ella.
- Aún nada- Contestó Foreman.
- Bien, entonces iré al laboratorio a hacer mis cosas.
Y salió por la puerta con su bata en la mano.
- ¿Qué le pasa a Cameron?- preguntaron los dos patos a la vez
- No soy su secretaria- contestó House
- Ayer salió a cenar con su novio, quizá haya pasado toda la noche teniendo sexo salvaje y está agotada.- dijo Chase
House le miró con cara de pocos amigos y dijo: "Estaré en mi despacho. No molestéis"
A la hora de comer House estaba sentado engullendo su bocadillo de carne. Una bandeja cayó sobre la mesa dando un tremendo golpe. Él levantó la vista.
- Joder, Jimmy¿quieres que me atragante¿y qué ibas a hacer tú si yo muriera? Te iba a tocar a ti la maldición de tirarte a Cuddy. Tiene buenas tetas, pero, entre tú y yo, es un desastre en la cama.- dijo con una mueca.
- ¿Qué has hecho esta vez?
- ¿Lo dices por lo de tu mujer? Solo fue un pequeño roce, no significó nada ni para ella ni para mí.
- ¿Qué le pasa a Cameron?- preguntó Wilson sin mucha paciencia.
- ¿Otro?- dijo House asqueado- ¿tengo que saber yo qué le pasa a todas las horas del día? No siempre tengo yo la culpa de que llore por las esquinas.
- ¿Seguro que no le has hecho nada?
- Nope que yo sepa, James. Esta vez soy inocente.
- La vi salir del cuarto de lavandería. Tenía los ojos rojos, había estado llorando. La agarré del brazo para pararla y me rechazó de malas maneras. Algo le pasa, House, ella no es así. Nunca trata mal a nadie y hoy me ha tratado mal a mí.
- Ayer quedó con el capullo de su novio.
- ¿Y eso qué tiene que ver?
- Él no la merece.
Wilson le miró extrañado.
- ¿Desde cuándo te preocupa a ti lo que la gente se merece?
- No me preocupa él. Cameron es demasiado buena para él.
Wilson levantó una ceja.
- No me mires así, no solo yo merezco todas las desgracias del mundo por cabrón, hay más candidatos al premio.- dijo House con la boca llena de comida.
- Eres un desagradable.
Y James se levantó y se fue, dejando allí a House pensando en lo que él mismo había dicho.
- ¿Pero es que nunca va a haber nada interesante para nosotros?- gritó House mientras entraba en el despacho de Cuddy- Es ya media tarde y no hemos hecho nada en todo el día. Me dará cargo de conciencia firmar los cheques de esos tres sabiendo que le deben al hospital un día que no han trabajado- dijo fingiendo preocuparse.
Cuddy estaba hablando por teléfono y tuvo que cortar la conversación con excusas para que la otra persona no oyera los gritos.
- Haga lo que haga es imposible que aprendas a pedir las cosas con educación, por lo que veo. ¿Qué quieres?
- Ya me has oído. Trabajo. Tengo a mis lacayos aburridos.
- ¿A todos?
- A todos.
- ¿Qué le pasa a Cameron?
House agitó la cabeza.
- Si no me equivoco la esquizofrenia provoca el oir veces en la cabeza¿verdad, Dr. Cuddy? Necesito la baja. Llevo todo el día oyendo la misma frase¿Qué le pasa a Cameron?
- Si la has oído tantas veces será por ago. Está perdida hoy, la he visto deambulando por un pasillo. Ha chocado contra un enfermero y se ha caído al suelo, desmayada.
House se asustó. Ahora comenzaba a preocuparse de veras. ¿Estaría Cameron enferma? Por primera vez sintió preocupación por alguien. ¿Y si tenía algo grave? Él podía averiguar lo que ocurría con cualquiera de sus pacientes, pero la cosa se complicaba cuando el paciente no era una persona más. No podría curar a Cameron sin involucrarse. Eso le preocupaba, significaba que ella era algo más que el tercer pato para él. Carraspeó y disimuló su preocupación.
- Ya hemos estado hablando de eso esta mañana. Ayer salió con su novio, habrán estado dándole como conejos toda la noche y estará exhausta. No es tan santa como parece.
- House, no parecía cansada; a Cameron le pasa algo... grave. Se ha desmayado.
- Lo sé, lo sé. Es su vida privada. Cuando interfiera en su trabajo ya entraré yo.
- ¡Ya interfiere! Tienes que hablar con ella.
- Ya veremos.- gritó mientras salía del despacho evadiendo el problema.
House estaba sentado en su silla tirando al aire la pelota y mirando la tele. Oyó los pasos de cuatro personas por el pasillo y vio de reojo cómo entraban en su despacho.
- ¡No tengo ni idea!- gritó- y estoy viendo los Monster Trucks
Los cuatro le miraron con los brazos cruzados.
- No me lo digáis, ya lo hago yo por vosotros¿qué le pasa a Cameron?
- Tienes que hablar con ella- dijo Foreman
- ¿Por qué yo? A mí me odia.
- A ti, inexplicablemente, te quiere- contestó Wilson.
Los otros tres asintieron y Cuddy dijo la última palabra:
- House, necesita ayuda, se ve de lejos. No seas tan testarudo y habla con ella. Hemos de saber qué le pasa.
- Está claro, ha estado con su novio, no ha dormido toda la noche, se ha desmayado... este mes en vez del cheque le daré una cuna. Y firmaré: "con todo mi cariño, House". No, tacharé lo de cariño. Pondré: "De House"- y sonrió para disimular su preocupación.
- Haz lo que quieras- afirmó Wilson- pero necesita ayuda y tú eres el más indicado.
Con esas salieron todos de su despacho y House fingió seguir viendo la televisión. No podía quitársela de la cabeza. ¿Y si estaba embarazada¿Ese era todo el problema? Para él sí, significaría perderla para siempre. Siempre había pensado que mientras estuviera allí y nadie se cruzara en sus caminos ella era suya sin serlo. Hasta ahora.
La curiosidad le pudo y se levantó de la silla. Salió al pasillo y comenzó a andar.
House se dirigió hacia el laboratorio, donde estaba seguro que la encontraría. Levantó el bastón y dio unos cuantos golpes en el cristal, lo que hizo que Cameron se sobresaltara.
- ¿Puedo pasar?
Ella no contestó.
- Tomaré eso por un sí.
- ¿Qué quieres, House? No estoy de humor.- dijo ella con un hilo de voz.
- Vengo en representación de todos, creo.
Fingió contar con los dedos hasta cinco.
- Sí, todos. La pregunta del día, queridos concursantes es... ¿qué le pasa a Cameron?
- No quiero hablar de ello.
- Yo sí.
- Yo no y menos contigo.
- Conmingo has de hablarlo, si no el lunes no te molestes en venir
Ella le miró sorprendida.
- Más vale que me des una buena razón por la que has andado despistada todo el día. Cameron, la has jodido en cada cosa que has hecho y sabes que yo despido a los que se portan mal y no me hacen caso- Le dijo con sonrisa picarona.
- No quiero hablar de ello, no es asunto tuyo.
- ¿Es que estás ovulando?- preguntó él intentando relajar el ambiente.
- Sí, es eso.- contestó ella con disgusto. No le gustaban ese tipo de bromas.
- Vale.
Y ella no contestó.
- Me marcho.
Siguió sin contestar. House salió por la puerta y ella respiró aliviada. Dos segundos más tarde él metió la cabeza de nuevo por la puerta y entró cojeando.
- No me lo creo. ¡Por Dios, soy médico! Sé que las mujeres no os ponéis así por ovular. Y sí que es asunto mío, trabajas para mí y quien trabaja para mí hace bien su trabajo. Soy especialmente quisquilloso con eso.- bromeó de nuevo.
- Gracias, era lo que necesitaba oir, precisamente. Eres un cabrón, no te importa nadie más que tú.- la barbilla le temblaba mientras decía esas palabras. En el fondo sabía que necesitaba soltarlo, pero no estaba segura de si House era la persona adecuada para contárselo. ¿Cómo reaccionaría él?
House se sintió dolido por el comentario. Había accedido a ir a hablar con ella porque pensaba que podía ayudarla, que podía hablar con ella abiertamente. Pero no lo estaba haciendo nada bien y lo sabía.
- Vamos, Cameron, habla conmigo. Soy tu jefe, soy un cabrón, sí, pero esos cuatro pesados están preocupados por ti. Y yo también. Nunca te habíamos visto así.
Ella resopló y se apartó el pelo de la cara.
- Ayer salí con Martin.- confesó ella rápidamente y bajando la vista al suelo. Estaban frente a frente pero no era capaz de mirarle a los ojos, se sentía avergonzada.
- Lo sé, Foreman me lo dijo.
- Y... la cena no salió bien.
- ¿No os iba perfecto?
- Me pegó House, me pegó tan fuerte que me tiró al suelo.- al decir esto una lágrima rodó por su mejilla.- Le dije que quería romper con él, que no le quería. Le dije que quiero a otro hombre. Sois todos iguales.
House no supo como reaccionar. Sentía cómo la ira crecía en su interior y deseaba romper y tirar todo lo que estuviera a su alcance. Apretó el puño derecho lo más fuertemente que pudo y su instinto le hizo querer dejar la ira brotar. Pero la miró a la cara. Él estaba frente a ella y podía ver sus lágrimas. Entendió en ese momento que lo que ella menos necesitaba era que él también se pusiese bruto y violento. Aún con el puño derecho cerrado cogió su mano izquierda y entrelazó sus dedos con los de ella mientras con el pulgar acariciaba su muñeca.
- No, yo nunca haría eso.
Ella apartó brúscamente su mano de la de él.
- Ohh, no te hagas el inocente ahora. Tu me tratas siempre como una mierda.- dijo ella entre lágrimas. Su voz parecía amarga.
- Me ayudas, me pones en mi sitio. Te necesito.- dijo él en voz baja.
- Eso ya me lo dijiste una vez para conseguir que no me fuera.
- ¿No funcionó?- preguntó él mientras se acercaba a ella. Siempre que quería conseguir algo se acercaba peligrosamente para ponerla tensa. Pero Cameron no tenía ganas de juegos hoy y se mantuvo serena.
- Sabes que sí.
- Además, lo hago porque... porque...- tartamudeó él.
- ¿Por qué?
- Es la única manera que tengo de decirlo.- esta vez había levantado la vista del suelo y la miraba fijamente a los ojos mientras le sonreía.
- ¿Decir qué?- sintió cómo él secaba sus lágrimas con el pulgar de la mano derecha y sus dedos recorrían su pelo, los dedos de la mano que hacía unos segundos había estado apretada y dispuesta a romper lo que tuviera delante; mientras, su mano izquierda volvió a buscar la de ella. Esta vez no se alejó.
- Que te quiero.
