Ella no se daba cuenta.O por lo menos, eso quería asumir la castaña; que la otra no se daba cuenta, que simplemente ignoraba que con el hecho de responder algo tan frío como eso, le hundía un poquito mas.

Pero sencillamente no podía esperar algo más de ella, que era una Slytherin, una sangre pura, la princesa de las serpientes.

Y ella...simplemente era ella, un ratoncito de biblioteca con cabellos castaños ondulados y ojos color almendra.

Sus ojos se aguaron nuevamente cuando recordó sus palabras y un escalofrió le recorrió la espalda.

"Piérdete Sangre Sucia".Ella no era sentimentalista, bueno que va, si lo no con los términos de su relacion, no besos, no abrazos ni palabras afectuosas, no caricias ni miradas piadosas, fuera de la habitación de la pelinegra.

Pero ese día había tenido la necesidad de decir un escueto y sumiso "Hola" cuando paso a su lado en la biblioteca, ya que se encontraban en una soledad casi segura, siendo vigiladas únicamente por los Slytherins a lo lejos, pudo haber respondido, porque nadie se hubiese percatado del "Hola" de Pansy hacia Hermione, pero esta no lo quiso asi, simplemente se ceñía a las reglas de su juego.

La morena hundió mas su vista llorosa en el libro de herbologia que tenia frente suyo e hizo de tripas corazón para no llorar, no podía llorar, ella no debía llorar, los leones tenían orgullo.

A pesar de todo, después de unas cuantas horas, allí se encontraba, arrodillada al lado de la cama de la pelinegra, acariciando sus cortos y brillantes cabellos color ébano, mientras esta le contaba cualquier cosa sin relevancia que cruzara por su con cuantos chicos se había besado en el día, o cuantos le habían pedido salir y ella los había rechazado cruelmente.

Así era la castaña siempre presta a su pelinegra, y ella, disfrutando como la princesa que era.

Mas bien...la Reina de las Serpientes.