DOLOR

- Sirius, lo he estado pensando y ..., creo que lo mejor es que dejemos de vernos.

Pronuncié esa frase sin saber que sería mi perdición. Lo hice ignorando que esas palabras que se me clavaban como agujas atravesando mi blanca piel, significarían el principio de mi desdicha; y no el final de mi agonía, como había previsto con anterioridad.

- ¿Estás segura de que eso es lo que quieres? – Me preguntaste con voz grave.

- Si – Y mi voz tembló con inseguridad al responderte.

- Si crees que eso es lo mejor... . – Te encogiste de hombros con ese gesto de desdén que tanto admiraba de ti.

- Acordamos que continuaríamos con esto mientras fuese divertido. Sin ataduras. Nos comprometimos a que el único sentimiento en nuestra relación fuese el deseo; pero has roto ese compromiso y... .

- Para, Mary, para – Cortaste el torrente de palabras que salían atropelladamente por mi boca – No hacen falta explicaciones.

De repente la puerta de tu habitación se abrió para dar paso a James Potter.

- ¡McDonal! – Me saludó antes de sonreírte con picardía – Ya me voy, un momento.

- No Potter, no es necesario – Dije, me levante de tu cama y caminé hacia la puerta.

- Mary – Me llamaste, y al girar la cabeza tus ojos me traspasaron como puñales – Adiós.

Di media vuelta y salí cerrando con suavidad la puerta tras de mi.

¿Qué me estaba pasando? Recuerdo que me pregunté de camino a mi habitación.

Si yo por ti no sentía nada¿por qué sentía que iba a morir de un momento a otro?

¿Por qué sentía esa opresión en mi pecho al pensar que no volveria a sentir el calor de tu cuerpo, que mi espalda no se volvería a arquear bajo él?

Y cuando al mes siguiente os enfrentasteis con ese grupo de Slytherin por haber insultado a mi compañera de habitación, Lily Evans, y saliste herido¿por qué todos mis sentidos me instaban a ir a tu lado,, a cogerte la mano hasta que despertases, acariciar tu perfecto rostro tranquilizándote y ser yo quien te curase las heridas?

¿Por qué al acostarme cada noche en mi cama, en esa cama que compartimos en tantas ocasiones durante un rato, siempre durante un rato, sentía tus brazos rodeándome, tus manos recorriendo mis piernas y tus labios besando mi cuello?

¿Por qué al abrir los ojos y despertar sentía que me precipitaba por un abismo oscuro e interminable al descubrir que no estabas ahí, que no volverías a estarlo nunca más?

¿Por qué se abrió ese agujero en mi pecho cuando te oí contarle a Lily que estabas saliendo con la prefecta de Ravenclaw?

¿Por qué me doy cuenta ahora, dos años mas tarde, que no fuiste tu quién rompió nuestro compromiso?

¿Por qué me negué a admitir que había sido yo quién lo había hecho?

Y ahora lo sé. Porque tuve miedo, porque preferí huir. Pero... ¿Miedo de qué¿De qué huí?

¿Por qué ahora, viendo cómo mis compañeros aurores te apresan para llevarte a tu celda en Azkabán, hallo las respuestas a todas esas preguntas al ver de nuevo tus ojos?

Ahora sé a qué le tuve tanto miedo. Tuve miedo de sentir.

Y me doy cuenta de que ese miedo era irracional, y que mis esfuerzos por evitarlo fueron en vano.

Porque sentí, y sentir no es malo. Porque no me arrepiento de haberte amado, aunque ya no lo haga.

Porque incluso sentir dolor es agradable ahora.

Porque ya no siento amor por ti.

Porque ahora amo el dolor. Porque lo único que ahora siento al mirarte es dolor.

Dolor al saber que amé a un traidor.

Dolor al saber que amé a un asesino.

Dolor al saber que por tu culpa mi compañera de habitación durante siete años ha muerto.

Dolor porque sé que no podré odiarte por mucho que lo intente.

Dolor porque amo el dolor.

Porque el dolor es lo único que me queda de ti, Sirius Black.