No era la primera vez que en el hogar numero 4 de la ciudad de Konoha, estallaba una discusión durante el desayuno. A primera hora de la mañana, había despertado al señor Jiraiya un sonoro ulular procedente del dormitorio de su sobrino Naruto.
-¡Es la tercera vez de esta semana! –Se quejó, sentado a la mesa- ¡Si no puedes dominar a esa ave, tendrá que irse a otra parte!
Naruto intentó explicarse una vez más.
-¡Es que se aburre! Está acostumbrada a dar vueltas por ahí. Si pudiera dejarla salir aunque sólo fuera de noche...
-¿Acaso tengo cara de idiota? –Gruñó tío Jiraiya, con restos de huevo frito en la cara-. Ya sé lo que ocurriría si saliera la lechuza.
Cambió una mirada sombría con su esposa, Tsunade.
Naruto quería seguir discutiendo, pero un eructo estruendoso y prolongado de Jin, el hijo de Tsunade y Jiraiya, ahogó sus palabras.
-¡Quiero más tocino!
-Queda en el sartén, cariño –Dijo tía Tsunade , volviendo los ojos a su robusto hijo-. Tenemos que alimentarte bien mientras podamos... No me gusta la pinta que tiene la comida del colegio...
Jin, que estaba tan gordo que el trasero le colgaba por los lados de la silla, hizo una mueca y se volvió hacia Naruto.
-Pásame la sartén.
-Se te han olvidado las palabras mágicas –Repuso Naruto con mal humor.
El efecto que esta simple frase produjo en la familia fue increíble: Jin ahogó un grito y se cayó de la silla con un estruendo que sacudió la cocina entera; la tía Tsunade profirió un débil alarido y se tapó la boca con la manos, y el tío Jiraiya se puso de pie de un salto, con las venas de las sienes palpitándole.
-¡Me refería a "por favor"! –Dijo Naruto inmediatamente-. No me refería a...
-¡¿Qué te tengo dicho –Bramo el tío, rociando saliva por toda la mesa- acerca de pronunciar la palabra con "M" en esta casa?!
-Pero yo...
-¡¿Cómo te atreves a asustar a Jin?! –Dijo furioso tío Jiraiya, golpeando la mesa con el puño.
-Yo sólo...
-¡Te lo advertí! ¡Bajo este techo no toleraré ninguna mención a tu anormalidad!
Naruto miró el rostro encarnado de su tío y la cara pálida de su tía, que trataba de levantar a Jin del suelo.
-De acuerdo –Dijo Naruto-, de acuerdo...
Tío Jiraiya volvió a sentarse, resoplando como un rinoceronte al que le faltaba aire y vigilaba estrechamente a Naruto por el rabillo del ojo.
Ese día, ningún miembro de la familia se había acordado de que ese día Naruto cumplía doce años. No es que él tuviera muchas esperanzas, porque nunca le habían hecho un regalo como Dios manda, y no digamos una torta... Pero de ahí a olvidarse completamente...
En aquel instante, tío Jiraiya se aclaró la garganta con afectación y dijo:
-Bueno, como todos sabemos, hoy es un día muy importante.
Naruto levanto la mirada, incrédulo.
-Puede que hoy sea el día en que cierre el trato más importante de toda mi vida profesional –Dijo tío Jiraiya.
Naruto volvió a centrar la mirada azulada en el plato que tenía enfrente. Por supuesto, pensó con amargura, tío Jiraiya se refería a su estúpida cena. No había hablado de otra cosa en los últimos quince días.
-Creo que deberíamos repasarlo todo otra vez –Dijo tío Jiraiya -. Tendremos que estar en nuestros puestos a las ocho en punto. Tsunade, ¿tu estarás...?
-En el salón –Respondió enseguida tía Tsunade -, esperando para darles la bienvenida a nuestra casa.
-Bien, bien. ¿Y Jin?
-Estaré esperando para abrir la puerta. –Jin esbozo una sonrisa idiota -. ¿Me permiten sus abrigos, señor y señora Hatake?
-¡Les vas a parecer adorable! –Exclamó tía Tsunade.
-Excelente, Jin –Dijo tío Jiraiya. A continuación, se volvió hacía Naruto-. ¿Y tú?
-Me quedaré en mi habitación, sin hacer ruido para que no se note que estoy –Dijo Naruto con voz inexpresiva.
-Exacto –Corroboró tío Jiraiya con crueldad-. Yo los haré pasar al salón, te los presentare, Tsunade, y les serviré algo de beber. A las ocho y quince...
-Anunciaré que está lista la cena –Dijo tía Tsunade -. Y tú, Jin, dirás...
-¿Me permite acompañarla al comedor, señora Hatake? –Dijo Jin, ofreciendo su brazo a una mujer invisible.
-¡Mi caballerito ideal! –Suspiró tía Tsunade.
-¿Y tú? –Preguntó tío Jiraiya a Naruto con brutalidad.
-Me quedaré en mi habitación, sin hacer ruido para que no se note que estoy –Recitó Naruto.
-Exacto. Bien, tendríamos que tener preparados algunos cumplidos para la cena. Tsunade, ¿sugieres alguno?
-Jiraiya me ha asegurado que es usted un jugador de golf excelente, señor Hatake... Dígame dónde ha comprado ese vestido, señora Hatake...
-Perfecto... ¿Jin?
-¿Qué tal: "En el colegio nos han mandado a escribir una redacción sobre nuestro héroe preferido, señor Hatake, y yo la he hecho sobre usted"?
Esto fue más de lo que tía Tsunade y Naruto podían soportar. Tía Tsunade rompió a llorar de la emoción y abrazo a su hijo, mientras Naruto escondía la cabeza debajo de la mesa para que no lo vieran reírse.
-¿Y tú, niño?
Al enderezarse, Naruto hizo su mejor esfuerzo por mantener serio el semblante.
-Me quedare en mi habitación, sin hacer ruido para que no se note que estoy –Repitió.
-Eso espero –Dijo el tío Jiraiya duramente-. Los Hatake no saben nada de tu existencia y seguirán sin saber nada. Al terminar la cena, tú Tsunade, volverás al salón con la señora Hatake para tomar un café y yo abordaré el tema de los taladros. Con un poco de suerte, cerraremos el trato, y el contrato estará firmado antes del noticiero de las diez. Y mañana mismo nos iremos a comprar un apartamento en Suna.
A Naruto no le emocionadba mucho. No creía que sus tíos fueran a quererlo más en Suna que en Konoha.
Finalmente llegó el momento de la cena.
-¡Come deprisa! ¡Los Hatake no tardarán! –Le dijo con brusquedad tía Tsunade, señalando dos rebanadas de pan y un pedazo de queso que había en la mesa. Ella ya llevaba puesto el vestido de noche de color salmón.
Naruto se lavó las manos y engulló su miserable cena. No bien hubo terminado, tía Tsunade le quitó el plato.
-¡Arriba! ¡Deprisa!
Al cruzar la puerta de la sala de estar, Naruto vio a su tío Jiraiya y a Jin con esmoquin y pajarita. Acababa de llegar al rellano superior cuando sonó el timbre de la puerta y al pie de la escalera apareció la cara furiosa de tío Jiraiya.
-Recuerda, muchacho: un solo ruido y...
Naruto entró de puntillas a su habitación, cerró la puerta y se echó en la cama.
El problema era que ya había alguien sentado en ella.
Y... Eso es todo! Para lo que no saben, estoy escribiendo esto de un libro de Harry Potter "La cámara secreta" Este es el primer capitulo, y vere si puedo subir el segundo mañana, ya que el capitulo es bastante largo y tengo que quitarle partes para que no se vea tan recargado de puro textual y menos dialogo.
Nos leemos mañana!
¿Me merezco un RR?
