CAPITULO 1
-¡tienes que hacer esto por mi¿Qué clase de amiga se supone que eres?
Hanna levantó la mirada y clavó esos impresionantes ojos verdes en su amiga. Cogió su melena rubia con una mano y la echó hacia atrás, sobre sus hombros, para que no la molestaran.
-¡te he dicho que no puedo, Gin!
Ginny Weasley se cruzó de brazos otra vez. ¿Qué clase de excusa es no puedo¡tampoco le estaba pidiendo algo tan exageradamente difícil! Solo quería una cita con el ministro de magia para hacerle una entrevista¿es que acaso era tan complicado de conseguir? Hanna, desde luego, no parecía dispuesta a ceder y Ginny comenzaba a impacientarse.
Ambas habían quedado en la cafetería más céntrica del callejón Diagon, desde donde podrían ver pasar a toda la gente que cruzara la calle, el curso en Hogwarts estaba a punto de empezar, y los más rezagados todavía hacían sus compras de última hora.
-Hanna, eres su secretaria, lo único que tienes que hacer es poner mi nombre en su apretada agenda y decirle que había concertado esa cita conmigo hacia un par de meses y ya está
-Gin, puedo perder mi trabajo por esto¡deja de insistir!
Estaba claro que Ginebra Weasley estaba condenada a ser una periodista de segunda durante toda su vida¡lo único que necesitaba era hacer una maldita entrevista a alguien importante para que su jefe comenzara a tomarla en serio y aceptara darle una oportunidad como una reportera seria!, pero la persona más importante a la que podría tener acceso era al Ministro y su amiga se negaba a ayudarla.
-te haré el trabajo de dos meses –exclamó Ginny. Había pasado de las peticiones tranquilas a las promesas exaltadas en menos de un minuto.
-no –dijo Hanna. Cogió el periódico de la mesa de al lado y comenzó a ojearlo, mientras Ginny continuaba haciendo alarde de su disponibilidad ofreciéndose para limpiarle la casa, sacar a pasear al perro… pero nada parecía contentar a Hanna.
De repente, su amiga comenzó a reirse. Se le acababa de ocurrir una idea para que Ginny se callara de una vez.
-hagamos un trato –Hanna miró a su alrededor, para comprobar que nadie escuchaba y puso el periódico sobre la mesa, en el centro de ambas- si consigues tirarte al capitán del equipo de los Bolls, yo te consigo la entrevista.
Durante unos segundos, Ginny no reaccionó. ¿Qué acababa de decir Hanna¿se había vuelto loca?
-¿algo tan sencillo? –preguntó la joven.
-¿sencillo? –Hanna comenzó a reir y eso dañó el orgullo de la joven, que tenía en muy alta estima sus potenciales- no lo entiendes, Gin, sería más fácil que tú misma consiguieras la entrevista antes que acostarte con él.
-¿es un trato? –preguntó Ginny, extendiendo la mano.
Hanna la miró divertida y entrelazó su mano con la de su amiga.
-si consigues tirarte a ese tio, yo te consigo la entrevista –prometió ella.
Si algo caracterizaba a Ginevra Weasley, era que siempre cumplía con su palabra, no importaba lo que tuviera que hacer o por encima de quién tuviera que pasar. Sencillamente, hacía lo que fuera. Nunca nadie podría llamarla mentirosa o embustera.
Cuando llegó a su casa esa tarde, una enorme sonrisa se perfilaba en sus labios, gruesos y resaltados con un poco de brillo. Dejó la chaqueta sobre el sillón del salón y se fue a su habitación, no tenía tiempo que perder.
Se quitó la ropa, hasta quedarse con un sencillo conjunto de ropa interior negro que había comprado hacía una semana. Se miró en el espejo y decidió que no era lo suficientemente tentador, necesitaba algo más picante y explosivo.
Esta vez, Hanna le había hecho una buena. Eso era todo un desafío para ella¡nada más y nada menos que el capitán del equipo de los Bols!, al que, por cierto, no había visto nunca. Lo cierto era que, con su trabajo, no tenía demasiado tiempo para pensar en el Quidditch. Sin embargo, el que se mantuviera apartada de ese mundillo, no implicaba que nunca hubiera oído hablar de ese hombre: al parecer, el temible capitán era tan fiero en el campo como fuera de él. Tenía un carácter pésimo y era tan arrogante como guapo. Eso era todo lo que necesitaba y quería saber, nada más. eso, y, por supuesto, la recompensa que obtendría cuando finalmente consiguiera cumplir con el trato.
Revolvió en lo más profundo de su armario hasta encontrar lo que buscaba: un vestido negro palabra de honor que le cubría las piernas hasta las rodillas. La última vez que se había puesto el vestido, Harry había caído a sus pies. Realmente, fue gracioso ver a Harry durante las siguientes semanas rogándole que repitiera lo de esa noche. Claro que Ginny lo único que quería era demostrarse a sí misma que Harry ya no significaba nada y que tenía las cualidades suficientes para hacer que el reconocido auror y amigo de toda la vida cayera a sus pies. ¡y vaya si cayó! Todavía le seguía mandando invitaciones a cenar cada vez que iba de visita a la ciudad.
Se vistió, se arregló, se perfumó y se maquilló. Se miró en el espejo y llegó a la conclusión de que la entrevista con el Ministro era toda suya. Hanna le habían asegurado que esa noche el equipo entero se reuniría en el Ministerio, donde se les entregarían las medallas en honor a la victoria que habían obtenido la semana pasada, donde se habían colocado como el mejor equipo de Quidditch de toda la temporada.
Tal vez, Ginny estaba subestimando sus posibilidades, ella creía que sería sencillo. A fin de cuentas¿Qué clase de hombre rechazaba a una mujer que se le presentara disponible¡ninguno en su sano juicio! Sin embargo, Hanna le había asegurado que no sería nada fácil y lo cierta era que si su amiga había escogido ese desafío, era porque realmente sabía que sería un imposible.
Se reunió con Hanna en la puerta del Ministerio.
-bonito vestido –le dijo su amiga en cuanto la vio llegar- pero ya te digo que no será suficiente.
-esto te lo diré mañana, cuando venga a hacer la entrevista –Ginny rio, con esa sonrisa dulce y escondía tantos secretos- ¿Cómo le reconoceré?
-yo te diré quien es
Entraron en el inmenso edificio y fueron a dar al amplio recibidor, que había sido decorado para la ocasión. De las paredes colgaban enormes banderas con el emblema del equipo y fotografías en movimiento de los jugadores. Al fondo, había una enorme aglomeración de gente, sin duda todos estaban esperando a que llegaran los homenajeados. Contrariamente a lo que Ginny pensaba, no todos los presentes eran mujeres. Ella creyó que se encontraría en una marabunta de mujeres deseosas de conseguir pasar la noche con alguno de esos musculosos jugadores, pero, para su sorpresa, había tantas mujeres como hombres. Todos iban de etiqueta, como si fueran a recibir a los reyes de algún país importante. No faltaban, claro está, los reporteros de las revistas y periódicos más importantes del mundo mágico. A Ginny le habría encantado poder encontrarse entre ellos, pero claro, su caché no era tan alto como para haber sido seleccionada para cubrir esa noticia. De todas maneras, no le importó demasiado, esa noche ella tenía una misión más importante.
Hanna la guió hasta un pasillo en el que no había nadie, pero desde el que se podía ver toda la sala.
-¿ves al hombre que está de espaldas al fondo de todo? –Ginny miró hacia donde Hanna le indiciaba, pero había tantos hombres de espaldas que no le reconoció- el que lleva una túnica negra y que está hablando con dos periodistas.
Ahora sí supo quién era.
-ese es el capitán –miró a Ginny y sonrió con algo de malicia- ¡suerte, chica! Vas a necesitarla.
Ginny le guiñó un ojo a su amiga y salió al centro del amplio salón-recibidor. Por supuesto, su presencia no pasó inadvertida y muchas miradas se giraron para acompañarla en su paseo. Pero ella ya tenía un objetivo fijado y nada la sacaría de su meta. Esperó un momento a que se fueran los periodistas, que se despidieron con enormes sonrisas de agradecimiento. Luego, ella carraspeó levemente y el famoso capitán se giró. Lo único que había podido ver hasta ese momento, era que tenía el pelo rubio, corto y bien peinado y una espalda tan grande que podría dormir encima de ella sin caer por los lados. Pero cuando lo vio de frente… tuvo que expulsar todo el aire que llevaba dentro porque comenzó a marearse. Unos ojos grises y entrecerrados que mostraban una mirada furiosa y a la vez tentadora; unos labios entreabiertos y finos y una piel pálida que casi daba miedo tocarla, por si se pudiera romper. Esa imagen de tipo duro y peligroso, pero a la vez hombre frágil y… ¡tan distante! Por supuesto, la mente de Ginny no funcionó tan rápido como para darse cuenta que se trataba de Draco Malfoy, nada más y nada menos.
-¿puedo ayudarte? –su voz no era amable y Ginny no tardó en darse cuenta de que lo único que quería era que se largara y le dejara solo.
-me llamo… -extendió su mano, con toda la intención de hacer el primer contacto de la noche.
-¿qué quieres? –él la miró casi con exasperación.
Ginny se quedó en silencio y detuvo su mano a medio camino del inmenso hombre y poco amable, debemos añadir, que tenía ante ella. ¿realmente le estaba ocurriendo eso o eran imaginaciones suyas?
-yo…
Draco pensó que se trataba de otra admiradora pesada y se alejó de ella sin darle tiempo a decir una palabra. ¿por qué demonios no podían dejarle en paz?
Ginny tardó un momento en reaccionar y cuando lo hizo salió disparada hacia él, para interponerse en su camino antes de que llegara a un grupo de hombres que ya parecían estar esperando por él para iniciar la conversación.
-¿ni siquiera me vas a decir tu nombre? –trató de poner una voz sensual y tentadora, pero si él la notó, desde luego la ignoró totalmente.
-¿acaso no sabes como me llamo?
¡eso sí que era gracioso!, desde luego, nunca nadie había utilizado el truco de no saber su nombre para iniciar una conversación con él.
-la verdad, no lo se –contestó ella, sinceramente. Por primera vez consiguió captar la atención del capitán.
Él la observó durante un momento, dándose cuenta por primera vez de lo bien que le quedaba el vestido y lo bien que lo lucía.
-me llamo Draco Malfoy, y ahora, si no te importa, tengo cosas que hacer. Estos jueguecitos estúpidos me ponen de los nervios
¡y así la dejó! Sola y plantada en medio de la sala, con los ojos abiertos por la sorpresa y la cara contraída por la rabia. Acababa de dejarla como una estúpida y… ¿había dicho que se llamaba Draco Malfoy? Se giró y lo miró, pero otra vez se encontró solo con esa enorme espalda que era como un muro infranqueable.
Buscó a Hanna con la mirada en cuanto pasó su sorpresa inicial. No tardó en encontrar a su amiga, que hablaba con un jugador del equipo mientras sujetaba una copa en su mano derecha. Parecía muy entretenida, pero en ese momento el intento que estaba haciendo su amiga de no pasar la noche sola no le pareció relevante y se plantó a su lado, interrumpiendo una conversación sobre los distintos usos que se podían hacer de los gajos de naranja.
-¡eres una cerda! –exclamó nada más llegar.
El chico con el que estaba hablando se giró y miró a Ginny, con el presentimiento de que se iba a producir en ese momento una escena de celos en la que él era el eje central. No sería la primera vez que una chica se le acercaba para presentarle a una amiga suya, pero bueno… ya se sabe, unas cosas llevan a otras y al final la amiga a la que pretendían presentar queda en el olvido.
-¿Cómo has podido hacerme esto?
-a ver, chicas, no os peleéis –trató de apaciguar el ambiente.
Fue entonces cuando Ginny le miró y puso cara de pocos amigos.
-¿y tu quién coño eres? –le gritó con la voz más suave que pudo.
Estaba claro que él no era el origen ni la causa de esa discusión, así que decidió abandonar el lugar en cuanto antes.
-¿Qué pasa, Gin? –Hanna parecía realmente enfadada y molesta. Sin lugar a dudas el haber perdido a ese jugador la había afectado mucho- ¿es que no te gustan los retos?
-¡es Malfoy!
-¿no lo sabías?
-¡claro que no!
-no tengo la culpa de que seas la única persona en todo el mundo mágico que no sabe que el capitán del equipo de los Bols se llama Draco Malfoy.
-¡pues no lo sabía!
-¿acaso te rindes, Gin? –Hanna sabía perfectamente la respuesta a esa pregunta.
-¡por supuesto que no¿por quién me tomas? Mañana voy a hacer esa entrevista, cueste lo que cueste.
-¿entonces a qué viene esta escena?
-¿en qué hotel dormirán hoy los jugadores? –preguntó Ginny, una idea había cruzado su mente hacía unos segundos. No era muy buena, pero era la única que tenía.
-eso trataba de averiguar hace un momento¡es mas! Estaba a punto de conseguir una invitación nada más y nada menos que de un lanzador¡hasta que viniste a estropearlo!
-¿en qué hotel, Hanna?
-en el Midel –contestó ella. Era consciente de que estaba revelando información prohibida, ya que eso concernía expresamente a su trabajo dentro del ministerio.
-perfecto –Ginny salió corriendo y Hanna no la volvió a ver hasta el día siguiente.
El hotel Midel era, sin lugar a dudas, el mejor y por supuesto el más caro de la ciudad. A pesar de que la mayoría de los jugadores tenían casa en Londres, todos habían decidido aceptar la invitación del Ministerio de dormir en el mejor hotel en honor a la victoria conseguida. Ginny sabía que se encontraría un interminable pasillo lleno de puertas, dentro de las cuales, los jugadores brindarían y beberían en honor a la victoria conseguida, con, por supuesto, una buena compañía a su lado. Le costó muchisimo averiguar cual era la habitación del capitán del equipo, ya que el recepcionista se mostraba algo reacio a dar esa información. Sin embargo, valiéndose de unos trucos y unas cuantas mentiras, Ginny consiguió que le dijera cual era la habitación. Los jugadores llegaron unos minutos más tarde que ella, por supuesto, Ginny había estado esperando en una cafetería cercana a que terminara la fiesta del Ministerio.
Subió al cuarto piso y buscó la habitación 467. La encontró tras doblar un pasillo y seguir de frente y hasta el fondo. La habitación parecía estar muy alejada del resto. Sin lugar a dudas a Draco Malfoy le gustaba la soledad. Llamó a la puerta, pero no obtuvo respuesta. Así que volvió a hacerlo. Escuchó un pequeño ruido dentro de la habitación, que le pareció un gruñido. Luego, la puerta se abrió.
Draco se quedó paralizado al ver quien estaba al otro lado. ¡la chica de la fiesta¿qué demonios estaba haciendo ahí?
-hola Draco –saludó Ginny- ¿no me vas a invitar a pasar?
hasta aquí el primer capitulo, se que os he dejado con las ganas de más, pero si no ¿que gracia tendria el proximo capitulo? bueno, ahora ya sabeis lo que os toca a vosotros: yo escribo, vosotros opinais ¡y no os corteis! quiero lo bueno y lo malo ok?? muchos besos a todos y hasta el proximo capitulo!!
el rr es aquí abajo !!
