Antes que nada, bienvenidos a esta historia, la cual prácticamente esta terminada y solo constara de 4 capítulos más el epilogo, en total entonces tenemos 5. Escribí todo el borrador hace un par de días, y me gustó el resultado de una idea que me nació de la nada.

Ahora pasando a otros temas, tengo un anuncio, la historia que actualmente esta en publicación: Grietas en el espejo estará en paro dos semanas más, las razones son las siguientes: He tenido muy poco tiempo para organizar las ideas y los capítulos, debido a que tengo un proyecto personal, en mi pagina de FB explicare mejor eso, así que estén pendientes, sin embargo NO la he abandonado, en dos semanas más llegaran las actualizaciones correspondientes.

¿Por qué colgar algo nuevo cuando no he terminado lo otro?, como dije, me es un poco complicado darle el hilo a la historia cuando tengo poco tiempo para escribir y no quiero saturarme de ideas y colocar todo un desastre, prefiero refrescarlas y dejar que todo fluya, reitero, esta historia nació en una tarde y me dedique a escribirla sin parar, al ser larga preferí editarla y dejarla con un total de cinco episodios.

Por cierto, para quien no ha visto Fate/Stay Night, no es necesariamente obligatorio, ya que no haré ningún Spoiler, pero si es un poquito necesario que sepas de qué va para que captes mejor la idea. ¿Por qué no lo colgué en la sección Crossover? Simple, puesto que no usare ningún personaje de dicha saga, más que la temática.

Creo que es todo lo que debía anunciar ahora pasemos al tema en cuestión:

Disclaimer: Los personajes de SS TLC no me pertenecen, son obra de Kurucanonico y Teshirogi

Advertencias: Universo Alterno, Ooc, Crossover, Genderbend

Raiting: K+

Eres bienvenido a disfrutar de la lectura, si te ha gustado no dudes en dejar un comentario, eso me ayudaría muchísimo.

Abaddon Dewitt.


PROLOGO


Colocó la consola portátil a un costado de su almohada, ya había sido suficiente por esa noche el tener que mejorar los Skills de su personaje, tomó su celular para verificar la hora, las 3:30 am, si lo pensaba bien, muy probablemente le costaría horrores levantarse, pero por otro lado, debía admitir en sus adentros que, el juego era demasiado bueno, las ojeras que se acumulaban debajo de sus ojos lo constataban. Cerró los ojos lentamente dejando que el sueño lentamente la invadiera.

Los lunes por la mañana eran una tortura, tener que levantarse a las seis treinta para alcanzar el autobús de las siete, ya que a buena hora a su hermano Kardia, se le había ocurrido averiar el auto, y de paso hacer enfadar al viejo Sage, dejándolos a ambos durante los siguientes tres meses, tomar el autobús a cuatro cuadras de casa, pero la venganza es dulce, y haberle desconectado el despertador la noche anterior probablemente era perverso, si se tomaba en cuenta que Kardia estaba en exámenes. ¡Ya quería ver su cara!, se levantó como cada mañana de cada día y se dispuso a tomar una ducha, encontró rápidamente sus pantuflas dejando que la suave sensación de estas relajara sus pies, ¡Perfecto! Había comenzado excelente el día, claro porque Hades, su pequeño Yorkshire, tenia la manía de mordisquearlas y dejarlas llenas de baba. Abrió la llave de la regadera y la segunda cosa buena del día paso, había agua calentita, tal vez dejar el despertador apagado de su hermano, no había sido tan mala idea, ahora ella disfrutaría de una ducha reconfortante que la despabilara totalmente.

Todo marchaba perfectamente, incluso el sabroso desayuno puesto en la mesa solo para ella, seguramente una recompensa de Sage por soportar la estupidez de Kardia. Sonrió para si misma, finalmente tras el desayuno y subir de nueva cuenta para colocarse el uniforme, de plantó frente a la puerta esperando que el día continuara siendo perfecto.

Si, las cosas iban muy bien, en cuanto abrí la puerta para salir, me encontré con quien menos esperaba, su hermosa cabellera cobriza y los hipnóticos ojos azules me observaron con esa tranquilidad tan encantadora, mentiría si dijera que Sisifo Sagitarius no era el tipo más guapo y lindo de la preparatoria, aun que dos años mayor, eso no quitaba que fuera mi amor platónico.

— ¡Hey Sasha! —Mi corazón dio un vuelco tremendo y mis piernas oscilaron— ¿Quieres que te lleve? —preguntó con amabilidad, tan característica de él, tan encantadora.

Las palabras se atoraron en mi garganta ¿Qué responderle?, no quería verme como una total idiota, respire hondo y me permití decir lo primero que me llegara a la mente sin hacer el ridículo.

—Si, Kardia nos ha dejado sin auto y subir cuatro cuadras para tomar el bus va a matarme. —Sisifo ahogo una risa, él sabía la razón del por qué ahora estábamos sin auto y castigados con esos métodos aparentemente inofensivos de nuestro padre.

Caminé hasta quedar frente a la puerta de su auto, ¡Por dios, era tan lindo!, me abrió la puerta como todo un caballero, sentí el ardor en mis mejillas, anunciándome que mi rostro seguramente estaba más rojo que un tomate, estaba avergonzada, ¡Frente al chico que me gusta!, hasta que reaccione… el chico que me gusta, medite mis oraciones internas y un grito que ahogue con una tos fingida se adentró en toda i caja torácica, si, estaba viajando en el mismo auto que Sisifo, y si, él había pasado personalmente por mi hasta mi casa. No supe qué hacer ni qué decir, aun que había silencio, a su lado eso era ignorado totalmente, después de todo ¿Qué chica se resistiría a la siempre encantadora y suave sonrisa en su rostro?

—Uhmm Sasha —mi nombre en sus labios sonaba tan bien, me embelesaba con solo un susurro de sus perfectos labios— ¿Ya tienes pareja para la fiesta de hoy?

Mi corazón se detuvo, si, Sisifo Sagitarius me estaba invitando a ir con él, o eso pensé de lo contrarío ¿Para que me cuestionaría de esa manera?, todo se nublo por un segundo, y mis manos se aferraron con fuerza a mi falda, no pude hablar ni decir nada más, salvo dejar escapar un suave gritito agudo y respingar en el asiento. Pero eso no era todo, Sisifo se detuvo a una cuadra antes de llegar al colegio, sus ojos azules me escrutaron y observe su rostro azorado, mientras tragaba saliva y abría suavemente los labios, ahí estábamos, ambos, en el día más perfecto de mi existencia, él mirándome nervioso, yo mirándole con anhelo y ganas de gritar.

—No —musité de manera apenas audible—. No me ha invitado nadie.

Tal vez porque el primero que lo hiciera, terminaría desollado vivo frente a mi casa como advertencia de no acercarse a la única mujer en la casa del viejo Sage.

—Eso es perfecto —la sonrisa de su rostro me atrapó— Entonces… ¿Te gustaría ir conmigo?

Lo había dicho, Sisifo lo había dicho, me invitó, a mí, ¡Toma esa Pandora! Mis ojos se abrieron sorprendidos y la respiración me faltó, no había dudas de que era el día más perfecto en toda mi vida, y el más feliz también, asentí puesto que mi voz se había escapado junto a mi capacidad para caminar porque las piernas no me respondieron. Sisifo me sonrió y arranco nuevamente el auto. No volvimos a hablar del tema, claro, mientras a ambos se nos desvanecía la vergüenza y emoción en el transcurso del día.

La felicidad no se me podía borrar de la cara, ni aun que la Barbie gótica se me plantara frente a mi locker como cada día para soltar una serie de insultos absurdos y fanfarronerías, deseaba tanto poder gritarle en la cara que Sisifo me había invitado a mí y no a ella. Pero me lo guarde, era mejor verla explotar de cólera cuando nos viera llegar juntos. Pero mi día ya había sido demasiado excelente, así que debía haber algo que lo descompusiera, y eso era el rostro del profesor Youma. El tipo era intimidante, o mejor dicho, perturbador, esa sonrisa siempre extensa y perversa, aunado a su carácter excéntrico, realmente un temor me abarcaba todo el cuerpo cuando con ese tono fingido de amabilidad, nos pedía la tarea. Oh la tarea… ¡Mierda! Si no me hubiera quedando el juego durante todo el sábado y domingo.

—Entonces señorita Sasha —trague duro, su voz risueña y la sonrisa zorruna me amedrentaron— ¿No trajo la tarea?

Negué mientras juraba ver la retorcida sonrisa de Pandora desde su lugar, apreté los puños por coraje y miedo a la vez.

—No, señor —susurré forzadamente.

El profesor Youma me miró divertido, aquí venia, la peor parte de todas, la más aterradora, la más desgraciada de mi día.

—En ese caso te quedaras después de clases a limpiar todo el salón y también deberás acomodar la bodega de limpieza.

Y mi día perfecto se iba por el caño, si, mi suerte no podía cambiar, me sentí peor cuando la campana sonó y un par de minutos después, mi celular vibro para anunciarme un mensaje de Sisifo, ¿Cómo decirle que se cancelaba nuestra cita? Porque el que me invitara a la fiesta era obviamente una cita ¿Verdad?, suspiré con resignación mientras tecleaba en la pantalla para anunciarle mi desgracia, y una posible venganza contra el jodido profesor.

Bien, y ahí estaba yo, limpiando puliendo y dejando perfectamente pulcro el salón, conocía lo suficiente a Mefistofeles como para saber que, escrutaría hasta el más pequeño rincón del lugar, y no volvería a tallar como una posesa. Estaba agotada, y la tarde comenzaba a teñirse de naranjas y rojos en el cielo, debía apresurarme si no quería caminar casi media ciudad para llegar a la casa y escuchar de paso el largo discurso de Sage, sobre responsabilidades y un muy severo castigo, más del que ya tenía por culpa del idiota de Kardia.

Cuando terminé, tome mis cosas, al fin podía irme a casa, si mis calculos no fallaban, aun podía llegar temprano a casa, convencer a Sage y llamar a Sisifo para anunciarle la buena nueva. Emocionada comencé a correr por los pasillos, que hasta ese día no me habían parecido tan tétricos y fúnebres. Me sentía observada, perturbada entre tanto silencio, derepente me llegaron a la mente las anécdotas que se contaban sobre la escuela, leyendas urbanas que me causaban gracia, pero que ahora comenzaban a quitarme el brío.

La escuela vacía era un lugar aterrador, sobre todo cuando los sonidos comenzaban a hacer eco en los largos pasillos, pero todo tiene una explicación lógica, o eso pensé, hasta que escuché una silla siendo arrastrada. Respingue y sin más decidí correr hasta la salida. Detrás de mi oí claramente el sonido del metal arrastrándose en el piso, el miedo abarco todo mi cuerpo haciéndolo reaccionar solo por instinto. Sentí múltiples hilos adhiriéndose a mi cuerpo, arrastrándome y haciéndome caer, el terror llegó en un grito y algunas lagrimas escapando de manera involuntaria.

No lograba ver los ojos del ser que me sometía en el suelo, apenas vislumbre una cabellera de color plata, y lo que parecía una armadura de color púrpura, desprendiendo un resplandor espectral, los alargados dedos que movían los hilos de brillo amatista eran largos y se retorcían con gracia para hacer más doloroso el agarre, sentía mi piel comenzando a abrirse, y la respiración faltándome, mi cuello iba a quebrarse en cualquier momento… distinguí detrás de él una menuda figura, y la suave voz que me aterro.

Mátala…

Cerré los ojos con fuerza esperando lo peor, en ese momento me sentí idiota pensando en que se suponía que debí ver mi vida pasar ente mi como en las películas ¿Quién piensa en eso cuando ya esta prácticamente vagando en el inframundo? Cuando aseguré que mis huesos estaban por hacer ese sonido horroroso, hubo una fuerte explosión, tan fuerte que los hilos se reventaron dejando en libertad mi cuerpo y haciéndome azotar en el piso sin clemencia. La temperatura descendió y una neblina espesa matizada con un intenso fulgor dorado me causo una extraña tranquilidad. Mi mano derecha punzó, como si se le hubieran clavado múltiples agujas al mismo tiempo, una marca apareció en mi dorso, de un color bermellón brillante. Pero mi atención en ella se fue cuando lo contemple frente a mí, un hombre de larga cabellera azul, enfundado en una resplandeciente armadura dorada, cruzado de brazos, glorioso y ceremonial, la capa que colgaba de sus hombros ondeaba con ímpetu.

Ignorando a mi asesino, se coloco en cuclillas girando sobre sus talones para quedar frente a mí, me sonrojé como una niña asustada. Era guapo, demasiado guapo, sus ojos azules eran igual al firmamento, más azules que los de Sisifo, y su largo cabello le daba ese toque a los héroes plasmados en épicas y mitos de la antigüedad. Me acarició el rostro con la yema de sus dedos, eran manos firmes pero suaves, me sentí protegida, y agradecida, aun que el miedo aun me palpitara internamente, dejándome incapacitada para poder mantenerme en pie. Cuando habló por vez primera, me ofusque.

— ¿No puedes levantarte?, tranquila, quédate detrás de mi, yo voy a protegerte. —con su mano derecha se saco la capa colocándola en mis hombros antes de levantarse para hacerle frente al extraño ser que había intentado matarme.

Todo paso demasiado rápido, no paso mucho tiempo antes de que la voz femenina ordenara al tal Assassin retirarse, y este contestara gruñendo y soltando improperios, y yo aun no lograba asimilar nada. Estaba asustada, confundida. El caballero regreso hasta mi, mientras me ofrecía su mano, cuando entramos en contacto, mi pecho se contrajo, nuestras miradas se conectaron y suspiré. Él me había salvado la vida.

—Mi nombre es Aspros, de la clase Saber ¿Dime pequeña eres tú mi maestro?

Asentí como idiota, ni siquiera sabía qué era lo que estaba haciendo, pero mi cuerpo solo reacciono, él apretó mi mano mientras sonreía.

—Sasha —dije tremolando—. Mi nombre es Sasha.

—Bien, en ese caso tenemos un pacto ahora, master.

Ese hombre me había llamado master y yo no entendía nada, pronto sentí el frío colándose entre mis piernas y descubrí mi falda rasgada y mostrando más de lo que debía, grité avergonzada y con la capa del joven me cubrí, dios debía ser un desastre en ese momento, sin saber por qué, comencé a sollozar, tal vez era porque había demasiadas emociones acumuladas, o tal vez porque el golpe que me di al caer al piso apenas empezaba a dolerme. Aspros, si así se llamaba, me miró arqueando las cejas, él estaba igual de incomodo que yo.

— ¿Qué clase de broma es esta?, —dije sin parar de hipar por el llanto—. Si es Pandora la causante de esto dímelo ¿Por qué?

— ¿Pandora? —enarco un poco más la ceja y suspiró— Primero tengo que hacerte una pregunta ¿Tú me invocaste?

— ¿Invocar?, —del llanto pase al desconcierto— ¡Jamás hice tal cosa!, —contesté algo exaltada— Mi día comenzó de manera maravillosa y ahora un loco con efectos especiales quiso matarme.

—Assassin —contestó con calma— Su nombre es Assassin y es uno de los siete siervos en esta guerra

Me quede callada, no comprendía nada, me encogí de hombros y desvié la mirada, de repente sentí un par de fuertes brazos alzándome del piso y grité, al parecer Aspros se molesto porque coloco una mueca de desagrado, finalmente me percate de que el golpe había sido más que eso, ahora entendía el ardor en mi piel cuando había sido sometida con los hilos invisibles. Mi pierna estaba sangrando, no de manera fluida pero era una herida fea.

—No entiendo nada —dije entre molesta y asustada—. ¿Por qué me pasa esto a mi?, —estaba por romper en llanto cuando Aspros suspiró sonoramente.

—A ver, primero que nada tú me invocaste, de alguna manera, la marca en tu dorso lo dice, segundo, mi deber es protegerte, si tú mueres —oh ¿Qué había dicho? Abrí los ojos asustada y Aspros se quedo en silencio frunciendo el ceño— Juro por mi honor que no permitiré que te pase nada malo. En fin, como decía, un siervo necesita de su master para poder permanecer en el mundo material.

—No entiendo nada —me excuse y él sonrió algo burlón.

—Te explicare mejor cuando estemos en un lugar seguro, ya han sido invocados dos siervos más y es peligroso mantenerte aquí mientras no sepas como usar tu mana.

No entendía absolutamente nada, pero si hablaba de ponerme a salvo y no dejar que otro loco me pusiera las manos encima, entonces estaba bien. No me opuse, la verdad es que sus brazos eran cómodos, y su aroma, relajante, no supe si era por el cansancio, pero comenzaba a dormitar en sus brazos.

—Llévame a casa —dije despacio y suave

— ¿Y dónde se supone que queda eso?

Me despabile de inmediato, era verdad, ¡La noche ya estaba sobre nosotros y yo seguía en el colegio! Peor aun con el uniforme casi destrozado y un tipo de armadura que me llevaba en brazos.

—No podemos ir en bus, seguramente ya debió haberse ido el ultimo —dije decepcionada y molesta— ¡Vaya día de mierda!, —grite a los cielos y Aspros frunció el ceño.

—Mi master es un poco insulsa —la vergüenza se reflejo en mi rostro, se suponía que era una señorita educada, pero en esa situación estaba de más decir que quería que ese día terminara—. De cualquier manera, nadie más que tú puede verme si así lo deseas.

—Entonces bájame, supongo que caminaremos —torcí el gesto con algo de dolor y Aspros se negó.

—O podemos usar mi Noble Phantasm.

—De verdad, no te ofendas pero no entiendo nada de lo que dices —suspiré— Pero creo que no queda otra opción.

No hubo más momentos para hablar puesto que un enorme pozo de color dorado se abrió frente a nosotros, y la luz me encegueció, antes de percatarme, ya estábamos frente a mi casa. Me quede en shock, ¿De verdad todo eso estaba pasando?, Aspros me bajo de sus brazos, y yo caminé hasta estar frente a la puerta, toqué un par de veces pero nadie abrió, dios seguramente debían estarme buscando desesperadamente.

Entré con cuidado casi sintiéndome una ladrona, encendí las lámparas e invite a Aspros a entrar. Bien con nadie en casa, podía respirar un poco más tranquila, al final encontré una nota de Kardia, él se había ido a disfrutar de la fiesta y Sage llamó para decir que tuvo un viaje de improviso por un par de semanas, arrugue el post-it lanzándolo al bote.

—Master —escuché a Aspros llamarme o eso pensé— ¿Cuáles son nuestros planes?

¿Nuestros planes? Me giré desconcertada y a su vez asustada, era enserio lo de una guerra, no sabía que decir, él al parecer se decepciono un poco.

—No sé, yo… ni siquiera sé por qué esta pasando esto, —agaché la mirada con pena—. No sé quién eres ni como has llegado.

—Supongo que debo comenzar otra vez —exhalo con resignación mientras se sentaba en el sofá— ¿Por dónde comenzar? —se sobó el mentón— Ya sé. Bueno, para comenzar debo hablarte sobre…

La charla se alargo por unas dos o tres horas, mientras me explicaba sobre una guerra sobre un grial capaz de conceder deseos, ahora que lo pensaba a fondo, la historia me parecía familiar de algún lado, pero no lograba asimilarlo, la cabeza me punzaba cada vez que intentaba recordar, entre reglas, nombres de las clases de siervos, mana y maestros, logre captar el concepto.

—Entonces… ¿Soy tu master, y nuestro deber es ganar el grial? —Aspros asintió satisfecho—. Pero, es que no tengo ningún deseo, ¿Cuál es el tuyo?.

Supongo que fue una pregunta incomoda, puesto que Aspros torció el gesto, y escruto el piso con un atisbo de remordimiento y congoja, preferí quedarme en silencio, al parecer metí la pata. Estaba por levantarme y disculparme, pero entonces su voz resonó en mi cabeza.

—Quiero salvar a mi diosa —sus labios hicieron un mohín y el rubor en sus mejillas era encantador, adorable… oh por el cielo era tan guapo—. Ella ha muerto por mi culpa, si el Grial es capaz de conceder mi deseo, lograre rescatarla y entonces… —apretó los puños.

—Me has dicho que los siervos son héroes históricos, pero yo aún no encuentro quién eres tú, —lo miré curiosa.

—Creo que ya es tarde, debes dormir, mañana tendré que guiarte para que aprendas el buen uso de tu mana, tranquila velare de tu sueño, aun que dudo que alguien quiera atacarnos.

Me quede con la duda, era verdad, el reloj marcaba las doce y treinta, me levante percatándome de que continuaba con el uniforme hecho gironés.

— ¿Y tú? —pregunté y el carcajeo.

—No necesito dormir master, espíritu heroico ¿Recuerdas?

Era verdad, me quede en silencio mientras las mejillas comenzaban a arderme, sin más corrí escaleras arriba, encerrándome en mi habitación, llegué a la cama y me tumbe sobre ella mientras miraba mi dorso… Aspros, de la clase Saber, todo era demasiado confuso, demasiado apresurado, tenía miedo y a la vez estaba emocionada, lentamente caí en el sueño, hasta que mis manos buscaron algo junto a la almohada pero no estaba, de igual manera olvidé qué era.