El manga-anime de Naruto pertenece a Masashi Kishimoto.

Yo sólo utilizo sus personajes para crear historias sin ánimo de lucro.


Nombre: Mi amada Sakura.

Pareja: NaruSaku.

Clasificación: T.

Género: Tragedia, Romance.

AU: Universo Alterno.


- Hablan. -

Hablan por teléfono.

Frases de Sakura.

Carta de Naruto.


Aclaraciones: Ésta es una historia en base a Sakura y Naruto, si no te gusta el NaruSaku por favor no lo leas.


Mi amada Sakura.

Capítulo único.

Suspiro con nostalgia, recordando, volviendo al pasado donde tú estabas en él.

Como todas las mañanas me dirijo hacia clase, encontrándome en el camino con uno u otro amigo mío saludo a todos con una sonrisa. Soy algo popular en el instituto, aunque suene un poco fanfarrón decirlo de mí misma. Entro a mi respectivo salón, tercer año, clase dos, y me detengo un momento para divisar el panorama.

Sonrió con emoción, como siempre, hoy se ve increíble Sasuke. A su lado está Naruto quien al verme brinca de su asiento y me saluda con mucha emoción. Le sonrío igual, tomando asiento frente a Sasuke. A mi lado como todas las mañanas se sienta Hinata, la chica tímida y algo invisible que se sienta frente a Naruto, los veo platicar, o bueno, parlotear a Naruto mientras ella escucha; aprovecho la oportunidad para girarme e intercambiar una que otra frase con el Uchiha, es indiferente como siempre pero aquello no disminuye mis ánimos.

El almuerzo lo comparto con Ino quien no deja de quejarse de su novio Sai y lo poco cariñoso que es, me burlo de ella en silencio pues Sai es tan raro y se ve tan falso que un mimo suyo sería hasta tenebroso. En eso veo a Naruto y Sasuke quienes comen pan y jugo mientras discuten.

Mi pecho se acelera mientras veo a Sasuke sonreír, es tan cool, tan apuesto. Me siento observada por lo que al instante viro la mirada hacia Naruto, en efecto me mira, espero algún gesto molesto o un saludo ruidoso pero a cambio se queda serio, me observa, me taladra, sus ojos son hermosos, sin duda parece extranjero, sino fuera tan idiota sería muy popular.

Me lamento, me maldigo, me insulto, por todo el tiempo que perdí cuando estaba contigo.

Los fines de semana acostumbrábamos a salir todos juntos, Ino y sus dos amigos junto con su novio, Hinata y sus dos amigos, Karin y sus raros amigos, Temari y sus hermanos, Naruto, Sasuke y yo… buscando la casa de alguno de los integrantes para armar alboroto y comer chucherías. Éste fin de semana tocó en mi casa, menos mal mis padres no estaban, era la oportunidad perfecta para poder invitar a Sasuke a mi habitación, hablar con él, confesarle mis sentimientos y tal vez…

Bueno, dicen que lo planeado nunca sale como lo planearon, en efecto me sucedió al toparme con la imagen de un Sasuke acorralando a Hinata contra la pared del pasillo donde nadie los veía mientras le confesaba lo mucho que le gustaba. Auchs, maldita realidad, maldita y dolorosa realidad.

No dije nada, no lloré, no me enojé, no me acerqué, los dejé en su mundo mientras Sasuke besaba unos labios que no eran míos y donde le sonreía de una forma sincera a alguien que no era yo. Propuse beber algo de alcohol, todos se alegraron resaltando que hoy me encontraba más animada de lo normal, todo era una faceta para ocultar mi dolor pues aún quería evitar sentirme como una estúpida por llorar. La noche fue alegre y ruidosa, casi todos se fueron, excepto Naruto quien esperó hasta el final para hablarme. – Sucedió algo, ¿no Sakura? – Traté de mentir, de sonreír falsamente y responder que todo estaba bien, pero sus ojos fueron tan sinceros que me fue imposible soportar esa opresión en mi pecho, le confesé lo que había visto, mi dolor y mis sentimientos, el alcohol en mi sangre me hacía ver todo borroso y mis movimientos eran torpes.

Aun así, lo que pasó esa noche… no podré olvidarlo nunca.

Naruto me besó, cada parte de mi cuerpo era tratada como una pieza de porcelana, su ternura y suavidad lograron hacerme erizar y gemir a todo pulmón.

Me duele, duele demasiado, no poder borrar mis palabras, mis acciones.

Días después seguí evitando a Naruto, me sentía una idiota por haber hecho aquello sólo por despecho y más si con ello aumentaba las esperanzas del otro. Me encerré en mi habitación el fin de semana, ignorando las llamadas de mis amigas, y de Naruto.

En la noche recibí una llamada de Sasuke, fue una sorpresa pues él nunca me había devuelto ni respondido ningún mensaje. Contesté sabiendo que los demás le habrían pedido que hiciera aquello para que respondiera. – Sakura.

– Hola Sasuke. – Saludo no sintiendo la emoción que debería sentir al escuchar su voz, más bien era molestia, odio, desprecio.

Naruto está preocupado.

– Y me lo dices tú porque no he querido hablar con él.

Sé lo que sucedió.

- ¡Oh!, maravilloso, sí, espero entonces entiendas porqué prefiero evitarlo, y para ser sincera no me es muy maravilloso hablar contigo tampoco.

Así que lo sabes.

– Sí que lo sé, apreciaría que te confesaras en otro sitio que no fuera mi casa cuando he sido yo quien quería confesarme.

Yo no te amo Sakura.

- ¡Jaja!, no soy tan estúpida Sasuke… con sólo ver aquello me choqué con la realidad de frente, no tienes que hacerme ver lo obvio.

Naruto te ama.

- ¿Y?, ¿acaso el mundo es justo?, no todos obtenemos lo que queremos como tú que obtienes lo que quieres con sólo sonreír.

Oye… - Soltó molesto.

- ¡Oye tú!, ¡me cansé de ser pisoteada!, ¡me cansé de vivir aparentando!, yo no te importo un comino Sasuke, así que no me hagas tener la esperanza que sí te importo. – Lo escuché suspirar.

Naruto está en tu casa, asegúrate de escucharlo, es lo que quería decirte. – Y colgó.

En efecto Naruto estaba en mi casa, más exactamente frente a mi puerta, escuchando todo lo que decía. Me levanté y abrí la puerta encontrándolo clavado en el mismo sitio, me vio con sorpresa y yo a él. ¿Me escuchó? Pensé, mas no me importó, yo estaba herida, no tenía cabeza para pensar en los demás. – Hola. – Me saluda con una sonrisa, lo invito a pasar derrotada ante la realidad. Ambos nos sentamos sobre mi cama y es allí cuando recuerdo lo que sucedió en aquella cama una semana hacia atrás.

- ¿Qué quieres Naruto? – Le pregunto con cansancio.

- Quería verte Sakura.

– Bueno, ya lo hiciste. – Me sentí grosera aun así no estaba con ánimos de lidiar con nadie, quería llorar, desahogarme… - ¿Te vas o qué?

– Ehm, hay algo que quiero decirte antes de irme. – Intento replicar, él lo evita mirándome con ochos de cachorrito. – Sabes… ehm, hace mucho que nos conocemos ¿no?, desde que éramos niños, cuando me llevaba fatal con Sasuke y quería demostrar que era mejor que él… bueno, era porque yo quería verme genial antes tus ojos, lástima que siempre quedaba en ridículo.

Cuando teníamos doce y nos colocaron como equipo a los tres para el proyecto que debíamos entregar a fin de año… cuando Sasuke hizo su parte él solo y tú me ayudaste porque soy demasiado tonto para esas cosas… me di cuenta de que mis sentimientos hacia ti no eran sólo de gustar, no quería verme mejor que Sasuke, quería ser mejor que todos… yo… ehm, he estudiado bastante y ahorrado mucho para algún día ir a una buena universidad, una donde estés tú y así poder seguir viéndote todo el tiempo, o bueno eso es lo que pensaba, que podía sentirme satisfecho con sólo ser tu amigo y estar cerca como compañeros de clase esperando que algún día dejaras a Sasuke de lado y me notaras por primera vez.

Lo que pasó, ehm, esa noche… - Lo vi sonrojarse, viré el rostro incómoda. – Me hizo el hombre más feliz sobre el planeta. Y aunque estuviéramos algo bebidos no puedo olvidar lo que sucedió, vives en mi mente las veinticuatro horas los siete días a la semana, los únicos momentos que no te pienso son cuando como ramen y a veces me imagino comiendo ramen contigo y nuestros hijos… sé que es tonto ilusionarme demasiado con un futuro así pero si llegada la situación de no poder estar contigo sé que no seré completamente feliz porque a la única a la que amo es a ti y sólo a ti Sakura… siempre serás sólo tú. – Al decir esto tomó mi mano, brinqué ante la sorpresa. - ¿Considerarías salir conmigo? – La pregunta me la esperaba, con aquella confesión algo parecida a la que deseaba darle a Sasuke me hizo sentir cierta simpatía por Naruto, yo más que nadie entendía el amar a alguien durante tanto, aun así no me veía correspondiéndole.

– Lo siento Naruto, pero ahora no me siento preparada para iniciar una relación cuando recién he sido rechazada. – Su agarre se hizo más fuerte. – Te esperaré, seguiré esperándote hasta el momento en el que te sientas preparada, sólo déjame estar a tu lado, así sea como amigos.

– No. – Solté por inercia. – Después de lo que ha pasado no volveremos a ser amigos, ni conocidos ni nada, no quiero nada contigo Naruto, no ahora ni nunca, entiéndelo. – Lo escuché murmurar un leve "oh" y luego simplemente sonrió, una sonrisa fingida, falsa, me dolió verlo sonreír así. – Entiendo… creo que no tengo nada más para decir… nos vemos Sakura. – Y verlo despedirse hace que algo en mi pecho se encoja, lo ignoro alegando que es culpa.

Y la vida sigue, al principio duele pero luego me da igual ver a Sasuke y Hinata tomarse de las manos, aun así Naruto ha seguido al pie de la letra mi petición y se mantiene alejado de mí coqueteando con otras chicas, extrañamente sí es popular.

Pero lo ignoro, a él, a Sasuke, y al dolor en mi pecho, y me concentro en estudiar deseando ingresar a la Universidad de Tokio con una beca en medicina para ser aprendiz de Tsunade Senju, una de las mejores cirujanas del país.

Mi cumpleaños era después de la ceremonia de graduación por lo que Ino decidió celebrar antes con una pijamada, fue la situación perfecta para arreglar mi comunicación rota con Hinata. Pelear por hombres, que estúpido… y más por Sasuke que sólo es un chico con cara bonita, ahora me sentía una tonta.

El día de la graduación recibí muchos regalos de alumnos de inferior curso, del club de ciencias, del club de boxeo, del club de botánica, era muy activa. Noté que Naruto me observaba, y la mirada que compartimos me hizo pensar que tal vez debería pedirle perdón. Él se fue antes por lo que no tuve oportunidad de disculparme, todos nos fuimos al karaoke donde nos encerramos por tres horas hasta que empezaron a irse cada uno por su rumbo, me sentí triste ante la época que estaba quedando tras de mí, ante los cambios que vendrían y todos los rostro que ya no vería… me hubiera gustado ver a Naruto…

Negándome a ser acompañada me fui a casa sola, eran tipo ocho de la noche, perfecto para ir a comer pastel con mi familia para celebrar mi cumpleaños que era al día siguiente. Caminé tranquilamente hasta el semáforo que queda a tres cuadras de casa. Pensé en comprar algo de gelatina con frutas por lo que cambié mi trayecto, tras comprar la gelatina me fui comiendo tranquilamente rumbo a casa, fui a cruzar la calle tranquilamente creyendo que era seguro…

Pero no lo era.

Todo sucedió en cuestión de segundos. Yo, cruzando la calle, Naruto al otro lado corriendo frente a mí, las luces y el sonido de una motocicleta cegándome al instante. Naruto, empujándome unos dos metros de distancia mientras la motocicleta tomaba como víctima a él. Lo vi, vi a Naruto en el momento en que fue impactado por la motocicleta, luego, caí de espaldas contra el duro pavimento mientras él era arrastrado y luego caía rodando unos diez metros o más lejos de mí.

Alguien me llama, mis ojos se abren y veo a mucha gente fisgonear, me levanto alarmada en busca de Naruto y lo veo en el suelo, inmóvil.

Corro hacia él rogando que esté bien, hay sangre, se ve inconsciente, trato de sentir los latidos de su corazón, están ahí por suerte. Mis manos empiezan a temblar y mi voz se pierde en mi garganta, trato de revisarlo, alguien ya está llamando la ambulancia, otra persona se acerca a examinarlo diciendo que él es médico, me dedico a observar mientras con desespero tomo la mano de Naruto deseando que resista hasta que lo puedan tratar los médicos, el hombre dice algo pero yo ignoro todo a mi alrededor, sólo me concentro en Naruto y su suave respiración, en su rostro pálido, en el sudor, en el dolor que debe de sentir…

¿Por qué?

¿Por qué eres así?

¿Por qué has decidido arriesgar tu vida por mí?

¿Acaso lo merezco?

¿Acaso merezco que seas así conmigo?

¿Acaso ya olvidaste mi cruel rechazo?

Mi respiración se acelera mientras trato de soportar las lágrimas. - Debe ser doloroso, pero quiero que lo soportes, resiste Naruto. Te lo pido, no te vayas, no ahora, tienes que ser fuerte Naruto. – Y las palabras brotan con mis ruegos a Dios para que te mantenga con vida.

La ambulancia llega.

Te llevan y yo te veo partir sabiendo que hay algo que debo hacer.

De inmediato tomo mis cosas que han quedado desparramadas en el suelo y voy corriendo a casa, cuando llego mamá me pregunta porqué de la tardanza, me ve agitada y menciona que un chico estuvo en casa antes y que me ha dejado un regalo, que está e mi habitación.

Subo y me cambio, veo un sobre y una cajita en mi escritorio, los tomo mientras me pongo el abrigo y corro en busca del teléfono, al instante llamo a casa de Naruto, me contesta su madre, Kushina, quien me bombardea con preguntas, le respondo con impaciencia. Hablo con mamá quien entiende mi situación al instante decidiendo llevarme al hospital.

Cuando llegamos me topo con la realidad, mamá pregunta por él, aun así yo sé que algo no está bien, y en efecto. – Está en cirugía.

Mamá se va, yo decido pasar la noche allí junto a la madre de Naruto, le comento lo que pasó esperando algún reproche de su parte, aun así ella sonríe con tristeza. Cuando sale de cirugía, seis horas después que en recuperación.

Me tomo un tiempo para ir a casa, comer, ducharme, y volver al hospital.

A estas alturas ya he olvidado que es mi cumpleaños. Naruto permanece en sueño todo un día, los doctores hablan con su madre, algo me dice que las noticias no son muy alentadoras pues ella desaparece dejándome con él. Son como las once de la noche cuando despierto de mi leve sueño, entonces el ruido del marcapasos me molesta, observo a Naruto quien aún duerme y meto las manos en los bolsillos de mi chaqueta. Al instante toco el papel arrugado de la carta, lo saco y la abro.

Para Sakura:

Sé que tal vez mi presencia te moleste, es por ello que he decido obedecer tu petición y alejarme por un tiempo, he de decir que la distancia mi está matando pues para mí es imposible dejar de pensar en ti, aunque lo intente.

Hoy es nuestra graduación, mañana tu cumpleaños. Sí, soy muy tonto y olvidadizo, aun así estuve esperando éste día durante mucho tiempo, en realidad planeaba confesarme hoy pero debido a que ya lo hice sólo quiero confirmarte mis sentimientos.

Te amo.

Te amo con cada parte de mi ser Sakura, amo cada parte de ti y todo lo que venga de ti. Sé que puedo parecer un idiota y un niño pero hay algo sobre lo que nunca podrás duda y esos serán mis sentimientos.

Éste regalo, que espero lo abras, podrá simbolizar nuestro futuro si así lo quieres.

Hice una pausa para abrir la cajita encontrándome con un hermoso anillo de plata llevando un corazón rosa.

Sé que es demasiado pronto, quería darte la sorpresa más adelante, viajaré a América a estudiar y deseo que vengas conmigo, así que así no sea hoy (pues aún somos menores), ¿te casarías conmigo?

Las lágrimas comenzaron a brotar, una por una. Tomé el anillo y lo puse en mi dedo anular, encajaba perfectamente.

Levanté la mirada posándola en Naruto. Sus ojos me observaban, se veía cansado. – Naruto… - Me levanté al instante, acercándome a él. - ¡Me casaré contigo!, sin duda lo haré, así que mejórate, ¿sí?, yo he sido aceptada en la Universidad de Tokio pero trataré de graduarme lo más pronto posible y cuando ya seamos mayores viviremos donde tú quieras, así que… así que… tienes que estar aquí Naruto, conmigo, por favor. – Las lágrimas caían surcando mis mejillas, aun así el verlo sonreír mientras pequeñas lágrimas abandonaban sus ojos me hicieron desear con todo mi corazón que ése futuro se realizara.

– Te amo… - Me murmuró. Y yo sonreí.

Beep… beep… beep… beeeeeeeeep…

Posdata: Feliz cumpleaños Sakura, mi amada Sakura.