Como siempre digo: Hunter X Hunter no es mio, señores.
Este drabble fue hecho con amor para: Ruedi. ¡Feliz cumpleaños! Espero que haya sido un lindo, lindo día para ti. Te mando un gran abrazo de aquí hasta Argentina.
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No me iré de tu lado.
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Las puntas del cabello color vino tinto le hacían cosquillas en el rostro. A ratos le incomodaba, pero eso era imposible de comprar con la suavidad de la mano que acariciaba su cabeza, aquella sensación lo obligaba a quedarse en su lugar. Podía sentir la hierba aún algo húmeda por el rocío matutino, estaba fresca y olía bien. La brisa primaveral, los rayos del sol y ese toque, su toque. Todo lo anteriormente nombrado parecía vibrar más, cobrar más vida desde que ella lo acompañaba.
—No te vayas a dormir —le advirtió —. Aún nos queda un largo camino.
Kurapika, que estaba recostado sobre sus piernas, se sentó de un impulso. —Tenemos tiempo, déjame disfrutar de este lugar. Es tan pacífico…
Senritsu lo miró fijo a los ojos y le sonrió dulcemente. Hace aproximadamente un mes que había logrado contactarse con él luego de romper la maldición que la aquejaba. Habiendo el rubio cumplido parte de su venganza, recolectando prácticamente todos los ojos rojos que se encontraban esparcidos en el mercado negro, decidió volver a verla y desde entonces no se habían separado.
—¿Cuánto resta de aquí a Lukuso? —Preguntó curiosa.
El Kuruta se llevó la mano a la barbilla, como si sacara cuidadosamente el cálculo. —Creo que, si seguimos a este paso tardaremos de tres a cuatro días.
—No sé si es una buena idea confiarse, será mejor que sigamos nuestro camino pronto —sugirió—. Por lo demás, ¿estás seguro de que no quieres dar aviso a tus amigos?
Kurapika le devolvió una mirada nostálgica pero le reiteró, como muchas otras veces, que no quería molestarlos, que seguramente cada uno estaba ocupado con sus propios asuntos y él no era quién para intervenir en ellos. Senritsu suspiró. Nunca lograría hacerlo cambiar de opinión cuando la decisión estaba tomada.
Estuvieron gran parte de la mañana en esa misma pradera, disfrutando del calor que el astro principal les brindaba a la sombra de los aromáticos limoneros que había alrededor. La pelirroja le ofreció un poco de té a mediodía y tocó una melodía para él en su flauta. Kurapika se sentía pleno, feliz de tener a alguien como Senritsu a su lado; preocupada y cariñosa.
—Bien, ya son las dos de la tarde, será mejor ir andando —anunció el rubio poniéndose de pie.
Senritsu sacudió su falda, la alisó, se puso su sombrero y le siguió el paso. —Kurapika —habló tímida. El nombrado giró la cabeza para prestarle atención—. Gr-gracias por dejarme venir contigo. Sé lo importante que es para ti llevar los ojos de tu gente a la aldea, para darles digna sepultura y un descanso eterno. Gracias, Kurapika.
El Kuruta sonrió ampliamente. —Gracias a ti por querer acompañarme. Nada sería igual si no estuvieras a mi lado —confesó, ruborizándose al instante.
La pelirroja en un impulso le agarró la mano, y sólo sintió cómo él entrelazaba sus dedos con los de ella. "No me iré nunca de tu lado". Pensó mientras caminaban en absoluto silencio.
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Espero que haya sido de tu agrado, Ruedi-chan. Un beso enorme para ti.
