N/A: Ok, este es mi tercer fic de Katekyo, después de tener una platica bastante amena con mi hermana y creando OC a lo tonto, llevo medio año intentando hacer esto bien, revisándolo constantemente, y creo que ha quedado bien. Espero que les guste.

Katekyo Hitman Reborn no me pertenece, si así fuera habría muchas escenas HibaPin.


Vongola Princess

Su largo y ondulado cabello violeta se mecía de un lado a otro, mientras que sus ojos azules miraban con fiereza al frente. Sentimientos varios podrían ser transmitidos a través de ellos, ira y tristeza, rencor y soledad… y vergüenza al acercarse poco a poco a esa familia que nunca quiso conocer, porque Fiorella no dependió de la mafia hasta ese momento tan crucial de su vida, ese momento en que un ser querido estaba a punto de morir.

Detuvo sus pasos frente a la gran mansión, guardias la miraban, cámaras de seguridad la observaban… y con firmeza siguió avanzando.

-Exijo hablar con el Noveno Vongola- soltó autoritaria, sin apartar su fiera mirada –díganle que su nieta desea verlo.

Y una llama anaranjada, tan deslumbrante y brillante, apareció en su mano derecha. Los guardias, perplejos, llamaron a más miembros, dando la noticia al Noveno de la aparición de una llama del cielo… en una chica que afirmaba ser su familiar. El alboroto no se hizo esperar, los hombres no podían mantener la compostura ante las palabras de la fémina, y la intensa luz de su llama era una prueba irrefutable de su sangre. El bullicio se detuvo cuando un hombre mayor de cabellos cortos y canosos se acercó a la menor, observándola severo. Esa mirada que Coyote Nougat poseía y congelaría a cualquiera.

-Nono quiere verte- dijo Coyote –no importa quien sea, Nono siempre abrirá los brazos a esos chicos necesitados y poseedores de las llamas, no te sientas tan importante, mocosa.

-No me siento importante, pero tampoco estoy mintiendo… si nadie quiere ver la verdad, entonces seré yo quien les abra los ojos.

Sus azules pupilas miraron por primera vez el suelo, dejando que sus memorias la llevaran al pasado… un pasado dulce y agradable, sin necesidad de un padre, sin necesidad de mafias, sin necesidad de Vongola… solo ella y su madre.

Retroceso

Una mujer de ondulados cabellos chocolate abrazaba con fuerza a una pequeña de mata violeta, riendo dulce ante el ataque de cosquillas que la mayor le propinaba a la niña. Las risas se detuvieron, y el agua empezó a bajar por el agrietado techo de madera. La menor puso una olla entre sus piernitas, acurrucándose contra la mujer, quien no dejaba de abrazarla.

-Algún día tendrás que salir de aquí, Fiorella, buscar algo mejor para ti.

-¿Mamá vendrá conmigo?- preguntó curiosa.

-No creo que pueda ir al mismo lugar que tú, pero siempre velaré por ti.

-Si mamá no está conmigo entonces no será divertido, estaré sola.

-Oh no, Fiorella tendrá una familia muy importante a su lado, ellos harán todo lo posible para que no te falte nada, irás a la escuela, ¿no te emociona?

-Si no es con mamá, entonces no, ya dije- se cruzó de bracitos e infló las mejillas en un leve puchero.

-La familia de papá te abrirá los brazos en cuanto te vean, ¿qué tiene de malo?

-No quiero pertenecer a eso sin mamá, ¿por qué me lo dices ahora?- de sus azules ojos empezaron a descender lágrimas, y la mujer solo acarició con dulzura aquellas rosadas mejillas.

-Mamá no durará mucho, Fiorella, el día en que yo no esté necesitarás de los Vongola para salir adelante.

-No, ya verás que podré cuidarme solita, soy muuuy fuerte, fuerte.

-Pero no puedes tener todo con fuerza, el calor de la familia es muy importante.

-Nunca conocí a papá, esos Tombola no han venido a buscarme, así que… no creo ser tan importante, por lo que yo cuidaré de mamá todos los días.

-Vongola, Fiorella, Vongola- su sonrisa desapareció, acariciando con lentitud los cabellos violeta de su hija –algún día necesitarás de su ayuda, ellos no abandonan a su familia.

-Si ellos realmente me quisieran, hace mucho que nos hubieran sacado de la pobreza, mamá. No buscaré a esa familia por dinero, lo haré todo por mí misma, saldré adelante por mí misma, y de esa forma no dependeré de nadie.

-Hay una razón para no estar con ellos ahora mismo, querida… pero es algo que descubrirás con el tiempo.

-Quiero saberlo ya.

-Claro que no, espera a crecer un poco más.

-No no, ya dime, dime, quiero saber.

Fin Retroceso

Las grandes puertas frente a ella se abrieron, adentrándose sigilosa a la habitación, seis hombres a un costado la miraban fijamente, Coyote se acercó a ellos; un grupo de cinco hombres y dos niños se encontraban del otro lado, quienes no parecían tener la más mínima intención de mirarla; y frente a ella, un hombre mayor se encontraba sentado. En el momento en que sus miradas se cruzaron… él le sonrió con calidez. Fiorella se estremeció al sentir como sus mejillas se encendían, una simple sonrisa fue suficiente para transmitirle un poco de paz a su agitado corazón.

Arrodillándose ante la mirada atónita de los presentes y pegando la cabeza al frío suelo, habló en un tono fuerte y suplicante. –Noveno Vongola, sé que no me conoce, pero yo escuché de usted desde hace diez años, no me atreví a venir porque no tenía la necesitad de hacerlo, creí que podría depender de mí misma y luchar por mi futuro sin ayuda de nadie… pero me equivoqué. Y ahora estoy frente a usted porque deseo pedirle un favor desde el fondo de mi corazón.

-Levántate, querida- susurró Timoteo, acercándose a la menor –hablemos de esto con más calma, escucharé todo lo que tengas que decir.

-No, es urgente, solo usted puede ayudarme; mi madre dijo que cuando necesitara la ayuda de los Vongola viniera a verlos lo más pronto posible, mamá dijo que nunca abandonarían a su propia sangre.

-Eres la hija de Enrico, no tengo motivos por los cuales dudar de tus palabras.

-¿C-cómo lo sabe?- preguntó sorprendida, poniéndose de pie con lentitud –Mamá dijo que nadie sabía de mi existencia, ni siquiera usted.

-Enrico me dejó una carta el día antes de su muerte, en la cual decía tener una hija a quien no podía ver, temeroso de que sus enemigos le hicieran algo, y que fue idea de tu madre vivir en la pobreza para así no llamar la atención.

-Eso… es mentira, papá nos abandonó porque mamá estaba enferma- retrocedió un par de pasos, y el anciano, sonriente, le entregó un sobre… que poseía el sello Vongola.

-Mi hijo dijo en su carta que el segundo sobre no se abriría hasta que su hija Fiorella se presentara ante la familia… me sorprendí al saber que finalmente habías venido- sonrió afable, acariciando con suavidad el violáceo cabello de la joven. -Abre el sobre si así lo deseas, es el tesoro más preciado de Enrico.

Tomó el sobre cuidadosamente, rompiendo el sello con lentitud, tenía miedo… miedo a que las palabras de su progenitora fueran mentira, miedo de descubrir que ella realmente no pertenecía a esa familia… temor de saber que nunca podría salvar la vida de su madre. Una gruesa lágrima resbaló por su mejilla al observar detenidamente el contenido de aquel sobre, había prometido nunca llorar frente a los extraños, había prometido ser fuerte ante los demás… había prometido no preocupar a su mamá, y ahora lloraba como una chiquilla frente aquel a quien podría llamar abuelo, dejando que sus delgados brazos rodearan el pequeño cuerpo, amable y dulce, mientras que el contenido del sobre caía… mostrando una fotografía de hace dos años donde ella sonreía ampliamente a lado de su madre.

-Enrico siempre estuvo pensando en ustedes, tu madre y tú fueron muy importantes para él, no quería verlas envueltas en cuestiones de la mafia.

-Abuelito- susurró la menor, separándose del anciano aún llorosa –por favor, ayude a mi madre, para eso vine ante la familia, para salvar la vida de mamá. Ella es importante para mí, no puedo imaginar un mundo sin ella, no ahora… haré lo que sea, solo ayúdeme a comprar medicamento.

-En el momento que entraste aquí, mi pequeña Fiorella, tu madre fue atendida en el mejor hospital de Sicilia, ya no tienes que preocuparte.

Una copa de vino se estrella contra el suelo, resonando en la habitación, mientras las miradas de los presentes se posaban sobre aquel individuo que observaba fríamente a la joven.

-Dices que no necesitas de la familia, y solo viniste aquí para conseguir dinero… una simple escoria- soltó una voz áspera, interrumpiendo el cálido momento y recibiendo la mirada molesta de Fiorella sin inmutarse -¿Por qué aceptar a una basura como esta quien solo necesita la fama de los Vongola?

-¡Tú no entiendes nada!- gritó la chica, haciendo arder su llama en ambas manos –No vine aquí por su dinero, solo deseo salvar la vida de mi madre. Si realmente buscara a la familia por eso, hace mucho que hubiera venido en vez de vivir catorce años en la más inmunda pobreza.

-Una escoria es una escoria, no necesitamos a más gente como tú viviendo aquí.

-¡Bastardo!- y antes de poder lanzarse contra el pelinegro, el grito del Noveno la detuvo, apagando su llama.

-¡Fiorella, Xanxus!- Timoteo golpeó el suelo con su bastón, observando a ambos jóvenes severamente –Xanxus, Fiorella es parte de la familia, y los Vongola no abandonan a su familia. Ahora ella es tu sobrina y te pido que la trates con más amabilidad.

-Hmph, no aceptaré a esta mocosa aunque tu sangre corra por sus venas… si se atreve a caminar por mi territorio, no responderé de buena gana- acompañado por los demás miembros Varia, Xanxus se retira, no dejando de observarla con frialdad.

-Espero que puedas adaptarte a tu nueva vida, y disculpa las palabras de Xanxus, puede parecer tosco, pero él realmente quiere a esta familia.

-No te preocupes por eso, Nonno, soy una chica fuerte, gente como él no me intimida ni asusta.

-Hemos preparado una habitación para ti, si deseas cambiar algo solo debes pedirlo, ahora esta es tu casa.


Se detuvo frente a la puerta de su nuevo cuarto, recargando la cabeza en el marco… tantas cosas habían pasado ese día: primero la noticia de que sacarían a su madre del hospital, y ahora que viviría en la mansión de la familia Vongola, además de ganarse como enemigo a su tío. Un pesado suspiro escapa de sus labios, abriendo la puerta con lentitud.

-Si tan solo mamá estuviera aquí- susurró, cerrando la puerta y echándose agotada sobre la cama –ella es la única que me da fuerza… pero no flaquearé, no frente a ese hombre.


N/A: Cabe decir que no sé si podré manejar la personalidad de Xanxus, perdónenme si sale muy OoC. También decir que tardaré un tiempo en actualizar ya que estoy en la universidad, pero quería subir esto porque tenía muchas ganas de saber la opinión de otros y no solo de mi hermana. Estaré muy agradecida con sus comentarios al respecto, buenos o malos, todos serán recibidos.

Gracias por leer.