Capítulo 1.- Jonia parte 1

Exilio

¿Qué significa exactamente?

¿Ser desterrado de un lugar y no tener permiso de volver? ¿O abandonar lo que hacías para dedicarte a hacer otra cosa?

Sea cual sea la respuesta, a Riven ya no le importaba en lo más mínimo. Pude que haya arrasado villas, asesinado gente inocente e incluso liderar a un grupo de humanos hacia su muerte, pero ha reconocido que eso fue cuando era una inexperta, que avanzaba por la vida con el pensamiento que la fuerza lo era todo. Ahora, han pasado tres años desde eso y ya no le importa.

Siente que ha madurado, que ha sabido reconocer sus errores y que lo único que podía hacer era aprender de ellos. Ahora, prefiere aprender cosas nuevas, explorar el resto del mundo a dejarse llevar por la depresión.

En todo eso estaba pensando mientras se acababa lo último de una taza de café, apoyando los pies en su escritorio y mirando al atardecer. Cuando empezó el verano, necesitaba dinero, así que por pura casualidad un posadero le comentó que un pueblo cercano necesitaba un guardabosque. Así que aceptó el trabajo y se ha instalado en la cabaña del anterior guardabosque. Cada semana tenía que escribir un reporte acerca de lo que sucedía, pero no pasaba nada realmente emocionante. Lo más extraordinario de ese trabajo era encontrarse con uno que otro grupo de campistas o saltar por los árboles.

Ella tenía que ocuparse de su propio mantenimiento, así que le enseñaron a cómo reparar y construir cosas, construir filtros para el agua de un río cercano, trampas de caza, etc. Realmente disfrutaba su trabajo, aunque el tener que escribir…

Su taza de café se terminó y bajó los pies. Se tronó los dedos y buscó en sus cajones una hoja blanca de papel, la colocó en la mesa y agarró el bolígrafo. Un invento piltoviano que está cambiando la forma de escribir, que anteriormente era con plumas de pájaro. Giró hábilmente el bolígrafo en su mano derecha y comenzó con lo habitual.

"Muy bien: fecha, reporte de observación… ah, Puesto de observación Two Crows, mi nombre completo y empezemos"

Golpeteó la pluma contra su barbilla mientras pensaba y escribía unos segundos después, pensando que esa había sido una semana normal, aunque la actividad criminal seguía en aumento en su puesto de guardia que incluso tenía que barricar su cabaña en las noches. Una hora después, respiró profundamente y alejó la mirada. Tenía dos hojas escritas por ambos lados y una mano sudorosa de tanto escribir. Metió la punta y volvió a girar el bolígrafo y lo detuvo rotundamente con su mano, para golpearlo contra la mesa, pensando que era el extremo donde estaba la punta… pero no.

Click

"¡AHHHHHH!" dejó escapar un grito de tal magnitud que probablemente había llegado hasta el otro extremo de Valoran, suficiente para que los muertos se levantaran de sus tumbas a causa de la punta enterrada en el centro de su pulgar.

Dejó caer la pluma y empezó a chuparse el dedo suprimiendo lo que restaba de su grito. Eso fue un error estúpido. Miró la ventana para ver la luna y así calmarse, pero en vez de eso vió unas luces que se encendieron en rápida sucesión. Intrigada, se acercó y agarró los binoculares de su escritorio, y vió a un grupo de gente con instrumentos de agricultura en posición de guardia, algunos con linternas.

"Oops…"

Para no recibir la culpa de despertarlos, Riven trabó la puerta de su puesto con usa silla, cerró las cortinas y se quitó las botas y se dejó una camiseta interior. Tardó unos minutos en dormirse.

La mañana siguiente, se despertó y se puso sus botas después de quedarse unos minutos en cama pensando en qué haría hoy. Hizo una medición de tiempo acerca de cuánto tiempo le tomaría llegar a la villa cercana, entregar el reporte, ir por las trampas y volver. Le daba suficiente tiempo para explorar un rato antes de que le diera hambre al mediodía. Agarró su espada, su mochila con la carta y se lo echó todo en la espalda. Abrió la puerta y caminó hacia el pueblo con paso tranquilo, escuchando el sonido del viento moviendo las ramas mientras seguía el camino.

Minutos después, ya se encontraba en el pequeño pueblo. Se dirigió a una taberna, abrió la puerta y cuando estaba a punto de entrar escuchó como se le cayó la carta, además de alguien que se acercaba. Volteó a ver a la persona, y era una mujer joven de pelo negro, que tenía algo así como unas orejas de zorro y un cuerpo envidiable. Riven sonrió e hizo un gesto con su mano para que pasara.

"Disculpe. Pase usted primero" cuando acabó de hablar, se agachó a recoger la carta.

Riven no notó que la chica estaba sonrojada y tenía una expresión sorprendida y a la vez desubicada, su mirada posada sobre Riven. Riven guardó la carta en su mochila y se volvió a parar, y se sorprendió cuando vió que la extraña se le había quedado mirando; notó el color de sus mejillas, y se acercó a ella.

"¿Está enferma? ¿Quiere que la lleve a un doctor?"

Sus palabras hicieron reaccionar a la chica, quien sacudió su cabeza y habló agitadamente, dirigiendo la vista hacia otro lado.

"Nonononono, e-estoy bien. Solo que…"

En este momento, juntó sus manos y miró hacia abajo, moviendo sus caderas nerviosamente. Para este entonces Riven estaba completamente confundida.

"Solo que… nunca había visto a nadie tan guapa como tú"

"¡¿Eeehhhh?!"

Riven había escuchado cumplidos antes, provenientes de sus compañeros de entrenamiento, que simplemente hablaban de qué tan buena luchadora era. Este en cambio, la halagaba a ella directamente, no a sus habilidades. No sabía que pensar, así que se dejó llevar por sus instintos.

"Ah… gracias. Eh… tengoqueirahaceralgo"

Y salió corriendo.

Un buen rato después de correr sin parar, dobló una esquina e intentó tranquilizarse tomando profundos respiros para recuperar algo de aire por la carrera que había dado. Asomó la cabeza para asegurarse de que no la había seguido, pero no había signos de ella. Riven silbó en alivio y decidió que lo mejor era ir a entregar la carta directamente y sin distracciones. Aunque debía admitir que la chica era tierna, no creía que fuera lo correcto hacer ese tipo de… cosas con ella.

Para su buena suerte, le dejaron entrar y acabó rápidamente el proceso habitual de reportar todo al jefe de la aldea. Salió de la casa grande que era donde él vivía con su familia y se dirigió de regreso al bosque, pasando por las trampas de caza y el filtro de agua. La trampa mostró un conejo común y corriente. Lo destazó abriendo accidentalmente la triste bolsa que transforma los alimentos en heces.

"Eugh, ¿pero que comiste?"

El olor hizo a un pájaro grande desmayarse y caer en la cabeza de Riven, quien hizo una mueca de dolor pero no estaba enfadada. Si lo mataba, junto con el conejo tendría comida para 5 días aproximadamente. Después pasó por el filtro de agua tras conseguir los materiales de siempre, grava, arena, piedras pequeñas, etc. Recolectó alrededor de 5 litros de agua y preparó el siguiente. No tenía prisa, así que bajó sus cosas y se recostó en el pasto bajo la sombra de un árbol a descansar un rato.

Mirando al cielo, se dio cuenta que no sabía qué día era. Al final del verano, se daba por concluido su trabajo, ya que la única estación en la que se puede acampar tranquilamente en Jonia es el verano; en invierno hace nieve, en primavera el calor es insoportable y en otoño hay muchas lluvias. Perdida en sus pensamientos, se quedó dormida.

Unas horas después, Riven recobraba lentamente la consciencia, pero sintió algo que hizo que prefiriera quedarse tumbada en el piso con los ojos cerrados. Había un calientito que la invitaba a seguir durmiendo, un dulce aroma en el ambiente, y unas suaves caricias que recorrían su rostro.

E-espera, estas caricias no son de mis manos. El calor corporal no es mío, y yo solo huelo a sudor. Riven dedujo esto mientras abría lentamente sus ojos y miraba hacia su lado derecho.

"… ¿qué?"

A lado suyo estaba la misma chica con quien se había encontrado antes; la había encontrado dormida y se había acomodado a lado suyo, y mientras dormía involuntariamente Riven había rodeado su cintura con su mano derecha. La chica tenía sus brazos alrededor del cuello de Riven. Sintió como su rostro se tornaba color rosado mientras intentaba pensar en algo para escaparse de esa situación. Ella se veía tan tranquila durmiendo, pero Riven tenía que ver si ella era de sueño ligero para saber si podía simplemente quitar sus brazos y regresar a su cabaña. Con la mano izquierda, agarró una piedra y la lanzó contra el manantial de donde recoge el agua, cuidadosa de no hacer un movimiento muy brusco. Parecía que no le molestaba, así que lentamente retiró su mano derecha y bajó la cabeza para salir de su agarre.

Cuando se había salido, la chica se movió un poco mientras hacía un ruido raro; temerosa de que se despierte, Riven se agachó rápidamente y plantó un beso lento en su frente. Fue suficiente para hacer que dejara de moverse y siguiera durmiendo. Más que pensar en que le había besado la frente, pensó que tenía que averiguar qué marca de champú usaba para que su cabello oliera a chicle como el de la chica. Suspirando, rebuscó una pequeña manta entre su mochila, y la cubrió con ella para que no se resfriara.

Riven recogió sus cosas y se preparó para irse. Pero antes de que saliera del área donde se encontraba vió a alguien que la saludaba desde lejos mientras venía corriendo. Esperó a que llegara para hablar.

"Riven, que bien que sigues por aquí, así no tengo que cruzar el bosque. Tienes una cart-"

El recadero se quedó en silencio con su mirada fija detrás de ella, con una gota de sangre saliendo por su nariz. Riven volteó hacia donde estaba viendo, y la chica con la que estaba hace un momento seguía plácidamente dormida bajo la manta que le había dado, no pensó que fuera nada sospechoso, pero miró su propia ropa y notó que estaba desordenada, además de que estaba despeinada.

"¿N-no te estarás imaginando cosas raras, verdad?" dijo cruzando los brazos y mirándolo intentando intimidarlo

"Eh… no, no, claro que no"

"No tengo porqué darte explicaciones pero ella ya estaba aquí cuando llegué. Recogí el agua del filtro y me quedé un rato a pescar algo para mi cena"

Sabía que estaba mintiendo, pero era lo mejor. Aunque se preguntaba si la chica habría dicho lo mismo…ni hablar, lo habría dicho todo.

"Ah, si, claro. Ya sabía. En fin, aquí está la carta" le entregó un sobre blanco con el nombre del jefe de la aldea.

Riven le agradeció la entrega y regresó hacia su cabaña por el camino de siempre. Recogiendo flores que le gustaban, saltando las piedras y maldiciendo el clima caluroso. Parece que había dormido por un buen rato, porque no estaba tan soleado como en la mañana. Un tiempo después, llegó a su cabaña y abrió el sobre. Adentro estaba la carta en sí junto con varias monedas de oro.

'Riven

Por este medio le informo que la primavera ha terminado. Realmente y en nombre de todos los ciudadanos de este humilde pueblo le agradecemos de todo corazón sus labores realizadas; nosotros podemos cuidar del bosque. Por último, siéntase libre de regresar el próximo año si desea volver a prestar sus servicios.'

"Significa… estoy despedida"

Riven dio un suspiro y se puso a rebuscar debajo de su cama. Encontró la mochila en la que había guardado sus cosas antes de mudarse a la cabaña. Después comenzó a empacar todo lo que era de su propiedad, que no era mucho salvo un par de mudas de ropa interior, algunos objetos de aseo personal, souvenirs y un libro de crucigramas. Como 'recuerdo' se llevó la taza de café con su nombre que le había regalado un pueblerino.

Escribió una carta y la pegó en la puerta, en donde decía que se iba a otros lugares a conocer. Aunque el dinero iba a ser un problema, con lo que le había dado le alcanzaba para pagar un viaje en barco. También explicó que se llevó el mapa para ubicar donde estaba la costa; aunque no estaba muy lejos, era un camino confuso. Echó un último vistazo a la cabaña y partió.

Le tomó aproximadamente una hora de caminar para llegar al puerto. Para su suerte, había un barco con gente subiendo y bajando con cajas en sus manos. Salió un hombre joven un poco mayor que ella que se notaba que no era de Jonia. Miró desubicado a su alrededor antes de acercarse a Riven, quien estaba mirando hacia el barco.

"Disculpe, ¿me puede decir cómo llego a la capital de Jonia?"

"Lo siento, no soy de aquí. Pero puedo darle un mapa a cambio de algo" le mostró el mapa con el que había llegado.

"¿Y que será?"

"Un mapa de Valoran. Pienso viajar por todo el continente, así que necesito algo para ubicarme"

"Entiendo. Bien, te lo daré"

El hombre sacó un trozo de papel y se lo entregó a Riven, mientras ella le daba el mapa. Hizo una reverencia y se adentró en la isla mirando el mapa. Ella volteó a ver el barco y ubicó al capitán, el único dando órdenes desde el barco. Atrajo su atención moviendo las manos.

"Disculpe, ¿puedo hablar con usted?"

El capitán, que aunque su cabello se estaba acabando y su barba se había decolorado a un gris tenue, volteó a verla y asintió. Bajó del barco e hizo una reverencia.

"¿En qué le puedo ayudar?"

"Eh, quiero cruzar el mar. ¿Accedería a dejarme subir si le doy algo de dinero?"

Como prueba, le mostró una bolsa con las monedas que le habían dado en el sobre. El capitán pareció pensarlo un momento y luego sonrió.

"De acuerdo. Nuestra siguiente parada es el Freljord, ¿esta de acuerdo?"

"No hay problema"

"Entonces bienvenida a bordo. Acompáñeme y le mostraré donde dormir. ¡Hey, tú. Consigue otro paquete de raciones, tenemos una pasajera!" le gritó a un chico que estaba holgazaneando en un poste.

Riven sonrió y se adentró en el barco. El capitán le mostró la habitación y desempacó todo. Le dijo que tardarían alrededor de una semana en llegar, así que se sentó en la cama a la espera de noticias. Es entonces cuando vió una botella de ron encima del ropero. La examinó y aún tenía. Sacó su taza de café y se sirvió un poco.

Ron de Aguasturbias… a ver si es cierto que es la bebida más fuerte de Valoran Riven pensó mientras llenaba la taza a la mitad. Preparada, se puso la taza en los labios y echó su cabeza para atrás, bebiéndolo todo de un par de tragos rápidos. Inmediatamente después, puso la taza en la mesa de al lado de la cama y sobó su cabeza, intentando calmar el mareo inminente.

"Muy fuerte…" dijo con una voz casi inaudible.

Se levantó y por poco se cae. Le tomó un minuto mantener el equilibrio y salió de su habitación, cerrando la puerta primero. Algunos trabajadores la voltearon a mirar, y dado que Riven tenía algunas neuronas muertas, ella los saludó levantando al mano y caminando como si estuviese bailando, sacudiendo todo. Ellos se extrañaron por su conducta pero no le prestaron atención.

Salió afuera para respirar aire fresco y ver si así se le pasaba, pero sentía una pesadez que no le permitía seguir, más que hacer algo para quitárselo, quería irse a dormir. Así que regresó a su habitación esta vez sin saludar a los trabajadores y se metió en su cama tras quitarse las botas. Realmente no le interesaba que se estaba durmiendo con parte de su ropa.

¡Hola! Si, otra historia de Riven de parte mía. Aunque el personaje me gusta mucho no es mi preferido, porque además de que la juego horrible en juegos de la Grieta, tampoco me gusta eso de que sea una depresiva. Así que me he decidido a compartir esta serie de historias que expresan cómo yo veo a esta campeona. Como una chica que puede pasar de ser la más cool de todos a la más graciosa en 2 segundos.