n/a: Este es un KamuiSoyo lemon, con mucho lemon, lemon de platillo principal, acompañante y postre, así que si no están acostumbrados con este género les recomiendo no leer :'v

Este es un fic en colaboración. Las escritoras son: the sun is silent, BlueSkyMoon, Melgamonster, Jen, Fanny, Yunia-san. Coco, Maria Isabel (Wattpad), Grell Whoops


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MI COMPAÑERO DE CUARTO ES GAY

Capítulo I


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—Lo siento Soyo. No creo que pueda—. Fue la respuesta que obtuvo por parte de su mejor amiga de toda la vida.

Ella sonrió, porque así era ella, no le gustaba preocupar a su mejor amiga. Soyo Tokugawa cursaba su segundo semestre en la Universidad de Edo en la carrera de Leyes. Destacaba por ser una excelente alumna con un futuro brillante, esforzándose día a día para mantener la beca, porque desde que inició la universidad se había propuesto mantenerse sola. Y ahí estaba su presente problema, vivía en un complejo departamental con una compañera, la cual, la semana pasada se marchó sin darle aviso siquiera; su desgracia yacía en que ni siquiera le había dado la parte del último mes que debía y ella no contaba con los fondos suficientes para poder pagar.

Le había ofrecido a su mejor amiga mudarse con ella pero ella se negó. Estaba sin opciones caminando con la mirada baja por los pasillos de la facultad.

Fue cuando lo vio, estaba sentado en el pasillo masticando un pan de frijoles dulces con su larga trenza acomodada en su hombro izquierdo. Un conocido suyo, el hermano mayor de su mejor amiga y desde hace algunos meses su amigo.

Kamui, estudiante Criminología quien la mayoría del tiempo estaba sólo a excepción de las veces en las que recibía visitas de su amigo. Era apodado "el fruto prohibido" debido a que corría el rumor de que rechazaba a todas las chicas que se le acercaran, las maltrataba verbalmente o las miraba con desprecio, por eso todos terminaban diciendo lo mismo sobre él, era un malvado villano que moriría solo. Pero ella sabía la verdad, no es que el fuera malvado, era algo más complicado que eso... Solo despreciaba a las chicas ¿es que acaso no daba una pista? Era claro para ella, que él era gay.

Por eso sintió que los ángeles emitían su canto y sol brillaba atravesando el techo solo para iluminarlo, era su salvación y la de su cartera.

Él sintió una mirada penetrante. Dio la vuelta y se encontró con esa pequeña figura de pie a escasos pasos suyo, le sonreía, parecía estar encantada de verlo y eso solo logró hacerlo sentir feliz.

Era por ella por quien siempre rechazaba a todas las que se le acercaran, la conocía desde que iba a visitar a su hermana menor hace años, pero fue hasta que hace unos meses coincidieron en un par de clases que comenzaron una amistad, ella y nadie más que ella, él estaba perdidamente enamorado de ella

—Hola —saludo dulcemente Soyo.

—Hola—contesto con una sonrisa el pelirrojo

—Kamui, ¿quisieras vivir conmigo?—preguntó Soyo directo al momento que se puso junto a él

— ¿Qué? —cuestionó Kamui, esa idea era hermosa, vivir con la chica que le gusta era una señal del destino que los quería juntos. Además de que él recientemente su compañero de cuarto también lo había abandonado de la nada.

—Sí, ¿si quisieras vivir conmigo? Es que mi compañera de cuarto se fue y no me puedo financiar un departamento por mi sola.

—Oh ya veo

—Pero siempre y cuando puedas y no abandones a tu compañero de cuarto.

—No te preocupes, no hace mucho que vivo sólo, aunque me parece una buena idea compartir gastos ya que el pelado decidió bajarme mi mensualidad porque baje de promedio.

— ¿Quieres ver el departamento?—cuestionó Soyo.

—Claro, además de que no sé dónde vives.

—Bueno, sígueme.

Soyo y Kamui salieron de la universidad y caminaron hasta llegar a un edificio cono de veinte pisos, contaba con estacionamiento subterráneo, un gimnasio y hasta una alberca, no se compara con la pocilga donde Kamui vive, un edificio de mala muerte.

Subieron varios pisos por el ascensor, era el número 10, el departamento 36.

Al abrir se encontró con un pulcro departamento, todo brillaba de lo limpio que estaba.

—Disculpa por el desorden—dijo Soyo

"¿qué desorden?" Pensó Kamui sorprendió

Definitivamente en ese departamento se veía de todo menos desorden alguno.

Soyo pasó a dejar su cartera y su abrigo en el perchero que se encontraba al lado derecho al entrar al departamento.

—Pasa— le dijo la pelinegra—

Kamui entró mirando todo el lugar, cada ventana, cada esquina.

—El departamento está bueno pero sólo veo un cuarto— dijo Kamui—

—Eh sí, eso es lo que justo iba a decirte, sólo hay una habitación pero como ves —dijo esto abriendo la puerta de la habitación— es grande, muy grande, la otra chica y yo compartíamos el cuarto sin problema alguno y pues no sé si eso te incomodaría. — concluyó.

Kamui no sabía que pasaba en la cabeza de la pelinegra, o sea compartir cuarto con un hombre, definitivamente algo estaba mal.

Por su lado Soyo estaba tranquila ya que pensaba que su amigo que ahora se había vuelto su compañero de cuarto era "gay" o eso creía.

Aunque a él le parecía algo extraño y atrevido, él estaba seguro de algo muy importante, la idea le hacía muy feliz. Era algo sorprenderte poder vivir con la única persona que ha cautivado su corazón, la única chica que él ha amado en secreto. No podía evitar que su corazón se agitara con el simple hecho de estar cerca de ella.

— Soyo... ¿No me digas que dormiremos juntos?

— No, claro que no hay dos camas— Dijo ella

— Menos mal— Pensó aliviado, o eso quiso aparentar

— De igual manera de que te preocupas si no te gustan las mujeres— Ella sonrió

La cara de pelirrojo no tenía precio, tenía la expresión como si hubiera leído un chiste malo o acabara de terminar de leer un libro de Paulo Coelho.

— ¿Cómo dijiste? —pregunto Kamui con la mandíbula desencajada.

—Que a ti, no te gustan las chicas — repitió Soyo calmadamente.

— ¿Qué es lo que te hace creer eso? —insistió el Yato.

—Los rumores que corren por la universidad. Ya sabes, como tratas a las mujeres —explico.

—Ohm —murmuro un poco molesto— Mejor hablamos del tema luego ¿Puedo usar la ducha? —preguntó con cortesía.

— Por supuesto —respondió sonriente la chica.

El joven de cabello trenzado, tomo su mochila ya que siempre llevaba una muda extra por si le daban ganas de hacer deporte en la universidad. Pensaba hacer su mudanza en el transcurso de la semana.

Kamui ingreso a la ducha que estaba dentro de la habitación y cerro delicadamente.

"¿Cómo mierdas puede pensar esa mujer que yo soy gay?"; pensaba frustrado el pelirrojo, mientras su cuerpo era mojado por el agua caliente de la ducha.

—Esto es increíble, esa mujer aparece en mis más sucias fantasías sexuales y cree que soy gay —hablo solo en la ducha.

Entre la rabia que sentía golpeo un par de veces los azulejos del baño con su mano izquierda.

—A ti no te gustan los machos ¿Verdad campeón? —le hablo a su pene, tratando de reconfortarse.

Al cabo de un par de minutos el de cabellos rojos salió de la ducha y se colocó un bóxer de color negro y unos bermudas azul marino. Por costumbre dejo su torso descubierto y salió del baño con una toalla en cabeza para secar sus cabellos.

Lo que no se esperaba el joven era encontrar a su nueva compañera de casa en bragas y brasilera en el medio de la habitación muy tranquila.

El chico miraba anonadado cada curva de Soyo, pero su escaneo con rayos x se detuvo cuando ella volteo en su dirección.

— ¡Oh! Allí estás —mirando sonriente a Kamui.

Kamui solo acertó a asentir con la cabeza y balbucear; para luego volver a encerrarse en el baño con la pésima excusa que dejo un grifo abierto.

Completamente sonrojado y con una creciente erección en sus pantalones el muchacho se sentó en las frías baldosas del piso, buscando claridad a sus pensamientos.

Estaba jodido, en todos los sentidos. Tenía a la chica de sus sueños más salvajes al otro lado de la puerta en ropa interior, ¿ese era el problema? No, ese no es un problema, es una bendición. ¿Era el hecho de que tenía una clara erección tan solo verla medio minuto? No, tampoco lo era, es más se sentía agradecido por eso, al menos era un hombre en todo el sentido de la palabra. El problema radicaba en que la chica que le interesaba a tal grado de haber fantaseado sexualmente con ella, creía ciegamente que era gay. Pensando claramente entendió por qué le pidió ayuda con ser su compañero de piso y es más, compartir habitación. Estaba perdido, decirle de una vez por todas que no era gay y volver a la pocilga que tenía como casa o dejar que ella siga pensando que es un condenado gay y disfrutar de buenas vistas como la de hace un momento.

Estaba pensando demasiado en poco tiempo, además debía solucionar algo con demasiada urgencia: su entrepierna gritaba por ser atendida.

—Creo que tengo dos opciones o jalármela o una ducha fría. — Dijo examinando el grado de excitación de su pene.

—Al carajo esto no pasará con agua fría— y sin desperdiciar más tiempo dirigió sus manos a su entrepierna.

Cerró los ojos y dio un suspiro Mientras su mano tomaba su miembro el cual dio un pequeño respingón ante el tacto. Dejo caer la cabeza atrás, cerró los ojos y dejo que su imaginación lo ayudara con esa tortura. Imagino a la chica tomando su pene y succionando, mientras lo volteaba a ver con esa dulce carita llena de él.

La mano subía a la punta y recorría toda su hombría de regresó. Dejando salir pequeños gruñidos.

—So...Soyo— escapó el nombre de la azabache de sus labios. Sentía todo su cuerpo ardiendo, aceleró sus movimientos y su semilla salió disparada a su bien marcado abdomen y parte del pecho.

Volvió a sentarse bien abriendo poco a poco los ojos. Quería seguir imaginando a su amiga con él un poco más

Se sintió algo culpable y enojado de hacer eso a escasos metros de ella.

Que tal difícil es decir "No soy gay, deja te lo de nuestro en la cama si quieres" pensaba viendo sus fluidos y su ahora ya flácido amigo.

Luego de ello, Kamui salió para cambiarse de ropa y encontró a Soyo arrodillada buscando algo debajo de la cama; el sólo verla en esa posición lo hizo pensar que debía entrar nuevamente al baño...

Cerró la puerta y sentía la sangre fluir por su miembro, era una erección de nuevo.

—Como me haces esto Soyo— pensó aquel...

Suspiró y se dispuso a autocomplacerse; pero apenas tomó su miembro entre sus manos, escuchó a Soyo al parecer esforzándose por agarrar lo que buscaba y dar una especie de gemido que a Kamui lo excitó más; frotaba la yema de sus dedos por la punta humedecida de su miembro, imaginando que Soyo pasaba su lengua por el mismo; luego con un dedo recorrió todo su miembro empapado de su esencia, podía imaginar a Soyo pasarle la lengua lentamente; empezó a tomar su miembro y a agitarlo con rudeza, se imaginaba dándole fuertes fuentes embestidas a la joven en la posición que se encontraba, podía prácticamente sentirse dentro de ella..

Entraba y salía lenta y tortuosamente, sentía como los delgados hilo de sudor rozaban su cara y al cerrar sus ojos podía escuchar los incesantes gritos de su amada suplicando por más y vaya que le daría si ella lo suplicaba. Su piel entera rogaba por ser someterla, acariciaba su miembro con más velocidad imaginando como la penetraba. Tres, cuatro, cinco estocadas fueron dadas con lentitud antes de que su propia imaginación se desesperara y fuera poseído por la lujuria y el deseo a la mitad del pequeño baño. Las penetraciones dentro de ella se volvieron más fuertes y constantes, casi brutales, pero igual los gemidos y jadeos imaginarios de la chica lo volvían loco. ¿Y si estaba loco? ¿Cómo es que era capaz de imaginar todo eso? ¿Y solo con verla un solo instante?

Sus piernas se tensaban al igual que su tórax, contenía la respiración y apretaba la mandíbula mordiéndose los labios. Sintió como un calor invadía todo su cuerpo dejando salir todo lo que tenía dentro hasta ya no sentir las piernas. Sus ojos cerrados mostraban la dulce cara de la chica sintiendo el éxtasis al igual que él a la vez que gritaba su nombre en forma de gemido...

—No es suficiente—. Se dijo a sí mismo en su soledad apretando con más fuerza esa bola de papel que contenía los resultados de su imaginación.

Era el momento de que volviera a la realidad en la que la chica se paseaba por ahí confianzuda bajo el pensamiento de una homosexualidad... ¿Y si la amarraba de las piernas y los brazos para poder "explicarle" detalladamente que él era un hombre en toda la extensión de la palabra?

— Kamui, ¿Que tanto haces para tardarte tanto?— Le preguntó tocando la puerta del baño

"Si supieras..." Suspiró viendo su desastre.

— Ya voy, no te preocupes

— Esta bien— Sonrió ella— Ayúdame a preparar la comida

Luego de eso, simplemente se cambió con unos jeans que tenía, dejando ver su formado cuerpo. Ahí estaba ella, ya con ropa puesta. Por lo menos ya no la vería tan descubierta, y no habría más erecciones, era el único beneficio.

Lo jaló del brazo dejando, juntándolo con sus ya formados senos.

— Antes de eso... ¿Que vemos?— Sacó las películas que tenía. Soyo estaba feliz de tener un amigo gay, el sueño de toda mujer— ¿Secreto en la montaña? ¿Comer, rezar y amar?

¿Qué clase de mariconadas son estas? Pensó el al verla escoger entre tantas películas, que si no eran del tema de la homosexualidad, era algo que sólo una mujer en sus días podía soportar. ¡Que martirio!

Quería decirle que dejaran todo eso y que vieran algo en la cama, los dos juntos, algo que le encantaría a ella.

— ¿Qué te parece si nos acostamos los dos?— Le sugirió con picardía y ella sonrió

— Y nos acurrucamos y me acaricias la cabeza— Dijo emocionada

Algo le había salido bien por lo menos, o así estaba pasando hasta que alguien tocó la puerta. Soyo corrió a abrir y Kamui maldijo al responsable.

— Es para ti Kamui— Le gritó y él fue a la puerta

Era Okita Sougo, su, ahora, excompañero de habitación.

— Me entere que estabas aquí— Le dijo con ese tono monótono— Y ya me entere de lo demás

Señaló a Soyo, quien los espiaba en un rincón.

— Bueno. — Se estiró— Te vine a devolver tus sucios calzoncillos, estaban en el baño

Kamui lo observó amenazante, con esa sonrisa que juraba matarlo.

— Adiós ex— Se despidió Okita refriéndose al así por ser su excompañero de departamento

Soyo no pudo evitar dejar de verlos, y pensar lo peor.

"EX, entonces él y Okita estaban juntos y terminaron, por eso acepto vivir conmigo para no tener que verlo. Pero yo pensé que Okita y Kagura traían algo, porque siempre los veía juntos. Incluso Kagura me confesó de la forma más tsundere posible que le empezaba a llamar la atención. Kagura se va a poner muy triste, pensar que el primer chico en que se fija le resulta que batea para otro lado " pensaba Soyo algo triste.

—Bueno sigamos en lo que estábamos, no soy muy bueno guisando, prefiero la parte de comer —dijo Kamui mientras volteaba a ver a Soyo con una sonrisa.

"Pobre finge estar bien para no preocuparme"—especuló Soyo al ver la sonrisa de Kamui. —Claro, haríamos algo sencillo para ver la película y además tengo helado y algunas golosinas ahí —. "Comer eso alivia cualquier corazón roto " pensó.

—Sándwich eso si lo sé hacer —dijo Kamui mientras caminaba hacia la cocina.

—Claro, vamos a hacerlos.

Después de un rato en la cocina y con una dotación de diez sándwich, papas fritas y helado de chocolate, ambos fueron a la habitación principal, pusieron todo en una mesa que se encontraba ahí.

— ¿Entonces qué película vemos? —preguntó Soyo mientras se aventaba en la cama.

Kamui pudo observar las bragas de su nueva compañera de piso gracias a su falda rosa, eso le hacía estremecer y agradecer por agradable vista.

—Mmmm, ¿no tienes más? Ahorita no tengo ganas de ver ese tipo de películas —dijo Kamui para intentar librarse.

—Bueno, como eres mi nuevo compañero puedes escoger hoy la película, tengo Netflix así que puedes escoger la que tú quieras.

—Gracias —dijo Kamui emocionado, había escuchado de eso, pero nunca lo había visto. Empezó a recorrer el menú principal y no vio nada que le agradara. Luego pensó en una película que Okita le dijo que estaba muy buena que la fue a ver con su hermana. —Esta voy a poner.

—Kamui ¿seguro que esa? —cuestiono Soyo algo preocupada al ver el título "Juegos Macabros".

—Si —dijo Kamui muy sonriente —la he querido ver desde que Okita me la mencionó que fue a verla con Kagura.

—Si la conozco, Kagura me conto de ella también, pero salen cosas muy feas

—Ándale veámosla juntos —suplicó con sus ojos zafiros, cosa que hizo caer a Soyo.

—Bueno, pero acuéstate en la misma cama que yo, si tengo miedo me abrazare de ti.

—Claro —dijo sonriendo y puso la comida en la cama de la morena. No había pensado en esa posibilidad que le daba la película, pero la suerte parecía sonreírle.

Apenas empezó la película, él perdió la noción del lugar en el que estaba. "Parece como un niño al ver su programa favorito" fue lo primero que pensó Soyo al ver lo animado que estaba su amigo. Hasta que la primera tortura dio inicio, mientras el rostro de Soyo perdía el color, el de Kamui se enmarcaba una gran sonrisa de satisfacción.

Él no supo en que momento ella aprisionó su brazo derecho, pero se dio cuenta cuando sintió el fuerte agarre de ella. Lo primero que se le vino a la cabeza fue "¿Y a esta que bicho le picó? ¿Por qué se esconde en mi brazo? ¿Acaso no le gusta la película?" Pero cuando fijo más su vista, se dio cuenta de que su brazo estaba aprisionado por los pechos de ella. Ah esa altura él ya se había olvidado del descuartizamiento de la tercera víctima, solo podía pensar que en vez de su brazo siendo aprisionado, sería mejor su cara y quién sabe, su boca podría aprisionar algo también.

Nublado por los bajos deseos que se imponían en él, se acercó sigilosamente a la cara de ella, "¿Con qué facilidad puedes hacer lograr esto en mí? No lo entiendo. Tal vez lo entienda si pruebo tus labios o tu cuello, o mejor tus pechos, no, sería mejor si pruebo de tu entrepierna."

Ka… Kamui...— Mierda. Las ganas de lanzarse encima de ella no faltaba, pero se tenía que controlar, pero ese débil "Ka… Kamui" más las pequeñas lágrimas que amenazaban con salir, hizo perder la poca cordura en él.

El sentimiento en su pecho creció al ver la ternura que ella daba, su pecho no paraba de acelerarse, verla tan indefensa hacia que sus deseos sexuales crecieran, la película para Kamui era como una comedia, pero para ella era el mismo infierno.

— ¿Qué pasa? —me pregunto Kamui mientras se acercaba lentamente.

—Nada. — le conteste ocultando mi cara y presionando más mi pecho en su brazo.

Él se puso más tenso de lo normal, lo sentía cada vez que presionaba mi pecho en él.

Cuando termino la película no me sentía nada tranquila, definitivamente no quería dormir sola esta noche.

—Es hora de irse a dormir —dijo Kamui soltándose del agarre de Soyo y dirigiéndose a su cama

— ¡ESPERA! —Dije sin pensarlo.

— ¿Qué sucede? — dijo con una cara confundía.

—Hoy, ¿puedes dormir conmigo en mi cama?

El chico sintió un sudor frío recorrer su columna. No sabía, si se podría controlar si la tenía en la misma cama. Ya era difícil con tenerla en el mismo cuarto.

Algo corto el hilo de mis pensamientos al ver como ella palmeaba un lugar en la cama mientras sonreía traviesamente.

—Como quieras— le respondió. Se acostó a su lado y él cubrió sus cuerpos con las sabanas. Pudo sentir como le abrazaba fuertemente, sus piernas se entrelazaron y lograba sentir todo el ser de la chica pegado al suyo. Sería una noche larga y dura...

El delicado rostro de la chica estaba recargado en su pecho, él no dejaba admirar sus bellas facciones y cada mínimo detalle de estas. "Maldita sea, llevo deseando todo esto demasiado tiempo. Desde que ella entro por la puerta de mi casa acompañada de mí hermana. Tenerla así de cerca y solo estoy pensando en formas de hacerla mía, esas ganas no van a desaparecer me lo dice mi entrepierna, pero aunque sea solo un segundo quiero admirarla, su belleza, su aroma, su calor... Todo" pensaba mientras mantenía su mirada en ella.

—Kamui...—. Murmuró entre sueños, ¿está soñando conmigo?

—Aquí estoy...—. Le respondió.

Rodeó su espalda pegando más su cuerpo al de él, si es que eso era posible, pudo oler el aroma a vainilla desprendiéndose de sus hebras del color negro. Ella le correspondió el abrazo, su pierna se estiraba acariciando partes que no sabía que eran sensibles hasta ahora. ¿Esto es una provocación? Si sigue así acabare haciendo que ella olvide como caminar

—Siento mucho que Okita te haya lastimado...—. Murmuró.

¿Hasta dormida piensa eso? La mira, sus ojos seguían cerrados y sus labios estaba un poco abiertos dejando sentir el calor de su respiración a través de su boca en su pecho. Deslizo sus dedos por el rostro de ella, hasta detenerme en su barbilla, la elevó unos pocos centímetros para admirar mejor su bello rostro.

—"Ella es mía, mía y de nadie más... Y yo no puedo reclamar el título... Malditos sean mis pensamientos".

La besó


GRACIAS POR LEER