The Promised Neverland pertenece a Kaiu Shirai.
Este fanfic está situado en el capítulo 12 del animé.
Madre
No es como si no importara.
No es como si no me importaras.
Solo no estoy educada para que me importe. Esa "habilidad" se me fue arrebatada hace mucho tiempo para sobrevivir en este mundo.
Creo que tú mejor que nadie puedes entenderlo, Ray.
Fuiste el único testigo de mi fragilidad antes de que todo se viniera abajo, pero nunca intentaste aprovecharte de eso. Claro, tampoco iba a dejar que lo hicieras. Una madre no puede permitirse perder ante su querido hijo, ¿no crees? Sé que piensas lo mismo. Somos más parecidos de lo que quieres aceptar.
Aun así, verte partir junto a los demás niños revivió las emociones dormidas que guardaba, esas que intenté suprimir a toda costa cuando estaba entrenándome para ser la mejor cuidadora del mejor ganado que pudiese existir. Si quería que mis niños fueran especiales, yo también debía ser especial y destacar por sobre las madres promedio. Para eso debí anularme por completo durante mucho, mucho tiempo.
Me pregunto si colocar a "mi hijo" entre mis niños fue una jugada de la Abuela para probar mi compromiso con la causa. Aún no lo sé.
Pero sí sé algo que tú no sabes y que jamás vas a saber.
La verdad, Ray, sentí un gran alivio cuando decidiste traicionar a tus hermanos a cambio de extender un poco más tu vida. Pensé que eras como yo, me vi a mí misma reflejada en tu mirada llena de astucia y en tus acciones, me reconocí como quien soy realmente. Fue un recordatorio tan maravilloso como estremecedor.
Del mismo modo, tu rostro iluminándose cada vez que recibías un regalo del mundo exterior me llenaba de una dicha inexplicable y poderosa, algo que nunca había experimentado antes. He leído en libros del viejo mundo que una madre vive la felicidad por medio de sus hijos, pero jamás creí sentir algo así hasta ahora, hasta verte concretando lo que yo no pude.
Desde el principio sospeché tus verdaderas intenciones.
Ya te lo dije, a mí no me puedes engañar.
Cuando me preguntaste por qué te traje a este mundo solo pude contestarte con la verdad. Lo siento. Quizá, en otro tiempo y en otra vida, pudimos ser una verdadera familia. Aun así, de la manera más contradictoria y egoísta que puedas imaginar… me alegra haberte conocido. Eres lo único que le dio sentido a mi existencia, a esta vida que deseo prolongar lo que más pueda a pesar de que no soy feliz.
Vive, Ray. Vive y sé libre junto a tus hermanos. Lamento no haber sido la madre que mereces.
Fin
