Advertencia: +16. Acaloramiento. Alfred profesional (?).

Disclaimer: Hetalia no me pertenece, Hidekaz Hiramuya es el respectivo dueño.


¡Qué gran trabajo!

Si miraba en retrospectiva, Alfred F. Jones definitivamente pudo haberse evitado esa incómoda y peligrosa situación.

Con veinticinco años, Alfred se había convertido en uno de los actores de voz más reconocidos e importantes de Asia y América. Su fama, obtenida gracias a los increíbles cambios que hacía con su voz, aumentaba en los últimos años, logrando que se expandiera a distintos campos del doblaje, especialmente, de la animación en Japón. Por ello es que ahora iba trabajando en la elaboración de varios proyectos.

Shonen. Shoujo. Y BL.

Tranquilas. No se alarmen con la última categoría. Ya antes Alfred había colaborado con un proyecto del género homosexual, y (¿por qué ocultarlo?), había sido una experiencia única y fenomenal, inclusive divertida. Pero, a comparación con la que tenía ahora, no.

— Nhh! ¡Pa-para!

Ah..., momentos como este es en los que uno se pregunta, seriamente, donde se va la profesionalidad. Alfred también se lo cuestionaba. Porque nunca antes había tenido algún tipo de sentimiento o vergüenza cada que realizaba una escena de sexo, sea o no homosexual. Con decirles que incluso bromeaba sobre ello, aunque ahora...

Cabizbajo, acalorado y con la cabeza a punto de explotar, Alfred continuaba escuchando en silencio la asombrosa interpretación de su compañero de acto, Arthur Kirkland, el segundo actor más famoso del doblaje.

Alfred lo conocía desde hacía cuatro años, justo después de que consiguiera su primera premiación en los Seiyū Awards, galardonado como mejor actor de ese año. Y aunque ahora no había caso el presumir sobre ello, era un suceso muy importante de mencionar. ¿Por qué? Porque ese momento había sido el inicio de todo.

Arthur Kirkland había sido ese ente que Alfred había deseado eliminar a toda costa. Vamos, ambos competían en el mismo mercado, y eso de que la fama del cejón era mucho más grande que la de él, aun cuando no había conseguido premiación alguna, era frustrante.

Pero no, ya no podía detestarle…

— Yo… Yo…

¡Ah!, ¡No puedo más!

No sabía desde cuándo, pero en algún momento de sus días, Alfred había terminado enamorado completamente de Arthur. Comenzó a gustarle. Y aquello le había traído un sinfín de problemas, más de los que él, con su simple y mera presencia, podía lograr. Y no es que odiase estar enamorado del cejón. No. Es solo que Arthur lograba convertirlo en un idiota.

Ahora, escucharlo así, gemir con infinito placer, no le estaba ayudando en nada. Es más, provocaban en su cuerpo el resurgir de esas malditas características que tenía un adolescente.

El amor siempre debía ser puro, pero la lujuria, en cambio... ¡debía de prohibirse!

Aun así, no importaba cuanto hiciese, no podía traer de regreso la profesionalidad con la que antes había trabajado.

Cada vez que escuchaba a Arthur gemir así, volvía la locura.

"Control, control"

— Nhh! Ah!

No… no podía…

Tragó fuertemente, como ya lo venía haciendo desde el inicio de la grabación, y observó sonrojado el libreto con sus próximas líneas. El cuadernillo era bastante simplón a comparación de otras ocasiones, pero su contenido, no difería en nada. Con cada página pasada, más y más obscenidades de categoría M aparecía. Lo que le hacía pensar muy seriamente de que un CD-drama también debería de tener censura… ¡Como esta escena!:

-Él, bueno, su personaje, dándole uno de los mejores besos negros a Arthur, ¡corrección, corrección!, al otro tipo, al uke, en un intento de ofrecerle mayor placer, un poco antes de que empezara a penetrarlo profundamente, mientras que, ese característico sonido escurridizo comenzaba a hacerse más y más audible...

"squish", "twitch"...-

Oh dios...

La voz de Arthur continuó siendo grabada por la producción mientras Alfred escuchaba en silencio las líneas de Arthur; estaba esperando, con bastante nerviosismo, a que llegase su turno. Mientras tanto, hacia el intento de olvidar que era Arthur quien gemía, recordar que se encontraba en la cabina de grabación, trabajando, e ignorar el hecho de que tenía un latente y muy excitado pene….

A4, C2.

¿Qué? ¿Ya era su turno? Abrió rápidamente la boca para pronunciar una de las líneas más lujuriosas que había en el libreto, cuando, de pronto…, quedó enmudecido.

— ¿Qué sucede, joven Alfred?

Maldición, la cague de nuevo!"

Y ya era la décima onceava vez.

— ¡Maldita seas, niño! — Exclamó de pronto colérico Arthur— ¡¿No sabes acaso hacer bien tu trabajo, ah?!

Claro que lo hago bien! ¡De hecho, hice otros cuatro proyectos BL antes que este! El problema aquí es que me estás encendiendo, maldita sea. ¡Tú y tu jodida erótica voz me están impulsando a querer follarte aquí!"

— E-es solo que me siento algo… mareado… Ayer tuve fiebre — mintió Alfred, forzándose asimismo a realizar una mueca parecida a una sonrisa mientras iba ocultando su aun latente erección.

— Tomaremos un descanso entonces.

Se escuchó de nuevo la voz del director desde a través del artefacto.

Alfred había agradecido en silencio el detalle de que le dieran un pequeño descanso, pero… ¿a costa de su mentira? Se sentía fatal. Por esas razones es que odiaba verse involucrado con Arthur, porque se volvía en un verdadero idiota y nada salía como él quería.

Hizo entonces una reverencia muy al estilo japonés, era la única manera que conocía para disculparse con el staff de la producción. Aunque, Arthur no era parte de esa nacionalidad asiática, de ahí que le gruñera y saliera colérico de la cabina.

— ¿En verdad se siente muy mal, joven Alfred? — Cuestiono el director del proyecto, ingresando a la cabina—. Podemos detener la grabación para usted por el día de hoy, si así lo desea...

— ¿Eh? N-no… no te preocupes, Kiku.

— Recuerde que tenemos sus líneas por todas partes. Podemos recurrir a ellas si no se siente disponible.

— ¿Eh? No, en serio, estoy bien… D-de verdad…. Iré a disculparme con Arthur.

Escapar, eso era lo único que Alfred podía hacer ahora; porque sabía bien que si ese interrogatorio continuaba, Kiku, se enteraría de las cosas muy fácilmente. Muy perspicaz era, ¿saben?

Además, él podía continuar trabajando muy tranquilamente, ahora también porque ya no iba pensando en sexo duro. Solo debía de ir y disculparse con Arthur para, así, concluir con el proyecto BL.

Y así iba pensando Alfred antes de quedarse en blanco, de pie, estupefacto y sin poder creerse que, lo que oía, eran gemidos de placer provenientes del baño de producción... Peor aún, ¡que esto sonasen como los del cejón!

Rió tontamente.

Su mente, al parecer, ya le estaba jugando una mala partida. Todo por la acalorada situación que vivió. Era imposible que Arthur se masturbara en las horas de trabajo. El inglés era eso, un inglés. Era caballeroso, de buenos modales, refinado y pulcro, no era capaz de hacer tales cosas, ¿verdad?

Riéndose de sus tan alocadas alucinaciones, Alfred decidió ponerle fin a su gran golpe de calor con un método efectivo. De adolescente le había ayudado bastante un buen chapuzón de agua, y esperaba que ahora, este, le ayudara como antes.

Lástima que su locura empeorase, tras descubrir a un Arthur en pleno acto de masturbación.

Continuará


Volví, después de un laaargo tiempo. :')

Más que nada, quiero recalcar que me siento muy feliz de regresar a esta página, estoy entre emocionada y nerviosa; y es que no sé cuántas cosas habrán cambiado por aquí desde que desaparecí xD T-T Pero me alegra volver, en serio.

Bueno, no quiero hacer esto muy largo, si requieren alguna otra información, pueden recurrir a mi perfil o enviarme un PM. :D No tengan miedo (?) xD

Eh, con lo que respecta a este fic, pues, no hay mucho que recalcar, salvo que esperen con ansias el próximo capítulo! Eso. :3

Gracias por leer~