PRÓLOGO AL DESASTRE
Maldito chico fotogénico… Qué bien sale en esta foto… ¡Prometo que en cuanto le pase esta foto a Setsuna la borro!
Eso quería pensar, así de fáciles quería pensar que serían las cosas. ¡Iba a ser sencillo! Sólo iba a tomarle una foto a ese estúpido de Itô Makoto que por razones desconocidas tanto le gustaba a mi amiga (aunque he de reconocer que fue muy amable con sus palabras aquel día hacia ella, me sentí tan mal cuando supe que no había estado allí yo misma para ayudarla…), se la pasaba, la hacía feliz, ¡y entonces todos felices!
Las flores de cerezo caían mientras le enseñaba mi regalo para ella, y su expresión fue tal y como en mi cabeza la había imaginado, no había nada de ella que me pudiera sorprender ya. Su felicidad era mi felicidad, y si algún otro sentimiento intentaba entrar en mí, ¡lo echaba a patadas!
Eran esos la clase de pensamientos que me hacían poder sonreír sin reparo a pesar de todo; en mi mente siempre divagaba y me dejaba llevar entre ellos. En ese momento recuerdo que empecé a imaginar unos hombrecillos en mi interior dándoles una brutal paliza a una especie de monstruos amorfos con cara antipática, que se me hacían ligeramente familiares, seguramente de un videojuego que mi mente recuerda de manera superficial.
-¿Y ya has decidido cómo le vas a empezar a hablar? ¿Harás el hechizo?- le pregunté a Setsuna, dándole unos pequeños codazos en su costado y sonriéndole con complicidad, mientras ella contemplaba su nueva adquisición.
Sólo recibí por respuesta una mirada sonrojada, y unos ojos algo más abiertos de lo normal. No me hizo falta nada más para conocer su respuesta.
Suspiré sonoramente y le posé una mano en su hombro.
-No te preocupes, ya se nos ocurrirá algo. Algún día tendremos la oportunidad de acercarnos a él, y la aprovecharemos. ¡Makoto Itô será el novio de Setsuna Kiyora!- alcé el brazo derecho en señal de lucha para darle más énfasis a mis palabras.
Sonriéndonos mutuamente, ambas comenzamos a caminar hacia la salida del instituto Sakakino para ir a mi casa, mientras planeábamos (quizás una lo hizo más que la otra…) cómo hacerle ver a Itô, que Setsuna era en realidad la mujer de su vida aunque él aún no lo supiera.
En cuanto Setsuna y yo nos separáramos, yo borraría esa foto…Lo haría…
