¡Hola!
Esta vez me he decidido por hacer una historia sobre cómo Clark lidia con ser dos personas a la vez, y cómo le afecta que Lois prefiera a una de ellas.
La historia está inspirada en la saga de Christopher Reeve, pero no es necesario haber visto ninguna de las películas porque no tiene relación con ellas.
¡Ah! ¡Tendrá seguramente dos capítulos más!
¡Espero que os guste esta historia! ¡Agradecería muchísimo cualquier opinión que tengáis al respecto! :D
Apariencias
Prólogo
De nuevo volando con ella. Clark sonrió, apretándola un poco más contra su cuerpo ahora que tenía una excusa para hacerlo. Porque Lois Lane jamás dejaría que Clark Kent la tocara así, la mirara así. Él suspiró, la alegría de tenerla al fin desvaneciéndose poco a poco ante la imagen de Lois mirándole en el trabajo como si fuera un hermano pequeño que no dejaba de incordiar. Y en cambio en ese momento ella le miraba con tal admiración, con tanto amor… Pero no, ella no le amaba por completo. Él era Superman, Kal-El, pero también era Clark Kent; Lois sólo quería a Superman. Clark tenía la sensación de que le idealizaba, de que no veía más allá de su traje… porque si se esforzara en buscar en su interior encontraría a Clark Kent.
- Gracias por el viaje – le sonrió ella sin aire cuando Clark la dejó en la terraza de su piso.
- Ha sido un placer – Clark esbozó esa sonrisa encantadora que siempre tenía en el rostro cuando actuaba como Superman. Pero en esos momentos no sentía alegría alguna. Sólo tenía ganas de irse a casa, descansar e intentar olvidar esos ojos castaños que le habían cautivado desde el primer día que se conocieron.
Se apartó mucho más deprisa que de costumbre. Últimamente se sentía demasiado inquieto al lado de Lois, demasiado querido o rechazado, dependiendo de quién pretendiera ser. Y cada vez le costaba más aguantarlo.
- ¿Superman?
Su voz le hizo girar. Ella parpadeó unas cuantas veces mientras se mordía el labio inferior. Se acercó despacio y le dio un beso en la comisura de los labios. Clark sintió la horrible tentación de tomarla entre sus brazos y besarla, pero no pudo… No así, siendo tan sólo un ideal.
Así que se separó, le sonrió una vez más pese a sentirse desesperado y decepcionado, y se fue sin más, desapareciendo en la oscuridad de un cielo sin luna.
Capítulo uno:
No soy Clark Kent
Clark jugueteó con sus gafas, que tenía entre las manos, mientras esperaba a Lois. Siempre las mismas dudas, la misma necesidad de mostrarle a Lois todo lo que era y pedirle que le aceptara por completo. Así dejaría de sufrir, de tener celos de sí mismo, de odiar tener que fingir ser torpe y asustadizo cuando antes lo había encontrado una liberación. Antes Clark Kent era sólo una exageración de una parte de sí mismo, alguien amable e inofensivo; se sentía cómodo siendo él, por mucho que a veces le pisotearan. Ahora, cada vez que se obligaba a sí mismo a tropezar frente a ella y veía cómo suspiraba con resignación sólo deseaba quitarse las gafas y decirle que nada de todo aquello era verdad, que él era Superman y siempre la había querido.
Pero decir aquello sería peligroso.
La actual relación que Superman tenía con Lois ya era peligrosa, Lex Luthor se había encargado de eso. Sabía que era importante para él y lo utilizaba en su contra. Y si alguna vez Lex descubría que Lois conocía su identidad, si Lois se atrevía a insinuar algo parecido en un artículo suyo entonces estaba perdida. Clark no podía permitirlo. Así que suspiró, poniéndose las gafas justo cuando Lois salía de su habitación.
- ¿Vamos? – preguntó, cogiendo su chaqueta.
Clark le sonrió, y entonces ella reparó en que iba un poco dejado. Negó con la cabeza, una pequeña sonrisa asomando a sus labios, y se puso frente a él. Le apretó bien la corbata, le puso la americana en su sitio y finalmente le subió las gafas, que se le caían por el puente de la nariz, como siempre.
- Eres un desastre, ¿lo sabías?
- S-sí – rió él inocentemente, sabiendo que ella jamás sospecharía que no lo era en absoluto. Se sabía muy bien su papel –. Gracias, Lois.
- Vamos – le sonrió ella, haciéndole un gesto con la cabeza.
Cogieron un taxi para el Metrópolis Hotel, que quedaba un poco lejos de casa de Lois. Se celebraban diez años desde que Frank Berkowitz, el alcalde, fue elegido por primera vez por la ciudad de Metrópolis, y se daba una cena en su honor. Lois, Clark y Jimmy serían los encargados de preparar la crónica para el Daily Planet.
La primera parte de la noche pasó entre entrevistas y notas en su libreta. Escuchó atentamente el discurso del alcalde, anotando pese a que no le era necesario. Una vez terminado el discurso pudo relajarse, dando su tarea por finalizada. Lois, en cambio, seguía trabajando, parando a los asistentes, tomando nota de hasta el más mínimo detalle. Clark la observaba desde lejos; sus ojos castaños, su pelo oscuro, su sonrisa. Estaba hipnotizado por ella.
Tenía ganas de pasar un rato en su compañía, aunque eso significara dolor por cómo le miraba… por cómo no le miraba. Se encaminó hacia ella con pasos vacilantes.
- ¿Lois? – preguntó, su voz siempre suave y miedosa.
- ¿Qué? – se giró ella, guardando su libretita en el bolso. Al fin había decidido parar.
- ¿Te gustaría… te gustaría bailar?
Ella parpadeó dos veces antes de echarse a reír. Clark se sintió herido, pero mantuvo su expresión amable de siempre.
- ¿Bailar contigo? ¡Clark, pero si eres un torpe!
Si Superman se lo hubiera pedido ella habría aceptado, por muy torpe que fuera. Pero en esos momentos él no era Superman… Tampoco soy Clark Kent, pensó con un suspiro. Ya sólo fingía serlo, ya no se sentía cómodo con él.
Él era más que Clark, más que Superman, y Lois no sabía verlo.
- Sí, tienes razón – dijo al fin, sonriendo un poco –. Lo siento, Lois.
El rostro de ella se suavizó. Suspiró mientras le miraba, dudando, y al fin levantó los brazos como signo de rendición.
- De acuerdo. Pero intenta no pisarme mucho o me arrepentiré – le advirtió ella, cogiéndole de la chaqueta y tirando de él hacia la pista de baile. Clark se hizo tropezar un par de veces mientras iban hacia allí, y dos veces se disculpó por su "torpeza".
Al fin se detuvieron en la pista. Clark se mordió el labio inferior para mostrar duda cuando en realidad lo que quería era sonreír porque había conseguido, fuera como fuera, tenerla entre sus brazos siendo Clark Kent.
Empezaron a bailar despacio, ella mirando alrededor distraídamente y él mirándola a ella. Estaba tan absorto que apenas recordó que tenía que ser torpe y pisarla de vez en cuando.
- No bailas tan mal, en realidad – comentó ella, ocultando una sonrisa.
- Gr-gracias, Lois – tartamudeó él, esta vez sin fingir.
Una pequeña sonrisa curvó las comisuras de sus labios; le alegraba que ella pareciera estar disfrutando al fin de su compañía. Siguió medio bailando medio tambaleándose al ritmo de la música con ella, mirándola a los ojos hasta que avergonzado tenía que bajar la vista.
Una pareja topó contra la espalda de Clark. Sabía que tenía que simular que el choque le había afectado, así que dejó que su cuerpo se precipitara un poco contra el de Lois. Ella, sin esperárselo, no tuvo tiempo de mantener el equilibrio y cayó hacia atrás. Clark la cogió al instante, sin pensar.
Lois se encontraba suspendida en el aire, sujetada tan sólo por los fuertes brazos de Clark. Y él estaba inclinado sobre ella, muy cerca. Lois le miraba sorprendida, respirando con dificultad. ¿Sería por el traspiés o porque en el fondo sentía algo por él? Clark tragó con fuerza, intentando sin éxito apartar la vista de sus labios rosados.
Lois levantó una mano para ponerle bien las gafas, que estaban a punto de caérsele. Su mano acarició suavemente la mejilla de él, y Clark sintió ese fuego en su pecho que le impedía respirar cuando de Lois se trataba.
Le miraba de ese modo, como cuando era Superman.
- ¿Clark? – susurró ella, mirándole a los ojos.
- ¿Sí?
- ¿Podrías dejarme en el suelo, por favor?
- Oh, sí… sí, claro. Lo siento – respondió él en un balbuceo, dejándola sobre el suelo con cuidado.
Lois carraspeó, alisándose bien la falda y luego la camisa. Después se puso a rebuscar en su bolso, y cuando al fin lo cerró comenzó a mirar a su alrededor. Su pie daba golpecitos nerviosos contra el suelo.
- ¿Estás bien? – Clark se acercó un poco a ella, pero Lois se alejó, aún sin alzar la vista hacia él.
- Estoy bien – pero su tono de voz indicaba lo contrario. Clark frunció el ceño, preocupado. ¿Se habría hecho daño? Alzó una mano para ponerla en el brazo de Lois, pero ella se apartó. Se giró y comenzó a andar hacia la barra del bar a paso decidido.
- Estoy bien – la oyó murmurar.
