Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.
Summary: Un ultimátum. Matrimonio y un hijo. Era lo último que Edward esperaba, a sus veintiocho años. Lo último que deseaba. Pero entonces, ella entró inesperadamente a su oficina, tan simple y sin gracia alguna. Su mente fraguó un plan bastante sencillo: enamorarla, casarse con ella y, cuando ella le diera un hijo, se desharía de ella de algún modo y se quedaría con la criatura. Pero quizá ella guardaría más secretos de los que él podría imaginar, inmiscuyéndolo en el problema más grande de su vida: enamorarse.
Just close your eyes
you'll be alright
no one can hurt you now
you and I'll be safe and sound
~Taylor Swift
Chain of Fools
Prólogo
Alguna vez se preguntó por qué respirar debía ser tan absolutamente indispensable, puesto que en momentos dados, en circunstancias precisas en la vida, resulta ser no más que una molestia. Como justo en ese momento, que la garganta le ardía a cada bocanada, quemaba como si en vez de oxígeno respirase lejía. El nudo en ella apretaba cual soga en la piel de los desdichados condenados al patíbulo, al punto de causarle un dolor sin precedentes, que se aproximaba a su pecho, amenazando con estrujar su corazón.
El olor a óxido se había esparcido en el aire, impregnándose en sus fosas nasales. La sal mezclada con el inminente aroma a sangre le revolvían el estómago y el piso no parecía tan fijo como de costumbre. Revuelto, olfateaba su miedo, que creaba casi una película tangible a su alrededor.
Lo miró fijamente a los ojos, fingiendo que no sentía el terror helándole las venas, retándolo en silencio; temiendo que él aceptase el desafío. Sus ojos, de un frío gris plomizo rodeados de un violento huracán turquesa, brillaba aterradores con una especie de placer perverso que hizo que un estremecimiento recorriese su espina dorsal.
Sentía la humedad empapar la tela de algodón de su blusa pero, aunque debería sentir la incomparable punzada en su herida, no era capaz de concentrarse en ello. Tenía esa mano cálida envolviendo la propia, en un vano esfuerzo de infundirle ─ya que el valor estaba olvidado ─ un poco de confianza. Aunque ésta, también estaba muy lejos, en un recuerdo insólito y borroso.
La luz de la Luna se reflejó en el filo de su daga de acero, sucia por el corte que le había provocado, con un par de gotas escarlata recorriendo la hoja.
─¿Sabes? ─murmuró él, con esa voz de seda que la envolvía en su red de pánico. ─ Ella no entraba en mis planes. Así que es tu turno de decidir, ¿prefieres verla morir o que ella te vea a ti, mi hermosa princesa? Y piénsalo rápido, porque tú ya has colmado mi paciencia.
Ella no respondió. Aún cuando hubiera tenido algún comentario taimado en mente, no habría encontrado su voz. A sus oídos llegaron los ininteligibles rezos de acompañante, mezclados con sus sollozos casi inaudibles.
Sus ojos vagaron por el callejón donde habían terminado después de una larga carrera sin sentido en contra de él, en contra del miedo que proveían sus ojos amenazantes. El pavimento cuarteado abría únicamente un camino, y era el que él cubría con su cuerpo fornido e indudablemente mayor al de ella. Sus posibilidades en una batalla cuerpo a cuerpo eran menos que nulas. Las paredes de adobe tampoco eran una opción especialmente eficaz.
Él había planeado demasiado bien su emboscada.
─A mí ─dijo en un hilo de voz, con la esperanza de que su compañera de ese miedo abrumador pudiese escapar durante el pequeñísimo segundo que le costaría hendir la punta de su daga en su cuello esbelto, atravesando la delgada capa de piel hasta llegar a su yugular. Una parte de ella deseó que él disfrutase magullando su cuerpo, al menos lo suficiente para que fuera la única afectada. Deseaba fervientemente que la dulce mujer junto a ella saliera bien librada. Escuchó el gemido de ésta la darse cuenta de lo que querían decir sus palabras. Afianzó el agarre de su suave mano, tratando de decirle que todo iría bien. ─Corre ─suplicó, apenas articulando la orden.
Entonces, cuando más se lo esperaba ─aunque no por ello la sorprendió menos─ maniobró la larga hoja afilada y, aunque se preparó para que ésta penetrase de lleno en su pecho, el golpe nunca llegó. En cambio, sólo escuchó la apuñalada, en un sonido acuoso e hiriente y un jadeo desgarrador desgañitar la garganta de la mujer que más amaba, y que más la había amado a ella. Su resuello se volvió frenético, con cada segundo contado y siendo restado en cada respiración.
─Nunca te abandonaría ─dijo gastando sus últimos alientos. ─Nunca lo haré.
Lanzó su último suspiro, ya sin vida, sin una gota de esperanza recorriéndole el cuerpo; un suspiro que cambiaría su vida. Le daría un giro completo y permanente, uno que sería su cruz por lo que parecería una eternidad.
Here we are...!
Personas, volví, se supone que lo subiría antes pero he tenido que romperme la cabeza con el capítulo uno pero tengo la idea entera y sólo tengo que escirbirlo completo, llevo 2,000 palabras. Hoy es 23 de junio y como ya es mi tradición hoy subo una historia. Me gusta mucho esto y estoy tratando de hacerlo lo mejor que puedo. Les dejo el prólogo a ver qué les parece y voy a subir el primer capítulo con un límite de tiempo de el sábado siguiente, dependiendo de cómo se dé mi semana porque es algo ocupada, pero lo tendrán. En serio, no es como con F&A que jamás subía.
Les quiero agradecer todo el apoyo que tuve en Forever And Always, esto es nuevo y espero que les guste.
Que tengan un bonito fin de semana y día de San Juan mañana (¿alguien lo celebra? yo no... jajaja)
¿Reviews?
Besos
LizBrandon
23.06.12
