Hola, ¿Qué tal?

Regrese porque me acorde de mi contraseña y les traigo esta cosa que escribí, mientras jugaba cartas con Cristo -3-

En fin, fue un pensamiento extraño que surgió al ver de una manera homosexual la relación de Killer y Kidd, y me permití escribirlo porque sé que no hay mujeres en su tripulación. Referencia a relaciones homosexuales, no te gusta, regresa a la página anterior.

Gracias a los lectores, gracias por sus reviews.


Porqué a fin de cuentas eres un hombre, y quizás eso podría haberse evitado de haber acogido una mujer en tu barco.

No, no, no, no. Un rotundo no. Di no a tus necesidades.

Pero de pronto aparecía Killer y aquel hombre se convirtió en su sí.

No era su culpa, claro que no.

Es más, era culpa del rubio, quien le ordenaba que le fuera tan leal, que conociera tanto al pelirrojo, que pareciera una maldita mujer con el cabello largo y un interior cálido y húmedo.

Palpita tu miembro en deseo. No era bueno pensar en ello.

Pero ¿Cómo había sido la primera vez? ¿Cómo es que su relación había cambiado tanto?

Aceptaba ser un reverendo hijo de puta, arrogante, mandón e impulsivo, pero no era un jodido violador.

¿O si lo era?

No, no lo era, definitivamente no, Killer lo hubiera abandonado y él hubiera pedido perdón por primera vez. Pero así eran las cosas y poco podía hacerle.

¿Se habría dado cuenta alguien más? Seguramente sí, pero a ninguno de los dos le importaba gran cosa.

Porqué Killer seguiría yendo una vez por semana a calmar los impulsos básicos de su capitán, ¿o acaso era Killer quién calmaba los propios?, no, no sería capaz, ¿o si sería?

Y que podía hacer, culparlo, a fin de cuentas él había comenzado eso, son los gajes del oficio y poco podía hacer para impedirlo, y si podía hacer algo no le interesaba probarlo.

Claro que se había acostado con mujeres, mujeres jóvenes, mujeres maduras, quizás alguna menor de edad pero no se comparaba con Killer.

No, no, no, no. Otro rotundo no.

No podía comparar el cuerpo, ni la suavidad de la piel, ni el calor emanando de él, ni la belleza de su cabello largo que despeinaba una vez por semana.

Quizás prefería a los hombres, o quizás solo prefería a Killer.

La puerta de tu habitación se abre de la manera más lenta de lo que fuera posible y natural, o solo era tu imaginación. Lo que no era una mentira era aquel cuerpo que se acercaba, aquel cuerpo que te lamia, aquel cuerpo que cabalgaba sobre tu miembro erecto y goteante.

Aquel cuerpo, que te besaba y que sin que tú lo notaras salía de tu habitación, ¿o era su habitación? ¿O era de los dos?

Para que pensar en ello, daba lo mismo, y poco te importaba ¿cierto?


Hey, hey tú, si tú!

¿Ya te vas? No veo mi comentario ehhh ¬¬
Gracias por su tiempo - 3-

Skwigelf