Este es mi primer fic, los personajes no me pertenecen sino a sus respectivos autores.

ADVERTENCIA: es un fic Yuri, tendrá lemon en algunos capítulos y en la mayoría (si no son todos) se hablaran groserías. Si has leído esto y no te importa considérate una pervertida igual que yo.

Este fic se sitúa en la edad media, ya saben esa época donde se peleaba de espaditas, la cerveza se serbia en jarras y todos los niños en vez de soñar con superman soñaban con lancelot.

Cap: 1.-llegada al Palacio

Los primeros rayos de sol se lograban vislumbrar a través de las rasgadas cortinas logrando alumbrar a una dormida rubia que estaba soportando los estragos de la noche anterior.

-hmm...aun no-dijo mientras se acurrucaba en la cama y ponía una almohada sobre su cabeza, estaba en el trabajo de volver a dormir cuando el sonido de su puerta la interrumpió.

-¡despierta marimacho!-dijo un joven de menor estatura que ella con el pelo blanco y los ojos color verde de un tono más claro que los de la rubia-¿que acaso no sabes que día es hoy?-empezó a intentar sacarla de la cama jalando una de sus piernas.

-deja enano…-decía una somnolienta Haruka intentado patear a su amigo.

-hoy día el general escoge a un armero para que lo acompañe-le recordó Yaten mientras seguía jalando a la rubia.

-que el general se vaya a la mierda-decía un poco pero solo un poco mas despierta.

-¡¿acaso no quieres salir de este lugar?!-grito Yaten lográndole sacar medio cuerpo de la cama, se había agotado así que decidió dejar de intentar despertarla y se fue a alistar el también.

-¡es cierto!-grito la rubia levantándose de golpe-¡tengo que prepararme!-empezó a sacar la ropa que se iba a poner intentando ignorar el dolor de cabeza proveniente de la resaca, ayer habían celebrado la victoria del reino en una de las guerras más importantes de su historia y la llegada de los soldados.

Haruka desde pequeña fue instruida en el arte de la creación de armas gracias a su padre, por más que lo intento nunca logro salir del pueblo.

Después de todo el lugar era uno de los pocos que se rindieron para no empezar una guerra con el reino de plata, pero debido a las constantes manifestaciones que habían en el pueblo, seguía representando un peligro para el reino, así que el rey mando a poner murallas vigiladas por soldados imperiales y no dejar que nadie saliera ni entrara sin su permiso.

Pero hoy por fin dejaría atrás las malditas murallas, el general Seiya había vuelto ayer junto con los soldados y estaba buscando un armero para que lo acompañe en sus diferentes batallas.

Después de buscar entre su ropa alguna que no estuviera rota o manchada sin éxito alguno decidió ir a pedirle ropa a Yaten.

-pero él es muy enano-pensó a mitad del camino deteniéndose por un momento, se le cruzo la idea de pedirle ropa a Taiki pero sabía que él no se la prestaría, luego retomo su camino pero desviándose para llegar a un cuarto al que no había entrado en años.

-y pensar que volvería aquí-dijo para sí misma viendo la puerta empolvada que la separaba de la habitación que antes había pertenecido a su padre, agarro con cuidado el oxidado picaporte abriéndola despacio haciendo sonar el chirrido de la puerta.

-sigue sin cambiar-dijo mientras entraba a la oscuridad, por mas que era de día las cortinas a diferencia de las suyas eran muy oscuras y no estaban rotas negando así el paso de los rayos de sol, avanzó lentamente hasta abrir el armario de su padre, camisas y pantalones permanecían ahí después de que ella se había negado a votarlos.

Empezó a buscar entre ellos alguno que fuera presentable hasta que del bolsillo de una camisa se cayó un papel lo recogió para ver que era, al voltearlo una leve sonrisa apareció en su rostro lo que tenía entre las manos era una fotografía de ella junto a Yaten y a Taiki tendrían unos 7 años todos manchados con barro y tenían raspones posando para la foto, se ponían cachitos y sonreían ampliamente y su padre estaba allí abrazándolos con esa sonrisa amable que lo caracterizaba la barba crecida y algunos mechones rubios tapando su mirada, sus ojos del mismo color que la rubia presentaban ojeras y su rostro y brazos algunas cicatrices.

Haruka se detuvo un rato perdida en sus recuerdos, hasta que escucho afuera de su caza el galopar de unos caballos seguido por el sonido de la trompeta imperial sonar.

-¡maldición, ya llego!-dijo esto con el pánico estampado en su rostro, tomó la primera camisa y pantalones que encontró y se empezó a cambiar.

-! Haruka! ¡El general ya llego!-gritaba Taiki desde la puerta a punto de salir-donde se habrá metido.

-seguro se quedo dormida-dijo Yaten empezando a molestarse por la ausencia de la rubia. Taiki estaba a punto de ir a buscarla pero se detuvo al divisar a Haruka corriendo y abotonándose los 3 botones de la camisa que le faltaban además traía las botas mal puestas y su correa estaba desabrochada.

Luego de que Taiki le regañara por la tardanza y Haruka se arreglara salieron en dirección al palacio que es donde los habían citado junto con los demás armeros de todo el reino. Luego de subir a la carrosa que los llevaría junto a todos los armeros de su pueblo, los tres amigos empezaron a charlar para matar el tiempo después de todo el palacio quedaba muy lejos.

A mitad del camino otras carrosas fueron apareciendo siguiendo el mismo camino que ellos. Delante de su carrosa había otras dos que eran la escolta de una mucho más grande y más lujosa.

-¿saben de quién es esa carrosa?-pregunto Haruka un poco extrañada después de todo no creía que el reino se fuera a tomar tantos lujos para unos cuantos armeros.

-e-es de la pr-prometida del general-dijo uno de los jóvenes con cabello marrón corto y que no podía ocultar su nerviosismo.

-¿y que hace ella aquí?

-acaso nunca prestas atención Haruka-dijo Taiki-ella vino para revisar que todo anduviera bien aparte de darnos el permiso de salir del pueblo, eso nos lo dijo un guardia antes de entrar a la carrosa.

-hm...es un poco extraño normalmente mandarían a un capitán o sino a algún guardia de confianza del general.

-ahora que lo dices a mi también me pareció extraño que mandara a su prometida a verificar todo-dijo Yaten.

-y...sabes ¿cómo es?

-¿cómo es quien?-respondió Yaten que no comprendía lo que le decía la rubia.

-¿quien más? La prometida del general.

-he escuchado que es muy hermosa-respondió Taiki a la pregunta de Haruka.

-y que es la digna representación de una sirena-esta vez hablo Yaten.

-Con que una sirena-dijo Haruka en vos baja pero lo suficientemente alto para que Taiki y Yaten escucharan, en su rostro se podía ver una sonrisa un poco macabra.

-oh no ¡Haruka no vas a hacerlo de nuevo!-dijo Yaten anticipándose a lo que estaba planeando su amiga-¡con ella no!

-me pregunto si aparte del agua también le gustara el viento...-Haruka dijo esto remarcando su sonrisa haciendo que a Yaten le diera un pequeño escalofrió.

-Haruka te juro que si por tu culpa nos mandan de vuelta al pueblo ¡te mato!-amenazo con un tono serio el más bajo de los tres.

-eh pero si yo no voy a hacer nada-se, defendía pero no lograba sacarse la sonrisa del rostro, haciendo que nadie le creyera.

-Haruka...-Taiki tenía una gran expresión de enojo que era extraño ya que él era el más calmado de los tres-o detienes tus hormonas o yo mismo me encargo de mocharte.

-q-que me vas a mochar s-si no tengo nada-dijo Haruka con un poco de miedo por ver esa expresión en el más maduro de los tres.

-tu sabes a lo que me refiero-y dicho esto Taiki volvió a la lectura que llevaba desde que entraron al carruaje.

-...-Haruka sudo frio y se le erizo la piel al imaginar el dolor que sentiría. Taiki y Yaten sabían de su opción sexual desde hace varios años en realidad ellos se dieron cuenta incluso antes que la rubia, así que no se sorprendieron mucho cuando ella se los confeso, pesar de que estaba penado por la ley ellos la aceptaron y cuidaban de que por algún aumento de hormonas se metiera en algún lio, después de todo ella siempre se las arreglaba para hacer enamorar a las chicas más bonitas del pueblo y pasar una noche o dos, tal vez tres pero nunca llegaba a mas.

Después de esto los tres no intercambiaron palabra alguna hasta llegar a su destino, la puerta del carruaje se abrió dejando ver a un guardia.

-¡muy bien todos salgan y formen una fila!-al decir esto todos los armeros salieron del carruaje viendo con asombro el gran palacio que se cernía en frente de ellos.

-a la mier…ouch-Haruka fue interrumpida por un codazo de Taiki.

-contrólate-dijo Taiki en vos baja al ver que la prometida del general estaba saliendo de su carruaje además de que el mismísimo general estaba bajando las escaleras.

El general era un poco más bajo que Taiki llevaba la armadura del reino y tenía una placa con el escudo imperial aparte de llevar a rastras una capa roja, su pelo de color negro ondulado estaba atado de una coleta, Haruka cuando lo vio sintió una sensación de disgusto enorme no entendía el porqué pero simplemente no le caía bien.

-parece chica-dijo Haruka intentando mover los labios lo menos posible.

-jajaja-intentaba retener sin mucho éxito la risa que le causo la imagen que se le apareció en la mente gracias al comentario de Haruka. La rubia contagiada por su amigo se puso a reír igualmente pero ella no retenía la risa.

-me podría decir que es tan gracioso joven-dijo una chica de ojos agua marina con el cabello ondulado del mismo color y que le caía hasta los hombros, se notaba que era de la nobleza pues llevaba un hermoso vestido.

-ejem si Haruka dile el chiste de hace rato-dijo Taiki con una sonrisa forzada y dándole codazos a Haruka pada que respondiera, lo que no sabía es que dicha rubia se había perdido en esos océanos que se hacían pasar por ojos de la joven.

-parece que tiene miedo-dijo la joven soltando una pequeña risita, esto hiso despertar a Haruka la que se le empezaba a notar un tono rojo en las mejillas.

-que va señorita simplemente dije que el general era un afortunado por tener a una hermosa dama como usted a su lado-dijo Haruka con el tono de voz que usaba normalmente par seducir a las chicas Taiki al notar esto le golpeo en la nuca para luego colocar su mano sobre la cabeza esta y obligarla a bajarla.

-perdónelo aun no sabe cómo controlar su boca-intento excusarla mientras forzaba a un mas la sonrisa.

-¡hey!-se logro escuchar un quejido por parte de la rubia que seguía intentando levantar la cabeza sin éxito.

-ya veo-dijo la dama esbozando una picara sonrisa. Luego de esto ella se fue al lado de su prometido.

-¿con quién hablabas?-le dijo su prometido una vez que llego a su lado.

-no te debería interesar después de todo son "lacayos" ¿no?-dijo sonriendo haciendo referencia a una de las tanta maneras que utilizaba Seiya para llamarlos.

Luego de que su prometido se quedara callado tras su respuesta dirigió su mirada hacia los dos apuestos jóvenes de hace rato, solo pudo sonreír al ver como el peli marrón le regañaba a su "amigo" rubio, mientras este solo hacia como si no escuchara nada.

-¡muy bien! Ustedes están aquí para seguir solamente mis órdenes y otorgarme sus mejores creaciones, lamentablemente solo puedo elegir a uno de ustedes, ha sí que sin mas preámbulos les diré las reglas-el general les gritaba a todos los armeros.

-con su permiso-interrumpió Michiru poniéndose enfrente del general-ustedes han venido desde muy lejos para venir aquí, pero no crean que eso impedirá que vuelvan con el rabo entre las patas-dijo esto acercándose a los armeros y caminando de un lado a otro para ver los rostros de los candidatos, soltó una pequeña risita al pasar al frente de Haruka algo que ella noto-ustedes tendrán 10 días para hacer la mejor arma que puedan, se valen arcos, lanzas, espadas, katanas, sables hasta una honda podría servirles, pero después de esto viene lo difícil ya que ustedes mismos tendrán que demostrar la fuerza de su arma.

Después del tiempo de creación vendrá el tiempo de sangre-dijo esto pasando en frente de la rubia-no se admiten cobardes- esto lo dijo en un tono más bajo casi en un susurro para que solo Haruka la escuchara, la rubia al escuchar el reto que le puso la dama solo sonrió de la manera más seductora que pudo enfrente de ella intentando prácticamente comerla con la mirada, esto Michiru lo noto y no pudo evitar que un leve tono rojo se posara en sus mejillas, siguió su camino intentando simular que no había pasado nada.

-¡habrá un torneo!-grito Seiya al darse cuenta de que Michiru había dejado de hablar-ustedes tendrán que pelear en él y como única compañía tendrán a su arma, las peleas solo se detendrán hasta que el otro muera o su arma se rompa, lo que pase primero-al terminar de hablar una siniestra sonrisa se dibujo en su cara.

-¡Muy bien todos dormirán en unas habitaciones que han sido preparadas en el palacio pero, no se crean después de todo solo será por unos días, cada habitación cuenta con un baño y un pequeño taller en el que podrán trabajar, solo hay una forja y se encuentra en el sótano!-indicaba el capitán.

Mientras tanto Michiru había llegado al lado de Seiya y no podía quitarse el rubor en sus mejillas debido al nerviosismo que le causo aquella rubia o "rubio" a los ojos de la dama, Seiya se dio cuenta de esto y también se dio cuenta de quien lo había causado.

-¿qué te ha hecho ese pulguiento?-le pregunto a su futura esposa la cual al escuchar esto solo logro aumentar el tono rojo de antes pero esta vez por ira.

-pulguientos son tus ojos que no quieren ver la verdad, pulguientos son tus pensamientos llenos de mierda y pulguiento eres tú por tener tanta basura en la cabeza-dijo esto para luego largarse dejando a Seiya con la palabra en la boca, iba a ir a buscarla pero el capitán lo llamo con una seña.

Michiru entro molesta al palacio y lo primero que vio fue a los dos jóvenes de antes pero esta vez con otro chico de pelo blanco y más bajo que ellos, decidió ir a saludarlos

-yo estoy en el 13, Yaten en el 14 y ¿Taiki?-pregunto la rubia al ver que el peli marrón no mostraba el papel que indicaba en que habitación le tocaba.

-7-dijo esto mostrando el papel -parece que ya no podremos ser los tres mosqueteros.

-¿tres mosqueteros?-dijo Michiru entrando en la conversación.

-Michiru-sama-Haruka se arrodillo tal como lo hace un caballero en frente a su reina para luego tomarle la mano y darle un beso en esta.

-parece que ya averiguaste mi nombre-le respondió esbozando una ligera sonrisa.

-como no saberlo

-¡bien todos vayan a la habitación que se les asigno!-el general interrumpió la conversación, Michiru al voltear a verlo se asusto la mirada que tenía el general deja ver que el rubio no iba salir impune por tomarse esas confianzas con su prometida.

Aquí el 1 capitulo, creo que quedo demasiado largo pero me da flojera entrecortarlo. Perdón por las faltas de ortografía que estoy casi segura que hay.

Hasta el próximo capítulo.