Disclaimer: Ningún personaje que aparece aquí me pertenece. Ni soy rubia, ni soy madurita, ni soy más rica que la Reina de Inglaterra.


PERFECTO

No reconoces a quien te devuelve la mirada. Eres perfecto, una mezcla de lo más exquisito que hayas podido ver nunca. Tienes una melena negra que casi llega hasta tus hombros y unos ojos grises relucientes ocultos tras unas gafas un poco pasadas de moda pero… ¿Qué más da? Llevas gafas y tienes los ojos grises, y eso es lo único que importa. Y a tu lado hay una pila enorme de libros que nunca, jamás de los jamases, se te habría ocurrido leer. Ni borracho. Porque tú los ves, ves esa cantidad de papel impreso, y te asusta, porque sería más alta que tú si no hubieras ganado todos esos centímetros de golpe. Ni hubieras perdido todos esos kilos que te sobraban.

De pronto eres perfecto. Eres perfecto y te sientes tan bien así que, sin poder ni querer evitarlo, sigues observándote un poco más.

Tu nariz ya no es esa cosa grande que habías tenido hasta ahora. Tu piel no es grasienta ni tienes todos esos pequeños granitos que enrojecían la palidez que siempre portabas.

Y te parece raro que tu uniforme también haya cambiado. No todo, pero tu corbata no viste sólo el color dorado y rojo habitual en ella. En cambio, el dorado se funde con un plateado que, mirándote así, como te miras, dirías que hace juego con tus ojos; además, se mezclan con los colores de todas las casas, y ahora tu corbata casi parece un arcoíris. ¿Es normal que la ropa cambie así como así? Quizás no, pero tampoco es demasiado normal que tu aspecto mute, que parezcas una mariposa después de haber estado siglos en una crisálida de la que te querías deshacer.

No puedes creer lo que ven tus ojos y los frotas hasta que te duelen. Los frotas tanto que crees que vas a arrancarlos. No dejarías de observarte ni aun cuando te parece oír lejana, como un eco, la voz de tus amigos. Pero te arrancan de cuajo de ti mismo, te dan la vuelta y ya no puedes seguir viéndote… aunque sea lo que más desees en ese preciso instante.

—¿Y bien, qué has visto? —preguntan curiosos, contentos, animados.

Tú no puedes hacer otra cosa que contener el aliento y apresar esas lágrimas que empiezan a escocerte en los ojos. Y sonreírles como siempre, como si nada estuviera martilleándote en el cerebro y en el corazón con ritmo incansable. Y les miras uno a uno, notando cómo algo se te desgarra por dentro, porque ahí estás tú: tus gafas pasadas de moda, tu pelo negro y tus ojos grises, tu inteligencia. James, Sirius y Remus. Tus mejores amigos.

—Mary me estaba abrazando. —Lo primero que se te ocurre.

—Joder —interrumpe James—, sí que es bueno este espejo. Nunca la he visto a menos de tres metros de ti.

Ríen. Y ríes, aunque tu risa esté quebrada.


Notas de Odisea: ¡Hola! Bueno, pues no sé ni cómo me ha salido esto, pero he sentido la imperiosa necesidad de escribirlo. Sé que a muchas no os gusta el personaje de Peter, tampoco es que sea uno de mis preferidos, traicionó a sus amigos, etc etc, pero… una vez fue amigo suyo, y algo tuvo que pasar para que terminara haciendo lo que hizo. Yo imagino que les tenía demasiada envidia, que quería ser como ellos. No sé.

Y sabéis de qué espejo se trata, ¿verdad? Oesed, claro (:

En fin, espero que os haya gustado y que me dejéis un bonito review con vuestra opinión =)

¡Besos! Y mucha suerte a las que, como yo, estéis de exámenes.