Hola, soy nueva y espero que les guste mi historia. Espero sus comentarios para poder mejorar :) Trataré de actualizar a diario, si es que puedo.

PD: La historia es mía, pero los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.


"Cuídala.-Bella".

Estaba sentado en un sillón dentro de mi despacho, tratando de analizar esas palabras, cuando el llanto de la bebe me hizo volver a la realidad. Aún estaba en shock, no sabía que pasaba, no podía entender, no podía entenderla a ella.

La tomé con cuidado y la saqué de la canastita en la cual me la habían dejado hace un momento atrás en la puerta de mi departamento. Lloraba desconsolada, no era para menos, su mamá la acababa de abandonar y con suerte tenía unos días. -¡Qué clase de monstruo haría eso!- dije sollozando y apretándola delicadamente contra mi pecho. De inmediato sentí un olor extraño…era su pañal. Una sonrisa triste se dibujo en mi cara, nunca había cambiando uno ni visto como se hacía.

Revisé el bolsito que estaba junto a la canasta y había unos pañales y una clase de elementos desconocidos para mí. Tomé el bolso y subí a mi habitación. Allí, aún en shock y tras varios intentos fallidos y pañales desperdiciados, logré ponerle uno. –Eres tan pequeña bebe, tan frágil…¿Por qué han de creer que puedo con esto?- Dije, llorando aún y tomándola en brazos para darle el biberón listo que venía en un termito de color rosado.

Durante varios minutos me quede con ella en brazos sentado en un sillón junto a la ventana de mi habitación. Miré sus pequeñitos ojos y me sumergí en ellos recordando todo el pasado.

Conocía a Isabella, Bella como le gustaba que le dijeran, prácticamente de toda la vida. Éramos vecinos de niños, cuando yo vivía con mis padres en San Francisco. Jugábamos juntos en la medida que podíamos, ya que sus padres eran muy estrictos, pero ella prácticamente pasaba en casa con su niñera, la cual no le daba mucha atención, por lo que ella con mi ayuda escapaba de casa y pasábamos días enteros juntos, jugando o conversando. Ella de niña era mi mejor amiga.

Cuando cumplí los 17 años gané una beca en el colegio, que me permitía estudiar mi último año en otro país. Bella para ese entonces tenía 14 años y cuando le conté que me tendría que ir, se echo a llorar. –Edward no te vayas, eres lo único que tengo acá, sabes cómo son mis padres conmigo- Me decía con sus ojos llenos de lágrimas. Era cierto, prácticamente se quedaría sola (lo había visto, ya que ahora no nos juntábamos como antes, yo estaba madurando y la diferencia de edad era más notoria), ella no salía de casa si no era conmigo. Pese a su tristeza, me deseo lo mejor.

Compartimos ese verano como nunca, hasta que me tuve que marchar. Mi estadía en Londres duró más de lo presupuestado ya que mis padres decidieron que lo mejor era que fuera a la Universidad allá.

Pasaron siete años antes de volver a casa. Estaba emocionado, no había visto a mi familia desde hace tiempo, pese a que mis padres me visitaban constantemente, pero a la péquela Alice no la veía desde que me marché. Llegué finalmente a casa y lo primero que vi, mientras bajaba mis maletas, fue una bella mujer sentada leyendo sobre un árbol, casi parecía desapercibida, pero no para mí.

Apenas entré, vi a mamá y Alice sentadas en el sillón viendo la novela, ella ya no era esa niña de 11 años que recordaba. Llegó dando saltitos emocionada a mí y me abrazo como si fuese lo último que haría en la vida, estaba radiante, al igual que mamá, que corrió emocionada a mí y me lleno de besos. Papá fue cómplice de que ellas no supieran de mi llegada, fue una absoluta sorpresa y mi madre se molestó un poco. -¡Carlisle!, por qué no me dijiste que mi hijo volvía, no tengo nada preparado.-Refunfuño. -¡Ay! Lo siento Esme, ¿Acaso no tengo derecho de darles una sorpresa?- dijo riéndose.

-¿A qué se debe tu regreso hermanito?, por cierto estás más guapo que antes. Inglaterra te hizo bien, dijo dejando escapar una risita burlona.

-Ay, Alice. Tan adorable. ¿Papá, puedo?

_Claro, hijo.

-Bueno, mmm papá me dijo si quería ser el Gerente General de "The Cullen & Masen Company." Y ¡acepté!.

-Wow Edward, eso es maravilloso, dijo mi madre con los ojos llenos de lágrimas.

-Bueno, bueno, los amo a todos, pero tengo mucha hambre.- dije un tanto quejón y todos se echaron a reír.

Mientras mi madre y Alice preparaban la cena, entré en la cocina y pregunté si Bella aún vivía enfrente y las dos al unísono me dijeron –¡Ya la viste, está hermosa verdad!- Y se echaron a reír por haberlo dicho al mismo tiempo. No pude contenerme y me puse a reír con ellas. Luego mi madre me dijo que sí, que había venido por las vacaciones porque estaba estudiando fuera. Me retiré y fui a ver si aún continuaba en ese árbol.

-¿Bella?- Musite un tanto sonrojado, hace años que no la veía y estaba hermosa.

-Ed…..Edward, ¿Eres tú? O por Dios- Dijo con los ojos brillantes y prácticamente tirándose del árbol.

Abrió la reja de su casa que nos separaba y se abalanzó sobre mí, sin duda, era el abrazo más apretado que había recibido en años.

-Si Bella, no te había reconocido, estás hermosa, como has crecido- Dije soltándola un poco y dándole una vuelta, lo que la hizo sonrojar- ¡Mierda, está hermosa!, dije para mí.

-No sabes cuánto te extrañé mejor amigo del mundo. Espero disfrutemos estos meses que tengo de vacaciones como lo hacíamos antes- Dijo un tanto apenada y abrazándose a mi nuevamente.

-Claro que lo haremos.

Y así fue, fueron las mejores vacaciones de mi vida junto a ella, mi mejor amiga.

El último día de Bella en San Francisco, mis padres y Alice fueron de compras a Los Ángeles por unas cosas para la Universidad y me quedé solo en casa. Mientras estaba tirado en mi cama mirando el techo, trataba de pensar en cómo le diría lo que me estaba pasando en ese momento, pero un toc toc en la puerta hizo que me levantara.

-Hola…mmm vengo a devolverte la chaqueta que me prestaste el otro día- Dijo un poco avergonzada y con cara de que tenía algo más que decir.

-Oh, no tenías por qué Bella. Ven, pasa, estaba haciendo el desayuno para ir a buscarte y dar una vuelta, dije rascándome la cabeza.

Nos sentamos a desayunar y luego ella me siguió a la habitación para dejar mi chaqueta. Ahí dentro, mientras cogía un cuadro donde aparecía de bebe, le dije que necesitaba decirle algo, pero ella se me adelanto y dejando el cuadro sobre mi mesa de noche, me tomo por las manos y me dio un beso, nuestro primer beso.

Se separo avergonzada. –Lo siento, Edward, pero necesitaba hacerlo para corroborar que lo que siento es real…-Señaló bajando la cabeza avergonzada.

-¿Y?- Le dije agarrando su cara entre mis manos mirándola a los ojos.

-Te amo Edward, estos fueron los mejores meses de mi vida, nunca pensé que llegará a enamorarme de mi mejor amigo, pero….-Se quedo en silencio y bajo la mirada.

Levantando su cara, no dije nada y solo la bese, con toda la pasión que jamás había sentido. –Te amo- Le susurré en sus labios, esos hermosos labios rojos.

Permanecimos besándonos por al menos 20 minutos y luego sin darnos cuenta estábamos en mi cama, demostrándonos todo el amor que por años fue solo de amistad.

Eran ya las 7 de la tarde y ella estaba tendida sobre mi pecho descansando con una sonrisa de par en par, no pude evitar sonreír, pero con un dejo de tristeza, ya que no la vería hasta las vacaciones y solo hoy nos habíamos declarado nuestro amor.

-Bella, mi amor, no quiero esto, pero mis padres llegarán dentro de poco, así que vamos a la ducha pequeña- Le dije dándole una nalgada, lo que provocó que se sonrojara.

Mientras nos bañábamos, me hizo prometer que la esperaría y yo asentí con mi cabeza, antes de darle un beso, nuestro último beso, ya que apenas terminamos, sentimos la puerta de la calle abrirse y tuvimos que vestirnos corriendo para que no sospecharan nada, aunque era demasiado obvio.

Pero ella nunca llegó para las vacaciones, en las que yo le tenía una sorpresa…

Sumergido en mis recuerdos, oí de pronto un pequeño quejido y volví a salir de mi estado. Ella permanecía totalmente dormida, era tan frágil, tan pequeña. No sabía que haría ahora. Miré el reloj y eran las 3am, por lo que me levante y acomode mi cama de manera que ella no se lastimara y ahí me quede un buen rato viendo como dormía, tenía miedo…de que durante la noche le pasará algo y sobre todo de lo que pasaría de ahora en adelante.

Sin darme cuenta me dormí…