¡Hola a todos!

Aquí presento lo que es mi primer fanfic. Es mi debut como pseudo-escritora, por lo cual estoy algo nerviosa. w;;

Primeramente, esta es una historía que tiene a Kirino y Kariya como protagonistas y la idea es, básicamente, relatar sobre su relación y como esta crece con el paso del tiempo. ¡Espero que lo disfruten tanto como yo disfruté en escribirla!

Por último, siendo esta la primera vez que escribo una historia, agradecería mucho cualquier tipo de crítica, opinión, comentario o sugerencia que tengan al respecto.

Desde ya, ¡muchas gracias por leer!


Capítulo uno:

Kirino Ranmaru bostezó mientras abría su casillero. La noche anterior no había sido la mejor, sin lugar a dudas ya que había pasado varias horas en su cama, dando vueltas, sin poder conciliar el sueño, no sabiendo si su desvelo se debía al exceso de maquinación que realizaba su cabeza o sólo porque simplemente no le apetecía dormir.

Sea cual fuere el motivo, lo cierto es que el muchacho sólo durmió las dos horas precedentes a las que su despertador marcaba como la hora de levantarse, lo cual producía que su atención solo se concetrara en cuanto sueño tenía en esos momentos. Quizás fue por ese motivo que Kirino no se percató que su casillero estaba abierto, incluso antes de que él llegara.

Tomó los relucientes zapatos blancos que yacían en el interior del casillero, los depositó en el piso y se dispuso finalmente a cambiar su calzado, ignorando completamente que estos estaban ligeramente más pesados. Metió el pie derecho en el correspondiente zapato e instantáneamente sintió el tacto de algo viscoso dentro de este. Inmediatamente y de un solo movimiento, tiró el zapato, comprobando que, efectivamente, en su interior se encontraba una materia viscosa de color verde transparente. Bajo una inspección más minuciosa, comprobó de que se trataba de una de esas masas que los niños podían hacer en sus propias casa, si contaban con los ingredientes necesarios.

Kirino respiró aliviado agradeciendo de que lo que se encontraba en su calzado no fuera algo peor, para luego comenzar a reflexionar sobre quien podría haber sido el autor intelectual de tan "ingeniosa" broma. La respuesta no fue tan difícil de encontrar, de hecho, su propia broma lo delataba (masa Masaki Kariya Masaki). Recogió los zapatos, colocó uno de ellos en el casillero y cerró la pequeña puerta metálica de un golpe, para luego disponerse a buscar al chico de primer año.

Sólo le bastó dar unos cuantos pasos para encontrar a su objetivo; Kariya se encontraba reunido con Tenma, Shinsuke y Shindou, probablemente intercambiando saludos matutinos. Se acercó al grupo, y pasado por alto los buenos días de sus compañeros, arrojó el zapato que traía en la mano en dirección al chico de cabello azulado, quien no pudo evadir el proyectil (quizás intencionalmente o sólo porque estaba tan dormido como Kirino), dándole de lleno en la cara.

- ¿K-Kirino, qué sucede - Shindou no pudo terminar de plantear su incógnita.

- ¡Sé que fuiste tú, Kariya!- gritó Kirino.

Shindou, Tenma y Shinsuke se miraron entre sí, no captando del todo lo que estaba pasando, pero luego el más pequeño de ellos irrumpió:

- ¿Q-qué es eso que sale del zapato de Kirino-senpai? -

Los dos restantes, llevaron sus miradas al zapato que quedó situado a escasos metros de ellos, del cual emergía la verdosa sustancia.

- No lo sé. Quizás Kariya sepa responderte - contestó Kirino, de brazos cruzados, no apartando la vista de Kariya quien estaba de cuclillas, tomándose la cara por el golpe recibido.

- N-No sé de qué estás hablando, senpai - tartamudeó en tono penoso, quitándose apenas la manos de la cara para dejar salir su voz y mirando a Kirino lastimosamente.

- ¡Ya deja de fingir de una vez! ¡Ya sé que fuiste tú el que puso esa "cosa" en mis zapatos! - Kirino parecía estar perdiendo la calma- ¡¿Es que acaso ya no estás grandecito para ir jugando ese tipo de bromas a los demás?!

- ¡Pero senpai, yo no- - Kariya fue interrumpido por Shindou antes de terminar la frase.

- Kirino... - tomó del hombro a su amigo- ¿Estás seguro? ¿Cómo sabes que fue él?.

Kirino guardó silencio por unos segundos. Bueno, es verdad, él no tenía evidencia que incriminara a Kariya como autor de la broma, pero él era la única persona con perfil de bromista que conocía en toda la secundaria y era el único que se había dedicado plenamente en hacerle la vida imposible desde el primer día en que el menor ingresó a Raimon. Eso era suficiente evidencia para él.

- Vamos, puede que haya sido alguien más. Hay muchos bromistas en la escuela... creo - Trató de calmar Shindou.

- ¡Sí, es verdad! Y si nosotros vemos a alguien sospechoso, le haremos saber, Kirino-senpai - Agregó Tenma junto a Shinsuke.

Kirino bufó. Estaba cien por ciento seguro de que Kariya era el culpable, pero aún así le dio las gracias a Tenma y Shinsuke, le dedicó otra mala mirada a Kariya que todavía seguía en el suelo y luego se retiró junto con Shindou a su salón de clases.

Por algún motivo, el acontecimiento de esa mañana todavía seguía en la cabeza del chico de segundo año. No por la broma en sí, o el tener que limpiar sus zapatos, que era lo de menos, sino porque Kariya fuera el que maquinó la estúpida broma.

Últimamente sentía que había hecho progreso en su relación con el defensa de primer año. Si bien estaba en su naturaleza el molestar a la gente, sentía que había llegado a ganar el respeto del menor. Ya las bromas habían disminuido considerablemente, y las pocas que hacía eran verbales y chistosas más que hirientes, incluso había veces en que parecía que Kariya se preocupaba por su él. Kirino no puedo evitar sentir cierta incomodidad en su interior al pensar que toda la confianza que había depositado en Kariya este último tiempo se estaba yendo por borda.

El tanto pensar en ello producía que Kirino desviara su atención completamente de la clase, siendo así que Shindou debía rescatarlo cada vez que el maestro llamaba su atención o le hacía alguna pregunta relacionada con la lección del día.

Así la mañana le dio paso al mediodía y con esta la hora del almuerzo llegó. Kirino tomó el almuerzo en la azotea del edificio junto con Shindou, como era costumbre. Sin embargo, lo ausente que se veía Kirino no era común para Shindou.

- Oye, ¿todavía sigues pensando en lo de esta mañana? - Shindou se llevó un bocado de la comida perfectamente acomodada en su bento a la boca.

- ¿ehh? Ah, no... ¿por qué preguntas? - La pregunta había tomado a Kirino por sorpresa.

- Sigues pensando en ello. - confirmó el otro.- Kirino, fue sólo una broma. No deberías darle tanta importancia.

- ¡Dije que no estoy pensando en ello!

- Has estado desconcentrado toda la mañana. No prestas atención. Tuve que salvarte el pellejo 4 veces hoy en clases.

Shindou tenía razón. Kirino no parecía su usual persona ese día. ¿Realmente le estaba dando tanta importancia a una tonta broma? Es decir, todo el mundo fue sujeto de alguna broma alguna vez y eso no sugirió ser un hecho relevante en su vida. Sin embargo, ¿por qué le importaba tanto esto?

- Yo... pensé que Kariya había cambiado - confesó al fin Kirino.

- Ya te lo he dicho: ¿Cómo sabes que fue él? - Shindou lo miraba fijamente.- Existe la probabilidad de que haya sido alguien más, lo cual dejaría intacta tu suposición de que Kariya haya cambiado.

- Lo sé, pero ya sabes que él es el único que dedicaría su tiempo libre en molestarme. ¡ya lo has visto antes, Shindou! - Ciertamente Kirino sonaba decepcionado de las supuestas acciones del pequeño defensa.

Shindou volvió a mirar a su mejor amigo por algunos instantes y Posó los palillos con los cuales comía a un lado de su bento.

- Supongamos que el autor de la broma haya sido realmente Kariya. - La expresión de Shindou se tornó seria - ¿Qué pasaría si en realidad estuviera haciendo todas esas bromas para llamar tu atención?

Kirino parpadeó unas cuantas de veces.

- ¿Llamar... mi atención?

- Sí, ya sabes, las personas llaman la atención de otras de diferentes formas. Algunas se viste excéntricamente, otras tratan de destacar a través de su habla y otras simplemente molestan para llamar la atención.- Shindou tomó un sorbo del jugo que había comprado antes de subir a la azotea. Por otro lado, Kirino no estaba seguro a dónde quería llegar el castaño con su declaración.

- ¿Cuál es tu punto? - preguntó para aclarar el asunto. Shindou interrumpió su bebida.

- ¿Y sí Kariya está tratando llamar tu atención? - Continuó bebiendo.

- ¿Por qué lo haría?- El defensa seguía aún sin comprender y Shindou realmente se extrañaba de que su mejor amigo todavía no se haya dado cuenta de la indirecta. Posó la pequeña caja de jugo de manzana a su lado y le dijo sin más:

- Porque le gustas. - Shindou volvió a tomar los palillos y continuó con su almuerzo, sin quitarle la vista de encima a su compañero.

Kirino abrió los ojos y no pudo esconder el leve rubor que ahora aparecía en sus mejillas. ¿Kariya gustando de él? No podía ser posible. Qué clase de persona le declara su amor a otra a través de tirones de cabello, patadas peligrosas, mentiras incongruentes y bromas pesadas. Sin duda esa era una pésima manera de confesársele a alguien. Sin embargo, las palabras de Shindou no dejaban de resonar en su cabeza.

- Piénsalo bien, podría ser una posibilidad. - comentó el ex-capitán de Raimon, terminando el último bocado de su almuerzo.

- No lo creo... - respondió Kirino dándole un sorbo al delicioso jugo de naranja que había comprado. Shindou esperó otra clase de respuesta por parte de su mejor amigo.

Tratando de evadir un poco la conversación, el chico de coletas desvió su mirada al paisaje que se veía desde la azotea donde estaban ubicados. Se podía ver casi todo el territorio escolar desde allí: el edificio de la secundaria alta, las instalaciones del club de fútbol, las piscinas del club de natación. Sólo había unos pocos puntos invisibles que se formaban debido a la obstrucción de edificios más altos, pero más allá de eso, la azotea era un buen punto de observación para cualquiera que deseara disfrutar de una buena vista. Incluso se podía admirar el atardecer si llegabas a la hora exacta.

Sin embargo Kirino sólo puso atención en el patio que se ubicaba directamente debajo del punto donde estaban ubicados en ese momento. Ahí reconoció a un grupo de alumnos de primer año que le resultaba familiar, sentados en ronda bajo la sombra de uno de los tantos árboles que rodeaban la escuela. Ciertamente eran sus compañeros de fútbol, incluida una de las managers. Al parecer se habían dispuesto a comer el almuerzo todos juntos. Se notaba a kilómetros de distancia que Tenma y Shinsuke eran los más energéticos del grupo. Aoi se veía contenta; reía todo el tiempo aparentemente debido a los comentarios que lanzaban el dúo dinámico. Extrañamente Tsurugi parecía estar pasándola bien también ya que no se notaba tan frio y distante como en las prácticas de fútbol. Hikaru parecía estar luchando con una pequeña caja de jugo; probablemente tenía problemas para abrirla... aunque, ¿qué tan difícil podría ser abrir una caja de jugo?. Sentado a su lado estaba Kariya, el cual se notaba bastante apagado en comparación al resto de sus acompañantes; se veía que sólo se limitaba a estar presente y comer de su almuerzo en silencio.

Kirino se dedicó a observar al grupo por algunos cuantos segundos, ver qué hacían, cómo interactuaban. No sabía a qué venía la repentina curiosidad, pero sólo se dispuso a observarlos por algunos momentos. Al parecer Hikaru se había dado por vencido y le pasó su bebida a Kariya para que este intentara de abrirla. El chico inspeccionó la pequeña caja y de un solo movimiento logró abrirla, acto seguido estiró su brazo para devolverle el brebaje a su compañero. Kirino contempló la escena desde lejos y en su mente no puedo evitar pensar que si él hubiera estado en lugar de Hikaru, de seguro el menor trataría de jugarle alguna broma o algo por el estilo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando notó algo; Era en el rostro de Kariya, para ser precisos. Por lo que el muchacho de coletas divisaba a lo lejos, parecía que el chico que había sido víctima de su zapato horas atrás tenía ahota una banda adhesiva en su nariz, exactamente donde el proyectil lo había golpeado. En ese instante un sentimiento de culpa invadió lo invadió. No era su intención lastimar al menor, o por lo menos así lo pensaba en ese momento. Quizás lo mejor iba a ser disculparse.

- ¡Kirino! - Llamó la atención su acompañante de cabello castaño.- La hora del almuerzo terminó. Debemos volver a clase.

Ambos comenzaron a recoger sus utensilios y los restos que dejaron tras su almuerzo y comenzaron su camino de regreso a su correspondiente salón.

- Creo que va a ser mejor que hable con Kariya y deje las cosas en claro. - Soltó Kirino de repente.

- Me parece lo mejor.- respondió su acompañante.- ¿Sabías que hoy no hay práctica?- agregó

- ¿eh, en serio?

- Sí, el entrenador canceló la práctica de hoy. Dijo que nos tomemos el día.

- Eso suena bien.- Y continuó su camino. Shindou se detuvo atrás unos segundos. Vió como Kirino seguía su camino.

- Kirino, acaso tú... - dijo en voz baja, casi en silencio.

Luego de una breve parada en cesto de basura para desechar los residuos restantes, ambos chicos ingresaron al salón de clase y tomaron asiento en sus respectivos lugares. El pupitre de Shindou se encontraba dos lugares adelante y uno a la izquierda del de Kirino, por ende se les complicaba demasiado el poder comunicarse en clases sin que el profesor los reprendiera por ello. Ya varias veces habían tratado de mandarse mensajes ya sea por medio de notas o simples bollitos de papel que se lanzaban mutuamente, pero si estos no terminaban siendo leídos por sus compañeros o en el otro lado del salón (cuando te tiras bollitos de papel con tu compañero sin que el profesor lo note, a veces la puntería puede fallar de manera espectacular), terminaba siendo incautados por el adulto responsable encargado de su educación. Es por eso que simplemente desistieron por completo el tratar de mensajearse en clases. No era efectivo e iba a ser mucho más simple si hablaban en persona luego de clases.

A los pocos minutos que los alumnos ingresaron al aula, el profesor a cargo de su clase de matemáticas hizo acto de presencia. La clase dio inicio como de costumbre, con un breve repaso de la clase anterior, la introducción al tema nuevo y alguna práctica para ejercitar el nuevo contenido. Sin embargo, cierto chico de ojos celestes no parecía interesarle mucho la lección. Más bien, su mente vagaba en otro lado, en lo que su mejor amigo le había dicho, en lo que después iba a hacer, en lo que iba a decir. Había mil pensamientos en la cabeza de Kirino Ranmaru, y sin lugar a dudas ninguno de ellos estaba dedicado a las matemáticas.

- KIRINO RANMARU - alguien lo llamaba por su nombre. - Veo que por fin bajó de las nubes. ¿Podría decirme el resultado del ejercicio de la pizarra?

El muchacho miró desconcertado al adulto ubicado a unos pocos centímetros de él. Qué se suponía que iba a responder si ni siquiera sabía lo que estaba escrito en el verdoso pizarrón del frente. Desvió su mirada al pupitre donde Shindou se sentaba, y vio como este levantaba disimuladamente ambas manos mostrado dos dedos en cada una de ellas. Kirino no estaba seguro si su amigo se refería a que la respuesta era "4" o "22". Dedujo que si la respuesta fuera "4", entonces el otro tendría que haber levantado una sola mano marcando el número cuatro, sin embargo eran dos manos con dos dedos cada una, así que optó por la segunda opción.

- ¿Veintidós...? - contestó el indagado, no muy seguro de su respuesta.

El profesor lo miró fijamente unos segundos antes de hablar.

- Se ha salvado esta vez, Kirino. - Y continuó con su clase.

Esta es la quinta vez que Shindou le salva el pellejo el día de hoy.

El resto del día pasó. Afortunadamente Kirino pudo recuperar un poco su concentración lo cual le sirvió para desenvolverse en clases. Tuvo que llegar el final del día escolar para que se dé cuenta de cuan cansado estaba y recordar las únicas dos horas de descanso que había tenido la noche anterior. Acomodó sus cuadernos y algunos libros dentro de su bolso el cual colocó encima de su pupitre y encima de este, su cabeza. Shindou se acercó a él:

- ¿Vamos?

- Tengo que hacer unas cosas antes. ¿Te molestaría ir solo esta vez?- respondió aun con su cabeza apoyada en su bolso.

- Para nada. - hizo una breve pausa- ¿Vas a hablar con él?

- Lo intentaré. - Kirino escondía su rostro en el bolso.

Shindou le dio unas pequeñas palmadas en la espalda a su amigo, y luego de un rápido saludo, se retiró del aula.

Mientras, el único alumno que había quedado dentro de la habitación seguía ocultando su cara en aquel cómodo bolso. La verdad es que cuando estás cansado, hasta ese bolso convertido en piedra debido a la dureza y peso de los libros podía llegar a resultar el lugar más cómodo. Formuló y reformuló su futuro dialogo con Kariya, buscado una disculpa adecuada y palabras exactas para la conversación que sucedería. Pero sin querer, terminó cerrando los ojos, dejándose llevar por el sueño y su cansancio.

Abrió los ojos exaltado por un ruido que escuchó a lo lejos. Parecía como si alguien hubiera arrastrado una silla, no tomando la delicadeza de hacerlo sin provocar tanto alboroto. De repente recordó lo que se suponía que tenía que hacer. Levantó la cabeza y observó el reloj situado exactamente en el centro del salón, justo encima de la pizarra. Para su suerte, sólo había estado dormido por unos veinte minutos y se sentía totalmente renovado. ¡Las siestas energéticas realmente funcionaban! Pero de lo que no estaba seguro era si iba a encontrar a su compañero de equipo de primer año en el establecimiento. Debido a que la práctica de hoy se había cancelado, era probable que todos ya se había retirado a sus hogares, por ende, el plan de charlar con Kariya debería esperar hasta mañana.

Tomó su bolso, acomodó la silla correspondiente a su pupitre y salió del salón, asegurándose de cerrar bien la puerta. Caminó unos cuantos metros hasta llegar a la escalera. Bajó al primer piso y luego de hacer un pocos metros, oyó a alguien hablando en uno de los salones más cercanos.

- ¿Tienes idea de cuantos problemas tengo por tu culpa? - esa voz le resultaba bastante familiar.

- Oh disculpa, ¿has tenido problemas por mi culpa? De hecho no debería disculparme sino agradecerte.

Kirino se acercó sigilosamente hasta la habitación de donde provenía la conversación, se asomó por la puerta y allí puedo ver quiénes eran los autores de la disputa. Para su asombro encontró a Kariya allí dentro, de pie, con las manos en los bolsillos de su pantalón, llevando su bolso colgado. Junto con él, estaba otro chico de cabello negro y corto, apoyado contra uno de los tantos pupitres que conformaban el aula. No sabía quién era, no lo conocía, pero lo identificó como otro de los tantos alumnos de primer año. Sin embargo, no parecía ser compañero de Kariya.

- Me da igual lo que hagas, siempre y cuando no involucre a ninguno de mis amigos. - Kariya sonaba realmente serio.- También deberías disculparte con Kirino-senpai.

- No me dirás lo que tengo que hacer. Además, no sabía que el de segundo año era tu amigo. No parecen ser muy cercanos que digamos. - el otro chico señaló con su dedo a la nariz de Kariya, donde en la mañana el zapato de Kirino le había golpeado.- A decir verdad, ni siquiera pensé que llegarías a tener amigos. Ya sabes, los rumores corren rápido. No tardó mucho en darse a conocer el cómo le hacías la vida imposible a tus compañeros del club de fútbol. Realmente no me extraña que nadie confíe en ti. - rió cruelmente, de tal manera que parecía que le hacía gracia la situación de Kariya.

Por otra parte, Kariya ya había llegado al límite de su paciencia (que no era mucha) y sin dudar, le dirigió un puñete al sujeto que se encontraba en frente de él, haciendo que este aterrice en el suelo. Lo tomó por sorpresa, pero este de todas forma se levantó, se limpió la sangre que brotaba de su labio y tackleandolo tiró a al chico de pelo azulado al piso. La expresión de su cara denotaba total rabia, al igual que cada uno de sus movimientos, en especial el puño que ahora formaba su mano. Justo antes de que su puño tocara el rostro de Kariya, sintió como alguien detrás de él lo detenía. Se volteó a ver quién osaba entrometerse en su pelea.

- Hey, será mejor que te vayas ahora mismo si no quieres tener problemas. - dijo Kirino con cierto aire sombrío mientras que tomaba con fuerza del brazo del chico que ahora estaba sobre Kariya. Sin dudas no estaba de humor.

El agresor (también agredido), sólo se limitó a lanzar una mirada de furia a Kirino. Se levantó, tomó sus cosas y rápidamente se retiró del lugar. Kirino, por su parte, sólo se limitó a seguirlo con la mirada hasta que por fin desapareció de su vista, luego desvió su atención a Kariya quién aun seguía en el piso.

- ¿Estás bien? - preguntó, estirando su mano tratando de ayudar a su compañero de equipo. Kariya lo miró por algunos instantes y finalmente aceptó la mano que su superior le ofrecía.

- Sí. Sólo me duele el golpe de la caída, pero más allá de eso... - Kariya se levantaba y sacudía los posibles restos de polvo o cualquier tipo de suciedad que pudiera haber en su reluciente uniforme escolar.- Gracias. - llegó a murmurar por lo bajo, desviando su mirada para el costado. Su agradecimiento fue lo suficientemente sonoro como para que Kirino lo escuchara.

- De nada. - respondió y le dedicó una cálida sonrisa. Sin embargo, no puso pasar por alto el leve sonrojo que se formaba en la cara del más pequeño. En cirta forma le resultaba realmente adorable.- Con respecto a lo de esta mañana... - Kirino no puedo terminar su oración.

- ¡Yo no fui el que abrió tu casillero y puso esa cosa en tus zapatos! - se apresuró en agregar Kariya.

- Lo sé. Escuché la toda la conversación que tuviste hace un rato. - Kirino no sabía bien como llevar la conversación.- Perdóname por acusarte. No debí haber desconfiado de ti. - pudo decir al final.

Ambos guardaron silencio por algunos cuantos segundos. Finalmente Kariya fue el primero en hablar.

- No sería capaz de atreverme a perder la confianza de Kirino-senpai. - su mirada baja denotaba que hablaba en serio. Kirino se sorprendió por la respuesta. No esperaba que palabras así salieran de la boca de Kariya, aquel chico que se atrevió a llamarlo mentiroso al principio y que hizo de su vida un infierno apenas lo conoció. El chico que ahora estaba parado en frente suyo parecía totalmente diferente al Kariya Masaki que conoció hace meses atrás.

Kirino no pudo evitar sentir una rara sensación dentro suyo. Era un gran alivió saber que aun podía confiar en Kariya, sin embargo, ¿qué eran esos otros sentimientos que florecían? Decidió no darle demasiada importancia en ese momento y concentrarse en algo apropiado para responder.

- Me alegra mucho escuchar eso. - Fue lo único que puedo salir de su boca.

El silencio volvió a inundar la sala, pero esta vez fue el mayor quien lo rompió:

- Se está haciendo tarde. Va a ser mejor que nos vayamos. - dijo Kirino. Kariya solo asintió con la cabeza.

Ambos salieron del salón, se aseguraron de que la puerta haya quedado correctamente cerrada y bajaron al sector de los casilleros. La primera parada fue en el área donde Kariya guardaba sus zapatos.

- Te espero en la puerta. Después de todo no tengo que cambiarme los zapatos.

- No tienes porque hacerlo. Puedes ir si quieres. - Kariya comenzó a retirar el calzado del pequeño casillero.

- Es más divertido si estas acompañado. - sonrió Kirino.

- Más vale solo que mal acompañado. - respondió el menor, quien se había sentando el frio suelo mientras comenzaba a quitarse los zapatos.

- No sé si te refieres a mi o no, pero en mi caso no creo que seas mala compañía.

Kariya agradeció que el tinte rojizo del atardecer estuviera presente en todo el lugar, ya que servía de perfecto camuflaje para disimular lo colorado que estaba su rostro.

Terminó de atarse las agujetas y caminó rápidamente hacia donde el chico de segundo año lo esperaba. Abandonaron el edificio escolar y emprendieron su camino hacia sus respectivos hogares. Para suerte de ambos, había un trecho del recorrido en el cual sus rutas coincidían.

- Por cierto, siento mucho por lo de tu nariz. Estoy... muy arrepentido.- se disculpó el mayor.

- No te preocupes por ello. No fue un golpe grande. Sanará en unos días. - dijo el otro, llevándose una de sus manos al sitio donde la bandita estaba situada.- Siento mucho lo de tus zapatos, senpai. - agregó.

- No deberías disculparte. Después de todo no fue tu culpa.

- Lo sé, pero igual es una lástima... por tus zapatos, digo. - se apresuró a añadir.

- Nada que un poco de agua enjabonada resuelva, ¿no? - miró sonriendo a quien lo acompañaba.

- S-Supongo que sí.

Continuaron hablando en su breve viaje. Sólo caminaron juntos por unos diez minutos, pero bastó para tocar todo tipo de temas, como que tan insoportable eran algunos de sus profesores, el equipo de Raimon y sus futuros rivales, el método de preparación de la viscosa masa que Kirino había encontrado en su calzado esa mañana, entre otras cosas, hasta que por fin llegó el momento de separarse.

- Bueno, yo tengo que seguir por aquí.- señaló Kirino a la calle que se ubicaba a su izquierda.

- Yo sigo por aquí.- respondió Kariya en referencia a la calle opuesta.

Se saludaron cordialmente y cada uno tomó el camino que le correspondía. A los pocos metros, uno de ellos alzó la voz:

- ¡Kariya!- gritó Kirino del otro lado de la calle.- ¡Realmente disfruté hablar contigo!

El comentario tomó por sorpresa a Kariya. Llevo ambas manos a su rostro, las cuales ayudarían a amplificar el volumen de su mensaje:

- ¡Yo también, senpai!

Kirino se alegró mucho de escuchar eso. Ahora sí pensaba que Kariya había cambiado y para mejor. Ya iba a pensar en qué fue lo que sintió momentos atrás en el salón de clases, pero por ahora iba a tratar de crear un buen lazo con Kariya, ya que había demostrado ser una buena persona después de todo.

El chico con coletas, con su brazo extendido, saludó desde lejos a su compañero de primer año y luego se dio la vuelta para continuar su camino.

Metros más atrás se encontraba Kariya, quién respondió el saludo y ahora bajaba su mano lentamente.

- Te quiero mucho, Kirino-senpai.

Sus palabras sólo fueron escuchadas por él mismo.