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Disclaimer: Los personajes son propiedad de Masashi Kishimoto.


Te dicen cuanto duele dar a luz, pero el dolor solo es comprensible cuando lo vives en carne propia, era lo que pensaba Sakura. Las contracciones iban y venían cada vez más seguido hasta que se volvieron insoportables.

Como madre primeriza se encontraba aterrada, y el estar acompañada solo de unas cuantas enfermeras que iban y venían cada cierto tiempo empeoraba su miedo. Sasuke, su esposo, llevaba ya tiempo fuera de la cuidad por cuestiones de trabajo, y justo en ese tiempo ella había empezado la labor de parto.

Unos cuantos amigos se encontraban fuera, en la sala de espera, acompañados de su madre y padre, y por lo que le había dicho Ino, también estaban Mikoto y Fugaku. Todos a excepción de Sasuke y su hermano, la acompañaban.

Solo que la persona más importante, la persona que necesitaba tener a su lado, estaba ausente y estaba segura que así seguiría siendo hasta mañana. Según le había dicho Sasuke por teléfono, no podía regresar a la cuidad hasta mañana, según él, lo que se encontraba haciendo por la compañía "Uchiha" era algo que no podía interrumpir y ella lo acepto.

Esa maldita compañía era la culpable del distanciamiento entre ella y su esposo, pocas veces al mes se veían. Ella siempre esperaba con ansias el regreso de su esposo, lo recibía con una grandiosa velada que a veces el rechazaba diciéndole que estaba muy cansado y se acostaba a dormir.

Una vez supo que estaba embarazada se emocionó, pensó que las cosas mejorarían en su matrimonio. Nada cambio. Sasuke al principio se regocijo pues tendría un progenitor pero unos meses después de llegar de un viaje empezó a comportarse distante, probablemente algún amigo le había metido ideas, fue lo que pensó y en una pelea que tuvieron, enojado, le había echado en cara que tal vez él bebe ni siquiera era de él, que ella tenía un amante y la había amenazado con que cuando él bebe naciera haría una prueba de ADN.

Después de aquella pelea Sasuke se ausentaba más de lo que estaba acostumbrada ya, cuando estuvo en el último mes de embarazo y no había visto la cara de su esposo en semanas empezó a necesitar ayuda para ciertas actividades triviales, de vez en cuando su suegra y madre le ayudaban. Y las visitas de sus amigos la mantenían entretenida cuando tuvo que dejar el trabajo pues se acercaba su fecha de parto.

Una contracción bastante fuerte la hizo aferrarse a la almohada para no gritar.

-Sakura- la llamo una compañera enfermera, Shizune, terminando de revisarla –Tienes diez centímetros de dilatación, ya es hora de que nazca- sonrió ante esto, por fin vería al ser que había crecido dentro de ella.

Las enfermeras la prepararon y llego aquella mujer rubia que era su feja, Tsunade, que asistiría su parto.

Comenzó a hacer exactamente lo que le ordenaban, pujaba y se detenía cuando le ordenaban. Respiraba pesadamente y el gesto de sufrimiento y cansancio nunca desapareció de su rostro. Por encima de todo el dolor, una sensación de inquietud se instaló en su pecho.

La inquietud se convirtió en temor cuando el pequeño bebe nació, y no hizo ruido alguno. No lloro, ni grito, y el típico color rosa que se suponía debía tener un recién nacido no estaba, en su lugar él bebe se miraba pálido y sus labios estaban ligeramente azulados.

Quiso gritar y llorar, pero Tsunade se llevó al bebe rápidamente lejos de ella, mientras lo pinchaba, entubaba, masajeaba y un montón de cosas más en las que Sakura no presto atención.

Otra enfermera trataba de tranquilizarla pero ella ni la oía, solo quería escuchar el llanto de su bebe. Cualquier otro movimiento o sonido en la agitada habitación le era ajeno. En su mundo solo quedaban ella y su bebe.

Comenzaron a formarse ríos que bajaban de sus ojos para perderse en su barbilla, y la enfermera a su lado la miraba preocupada. Tsunade salió rápidamente de la habitación acompañada de varias personas más, con él bebe en una incubadora perdiéndose a la vista de Sakura.

La enfermera seguía tratando de tranquilizarla sin éxito, apenas esta le había terminado de limpiar y colocado las piernas en la cama otra vez, Sakura se levantó torpemente, sin sentir dolor alguno, lo único que sentía era adrenalina corriendo por sus venas.

Con la vista borrosa y gimiendo incontrolablemente camino a la salida del cuarto.

-Sakura, por favor vuelve a la cama- le habían rogado.

Con la mano temblorosa y gran dificultad logro girar el picaporte, para salir corriendo a lo máximo que sus entumecidas piernas le permitían. Sabia a donde probablemente habían llevado a su bebe.

No lo vio venir, alguien le sujeto por la espalda, mientras alguien más, con severa dificultad pues no dejaba de moverse, inyectaba su brazo.

Se revolvió histérica un poco más en brazos de su captor, hasta que sus movimientos se hicieron nulos.

Entonces todo se volvió negro.


Entre sueños, vio el cabello oscuro y azulado, justo el tono de cabello de su Sasuke. Vio el pequeño cuerpo de su bebe y el parecido increíble que tenía con Sasuke.

Él bebe mantenía sus pequeños ojos cerrados, trato de despertarlo, pero no podía.

Entonces él bebe se desvaneció de sus brazos.

Abrió los ojos de golpe, para encontrarse con el rostro de su esposo observándola, sentado en el borde de la cama y ella recostada.

-Sakura- la llamo, mirándola con lastima.

-¿Cómo está mi bebe?- Pregunto atropelladamente e incorporándose.

Sasuke bajo la mirada, abrió la boca para decir algo pero callo y entonces lo supo.

Su bebe había muerto.

Sasuke no dijo nada cuando ella comenzó a llorar incontrolablemente y sostuvo su rostro lloroso entre ambas manos.

-No me toques- le dijo Sakura apartándose, cuando él trato de abrazarla –Lárgate Uchiha- le dijo con odio entre gemidos -¡Lárgate!- le grito y Sasuke, dudando un poco que hacer, salió de la habitación.

Sakura se abrazó a sí misma y lloro.

Lloro como jamás lo había hecho.


Habían vuelto a "casa" aunque esa palabra ya no le quedaba, se sentía una completa extraña en una propiedad ajena.

Se sentía seca, vacía.

Había llorado tanto el día anterior, sobre todo cuando vio a su madre y a Mikoto, que no había lagrima alguna que derramar.

Sentada en el borde de la cama, con la mirada perdida en la pared, escuchaba la voz de Sasuke al teléfono. Alcanzo a distinguir algunas palabras, entre ellas "funeral". Cerró los ojos con fuerza al recordar el significado de aquella palabra.

Desde que ella le grito a Sasuke apenas y se habían dirigido la palabra.

Ni siquiera lo había visto llorar o estar afligido, aunque sea un poco. El rostro de Sasuke permanecía estoico y si sentía tristeza no lo mostraba en lo absoluto.

La puerta se abrió y no supo en que momento Sasuke, con teléfono en mano, comenzó a hablarle.

-…de comer- escucho lo último, aterrizando de sus pensamientos.

Levanto el rostro, encontrándose con el rostro de su esposo, mordió su lengua cuando recordó el parecido que tenían.

-Sakura- la volvió a llamar, esta vez captando su atención.

-Disculpa- dijo secamente.

-Decía que sí, te apetece algo de comer- hablo fríamente.

Ella negó con la cabeza, se quitó los zapatos y después se recostó en el colchón dándole la espalda.

Tal como ella sentía, él se la había dado en los últimos meses.


La semana se fue fugazmente, ella no había salido de su casa, excepto cuando fue el funeral de su hijo, y prácticamente se la pasaba todo el día acostada, de vez en cuando se levantaba al baño.

No tenía ganas de hacer nada.

Ya había perdido varios kilos, apenas y tocaba la comida, de no ser por Sasuke ella no comería nada.

Su matrimonio se había vuelto hostil y frio, más frio que el ambiente invernal pintado de blanco del exterior, ya que no había parado de nevar en días.

Sasuke iba y venía, en todo momento salía y tenía algo que hacer. La apariencia de su esposa se descomponía conforme pasaban los días al igual que la notaba más delgada. De no ser por él, ni siquiera se bañaría, literalmente la metía en la tina y lavaba su cabello.

Por las noches Sakura sufría de pesadillas que a él le hacían despertar y desvelarse, cuando al día siguiente tenía que despertarse muy temprano.

Entendía el dolor que debía estar sintiendo Sakura. Mikoto le había dicho que no hay peor dolor para una madre que perder a un hijo.

Pero la vida continuaba, y ellos debían avanzar conforme pasaba el tiempo.

Acostumbrarse a los cambios.

Decidió que dejaría a Sakura pasar por el duelo de la pérdida todo el tiempo que necesitara pero él creía que ya era tiempo suficiente.

La frialdad e indiferencia de ella hacia él comenzaba a fastidiarle.

Y tal vez lo merecía.

Pero todo tiene un límite y Sasuke Uchiha ya estaba llegando al suyo.

-Sakura- la aludida apenas y lo miro –Necesito que te levantes-

-¿Por qué?-

-Porque necesitas comer algo- contesto como si fuese lo más obvio en el mundo.

-No Sasuke, ¿Por qué?- pregunto sentándose en la cama.

-¿Por qué? ¿Qué?- levanto una ceja.

-¿Por qué me has dejado sola?- Cuestiono refiriéndose a todo, como la había dejado sola físicamente y moralmente en el matrimonio, en el embarazo, en el parto y en el duelo que afrontaba.

Sasuke abrió la boca para decir algo pero ella siguió hablando –Maldición Sasuke, cuando más te necesite no estabas- un nudo se comenzaba a formar en su garganta –y ¿Por qué no has derramado una sola lagrima?, ¡Era tu hijo también!- contenía las lágrimas, temía empezar a llorar y no poder detenerse –Maldición, verte tan solo me recuerda a él-

La mirada en los ojos de Sasuke ante la última frase formulada, no pasó desapercibida para ella, una mezcla de sorpresa pasó fugazmente por sus ojos, ¿Por qué le había sorprendido aquello? ¿Acaso no había visto al bebe?

Se levantó para estar a su altura, aunque este le sacara media cabeza y apuntándolo con el dedo acusadoramente pregunto -¿Viste al pequeño?- ante la falta de respuesta pregunto de nuevo -Lo viste ¡¿verdad?!-

El silencio y la fría mirada de Sasuke, que pasaba de todo, la enfureció.

Dando pasos largos camino hasta la salida de esa habitación, pero una mano la tomo por el brazo evitando su avance.

-¿A dónde vas?- le pregunto.

-Lejos de ti- trato de zafarse del agarre pero no logro nada -¡Suéltame Uchiha!- comenzó a revolverse –¡Suéltame!- grito -¡Te he dicho que me sueltes!- y entonces la palma de su mano choco contra la mejilla de su esposo.

Él ladeo el rostro debido al golpe y la soltó, las marcas rojas en su piel hicieron que se diera cuenta de lo que había hecho, lo abofeteo, se arrepintió al instante profundamente e iba a disculparse, cuando el puño de Sasuke repentinamente se estrelló contra su cara, haciéndola caer al piso y un dolor intenso se instaló en su mandíbula.

Sasuke había perdido completamente la paciencia.

Esa bofetada había sido la gota que colmó el vaso.

Pero al instante de en qué vio a su esposa tirada en el piso, como esta le dirigía una mirada de miedo y rabia mezclados y como la sangre manchaba de rosa sus dientes, se arrepintió.

-Sakura- se arrodillo y quiso tocarla pero ella se apartó inmediatamente.

-No que toques Uchiha- escupió con odio, las lágrimas amenazaban con salir –Se acabó Sasuke, no lo soporto más- Se levantó rápidamente y camino hasta la puerta, donde antes de cerrarla completamente le dijo –Adiós Sasuke-

Y él se quedó ahí, inmóvil, petrificado, viendo la puerta por la que Sakura había salido.

No podía creer que después de todo él había osado a golpearla.

Y no podía creer que no tenía el suficiente valor perseguirla.


Corrió y corrió todo lo que su maltrecho cuerpo le permitió por la acera tapizada de nieve, no había ningún transeúnte debido al clima y las delgadas ropas que vestía hacían que el frio le calara en los huesos y dolía, agregando el dolor palpitante en su mandíbula.

Pero no era nada comparado con el dolor que sentía en su alma.

Las lágrimas dificultaban su visión pero nada impedía que siguiera avanzando.

Sin tener razón del tiempo o un porque, llego a aquel puente, aquel gran puente que conectaba un extremo de la cuidad con el otro y que normalmente era transitado por muchos carros, pero ese día apenas y pasaba uno.

Se paró en el barandal del puente y miro hacia abajo, las aguas se encontraban turbias y grandes pedazos de hielo flotaban en la superficie. Y por lo que sabía la altura del puente era aproximadamente de veintitantos metros.

Con una lagrima escurriendo se aferró al barandal, el límite de este le llegaba al busto. El congelado acero le comenzaba a quemar las palmas, pero no le importo, de hecho nada le importaba ya, trepo los travesaños hasta quedar del otro lado.

Quedaba de cara al maravilloso rio.

Únicamente la sostenían sus entumecidas y congeladas manos que se aferraban a los tubos de acero y sus pies parados en el pequeño borde de concreto que sobresalía de la construcción.

Solo necesitaba dar un paso y todo terminaría.

Había perdido a su hijo, y hacía tiempo que había perdido también a su esposo, solo que no se había dado cuenta hasta ese día.

Una brisa helada le llego al rostro, revolviéndole los cabellos y observo el horizonte.

Jamás lo había visto tan hermoso, a pesar de que había unas cuantas nubes grises, el atardecer era belleza pura en sus ojos.

Los colores anaranjados y rosas teñían el cielo.

Y los últimos rayos de sol pintaban de colores como si se tratara de un lienzo en blanco, la nieve que había caído sobre los bordes del rio.

Ya no había lágrimas en sus ojos y en su rostro ya no había dolor alguno.

Se sentía en paz consigo misma

Deseaba poder descansar.

Poder dormir sin despertar nunca.

Y poder tener la oportunidad de encontrarse con cierto ser, en el más allá.

Viendo por última vez la hermosura del atardecer cerró los ojos.

Y se soltó.


Por favor no saquen conclusiones apresuradas todavía.

Lo sé, no termino un fic cuando empiezo otro, pero no podía sacarme de la cabeza esta pequeña historia.

Que de hecho se me ha ocurrido porque la soñé. Si, mis sueños suelen ser bastante dramáticos. No sé pero siento que es el género que mejor se me da.

Y estoy totalmente en contra de la violencia conyugal, no justifico a Sasuke por haberla golpeado en lo absoluto ni a ella por haberle abofeteado. Y admitámoslo Masashi hizo de Sasuke un personaje frio y hostil, no tengo nada contra él, pero no lo veo compartiendo dolor o consolando a alguien, mi mente no logra imaginárselo.

En fin.

No planeo hacer más de tres o cuatro capítulos por lo que será bastante corta :)

Espero y sea de su agrado.

¡Dejen muchos reviews! Escríbanme que les ha parecido. Todos los comentarios son aceptados, leídos y agradecidos.

Hasta luego.

-Yada

Actualizado 06/01/14 04:42 p.m.