PRÓLOGO
1
La mejor discoteca de Shadenburg, la sala Kaiser, estaba dándoles justo lo que les habían prometido los relaciones públicas en las calles cercanas. El término fiesta había alcanzado una nueva dimensión después de aquel espectáculo de luces, música y gogos. El estruendoso nivel de música se había convertido ya en una especie de eco que retumbaba en sus cerebros, casi los había dejado sordos, pero daba igual, no importaba, eran jóvenes y la noche también. El desenfreno juvenil alcanzaba su máximo auge en aquel recinto rebosante de lujos, el dueño del local debió gastar una pasta en darle aquel toque entre retro y moderno.
Habían sido unos días largos en la universidad, pero nada como esa sensación de libertad que se siente al finalizar los exámenes. Y encima había algo que celebrar, ese título de mejor jugador de baloncesto por parte de uno de ellos merecía un par de copas en su honor. Aquella pequeña ciudad de los Alpes había sido un acierto como viaje de fin de exámenes de febrero.
⎼ Y aquí por fin llega la estrella de la noche, el gran Steven Brooks.-dijo uno de ellos, Zecke, levantando su copa en señal de admiración sobreactuada. Luego se dirigió con una reverencia a la preciosa chica que colgaba de su brazo con un elegante vestido de noche lleno de brillos y le ofreció un asiento a su lado, en uno de los sofás de terciopelo rojo.- Amy, estás guapísima, si tu novio me permite opinar, claro.
Zecke le guiñó un ojo a la chica cuando ésta sonrió. Incluso Steven lo hizo. Sí, en todas las pandillas de amigos siempre hay alguno como Zecke. Se acercó a él y lo saludó con unas palmadas en el hombro antes de sentarse al lado de Amy.
- ¡Vaya cuánto habéis tardado! Pensábamos que ya no vendríais.-saludó Kristen que acababa de llegar con una nueva copa de gintonic en la mano. Detrás de ella apareció otro chico, Corey, que la seguía con otra copa en la mano. En cuanto vio a Steven le chocó la mano como forma de saludo.
- Hora de celebrar ese título, tío. A tu salud.-levantó la copa y le dio un breve trago. Él y Kristen se sentaron juntos en otro sofá que había justo al lado.- Aunque no eres el único que se ha ganado un merecido título, aquí Kristen es la ganadora del concurso de miss camiseta mojada en la fiesta pasada del campus, ¿a que no os lo había dicho?
- ¡Corey!
Zecke y Amy se rieron, ella también se había enterado.
- Pero a fin de cuentas el único aquí que va a recibir una beca de deportes es Steven. Lo suyo es que lo festejes invitando a tus amigos esta noche, ¿no?-intervino Zecke mirando a Steven con las cejas enarcadas.
- Pagaré una ronda si así me dejáis en paz.-sonrió Steven y para sorpresa de todos se levantó y se fue a una de las barras de la discoteca.
Zecke y Corey chocaron la mano en señal de victoria. Cuando Steven volvió dejó las copas en la mesita de cristal que tenían junto a sus sofás.
- Yo he conseguido una cosita para alegrar la noche.-confesó Zecke después de darle el último trago a su primera copa.
- ¡Oh, venga, tío!-protestó Kristen.- La última vez que trajiste speed no pude dormir en tres días. Así que hoy paso.
- Como usted quiera, abuela.-se burló Zecke y se levantó para rebuscar mejor en sus bolsillos. Finalmente se sacó una pequeña bolsita con algo pequeño y blanco en su interior.- ¡Ajá! Aquí están, ahí fuera me han dejado la pastilla por sólo veinte euros.
- ¿Qué es?-quiso saber Amy cuando Zecke dejó caer la bolsita delante de todos en la mesita.
- Esto nos hará pasar la mejor noche de nuestras vidas, o eso me han dicho los que lo han probado.-Zecke sacó una pastilla de la bolsita.- Es mejor que el speed sin llegar al nivel de la cocaína. No hay de qué preocuparse, es sólo por esta noche. Se llama Alptraum, y sólo podremos conseguirlo aquí, en Shadenburg.
Tras sus palabras, se tomó la pastilla y tras ella un trago. Después les hizo gestos a sus amigos para que se animaran a seguirle.
- Bueno, la verdad es que me apetece desfasar después de mi último examen física cuántica.-opinó Amy a favor de la proposición.- A salud de los dichosos exámenes de febrero.
Amy alargó la mano hasta la bolsita y sacó otra pastilla. Decidida a pasar una noche alocada, se la tragó. El resto que seguían indecisos, al final, optaron por imitar a Amy y Zecke, el objetivo era celebrar el título de Steven y el final de los exámenes, y que mejor forma que desfasar hasta la salida del sol.
2
Zecke necesitaba un respiro. Verdaderamente era lo más brutal que había probado en mucho tiempo. No es que fuera un experto en la materia, pero algo había probado antes y la Alptraum no tenía ni punto de comparación con lo que había probado hasta ahora. Pero notaba como el efecto casi había desaparecido ya. El subidón había dado paso finalmente al aletargamiento de sus músculos. Una pena no haber comprado más pastillas.
El aire de la sala Kaiser estaba demasiado viciado, cosa que no ayudaba al bajón del efecto de la droga, por lo que había optado por salir al callejón trasero de la discoteca para respirar un poco de aire fresco y de paso fumarse un cigarrillo. Bueno, aquello de "aire fresco" claramente era un eufemismo, por lo menos debía de haber quince grados bajo cero.
Zecke se ajustó la gabardina para que se le quedara lo más pegada al cuerpo posible y después rebuscó por los bolsillos en busca de un paquete de cigarrillos. Mientras intentaba encenderlo con su zippo, se fijó en algo que resaltaba en contraste con la nieve, manchas escarlatas sobre el manto blanco azulado del suelo.
«¿Eso es sangre?»
Algo se movió cerca de él, al final del callejón. Le pareció oír pasos en la nieve, no muy lejos de donde él se encontraba. Quizá la sangre fuera resultado de una pelea callejera, sí eso debía ser y si todavía se encontraba alguno de los implicados cerca, lo mejor sería volver a entrar. Sus pensamientos quedaron interrumpidos al oír un sonido extraño que no supo clasificar, sonaba como un carraspeo, pero no le pareció muy normal. No se movió, se quedó escuchando atentamente los movimientos o sonidos de quien estuviera merodeando por ahí. Durante lo que parecieron los segundos más largos de su vida no oyó nada más, pero cuando pensó darse la vuelta volvió a oír un paso silencioso, luego otro y otro más.
«Vaya… Ese tío debe de estar más colocado y borracho que yo para andar de esa manera.»
Dejó de oír las pisadas, por lo que se aventuró a echar un vistazo, quizá alguien necesitara ayuda, a fin de cuentas había un rastro de sangre. Tan sigilosamente como pudo, siguió el rastro por el callejón. Cada vez era más y más abundante la sangre derramada hasta que, finalmente, se topó con una pared llena de salpicones de sangre que cubrían enteramente el muro de ladrillos y el suelo. ¿Qué narices había pasado allí?
Zecke se quedó a la escucha nuevamente y sin saber por qué recordó a todos los estúpidos protagonistas de las películas de terror que había visto… Un sonido extraño, sangre, un asesino... Su cuerpo se estremeció involuntariamente y sintió un escalofrío, debía darse la vuelta y marcharse cuanto antes de allí. Sin embargo, no pudo evitar asomarse por la esquina del callejón para echar un rápido vistazo en ambas direcciones. Estaba muy oscuro a ambos lados, pero juraría que no había nadie.
El pelo de la nuca se le erizó cuando algo sonó tras él. Era un sonido suave y deslizante, como el de una mano rozando la pared… y pasos irregulares de nuevo. Había alguien detrás de él.
Zecke se dio la vuelta lentamente, la mente se le había bloqueado y sentía que el corazón cada vez le latía más y más deprisa. Había un hombre. Un hombre de anchas espaldas que se encontraba a unos cuatro metros de él, medio oculto en las sombras del callejón. Todos sus instintos le gritaron que actuara, que se moviera y corriera, sin embargo se quedó paralizado.
Los brazos del hombre se elevaron hacia delante, con los dedos curvados en forma de garras. Y sin que le diera tiempo a reaccionar, el desconocido se apresuró a por él mientras emitía un desagradable sonido gutural. Sólo pudo ver su rostro por un segundo y quedó tan horrorizado por la visión que no pudo moverse para esquivarlo. Todo ocurrió muy deprisa, sus últimos pensamientos fueron tan rápidos como los últimos latidos de su corazón.
3
La noche, efectivamente, nunca había sido tan desenfrenada. Ninguno de ellos recordaba una mejor. El efecto de la droga era increíble. Era como si sus sentidos se hubieran agudizado, no se sentían cansados a pesar de las seis horas que llevaban en la sala Kaiser, al contrario, se sentían llenos de energía, no dejaron de bailar y beber en toda la noche, incluso la música sonaba mejor gracias a la droga.
Sin embargo, hubo un momento en el que Amy empezó a notar que las voces de sus amigos sonaban cada vez más lejanas y difusas. Pensó que lo más probable fuera que el efecto hubiera terminado. De hecho, lo último que oyó fue algo de que Kristen y Corey estaba planeando colarse en una de las exclusivas fiestas que celebraban en el campus los alumnos con mayor poder adquisitivo. La cabeza le daba vueltas, un efecto que no pareció sufrir ninguno de sus amigos por el momento, y sintió ganas de vomitar. Cuando consiguió que su amiga Kristen se fijase en ella, le hizo señas de que iba a ir al baño.
Kristen decidió ir a ver como estaba cuando habían pasado más de diez minutos desde que su amiga entró en el baño y no la vio salir.
Amy llevaba por lo menos quince minutos con la cabeza sobre la taza del váter cuando Kristen la encontró.
- Oh, por dios, Amy.-se aproximó para sujetarle el pelo a su amiga.- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
⎼ Más o menos.-logró responder con la voz algo quebrada y los ojos vidriosos.- Creo que no debí mezclar alcohol con la Alptraum o como se llame. O puede que estos sean los efectos secundarios.
- Tranquila.-le dijo su amiga con unas palmadas suaves en la espalda, a modo de consuelo.- Es normal que te sientas mal, no estás acostumbrada.
- Sí, gracias.-Amy notó que las náuseas volvían, parecía que el momento de abandonar la taza del váter no iba a llegar aún. Lamentó haber bebido tanto y haberse tomado aquella dichosa pastilla.
- Oye, puedes volver con los demás. No sé cuánto tiempo estaré aquí, pero en cuanto se me pase volveré, ¿vale?
- De acuerdo pero, si en diez o quince minutos no vuelves, creo que será el momento de regresar al hotel.
Amy asintió y Kristen salió de los baños. Quizá el estado de Amy fuera porque la droga no le hubiera sentado bien o porque se le habían pasado los efectos. Era raro, porque ella sólo sentía el pulso acelerado y hasta hacía un momento una energía bestial, su cuerpo actuaba solo y sin descanso, es más, hubo un momento a lo largo de la noche en el que había chocado con alguien en la pista de baile y se le había caído la copa, sin embargo, ella tuvo unos reflejos de vértigo y logró agarrarla antes de que ésta cayera al suelo. No sabía que componentes podría llevar pero era asombroso.
Cuando Kristen localizó a Steven y Corey se unió a ellos de nuevo, la euforia de Corey no tenía limites, incluso había perdido la cuenta de la cantidad de chicas con las que había ligado. Pero faltaba alguien, Zecke no estaba con ellos.
- ¿Cómo está Amy?-preguntó Steven cuando la vio regresar con ellos.
- Sólo está mareada, ha debido de pasar su límite, pero sobrevivirá.-rio para que no se preocupara.- Hey, ¿dónde se ha metido Zecke?
- Ha salido a tomar el aire. Decía que el ambiente estaba demasiado cargado aquí.
Kristen vio más allá de los anchos hombros de Steven a Corey, se había quedado parado en mitad de la pista, tenía el ceño fruncido y miraba a algo detrás de ella. A Steven también se le había cambiado la expresión de repente.
- ¿Amy?-murmuró y fue cuando Kristen se dio la vuelta.
Al principio pegó un salto y se sintió como si su corazón hubiera perdido un latido, como si se le hubiera parado por un segundo por la impresión que le produjo la visión de Amy. Algo le pasaba... Tenía la cara más pálida de lo normal, casi como un cadáver y algo oscuro manchaba sus labios y caía sobre su cuello, manchando la tela de su vestido. Fuera lo que fuera lo que le estaba pasando a Amy, no le gustaba un pelo, de eso estaba segura.
Steven se acercó corriendo a ella, daba la sensación de haber vomitado sangre, pero su quietud y pasividad resultaba extraña.
- Amy, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado?-le dijo él agarrándola por los hombros al ver que no lo miraba a los ojos, estaba como ida.- ¿Amy?
De repente, se oyeron unos chillidos por encima de la música. Kristen se fijó en que un montón de muchachas habían salido corriendo hacia las puertas de salida, gritando a pleno pulmón. ¿Qué había pasado? ¿Por qué corrían?
Steven también había fijado su atención en las chicas que habían salido corriendo y gritando, sin entender qué podría haberlas asustado de esa manera. Y de repente, notó que algo frío y húmedo lo agarraba por el cuello y lo empezaba a morder. Un dolor agudo se expandió a lo largo de su cuerpo y se quedó paralizado completamente por el pánico y la sorpresa del ataque.
Kristen vio la escena. Su voz sonó aguda y temblorosa cuando emitió un leve gemido, y la expresión de su rostro mostró terror... Amy estaba desgarrándole la carne del cuello a Steven a base de fuertes mordiscos. Había sangre por todas partes y cuando se dio cuenta de lo que estaba viendo, comenzó a gritar.
