Disclaimer: Ryohgo Narita es propietaria de los personajes que estoy a punto de utilizar.
Para: 10Pairings~
Advertencia: Ninguna importante
Pairing: Izaya/Kida
Vanilla dice... ¡Mi Izaya tiene un problema! No logro ser muy IC con él, pero, me animé a hacer este reto porque es el personaje que más me gusta de Drrr! Entonces... He aquí el primer resultado.
Él y el informante
Las calles se estaban quedando vacías. Él pensó en ir al hospital, y él sólo quiso pasar a molestar.
Kida se detuvo en frente del edificio, donde sabía que Saki podía observarlo. Sin embargo, ya era demasiado tarde entonces como para que ella pudiese advertir su presencia. Pensó unos momentos, recordó varios sucesos y metió las manos a los bolsillos del pantalón.
Y, como pasaba cada vez que visitaba aquél lugar, fue victima de un breve ataque de ira. No es como si hubiera deseado que ella estuviera allí, recuperándose de algo que era sólo su culpa. Pero, más que eso, su mente se enfocó más en cierto informante catastrófico, en ese pelinegro causante de todo ese mal; Orihara Izaya.
Frunció los labios, también el ceño. Apretó los puños y cerró sus ojos, la rabia aumentó. Y para su fortuna o desgracia, la Ley de la Atracción surtió efecto.
Despreocupado, pasos ligeros y silenciosos, sus manos jugueteando con una navaja, era él. Sonrió, Izaya se alegró porque su intuición lo llevó por buen camino, Masaomi estaba justo donde él creía y quería.
Entonces, al advertir a alguien más, el menor abrió los ojos para encontrarse con su desagradable aspecto. Una rápida mirada fue suficiente para que se diera media vuelta y emprendiera el camino de regreso a su hogar.
— ¿No tienes modales? —cuestionó el de la navaja, alcanzándole—. ¿O es que me estás evitando?
Él no le prestó atención y continuó caminando, mirada baja.
Él insistió.
—Ikebukuro se ha puesto muy aburrido últimamente —meneó la cabeza, se colocó detrás del rubio—, es por eso que decidí venir a entretenerme~
Se detuvo. Su acompañante lo imitó.
Volteó el rostro para mirarle con todo el odio que podía caberle en el corazón. Izaya dibujó una media sonrisa. Las cosas seguían yendo por buen camino.
—Lárgate, no quiero tener nada que ver contigo —dijo y le dio la espalda nuevamente, aceleró el paso.
Él no se lo permitió.
Reaccionó de inmediato cuando el azabache le sujetó con brusquedad del brazo, quiso zafarse pero no lo logró. Comenzó un entretenido forcejeo.
— ¡Suéltame!
No fue trabajo mantenerlo ahí, tampoco lo fue transportarlo al callejón más cercano, todo lo contrario, lo más fácil que se hubiera podido imaginar.
— ¿Por qué haces esto? —interrogó Kida, cansado de tener que seguirle el juego.
—El pasado siempre te perseguirá… —le susurró al oído—. Y yo también lo haré.
Besos, caricias, palabras entrecortadas.
Golpes, ofensas, furia, rendición, sumisión.
¿Por qué?
Diversión,
Risas, órdenes; súplicas, silencio, oscuridad, temor, entretenimiento, gemidos.
No supo en que momento se rindió, tampoco cuando comenzó a disfrutarlo, mucho menos cuando fue presa del éxtasis.
Tal vez lo hizo sólo por molestar, tal vez porque en verdad deseaba hacerlo suyo, a lo mejor porque quería hacerlo pagar. Pero Izaya Orihara jamás se sintió tan complacido como en aquellos instantes.
Comunicación no verbal.
Sonrisas.
¿De verdad lo odiaba?
Dudas, pensamientos.
¿Podía?
Más placer…
Las calles ya se hallaban vacías. Él sólo quería ir al hospital, y él obtuvo más que el placer de molestar.
—El pasado siempre te perseguirá… —repitió mientras se marchaba, antes de dejarlo bajo la penumbra—. Y yo también seguiré haciéndolo.
En su rostro apareció una amarga sonrisa, sólo esperó a que él se desvaneciera.
—Y yo seguiré rindiéndome ante él.
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