Acurrucarse
BOKU NO HERO ACADEMIA © Kōhei Horikoshi
Sinopsis: Kirishima asume que novio es un gato meloso y gruñón. Bakugo no lo niega, pero tampoco lo afirma.
Nota de la autora: No sé qué hago acá. Hace años no que escribo yaoi y lo poco que hice fue por retos o cosas muy específicas.
Desconozco si soy buena para esto, pero esta parejita me dio un impulso. Estuve muy nerviosa y sonrojada escribiendo esto. Mátenme si quieren.
Capítulo único: Acurrucarse
Kirishima se recostó con la mirada perdida mientras un par de labios se abrían paso por su pecho desnudo. Una lengua se deslizó hacia abajo, yendo a su ombligo, antes de detenerse justo por encima de la cintura de sus vaqueros.
—Bakugo…. —se quedó, sin aliento. Estaba tiritando por la necesidad de tener esa boca unos centímetros más abajo, haciendo las cosas que había querido durante tanto tiempo.
—¿Estás seguro? —indaga, besando la sensible piel húmeda con una fina capa de sudor.
—Sí, por favor —suplicó Kirishima, abriendo los ojos para mirar su cuerpo. El muchacho de ojos rojizos y cabello bermejo le devolvió la mirada con un vistazo vacilante y preocupado.
—¿Estás seguro de que estás listo, puercoespín? —Bakugo susurró. Red Riot podía ver las manos del otro chico cerrándose en un fuerte puño. Asintió.
—¿Acaso dudas de mí? —le curioseo de vuelta. La pregunta quedó en el aire, llenando el silencio con aire incómodo.
—No —admitió Bakugo, apartando la mirada. Eijiro sonrió levemente y tomó su mano temblorosa.
—Está bien. Vuelve aquí arriba —dijo Kirishima con dulzura. Ground Zero se arrastró de vuelta e inmediatamente envolvió a su pareja en sus brazos. El silencio volvió a prolongarse durante varios largos minutos—. No tienes por qué avergonzarte —expresó, finalmente, acercándose más en el pecho de su novio—. Hace solo un mes que salimos y no es que ninguno de los dos haya hecho algo así antes —Bakugo se encogió de hombros—. Me gustas, no importa qué —señaló, besando el brazo que lo abrazaba.
—Mierda —soltó, de pronto. Eijiro le lanzó una expresión confusa—. No, ...no importa —susurró.
—¿No importa qué? —pregunto. Podía sentir al otro chico ponerse rígido—. ¿Qué pasa, Katito gruñón?
—Te dije que no me llamaras así, puercoespín —rezongo queriendo aparentar furia, pero fallando.
—Pero es lindo. ¿Acaso no apareces un gatito gruñón? —cuestiono Kirishima con una sonrisa que Bakugo no pudo ver. Escuchó a su novio resoplar, para sorpresa suya—. ¿Qué pasa?
―No pasa absolutamente nada ―Bakugo mintió mal.
―Creo que en estos tres años llegué a conocer todo de ti, y bastante bien. Puedo decir cuándo estás molesto ―dijo Kirishima. Bakugo suspiró.
―Vete a la mierda, cabello de pincel ―masculló hundiendo su cara en la almohada―. Solo tengo otras cosas en mente.
―Bien, ahora sé algo. Sólo me dices eso cuando hiciste algo estúpido y te vas a disculpar ―declaró el pelirrojo.
―¡¿Y cómo sabes que hice algo de ese estilo, maldita sea?! Solamente teñí los calzones de ese maldito nerd después de dejarme en ridículo en las prácticas.
―Ya me parecía que la ropa de Midoriya estaba siendo poco masculina.
― ¡¿Y desde cuando mierda te importa, Deku?! ―gruñó, frunciendo el ceño.
Kirishima sonrió. El ceño de Bakugo se comenzó a suavizar, levemente. Bufó.
―¿Vas a decirme algo?
―No. No quiero decir nada ―respondió Bakugo, un poco más duro―. ¿No podemos simplemente acurrucarnos? Tengo sueño…
Eijiro soltó un suspiro y, a continuación, sonó malditamente cursi.
―Aw, mi Katito gruñón tiene sueño.
―¡Deja de llamarse así!
―¿Entonces cómo quieres que te diga?
―¡Eso no importa ahora, maldito! Solo abrázame y descansemos…
Curiosidades:
Esta historia surgió porque una amiga tiene un gato llamado Bakugo y, literalmente, es un gruñón de mierda.
