Fue él quien me enseñó estos maravillosos sentimientos

Este mundo en expansión se vuelve cada vez más retraído, incluso si somos parte de un todo seguimos siendo uno mismo, tan solitario.. tan doloroso. Al menos eso pensaba Mirio Togata a la tierna edad de ocho años mientras viajaba en tren, sostenía un libro que apretaba en su regazo, no había nadie que lo acompañara aunque los murmullos se volvieran más fuerte a medida que las noticias avanzaban en la televisión.

Era un tiempo de cambios.

Cuando sus ojos se situaron al lado de su asiento se sintió tranquilo al ver la cantidad de grifos volando por sobre el pasillo que daba al mar. Eran criaturas bastante temidas al repudiar contacto humano, era muy difícil hacerse con uno que no muestre la intención de querer alejarse de ti cuando viera ocasión. Mirio los admiraba, esa libertad al surcar el viento, como si pudieran cortar el paso a su antojo.. crear su destino.

En su mundo se podía crear contratos con maravillosos seres como lo eran los grifos, ellos se volvían familiares o simples guardianes dependiendo de los intereses de las partes. Podías adoptar las habilidades de éstos o reforzar las propias, él iba a unirse a la UA donde aprendería más de esos hilos atrapantes que unían a la generación que pisaba fuerte. Tal y como mostraban las pantallas de oficiales ligados a ninfas o arpías ayudando al desastre ocasionado por una banda de terroristas.

Se intentaba mostrar que se podía construir una sociedad con este tipo de personas, que ya no se debía guardar los contratos solamente a gente importante o unos pocos bendecidos con la amabilidad de seres sensibles. Podía crearse las condiciones.

Nadie debería temerlos, sino aceptarlos como parte de lo que eran.

Debería sentirse feliz de tener la oportunidad de ser parte ¿no? Sus abuelos presionaron su ingreso, pero sabía que era porque no veían futuro en la empresa con su Ability, trabajaban en el área de construcción así que debían de trabajar con maquinaria pesada.. manejar el campo que eso requería.. lamentablemente nació con algo raro e inútil. Su cuerpo podía traspasar las cosas.

Cuando tenía cuatro lo descubrió y lloró varias veces cuando, de imprevisto de hundía en la tierra y sólo era oscuridad. Hace muy poco podía controlar las partes pero ni eso lo salvaba el ojo acusador de sus mayores que no veían futuro en eso, confiaban que encontrara un camino en la UA donde al menos no manchara el apellido con un trabajo simplón de gente Unskilled.

¿Por qué tenían que apartarlo así? Incluso su madre.. el recordar esos ojos acuosos de decepción sólo lastimaba más su corazón, quería que ella se sintiera orgullosa y vuelva a recibirlo con alegría como cuando era más pequeño. ¿Qué daño hizo para recibir ese tonto don? No lo quería si significaba no ser de ayuda, si le daba esta sensación de desasosiego.

Una sacudida violenta hizo que casi se cayera del asiento volviendo los latidos de su corazón bastante erráticos, era una experiencia que pasaba demasiado lenta a sus ojos, otro movimiento que tiró a un lado la parte trasera del tren donde iba despertó todos los sentidos que prefería muertos. Cuando volvió a tratar de comprender estaba fuera de la ventana que explotó en pedazos al igual que las demás, pero no la cruzó así ya que su ropa no estaba más con él, su Ability despertó por instinto pero la misma iba a costarle ¡así que no sirvió de nada! Estaba cayendo directo al agua y aunque pudiera atravesarlo no sabía nadar en esa gran masa.. y si seguía cayendo ¡no había más que oscuridad!

Ese era el fin.

Su temblorosa voz apenas salía por el nudo en su garganta, no quería morir así, que alguien..

— A.. Ayuda..

Por favor.

Mamá.

Un subidon repentino logró confundir sus sentidos, más de lo que estaban, dándole un mareo terrible con una presión en su cabeza insoportable. Cuando quiso mirar para arriba la luz quemó momentáneamente su vista.

— Tranquilo.. todo está bien.. –fue una voz grave que lo estremeció, pero sonaba jovial. Como un adolescente.

Su tacto era lo único de lo que se fiaba, tomó lo que parecían un par de hombros y una calidez invadía su espalda, parecido a un abrazo. Cuando todo se quedó quieto se animó a abrir sus ojos y así toparse con un rostro muy bello, ese chico tenía unas orejas puntiagudas y el cabello tan negro como el carbón, sus ojos no parecían amables pero brillaban en preocupación.. más tarde se reiría de sus temblorosos labios que cubrían un colmillo muy pronunciado.

Sí, fue ese el comienzo de su historia. La de ambos.

No hubiera creído recrear esos recuerdos años más tarde con un chico bastante.. explosivo.

— ¿Ah? Pero que puta historia más cursi.

Todavía no estoy convencida con este capítulo, lo pensé mucho y no quiero confundirme con la línea del tiempo.. creo que voy a agregar muchos recuerdos pero sería muy confuso.. ¡qué dolor!

Bueno, dudo que esto sea muy largo ya que no estoy acostumbrada a trabajar con algo muy extenso porque, de por sí hago algo muy aburrido ¡imagina diez capítulos iguales! Uff

Sé que no es una historia muy buena y que la redacción es simplona y confusa aún así.. gracias por leer.