Disclaimer: Creo que a estas alturas, un disclaimer no es necesario.

1. En tiempos oscuros, se acerca la luz.

Era una nublada tarde del mes de Julio y en la imponente mansión Fennell se vivía un ambiente con una extraña combinación de ansiedad, temor, alegría y tensión. Dentro de unos días nacería su hijo, nada la hacía más feliz y al mismo tiempo nada le provocaba tanto temor. Desde el momento en el que su familia supo de su embarazo inmediatamente empezaron a surgir los nuevos planes para el heredero, su nombre, sus estudios, su futuro. Esto, por supuesto que a ella le hacía poca gracia, pero el pensar lo terrible que sería arruinar todos estos proyectos de vida que tenían para su hijo le producía un escalofrío terrible. Por eso, por el bien de los que amaba y de ella misma, sólo deseaba no tener una niña...

Todos estos pensamientos nadaban en el mar de ideas de una mujer de piel clara y ojos oscuros, capaces de expresar más de mil palabras con tan sólo una mirada. Sentada en una banca de hierro forjado con decorados alusivos a una enredadera, tratando que los pocos rayos de Sol que se filtraban entre las nubes, brindaran un poco de calor a su crecido vientre de 9 meses.

-Allura, ¿Qué tienes? ¿Te sientes bien?- preguntó un moreno alto de ojos color verde y cabello oscuro a su pensativa esposa.

-¿Eh?... ¡Kurt! Lo siento, estaba… pensando...-dijo Allura al mismo tiempo que inclinaba su cabeza para fijar su mirada al suelo, dando a notar cierto tono de tristeza en su tono de voz.

-¿En que pensabas?- Kurt había tomado asiento al lado de Allura y acariciaba el vientre de ésta. Ya no podía esperar más, quería tener a su retoño en brazos.

-Eh… bueno… yo… Kurt... ¡Tengo miedo!- dicho esto, se cubrió la cara con las manos, no le gustaba que la vieran llorar -¡Tengo miedo de mi familia! De lo que pueden hacer de mi hijo. !No quiero que sufra lo que yo he pasado pero tampoco quiero que hagan de él un hombre como todos ellos! – ahora las lágrimas surgían con mas intensidad y caían en los apretados puños de Allura.

-Ally, tranquila. Debes de confiar en ellos, todo lo que quieren para el pequeño es por su bien- Kurt la abrazaba e intentaba consolarla, pero era una tarea difícil, a pesar de ser amable y dulce no se había librado de heredar el carácter fuerte de su familia.

-¡¡No Kurt! No es así...- ahora su rostro estaba ensombrecido – No todo es como parece – La familia de Allura, ante los ojos de Kurt, resonaba fuertemente si de propiedades y fortuna se trataba, pero había algo que ignoraba totalmente y estaba apunto de enterarse.

-Mi familia es mala y ha vivido sometida desde hace tiempo. ¡¡Yo no quiero que esto continúe!- Las lágrimas seguían brotando de los intensos ojos de una desesperada e impotente Allura.

-Ally...En primer lugar tranquilízate que puede hacerle daño al bebé. Ahora, explícame que pasa que no te entiendo absolutamente nada – Kurt tomaba muy en serio las palabras de su esposa, ella podía ser bromista pero la cantidad de lágrimas derramadas y la inmensa tristeza en su rostro eran señas suficientes para saber que su esposa estaba muy lejos de querer jugar una broma.

-Kurt, no sé si sepas, pero mi bisabuelo era un muggle, amó a mi bisabuela hasta que se enteró que era una bruja. Mi abuelo nunca lo aceptó nada más por ser un sucio muggle que no hacía más que despreciar a su madre bruja. Lo odiaba y por eso fue que aún siendo muy joven mató a su padre. Todo parecía que marchaba perfectamente para mi abuelo hasta que apareció mi abuela Justine, la única mujer que había conseguido hacerlo caer en eso que para él los débiles llaman amor. Ella estaba esperando un hijo de él y para mi abuelo esto no fue nada agradable. A pesar de todo, mi abuelo reconoció a su hijo y le dio el apellido muggle de su padre que, según él, era lo que se merecía un ser como "el hijo de Justine", como lo llamaba mi abuelo. – Allura se había detenido para mirar las aves que empezaban a buscar refugio en los árboles de su jardín. ¡Como deseaba poder volar lejos de los monstruos que tenía como familia! Así podría vivir libre con su hijo y esposo sin que nadie se metiera en sus vidas. Sabía que era poco posible y ahora lo único que podía hacer era contarle todo a Kurt para por lo menos dejar de sentir ese inmenso peso en su pecho.

-Una vez que lo hubo reconocido decidió criar al niño por unos años. Así fue, hasta que mi abuela y el niño comenzaron a ser un estorbo para llevar a cabo sus planes. De esta forma, más de una vez intentó deshacerse de ese estúpido sentimiento que les impedía matarlos pero le resultó imposible y decidió hacer un pacto con mi abuela. Mi abuelo los dejaría vivir a ella y al niño, siempre y cuando se fueran lo más lejos posible de él y que llegada la suficiente edad del niño, lo encaminaría en lo más profundo de las artes oscuras... Mi abuela Justine no tuvo otra opción más que aceptar, a ella le hubiera gustado quedarse a su lado pero sabía que sería imposible vivir con alguien que no cree en el perdón ni el amor. En algún momento pensó que con el tiempo este pacto quedaría en el olvido, pero no fue así.- Allura se detuvo un momento para dirigir su oscura mirada a su intrigado esposo.

-Kurt, este niño es Landon, mi padre... ¿Quieres que continúe? -.

-Ally, no pienso obligarte a que me cuentes algo de lo que después puedes arrepentirte. Sólo te pido que tomes en cuenta que estamos hablando de tu familia y nuestro hijo- Kurt sonaba tranquilo y expectante.

-Tienes razón... -Allura suspiró antes de continuar- … como ya sabrás mi abuelo se llama Tom Ryddle. Lo que no sabes es que en realidad no vive en Irlanda como te hemos dicho hasta ahora, de hecho... no sabemos donde reside. Tampoco es cierto que mi abuela murió como te lo han dicho... ella fue asesinada, mi abuelo la mató. Y todos esos conocimientos de magia oscura se los enseñó a mi padre que ya no contaba con la protección materna- Una diminuta lágrima corría por sus mejillas- Mi abuelo lo obligó a casarse con mi madre con la finalidad de expandir su dominio oscuro a todo el mundo, es por eso que mi madre es americana y no europea. Todos los viajes que mi padre hace, en realidad son para reunir más y más mortífagos y seguidores de las artes oscuras, todo bajo ordenes de mi abuelo que, como ya te dije, no reside en un sitio definitivo...va de un lugar a otro sembrando oscuridad.

Kurt, mi abuelo dejó de ser Tom Ryddle para convertirse en Lord Voldemort.

Estas palabras causaron un impacto poco esperado en el moreno, él sabía que la familia de su esposa no era muy unida, por el contrario eran fríos en todos los aspectos y el amor no era primordial para ellos, pero nunca se imaginó que su amada esposa llevara en las venas la misma sangre que el mago más temido de esos tiempos. Le sorprendió más el nunca haberse dado cuenta. ¡¡Era tan obvio! Pensó Kurt, ahora que Allura le había dicho gran parte de la historia sabía que era muy posible que su hijo, e incluso él mismo, estuvieran en peligro inminente.

-Kurt, por favor perdóname. Si te hubiera contado todo esto desde un principio te habrían matado, al fin y al cabo sólo les importan tus tierras y yo ya tendría tu apellido influyente en el mundo mágico... Aún así, temo por tu vida y por la del bebé- Allura había sacado gran parte de lo que la atormentaba día y noche, pero no estaba segura de haber hecho lo correcto.

-Ally, mi amor, no te culpes sobre lo que has hecho, comprendo como te sientes y créeme que no te reprocho nada, ahora ambos lo sabemos y encontraremos la mejor solución a todo.- Los ojos verdes de Kurt expresaban una inmensa ternura y comprensión ligada con una tristeza profunda.

Allura no dudo ni un solo momento y se tiró al cuello de su esposo abrazándolo tan fuerte como si en cualquier momento Kurt fuese a desaparecer y quisiera impedirlo. Fue un abrazo lleno de amor, ternura y sinceridad. El moreno besó brevemente los salados y húmedos labios de su esposa para después acariciar el crecido vientre de Allura en donde se encontraba el producto del inmenso amor que había entre ellos , sin importar cuanto mal rodease sus vidas, sin importar nada más que ellos dos. Y ahora nada en el mundo tendría más valor que su futuro retoño.

-Vamos Ally, ya no llores- le dijo mientras limpiaba las lágrimas que brotaban de nuevo- Todo estará bien, ya lo verás. Ahora que me has contado la verdad la cargaremos juntos y encontraremos que hacer.

Allura lo miró con una expresión de incredulidad total, ¿Cómo era posible que tanta comprensión viviera en su esposo? No lo sabía pero estaba segura que era por eso que lo amaba, por poseer y brindarle una infinidad de cualidades hermosas, las cuales nunca tuvo oportunidad de conocer mientras fue niña. Su padre, Landon Ryddle, se casó con Cecile con la esperanza de tener como heredero un varón para enseñarle los inmensos conocimientos que había adquirido sobre la magia oscura, tal y como se lo había prometido a su padre. Tan grande fue la decepción que causó el nacimiento de Allura que ella nunca recibió otra cosa que no fuera desprecio y regaños por no comportarse como una bruja de su categoría. El nacimiento de Allura también significó que en la generación próxima, el apellido Ryddle se perdería por completo y el apellido muggle desaparecería del mundo mágico.

Kurt y su familia ignoraban totalmente la maldad que emanaba de la familia de su ahora esposa, era difícil imaginárselo tomando en cuenta que Allura tenía una forma muy diferente de pensar a la de su padre y abuelo y por supuesto que ella nunca demostró ninguna tendencia hacia este tipo de magia. Lo único que habría heredado de los imponentes Ryddle era su fuerte carácter que pocas veces dejaba al descubierto.

-Kurt... todavía no termino, aún tengo que hablarte del destino de nuestro hijo- ella parecía aún más triste.

El moreno inclinó un poco su cabeza como seña a que continuara con la historia. Allura limpiándose un poco las lágrimas respiró hondo y comenzó de nuevo con el relato.

-En una ocasión mi padre vino a buscarme para hablar de mi embarazo y me ha dicho cosas terribles, unas las he venido oyendo desde que tengo uso de razón, pero otras simplemente me hicieron sentir la mujer más desgraciada del mundo. Mi padre me contó esta historia que yo desconocía pero sospechaba de ella. También me ha dicho que mi abuelo amenazó con quitarle la vida si esta vez no cumplía con el varón que debió haber nacido en mi lugar para así darle todas las enseñanzas necesarias sobre las arte oscuras y que ahora sería el turno de mi hijo el llenarse de todos los conocimientos de la magia oscura...siempre y cuando sea un varón, de lo contrario...- lágrimas brotaban nuevamente de sus oscuros ojos cayendo una a una en un inmenso mar de sufrimiento, en el que se ahogaría de no haber compartido un poco del dolor que la atormentaba- ...lo matarán Kurt, sin no tengo un varón, matarán a la entonces niña. Tal y como debieron haber hecho conmigo.- Allura pensaba en lo desgraciada que era, lo único que deseaba en ese momento era haber muerto y así no causaría tanto dolor a Kurt y le evitaría toda una vida de oscuridad a su hijo.

Para Kurt, esta información pareció haberlo regresado a la realidad después de haber recibido un golpe tan fuerte como la muerte misma. En sus verdes ojos sólo se distinguía una incredulidad combinada con pánico que caía fija sobre el hermoso vientre de su esposa.

Ella seguía llorando, para tratar de consolarla y al mismo tiempo demostrarle que estaba con ella, la abrazó cerrando los ojos fuertemente esperando que al abrirlos viera que todo era sólo una ilusión, quería olvidar que una sombra de muerte y sufrimiento se colocaba sobre ellos y su futuro retoño.

Dos almas entrelazadas deseando deshacerse de sus tormentos, dos almas unidas por la vida que se aproximaba y pronto dejaría de ser una simple imagen sin rostro para convertirse en la nueva luz de su mundo.

Después de un momento de compartir todo un mar de emociones a través del simple abrazo, Allura habló entre sollozos, dejando así correr las gotas saldas por todo su rostro.

-¡¡Kurt, tenemos que hacer algo! Ya te lo he dicho, no pienso dejar a mi hijo en manos de mi padre y sus aliados, mucho menos les permitiré que le hagan el más mínimo daño-

-Ally, podemos escapar... podemos usar el hechizo Fidelio para escondernos, así nadie podrá hacerle daño a nuestro pequeño.

-No Kurt, debe haber otra opción. ¿Te imaginas si nos comienzan a buscar? Mi padre y sus aliados matarían a cualquiera que les fuera inútil y yo no quiero que alguien muera sólo por protegernos... Sería horrible provocar la muerte de varios sólo para salvar a tres. Es demasiado egoísta.

Por la mente de Kurt no nadaban más que terribles ideas sobre el futuro y el terrible presente que tenían sobre ellos. Mientras que Allura exprimía su cerebro en busca de la mejor solución, su mente únicamente daba vueltas a lo mismo.

Así pasaron un rato en silencio hasta que Allura sintió una pequeña luz de esperanza… pero era demasiado cruel y a la vez riesgoso. Talvez debería consultarlo con su más fiel dama.

Los pensamientos de los Fennell fueron interrumpidos por una tímida voz femenina.

-Mis señores, la cena está lista- anunció una joven sirvienta de nombre Carmín. Era sobrina del ama de llaves, la Sra. Adelle Beaufort que había servido a los Ryddle desde joven y en su tiempo fue nana de Allura. Los Fennell preferían tenerlas a ellas encargadas de las labores principales, como la cocina, a tener elfos domésticos. Pensaban que era un abuso para seres tan diminutos. Sin embargo, era normal ver a uno o dos de ellos rondando de vez en cuando por la mansión.

-Gracias Carmín, enseguida vamos, puedes retirarte-

-Disculpen mi intromisión, no se ven muy bien. La señora está pálida. ¿Desean que les prepare un poco de té?- La chica se había encariñado con los Fennell como si fueran sus padres y siempre veía por el bienestar de ellos.

-Gracias Carmín, un té nos caería de maravilla. Te agradecemos que te preocupes.- A esta última frase Kurt trató de agregar una diminuta sonrisa para despreocupar un poco a la chica, pero aún así Carmín se retiro dudosa.

-Ally, vamos está enfriando la tarde y esto, junto con toda la tensión pueden afectarte-

-Kurt... ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¿¿¡¡Que acaso no has escuchado nada de lo que te digo?- Allura sonaba exaltada y ahora más que hace unos momentos se podía leer claramente el pánico y la desesperación en su oscura mirada.

-¡¡Ally cálmate! ¿Qué demonios te hace pensar que no me preocupo? ¿Qué acaso ese hijo no es mío también? ¿Tú crees que es muy fácil meterse en la cabeza que tu esposa es descendiente del mago más temido hoy en día? ¡¡Por favor Allura!- Kurt se había puesto realmente colorado, se sujetaba la frente con una mano y daba pequeñas vueltas alrededor de la baca en donde estaba sentada su esposa. Pocas veces Kurt levantaba de esa manera la voz y cuando lo hacía, Allura sabía que su esposo se acercaba a un límite.

-Perdóname Kurt, no pensé antes de hablar, tienes mucha razón.-

El moreno se sentó a su lado entre arrepentido y un poco alterado todavía.

-Perdóname tu a mi también por gritarte de esa manera, es que todo esto es tan... impactante. Pero verás como encontraremos una solución juntos. Todo va a salir bien.- De esta forma besó a su esposa en la frente, luego en la nariz y al final en sus labios. –Ahora, vamos a cenar. Debe tener hambre.- dijo tocando el vientre de Allura.

Una leve sonrisa se dibujó en los labios de la futura madre. Su hijo, tan inocente e indefenso. Todo lo que había deseado desde pequeña, lo tenía; un hombre maravilloso como esposo, un hermoso hogar y ahora su bebé vendría a unírseles en esa felicidad, felicidad que ya le estaban arrebatando desde el día en el que su padre la amenazó. "Injusticia" pensó ella, pero una voz resonó en su cerebro desde lo más profundo de su ser. Una voz totalmente desconocida pero tranquilizadora. Esa voz le dijo: "Al final todo estará bien, si no lo está, entonces no es el final. Allura, el valor vive en ti, toma fuerzas que ya es hora..." En el momento en el que desapareció la voz, Allura intentó ponerse de pie pero un intenso dolor en el vientre la hizo soltar un grito estridente encogiéndose hasta quedar arrodillada en el pasto. No podía moverse, esas punzadas se volvían cada vez más constantes e intensas, era como si a cada segundo el aire le faltara.

-¡¡Ally! ¿Qué tienes?- Kurt se encontraba hincado junto a ella y sonaba notablemente nervioso. -¡¡Sra. Beaufort! ¡¡Ayúdeme!- Los gritos del moreno hicieron que Adelle y su sobrina asistieran al llamado mucho más rápido que de costumbre.

-¡Allura! ¿Mi niña que tienes?- La Sra. Adelle trataba de sujetar a Allura por los hombros tratando de verla a los ojos.

-Adelle...-dijo entre jadeos- ya… es… hora- Al terminar ésta frase, el grito de Allura se dejó escuchar en cada uno de los rincones de la mansión Fennell.

-Mi señor, su hijo está por nacer. ¡¡Tenemos que llevarla a San Mungo!. Carmín, prepara la maleta de la señora y alcánzanos más tarde.- Adelle se hacía cargo de la situación de una manera memorable. Era por eso y más que Allura le confiaba su vida entera.

-Ally tranquila, respira... uno, dos… uno, dos. ¡Eso!- Kurt se había olvidado totalmente de cualquier pena. Su hijo estaba por nacer, nada valía más en ese momento que el pequeño.

Con unos esfuerzos tremendos lograron llevar a Allura hasta la ordenada sala de los Fennell, los muebles estaban colocados en perfecto orden y armonía.

Habían pensado en llevar a Allura por medio de la red Flu, pero era peligroso dejar a Allura sola, corrían el peligro de que no pronunciara bien las palabras adecuadas. La Sra. Adelle fue quién se dirigió a la chimenea sujetando un puñado de polvos y desapareció al decir con voz clara y fuerte "San Mungo, área de maternidad". En menos de un minuto, en la sala de los Fennell se encontraban tres sanadores que sujetaron a Allura cuidadosamente y desaparecieron tan rápido como llegaron. Kurt se encontraba todavía impactado hasta que la voz de la joven Carmín lo sacó de su ensimismamiento

-Mi señor, su esposa estará bien, tenemos que alcanzarlos en San Mungo. – Carmín había preparado la maleta de Allura y le estaba cediendo el paso a Kurt para que entrara a la chimenea. Rápidamente el moreno desapareció de la chimenea seguido por la rubia.

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Allura había sido llevada a la sala de partos inmediatamente después de haber llegado a San Mungo. Las enfermeras le ayudaban a calmarse y los medimagos hacían su trabajo con mucha concentración. Después de unas horas de emplear todas sus fuerzas para ayudar a salir a su bebé y respirando hondo, Allura sintió una inmensa calma, escuchó que el medimago más cercano le decía: -Ya nació su bebé- Allura intentó buscar a su hijo pero no podía más, estaba agotada, lo último que escuchó antes de quedar adormilada fueron los berridos de su pequeño.

Mientras Allura trataba de no dormirse, volvió a escuchar esa voz de nuevo: "Allura, debes ser fuerte para enfrentar lo que viene. Recuerda que al final todo estará bien…"

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Hola, esta historia hace casi dos años que la empecé y la subí. Pero llegó un punto en el que la abandoné por mucho. Creo que es hora de retomarla. Espero la disfruten y manden lindos reviews.
Gracias a quienes han estado sobre mí para no perderla y a quienes en un principio me apoyaron a crearla. Algunos se han alejado en el camino y otros aquí siguen. A todos por igual, muchas gracias.

XXX
La hilandera.