Hola a todos, éste es el primer Fanfic que publico y como Gears of War es mi vídeo juego favorito, dije, "¿Por qué no?". Éste Fanfic está basado en la canción "Torn Apart" de la banda de rock alternativo "Bastille", realmente son muy buenos y es mi banda favorita. Cada capítulo será nombrado con letras de la canción. La pareja es Sam/Baird ya que es una de mis favoritas.
Disclaimer: Gears of War no me pertenece, denle todo el crédito a Epic Games. Si GoW estuviera en mi poder, obviamente habría más romance. ¡Disfruten!
-StormerHere.
Capítulo 1 - I Could Only
Capítulo 1 - I Could Only
"¿Dónde estoy?" Preguntó a la nada, sin esperar una respuesta. La habitación en la que estaba era completamente oscura y por más que tratara, sus pupilas no podían adaptarse al entorno. Giró a todas direcciones, pero lo único que vio fue negro y más negro.
Con un suspiro de coraje, comenzó a caminar con el temor de chocar con algo y tropezar, aunque conforme más avanzaba, más pensaba que la habitación estaba completamente vacía, sin objetos para estorbarle.
Siguió caminando por minutos, sin encontrar nada. De pronto, una luz reluciente la cegó e hizo que la pelinegra escondiera su rostro en sus manos. Hizo una mueca con sus labios y lentamente fue regresando sus ojos a la luz. Era completamente molesta, blanca. Cerró y abrió sus ojos para acostumbrarlos al cambió de iluminación hasta que decidió empezar a caminar en dirección a esa luz. Sus pasos hacían eco y el sonido mandaba un escalofrío recorrer todo su cuerpo.
"Sam," Escuchó una voz masculina llamara. Sonaba lejos y la Gear no pudo reconocerla. "Sam." La voz repitió.
"¿Quién es?" Se atrevió a preguntar, un poco temerosa.
"¡Sam!"
Y por alguna razón sus piernas comenzaron a correr por sí solas, hasta que cruzó la línea entre la luz y la oscuridad. Se detuvo abruptamente, provocando que se sintiera mareada. Cerró sus ojos para combatir sus ganas de vomitar, pero al momento de abrirlos, pudo notar como había cambiado de escenario.
Estaba frente a un hermoso paisaje y suspiró maravillada ante la vista. Era un valle, rodeado de árboles y el sonido de los pájaros cantando inundaba sus oídos de una forma extremadamente placentera. El viento puro azotaba su rostro y desordenaba su cabello suavemente. Se encontró a sí misma hipnotizada por la forma en la que el agua creaba olas pequeñas y se movía serenamente al compás del aire. Relajación, libertad.
Sonrió encantada; casi incrédula. La vista le recordaba a su hogar, donde se había criado. Millones de recuerdos cruzaron por su mente, todos ellos haciendo referencia a su familia, sus amigos. Se tragó las lágrimas que pedían salir a gritos y mordió su labio inferior con un poco más de fuerza de la debida para concentrarse en otra cosa más que la nostalgia de recordar el lugar que ella se atrevía a llamar hogar.
"¡Sam!" Un grito, de la misma persona, la sacó de sus pensamientos. La voz se escuchaba más cerca y antes de que pudiera formular una pregunta para saber a quién le pertenecía la voz, un talló salió salvajemente del agua, alterando el paisaje. "¡Sam, corre!"
Y así lo hizo.
No fue por ser cobarde. Fue temor. Miedo. Estaba desarmada y no quería enfrentarlos sola. Sus piernas comenzaban a doler, pero aunque quisiera detenerse para tomar un respiro, su cuerpo no pararía. Su respiración estaba alterada y sus oídos podían percibir fácilmente los latidos constantes y rápidos de su corazón. Empezó a escuchar disparos y antes de que pudiera acelerar su ritmo, fue detenida por un Agujero E que salió sorpresivamente en el suelo. El impacto hizo que Sam se detuviera, para que después, tropezara y cayera torpemente en el pasto. Sus ojos se abrieron estupefactos, claramente mostrando miedo al ver como las larvas salían del Agujero y se ponían a la defensiva, apuntándole a su cuerpo con sus oxidadas Hammerbust. Cerró sus ojos rendida, aceptando su destino. Sabía que era su fin.
—¡Ah! -. Sam despertó exaltada y rápidamente escaneó con sus ojos el lugar en donde estaba. Era su habitación, su cama, su cuarto. Nada fuera de lo normal. —Era sólo un sueño, sólo un sueño-. Se dijo a sí misma mientras limpiaba con su mano el sudor que descendía por su frente. Su cabeza volvió a incorporarse a la almohada y cerró sus ojos tratando de controlar los latidos de su corazón.
Desde que la guerra terminó, no podía presumir tener grandes, largas y placenteras noches llenas de sueños de esperanza. No. Era todo lo contrario. Habían pasado semanas con la misma pesadilla y aún no podía descifrar quién era la persona que la llamaba. Con su vista periférica, pudo ver la hora en un reloj digital posado en la mesita de noche.
—5 de la mañana-. Se dijo a sí misma. Quería volver a dormir, pero una vez que se despertaba, por más que quisiera, no podía relajarse en lo más mínimo. Siempre había algo en su mente atormentándola; desde su familia, hasta sus compañeros Gears que habían muerto como héroes, sin la oportunidad de poder ver el mañana libre de monstruos y cualquier otra cosa. Samantha Bryne se sentía tan afortunada. Su mente involuntariamente recordó a Dom.
Dom. Él merecía vivir. Había pasado por tanto. Merecía ser feliz. Y gracias a él, ella estaba en esa cama, estaba en esa ciudad, en éste mundo. Gracias a él, ella estaba viva.
Siempre se preguntaba si ella hubiera sido capaz de hacer lo que Dom hizo por todos ellos y todas esas veces llegaba a la misma conclusión: no. No podría ser capaz de hacer semejante acto de valentía.
Rió incrédula. Ella no llegó a conocer a Dom lo suficiente, pero le hubiera encantado tener esa oportunidad. Santiago era un hombre bueno, responsable, entregado. Pero también estaba roto por dentro. Tenía cicatrices que aunque por más que quisiera que sanaran, nunca lo harían. Perder a tu familia, la razón por la que luchabas, se había esfumado. Al igual que la esperanza de recuperarse, al igual que las ganas de continuar.
Pero, es Dom de quien estamos hablando. Él siempre continuaría. Siempre estaría a lado de su gran amigo, su hermano, Marcus Fenix. En las buenas y en las malas.
Si ella estaba así por la pérdida de su amigo, no podía imaginar cómo Marcus estaría.
Impulsándose con su espalda, se sentó en la orilla de la cama y encendió la lámpara situada en la mesita de noche, sólo para iluminar el entorno. Odiaba admitirlo, pero tenía cierto temor a la oscuridad. Comenzó a caminar descalza por la alfombra empolvada que cubría el suelo de madera y se dirigió al baño. Encendió la luz y comenzó a desvestirse. Dejó la pijama en el suelo y entró a la bañera, abrió el agua fría y cerró sus ojos al sentir las gotas recorriendo su cuerpo. Al fin se sentía relajada.
La ducha tomó más tiempo de lo planeado pero después de 40 minutos de gastar agua en su beneficio, salió y envolvió una toalla alrededor de su cuerpo, la cual, cubría su torso y la mitad de sus piernas. Su cabello tocaba ligeramente la piel de sus hombros pero no le molestó en lo absoluto. Estos días habían sido muy calurosos y Sam odiaba el calor, por eso solía bañarse una vez por la mañana y una vez por la noche, aunque sonara muy exagerado.
Regresó a su cuarto y abrió su clóset. No tenía mucha ropa; tres blusas, dos jeans y una bufanda que no tenía idea de cómo había llegado ahí en pleno verano. Era extraño ver a la gente sin sus usuales uniformes de la CGO, aunque siempre había uno que otro que no le gustaba romper con la costumbre; Sam era parte de ese grupo de personas. Además de que ahora le tocaba "patrullar" por si algún sobreviviente quería hacer una tontería ya que los CGO y los civiles no llevaban la relación más bonita que pudiera existir.
Así que tenía una excusa para usar su armadura CGO. Y esa idea no le desagradaba en lo más mínimo.
—Ay, mierda-. Baird dijo mientras sujetaba con sus manos su cabeza. —La cabeza me palpita-. Hizo una mueca de dolor y cerró sus ojos para tratar de calmar el dolor.
—Bueno, nena, exactamente ayer no te tomaste dos tragos, ja-. Escuchó a Cole reír en alguna parte de la habitación. Damon rió suavemente, pero ahogó un grito de dolor al sentir el dolor en su cabeza incrementándose.
—En vez de decir tonterías, Cole, deberías ir y conseguirme una maldita aspirina-. Su propia voz era un infierno y enterró su rostro a la almohada. Ni siquiera recordaba cómo había llegado a su cama. Todo lo que hizo la noche anterior estaba borroso.
—Güerito, yo no tengo que pagar por tu irresponsable forma de tomar. Además, tienes que alistarte-.
—¿Alistarme? ¿Por qué haría semejante estupidez?-.
—¿Ya lo olvidaste?-. Baird pudo escuchar a su amigo sonreír mientras formulaba la pregunta.
—Bueno, Cole, si supiera de que estás hablando, obviamente no te estaría preguntando lo que te pregunté hace unos segundos-. Damon dijo sarcásticamente, pero de una forma desgarradoramente elegante.
—Y a pesar de todo sigues siendo el mismo Baird de siempre-.
—Como sea, aún no has respondido mi pregunta-. Lentamente, Damon fue sentándose en la orilla de la cama. — ¿Y bien? ¿No vas a responderme?-.
—Jajaja, lo haría sólo para irritarte pero te veo muy vulnerable-. Cole admitió mientras reía y le pegaba en el hombro a su amigo, sólo para provocar una mueca de dolor del mismo. —Irás a patrullar-.
—¿Qué?-. Baird preguntó secamente mientras miraba a Augustus con ojos llenos de incredulidad.
—Irás a-
—Sí, te escuché la primera vez-. El güero bufó mientras escondía su rostro en ambas manos. —¿Con quién se supone que estaré?-.
—Es alguien con quien te sentirás muy a gusto-. Cole sonrió mostrando sus dientes. Baird arqueó una ceja en cuestionamiento. —La pequeña Sam estará contigo-.
—Lo que me faltaba-. Su mandíbula se tensó y suspiró. —¿No me pueden poner a alguien más? ¿Jace, Dizzy, Anya? Incluso estaría más cómodo con el mismísimo Marcus Fénix-.
—Amigo, no quería decírtelo pero creo que debes saberlo-.
—¿Qué cosa? ¿Hay algo peor que ser compañero de Sam?-. Preguntó sarcásticamente mientras nivelaba su mirada con la de Cole.
—Ayer, mientras te emborrachabas como un adolescente, no dejabas de decir lo bella y genial que era Samy-. Baird se sorprendió y un color subió a sus mejillas en cuestión de segundos.
—E…eso no es cierto, Cole. Jamás describiría algo que no existe-. Damon se defendió. —¡Largo! Y tráeme esa aspirina, tengo una zona que patrullar-. El güero cruzó sus brazos sobre su pecho y retiró su mirada de Augustus.
—Aye, aye, Capitán-. Cole dijo mientras agitaba en el aire su mano. —Y si no quieres creerme, ese es tú problema, princesa-. Augustus salió de la habitación y Baird bajó la guardia, pensando en las palabras que su amigo le había dicho.
—Es estúpido pensar algo así, yo, Damon Baird, jamás diría semejante estupidez-. Dijo a la nada.
Éste sería un largo día.
La zona de patrullaje podría describirse como un edificio abandonado, con múltiples rectángulos en las paredes donde alguna vez estaban ventanas con cristales. La construcción era alta y le permitía a cualquier persona mirar con completa libertad la ciudad y ver como la misma; estaba hecha pedazos. El piso estaba cubierto por una capa de lo que parecía tierra, y también habían pedazos de cristales esparcidos por todo el espacio. La zona de patrullaje tenía que ser justo en la planta más alta, y para ser sinceros, era una molestia tener que subir escaleras que estaban a punto de derrumbarse. Incluso, a veces, tenías que trepar las paredes para alcanzar la última planta.
Sam estaba analizando la vista desde una ventana. Su francotirador estaba sujetado por ambas manos debido a su peso, y sus rasgos faciales marcaban una señal de alerta a cualquier cosa que se pudiera presentar. Ésta era Sam. Alguien dedicada, responsable y entregada a su trabajo. Si algo le encantaba de hacer cosas, era que cuando las hacía, toda su concentración se enfocaba en lo que estaba haciendo. Nada más. Era extraño que se distrajera, y tampoco dejaba las cosas incompletas. Por eso había llegado donde estaba ahora: una Gear que había arriesgado su vida para salvar a la Tierra, la cual, por el momento era un desastre.
Parecía como si un tornado inmenso hubiera arrasado con todo y todos y sólo unos pocos sobrevivientes habían tenido la suerte de salir con vida. Lástima que los hechos ocurrieron de una forma más violenta.
Escuchó pasos detrás de ella y debido a los reflejos que había obtenido tras varios años de guerra, se giró rápidamente y puso su arma lista para disparar.
—¡Hey, hey, hey! Está bien que me odies pero si me matas, todos te culparían-. Baird apareció después de cuarenta minutos de la hora asignada. Sam bajó su arma y regresó su atención a la ventana, dándole la espalda.
—Llegas tarde-. Dijo mientras colocaba su francotirador recargado en la pared. —¿Por qué no me sorprende?-.
—Deberías agradecer de que estoy aquí-. Damon dijo mientras caminaba hacia ella. Tenía una Lancer y en la espalda llevaba una Gnasher.
—¿Ah, en serio?-. Sam cuestionó sarcásticamente y lo miró de cerca. Vio como rodaba sus ojos y hacía un ligero tsk. —Vaya, te ves de la mierda-.
—Me halagas, Sam-. Baird dijo con un tono de voz arrogante. —En fin, ¿puedes recordarme la razón por la cual estoy perdiendo mí tiempo en éste basurero, contigo?-.
—Porque aunque no lo creas, existe gente más soberbia que tú que busca patear tu trasero-. Sam explicó. —¿O qué? ¿No puedes ni siquiera hacer eso?-.
—Para tú información, fui secuestrado por esas estúpidas larvas. Puedo hacer esto y mucho más de lo que está a tu alcance-.
—Vaya, ¿y alguna vez le agradeciste a Marcus por rescatarte?-.
—Es inútil discutir contigo-. Baird suspiró mostrando cansancio ante la actitud de la pelinegra.
—Entonces no lo hagas-. Sam dijo mientras tomaba asiento en el suelo y recargaba su cabeza en la pared mientras que sus brazos estaban colocados en sus rodillas y sus manos caían libremente al aire.
—¿Qué haces? Por si no lo sabes, tenemos que vigilar-. Al decir la palabra "vigilar", Baird usó el tono de voz más insoportable posible.
—Por si no lo sabes, he estado aquí puntualmente y he estado vigilando por los últimos cuarenta y cinco minutos mientras tu tomabas tu tiempo para venir. Es tu turno. Lo siento, querido-.
—Eres molesta, ¿sabes?-.
—Sí, sí. Lo que digas, Baird-. Este tipo era realmente insoportable y Sam no podía creer como Cole podía ser amigo de una clase de persona como ésta. Cole era lindo, atento, gracioso. Mientras que Damon era…era Damon.
La mayor parte del tiempo permanecieron en silencio, no realmente queriendo conversar. Pero había cierta tensión en el ambiente que era rápidamente notable. Sam fue la primera que la sintió, pero imaginó que sólo era su imaginación, por eso trató lo más que pudo para ignorarla. Baird no actuó de forma extraña al darse cuenta de la misma tensión, pero por su mente, las palabras de Cole resonaban una y otra vez.
"Es imposible que haya llegado a decir eso." Damon pensó y sus ojos se centraron en la morena sentada en el suelo. "¿Cómo podría decir esas cosas de Sam?" Siguió mirándola por lo que parecieron horas hasta que su voz lo sacó de sus pensamientos.
—¿Qué pasa Baird? Puedo sentir como me quieres comer con la mirada-. La pelinegra dijo sin molestarse en abrir los ojos, con ambas cejas arqueadas levemente.
—Estaba pensando en lo insoportable que eres-. Baird dijo a la defensiva.
—Mira quién habla-. Sam se levantó y estiró su espalda. —Pero, ¿qué se puede esperar de un niño rico, hijo de mami y papi?-.
—Ha-ha-. Baird rió ácidamente. —¿Tu sentido del humor es tan bueno como tu habilidad para hacer tatuajes?-. Preguntó sarcásticamente.
—No lo sé, ¿qué tal si les preguntas a las personas a las que le hice uno?-.
—No puedo hacer eso, Dom está muerto-. El humor negro de Baird no causó una carcajada en la pelinegra. La habitación quedó en un silencio incómodo y Damon vio como Sam agachaba su mirada y mordía su labio inferior. Sus manos formaban puños y temblaba ligeramente. Quería golpearlo. Quería golpearlo fuerte. O incluso matarlo. Baird sabía que había cruzado un límite, y él se dio cuenta. Con un suspiro, su voz volvió a hacer eco en la habitación. —Escucha-.
—Cállate-. Fue interrumpido por Sam quien seguía en su misma posición. —Cállate-. Repitió. Y Baird no volvió a hablar.
Las horas pasaron y el Sol comenzaba a ocultarse, una señal de que pronto deberían regresar a la ciudad para dar un informe de lo que vieron, o sea, nada. Sam estaba callada, miraba la puesta del Sol a lo lejos con ninguna expresión marcada en su rostro. No le había dirigido una mirada a Damon desde su comentario y mucho menos una palabra. Y se lo merecía.
Sam tenía un nudo en la garganta, pero no podía llorar frente a éste infeliz. Él no valía la pena en lo más mínimo. Había dicho algo imperdonable; algo sumamente estúpido y eso le mostraba a Sam el poco corazón que Baird tenía. Si antes le tenía un poco de odio, ahora lo odiaba plenamente.
Estuvieron una hora más y era tiempo de partir de vuelta a Anvil Gate. Sam tomó su francotirador y lo cargó en su espalda para empezar a caminar a la salida. Baird no dijo nada y caminó detrás de ella. Bajaron pisos, brincaron obstáculos, y aún había un silencio incómodo entre ellos. Sam estaba aplicando la ley del hielo.
"Bien, dos personas pueden jugar ese juego." Damon pensó mientras su mandíbula se tensaba y miraba la espalda de la pelinegra. Finalmente salieron del edificio y cada uno se subió a su vehículo. Entre cada auto, había una distancia de aproximadamente cinco metros y Sam iba a la cabeza. El recorrido duró diez minutos y por fin llegaron a Anvil Gate, Cole estaba esperando la llegada de ambos con una sonrisa plantada en su rostro. Vio a Sam bajarse de su auto y caminó hacia él, con una cara completamente nula de sentimiento.
—Hey Samy, ¿cómo estuvo la vigilancia?-. La pelinegra lo ignoró y simplemente lo pasó con sus pasos. Cole quedó sorprendido por la actitud de Sam, pero inmediatamente tuvo una idea de quién pudo ponerla en ese estado de ánimo. Segundos después, Baird llegó y se acercó a su mejor amigo.
—¿Qué pasa? ¿Me extrañaste?-.
—¿Qué le hiciste a Sam?-. La pregunta tomó por sorpresa a Damon, quien rodó sus ojos frustrado.
—Nada que pase de éste día-. Augustus lo miró sospechosamente. —Vamos, Cole. ¿No confías en mí?-.
—Sam es mi amiga, y me preocupo por ella, Damon-.
—Lo sé, lo sé. También es mi amiga. Pero vamos, Cole, tú sabes como las mujeres son de exageradas-.
—Eso significa que sí le hiciste algo-. Baird suspiró. Augustus se cruzó de brazos y le dio una mirada molesta a su amigo. —No me iré de aquí hasta que me digas que sucedió entre ustedes dos-. Damon alzó sus brazos al aire incrédulo.
—¿Ahora te pondrás de su lado?-.
—Dime. Que. Pasó-. La voz de Cole se engrosó. Rendido, Baird lo miró unos segundos para después, retirar la mirada y colocar sus ojos en cualquier otra cosa.
—Tuvimos una discusión-. Comenzó a explicar mientras recordaba los hechos. —Le dije que era insoportable y ella me dijo que era un niño rico hijo de mami y papi. Le pregunté que si su sentido del humor era tan bueno como su habilidad para hacer tatuajes, obviamente en forma sarcástica. Ella me preguntó que por qué no le preguntaba a las personas a las que les había hecho uno alguna vez-. Baird cerró sus ojos y suspiró. Cole levantó una ceja esperando que su amigo continuara. —Le dije que no podía hacer eso porque Dom estaba muerto-.
Augustus mordió el interior de su mejilla y su mandíbula se tensó.
—Sé que lo que dije estuvo mal, yo quería-. Fue interrumpido.
—Irás a disculparte con ella-. Antes de que Baird pudiera decir un "pero", Cole lo silenció con su voz. —Ahora-.
Damon mordió su labio inferior y sin decir una palabra, comenzó a caminar en la dirección a la que ella había ido.
"Perfecto, lo que me faltaba".
Sam quería llorar, pero no le iba a dar el placer a ese bastardo. Seguía estupefacta por su frialdad, por la forma en la que podía decir cualquier estupidez por su boca. Abrió la puerta de su pequeño cuarto y tiró las llaves al suelo. Caminó hacía su refrigerador y abrió la puerta con más salvajismo del que quería. Rápidamente buscó la botella de cerveza y cuando la encontró, la tomó y la abrió con un cuchillo. Tomó un largo trago, y el alcohol pareció tranquilizarla. Se sentía tan bien el líquido frío pasando por su garganta.
Ese maldito, desgraciado. Sam temblaba del coraje. ¿Qué a caso no tenía corazón? Lo odiaba, lo odiaba. Justo cuando empezaba a tomarle cariño, él viene y lo arruina todo.
"Hombres, ¿qué saben ellos?" La pelinegra rió seguido de tomar otro trago a su cerveza.
Knock Knock.
No quería ver a nadie. No quería hablar con nadie. Tenía suficiente cerveza como para emborracharse por esa noche y eso era lo que planeaba hacer en la memoria de Dom.
Knock Knock.
El visitante era insistente. Sam pensó que era Cole. La forma en la cual lo había ignorado no fue amable en lo absoluto, pero tenía tanto odio formado en ella que probablemente si hablaba con él, todo su odio explotaría y se desquitaría con su amigo. No se movió de su posición y tomó otro trago.
Knock Knock.
Bajó su cerveza a la mesita con fuerza y un sonido hueco se escuchó por todo el lugar. Maldijo en lo bajo. Con asco y disgusto claramente formado en su rostro, fue y abrió la puerta. Inmediatamente se retractó al ver quien estaba parada frente a ella.
—¡Miren quien está aquí!-. Sam exclamó con una sonrisa falsa. —¿Qué pasa, Damon? ¿Quieres hacer más chistes de mal gusto?-.
—Sam, tenemos que hablar-.
—¿Hablar?-. Rió cortantemente. —Lo último que quiero hacer ahora mismo es hablar contigo. Así que largo. No quiero ver tu cara, me da asco-.
—Sam, yo-. Y antes de que pudiera seguir hablando, la puerta se cerró justo frente a sus narices. Suspiró rendido pero sabía que si no se disculpaba, Cole también lo ignoraría. Tocó la puerta por cuarta vez en la noche.
—Vete a la mierda, Baird-. La voz de Sam se rompió y Baird pudo escuchar como la pelinegra aguantaba las lágrimas. —Sólo vete-.
Damon cerró sus ojos. Sam no lo dejaría entrar ni muerta. Comenzó a alejarse del lugar sintiendo algo que no había sentido en años.
Culpa.
Bien, ¿qué tal les pareció? Estuvo un poco largo para mí gusto, pero realmente me entretuve escribiendo éste capítulo. Espero y ustedes hayan tenido el mismo sentimiento leyéndolo.
En éste capítulo pudimos ver como Sam tiene una pesadilla que aún no puede descifrar, Baird tomó más de lo usual y ambos patrullaron desde un edificio. Todo estaba "bien" hasta que Baird hizo un comentario de mal gusto sobre la muerte de Dom y Samantha aguantó las ganas de querer golpearlo.
Si me preguntan, yo sí lo hubiera golpeado jajaja. Con respecto a las actualizaciones, me imagino que serán los viernes o sábados. Si no actualizo en esos dos días, entonces el domingo lo haría. Planeo que sea una historia larga, y ojalá lo pueda cumplir.
Gracias por leer y nos vemos en el próximo capítulo. Recuerden, si les gustó, me encantaría que me dejarán un review ya que me pondría muy contenta:D. ¡Bye, bye!
-StormerHere.
