Disclaimer: Los personajes y la saga de "Naruto" y "Naruto Shippuden" no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto. Yo los uso sin fines de lucro, con el único objetivo de divertir a quien lo lea. La historia sí me pertenece.

Aclaración: Las actualizaciones serán de cada 3 a 4 días, en algunas ocasiones 5.

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PROLOGO

Dio un pequeño beso en los labios a su chico, tomó el bolso del sofá y se marchó del lugar en dirección al centro comercial en donde se encontraría con sus amigas. Veinte minutos más tarde llegó a una pequeña cafetería, se acercó a una mesa donde ya se encontraban esperándola tres de sus amigas. Ino: Una rubia de cabello largo recogido en una coleta alta y un flequillo a un costado que escondía uno de sus bellos ojos azules; TenTen: una castaña de ojos cafés con su melena organizada en dos prolijos moños sobre su cabella, simulando las orejas de un panda y Hinata: una muchacha de piel nívea con orbes morado claro, característicos de su clan, los Hyuga, poseedora de una sedosa de unos largos mechones de cabello negro y un cerquillo perfecto que contrastaba con el suave tono de sus ojos.

- Chicas. – Saludó la pelirrosa. - ¿Cómo les va?

- Bien. – Respondieron ellas al unísono. - ¿A ti?

- Igual. – Anunció ella y se dispuso a sentarse.

No había ni terminado de acomodarse, cuando la llegada de alguien más le ganó la atención. Una rubia de ojos azules y cabellos repartidos en cuatro coletas, dejando libre un flequillo dividido en dos, se encontraba parada a su lado.

- Muchachas, lamento si las hice esperar.

- Claro que no, Temari-chan. Nosotras recién llegamos. – Declaró la pelirrosa. Una joven de ojos jade y cabello rosado corto, suelto.

- Ella es mi cuñada. Matsuri. – Presentó la segunda rubia.

Era una chica de ojos negros y corto cabello café se encontraba atrás de la recién llegada. Se removía incómoda en su lugar, viendo el suelo con fervor mientras jugaba nerviosamente con sus dedos. Ambas ocuparon su lugar en la mesa, quedado ella entre la pelirrosa y su ya nombrada rubia cuñada.

- Tranquila, Matsuri-chan, no mordemos. – Calmó Sakura.

- ¡Sí! – Apoyó la rubia de coleta. – ¡La frentona tiene razón!

- Bueno, tal vez Ino sí. – Se vengó la aludida.

La rubia cerró firmemente sus puños, poniéndolos blancos por la presión creada en ellos. Su puso roja de la rabia, en su rostro se notaba la mandíbula apretada y se podía oír claramente el rechinar de sus dientes. Antes de que una guerra civil de inicio, la otra rubia prefirió llamar la atención a otra distracción.

- Y Matsuri ¿Qué tan seria es tu relación con mi hermano? – Si bien el tono de voz fue amenazante, la única que tembló fue la aludida.

- ¡Es cierto! – Mencionó emocionada la otra rubia, olvidando por completo la pelea.

- ¡Sí! – Secundó la de ojos jade.

La nueva simplemente empezó a jugar con más ganas con sus dedos y clavó su vista al piso de modo tal que cualquiera que la mirara pensaría que lo más interesante del mundo para ella era lo que descansaba bajo sus pies.

- ¡Chicas! ¡Dejen en paz a Matsuri-chan! – Defendió Hinata, y sí, sin tartamudear ni una sola vez, pues tal era el grado de confianza que se tenían.

- ¡Sí! – Secundó la de orbes cafés, TenTen. – Además, Matsuri-chan. ¿Lo amas?

El silencio se hizo, todas esperaban la respuesta.

- Yo… Como no tienen idea. – Aseguró finalmente la chica.

- Bueno, en ese caso: Bienvenida a la familia, Matsuri. - Y con aquella sentencia el ambiente se relajo considerablemente. - ¿Qué harás mañana con mi hermanito?

- No sé, aun no sé ni que comprarle. – Contestó la aludida, ya más calmada. - ¿Y tú?

- Ni idea, probablemente Shikamaru me va a salir con que San Valentín es muy problemático. – Comentó ella, encogiéndose de hombros.

- Lo más normal sería que Sai siga algún consejo de un libro que leyó, a Gaara no puedo ni imaginármelo en una situación así; Sasuke va a salir con un ramo de rosas y su "Hmp" más romántico; Naruto llevara a Hinata a Ichiraku-Ramen por una velada de ensueño y Neji me va a salir con un discurso del destino. – Estableció TenTen, la maestra de armas.

Las risas no se hicieron esperar.

- Y el pervertido de Kakashi me regalara la colección inédita de libros Icha Icha. – Resolvió resignada Anko, una muchacha de cabello azabache, recogido en un moño que permitía huir a un par de mechones a los costados de su rostro y un flequillo irregular que resaltaba sus bellos ojos cafés.

- Puede ser. – Dijo la recién integrada. – Salvemos el día entonces.

Y con eso se dispusieron a ir en búsqueda del regalo perfecto para cada uno de sus amados.

En un lugar no tan lejano se encontraban seis chicos reunidos. El ambiente era algo nervioso y sus músculos estaban tensos. Sin previo aviso, todos estornudaron al mismo tiempo.


- Creo que las chicas están hablando mal de nosotros. – Comentó Kakashi Hatake: Un peligris con una bandana cubriéndole el ojo izquierdo y una máscara la mitad del rosto hacia abajo. Sentado de cuclillas en el filo de la ventana.

- Hmp. – Fue la respuesta de Sasuke Uchiha: Un pelinegro de cabello alborotado y ojos azabaches que se encontraba apoyando en la pared con los brazos cruzados sobre su pecho, mostrando una actitud altanera.

- Yo… Mañana es San Valentín. – Anunció Naruto Uzumaki, rubio de ojos bellos ojos azules y brillantes, dejando notar los nervios que sentía.

- Haz descubierto el agua tibia, dobe. – Rebatió el mencionado pelinegro.

- ¡No me digas dobe, teme! – Gritó el aludido.

- ¡No me digas teme, baka!

- Tranquilícense muchachos. – Calmó el peligris, maestro de ambos. – Naruto tiene razón, mañana es San Valentín. Sasuke ¿Ya sabes que harás?

- Hmp. – "Contestó" el chico.

- Esto es tan problemático. – Declaró Shikamaru Nara, un joven de piel nívea y cabello negro atado en una pequeña cola, sentado en una posición relajada en el sofá.

- Para ti todo es problemático, Nara. – Se burló un chico de cabello negro largo, piel clara y ojos de un morado suave que estaba sentado al otro lado del mueble: Neji Hyuga, el primo de Hinata.

- Pero esta vez tiene razón. – Defendió el Kazekage, Gaara Sabaku, hermano menor de Temari. Un pelirrojo de orbes esmeraldas.

- También lo creo. – Sentenció Kakashi.

El rubio se puso aún más nervioso de lo que estaba. El chico "problemático" se dispuso a explicar la situación.

- Las chicas. – Dijo. – Nos conocen bastante bien, ya sea porque nos conocemos desde niños o en el caso de Gaara, por él haber sido su maestro. Eso quiere decir que lo que nosotros hemos planeado, ellas probablemente ya se imaginaron; así que no va a tener el efecto esperado, eso si es que tiene algún efecto.

Naruto comenzó una caminata alterada por toda la habitación tras haber pronunciado la pregunta que todos tenían, pero que ninguno se atrevió a hacer en voz alta.

- Y ahora ¿Qué vamos a hacer?


De vuelta en el centro comercial nuestro grupo de amigas estaba en medio de la misión "regalo de San Valentín", pero la excursión no parecía del todo eficaz. Entraban y salían de tiendas, siempre con las manos vacías. Distrayéndose de vez en cuando en alguna que tuviera oferta o algún objeto que llamara su atención. Mientras caminaban, una de ellas se detuvo frente a una vitrina con ojos soñadores. Las demás notaron que se había retrasado y voltearon a ver qué pasaba. Anko se acercó a ella y observo el objeto de su admiración: Una hermosa colección de dagas de plata con unos bellos tallados colocada en una elegante caja de madera negra.

- Tienes buen gusto, TenTen. – Aceptó la muchacha. - ¿Para Neji o para ti? – La cuestionada simplemente suspiró.

- ¿La verdad? No lo sé.

Comenzó a caminar nuevamente. Las chicas se miraron entre sí, resignadas. Los gustos de sus novios eran un tanto ¿Cómo decirlo? Complicados, para no usar la palabra: extravagantes. Ellas lo sabían.

- Tal vez podríamos hacer algo diferente. – Mencionó la pelinegra Hyuga.

- ¿Cómo qué? – Preguntaron al mismo tiempo la pelirrosa y su mejor amiga, Ino Yamanaka.

- Bueno, todas sabemos sus comidas favoritas. Podríamos cocinar. – Sugirió la amante de las armas.

- ¡Eres una genia TenTen! – Gritó emocionada la Yamanaka.

- Me parece una buena idea. – Concordó la otra rubia.

- La verdad, yo… - Comenzó a decir Matsuri, nerviosamente. – No sé qué podría hacerle a Gaara-kun. – Admitió finalmente.

Las demás cerraron los ojos, pensativas, buscando una solución para el nuevo problema con el que se habían encontrado. Pero a cada idea que cruzaba por sus cabezas, algo les decía que no era lo mejor.

- Temari. – Habló la pelirrosa. – Es tu hermano ¿Qué le gusta?

- No lo sé, Sakura. – Concedió ella. – Él siempre ha sido muy reservado.

El silencio reinó nuevamente.

- Creo que ya sé que hacer. – Anunció la chica de corto cabello café.

- ¿Estás segura? – Cuestionó TenTen.

- Sí, no se preocupen. – Continuó la muchacha con seguridad.

- ¡Vale! – Asintieron las demás.

Así continuaron su camino, ya con un plan y una idea clara de cómo realizarlo.


A unos metros de ahí los chicos se disponían a dispersarse, ya dando por terminada la pequeña reunión.

- Ninguno sea bocazas. – Advirtió el peligris, el mayor de todos. – Si alguno mete la pata, nos friega a todos.

Los muchachos asintieron en silencio y siguieron cada cual por su lado con un único pensamiento en común: Esto saldría perfecto.