Esta historia va especialmente dedicada a Luna Oscura10 quien me dio la idea y me pidio que la escriba n.n
Síntesis: es una rara combinación de la historia de "La sirenita" mezclado con los personajes de Inuyasha XD
Todos los personajes pertenecen a Rumiko, esta es solo una historia por y para fans.
Espero te guste caro! Y a todos aquellos que la quieran leer, bienvenido sean! Disfruten n.n
Capitulo 1
Los rayos del sol se asomaban en el horizonte, un nuevo día estaba comenzando. Bajo las profundidades del mar una esplendorosa ciudad submarina tenía lugar, la cual estaba habitada por sirenas, nereidas y ondinas. En ella vivía el rey, rodeado de sus jóvenes y hermosas hijas.
La tercera de sus cinco hijas era una joven llamada Kikyo, una hermosa sirena de cabellos largos y negros, era la más rebelde y soñadora de las cinco hermanas. Pasaba sus días en la superficie, observando a la distancia reposada sobre una piedra la orilla y a los humanos que pasaban cerca.
Siempre se había sentido atraída por ese mundo, como sería caminar, sentir la brisa y los rayos del sol, daría lo que fuese por poder ser humana aunque fuese por solo un día.
Uno de sus más grandes pasatiempos era seguir a los barcos que se acercaban al puerto, y desde allí observar a los tripulantes que viajaban en este, sin duda era lo más cercano a un humano que podría estar.
De vez en cuando algunos extraños objetos caían de estos y ella los recogía intentando adivinar para que sirvieran y que usos le darían los humanos.
Kikyo nunca estaba sola, siempre era acompañada por su hermana menor llamada Kaede, a la cual no le entusiasmaba demasiado estar cerca de la orilla y exponerse a los humanos. Ha decir verdad le aterraba la sola idea de acercarse a ellos, no entendía que era lo que cautivaba tanto a su hermana.
Una mañana un barco del reino se encontraba cerca de la bahía, regresaba luego de haber emprendido un viaje expedicionario por otros mares. En este viajaba el único hijo y heredero de este, un joven de cabellos plateados y ojos ámbar llamado Inuyasha.
Se sentía feliz de finalmente regresar a su hogar luego de tres largos años surcando mares y buscando aventuras. Todos esos viajes formaban parte de su entrenamiento como príncipe, los cuales darían fruto cuando se convirtiese en rey.
La campana del barco sonó, se estaba acercando a la bahía que luego les daría paso hacia el puerto.
Este peculiar sonido no paso desapercibido para la joven sirena que siempre se mantenía alerta, sabía que un nuevo barco estaba llegando al puerto. Se levantó de su cama y se dirigió a gran velocidad hacia la bahía.
Una vez en el lugar, subió a la superficie para poder ver el barco mas de cerca, todo daba indicios de que no habría complicaciones para llegar al puerto. Pero eso estaba por cambiar.
Como si de una repentina maldición se tratase, el cielo se nublo rápidamente, el viento comenzó a soplar con mas fuerza provocando grandes olas y meciendo el recién llegado barco.
Para los humanos eso simplemente se debía a un cambio de clima, pero Kikyo sabía que claramente no se trataba de eso.
Existía un ser demoniaco que vivía en las profundidades más ocultas y obscuras del mar, un octópodo de gran poder llamado Naraku. Este era un servil y despiadado que era capaz de controlar el clima y modificarlo a su antojo.
Era un ser obsesionado con el oro y las joyas, las cuales utilizaba para sus maleficios y otros actos viles y despiadados. Casualmente el barco que estaba llegando, se encontraba cargado con una gran cantidad de estos preciados objetos. El demonio lo sabía, podía sentir cuando un barco cargaba tales cosas.
Por lo cual inicio una terrible tormenta, dispuesto a hundir aquel navío con tal de hacerse con su valiosa carga. Sin importar si eso causaba la muerte de todos sus tripulantes.
La marea estaba indomable, el gran barco se seguía meciendo al compás de las olas. La sirena observaba atónita la escena, sabía lo que iba a ocurrir, el barco se iba a hundir y con todos sus tripulantes en el.
Inmediatamente nado hacia el barco y cuando se encontró a una corta distancia salio a la superficie. Desde ella pudo observar como el joven príncipe tiraba de las sogas para cerrar las velas y evitar que estas se rompieran por el fuerte viento.
En verdad era un hombrea puesto, con un torso fuerte y masculino, un rostro con facciones bien marcadas y un hermoso cabello color plata.
De algo estaba segura, no dejaría que Naraku matara a todos esos hombres con tal de hacerse con la carga del buque.
El mar seguía haciendo estragos sobre el barco, una gran ola se formo envolviendo completamente al navío causando que este se diera vuelta. Al encontrarse cerca de la bahía, era claro el objetivo del demonio, estrellar el buque contra las rocas para así perforarlo y hundirlo.
El barco se agitaba, los tripulantes trataban de aferrarse esperando que volviese a la superficie, pero era inútil, se estaba dirigiendo a la costa y las rocas lo destruirían.
Era algo inevitable, el buque se estrello contra una gran roca y todos sus tripulantes salieron despedidos, la mayoría logro nadar hasta la orilla, pero el joven Inuyasha se había golpeado fuertemente la cabeza al momento de la colisión.
Su cuerpo inconsciente comenzó a hundirse en el mar, Kikyo pudo observar esta situación nadando de inmediato a su rescate, arriesgándose, exponiendo su vida al acercarse a un humano. Pero no le importaba, de ninguna forma iba a dejarlo morir.
Tomo el cuerpo del joven y lo llevo hasta la orilla mas alejada de la costa, a la cual casi ninguna persona se acercaba. Allí saliendo del mar por primera vez en su vida recostó el cuerpo del muchacho.
- De cerca es aun mucho mas apuesto- pensó para si al ver el hermoso rostro del joven.
El muchacho abrió lentamente los ojos para encontrarse con el hermoso rostro de la joven que había sido su salvadora. Su vista aun estaba nublosa por lo que no pudo observar con nitidez el rostro de la muchacha.
Pero la joven estaba cantando, con una hermosa voz de sirena para despertar a su rescatado. Canto que funcionó pues en poco tiempo logró despertarlo. Pero no había tenido algo en cuenta, ella era una sirena y si el se despertaba y la veía corría un gran riesgo, el secreto mejor guardado del mar seria revelado.
Por lo tanto en cuanto Inuyasha comenzó a abrir sus ojos, ella se arrastro hacia el mar para nadar y desaparecer en sus profundidades.
Al despertar completamente, el príncipe estaba seguro de que había sido salvado por alguien, y más precisamente por una mujer.
Con gran intriga y curiosidad se preguntaba a si mismo - ¿Quién era esa chica?...
