Capitulo1: Estoy harta... quiero saber...
¡Es estoy harta!, siempre lo mismo... no hagas esto... no hagas lo otro... no puedes hacer esfuerzos... no puedes hacer nada que tu corazón demande bombear más sangre, y por lo tanto, tus pulmones se esfuercen demasiado... sabes de sobra, que tus pulmones son muy débiles y no puedes hacer esfuerzos... Sakura... ¡Estoy más que harta!- gritaba y gritaba, estaba exasperada, no la dejaban ni andar demasiado tiempo.
Señorita no se altere, por favor... piense en sus pulmones- ella siempre le pedía cosas imposibles a la pelirosa, siempre en momentos en los que estaba muy alterada.
¡No me pidas que me calme, sabes que odio que me calmen!- le escupía en la cara cada palabra que salía de la boca de la pelirosa, del enfado cogió un jarrón muy caro, y lo tiró al suelo con todas sus fuerzas, empezaba a respirar poco a poco más rápido.
¡Por favor, señorita no se enoje, no es bueno para su salud, no es bueno para usted!- la voz de la niñera de Sakura, Kaede era de mucha preocupación, pero a la pelirosa en esos momentos no le importaba nada en esos momentos, estaba muy enojada- ...sé como se sien...- no pudo terminar la frase, por que la ojijade le cortó de inmediato, ella no sabía, nadie sabía como se sentía.
¡Kaede, tú no sabes como me siento, nadie lo sabe! ¡Vete de mi cuarto, quiero estar sola!- Kaede se dirigió a la puerta, pero antes de que saliera escucho por parte de la pelirosa- Perdóname Kaede- su voz sonaba dolorida, y entristecida a más no poder.
Kaede se giró sobre si misma y le respondió- Señorita no se preocupe, su enfado es compresible, pero debe entender que es por su bien- Kaede miraba los ojos jade de Sakura, y le abrazó fuertemente, y la ojijade le correspondió el abrazo.
Si, lo que sea, puedes retirarte...- Kaede sin decir más salió del cuarto, dejando a la pelirosa en soledad, esta al estar sola salió a la terraza que tenía, había mucho bonsáis, pero todos estaban mal cuidados desde que su madre murió, ella era la que cuidaba de los bonsáis siempre, pero ahora no dejaba que el jardinero los tocara bajo ningún concepto, solo les daba agua y ya.
La ojijade se sentó en un sofá balancín, eso la tranquilizaba mucho, estuvo toda la tarde recordando los buenos tiempos cuando estaba con su madre en ese mismo lugar en el que se encontraba, cuanto se amaban sus padres, cuantos besos se daban al cabo del día.
Eso es lo que nunca podría saber, como se siente al tener a alguien a tu lado por siempre, pero al paso que iba, no conocería a nadie, y estaría sola toda su vida, eso es lo que daba miedo, morir sin nadie a su lado que la amara, y que ella lo amara.
Tenía 17 años, estaba en la pubertad, quería saber como se sentía una chica de su edad y que sabía disfrutar de la vida, en cambio ella estaba más sola que la una, pero no estaba tan sola como decía, tenía a una amiga, que para la ojijade era su mejor amiga, era la única que tenía, pero a veces pensaba que su padre la dejaba estar con ella, solamente por que era una Huyga, hija de un importantísimo empresario, pero a pesar de ello, la quería como si fuera su hermana.
Al atardecer Kaede le comunicó a la ojijade, que su padre iba a estar en la cena, y que quería hablar con ella, por lo pasado esta mañana.
Kaede al ver que Sakura solo miraba el atardecer, y no le echaba cuanta ninguna, salió de la terraza y de su cuarto, volviéndola a dejar sola, Sakura una vez que notó que Kaede no estaba se levantó con pesadez, y se fue a bañar.
Sakura más que ropa de salir a la calle y ropas de fiestas, tenía su gran armario repleto de pijamas, pero todos de color negro, odiaba todo color alegre, su cuarto era de color morado tirando a negro, así todo tipos de morados muy oscuros, incluso las cortinas eran de ese color, era como si quisiera estar escondida de todo.
Cuando salió de la ducha, tenía el pelo largo y suelto, para que se secase antes de dormirse, ya que era malo para su salud hacer eso, salió muy perfumada con olor a cerezo, ya que toda crema, jabón, gel, colonia, o demás que tenía, era de olor a cerezo, era el olor preferido de su madre y suyo.
Salía con un pijama negro, no tenía nada que lo decorara, era negro y no más.
Se dirigió al comedor, dónde se encontraba su padre en la cabeza de la larga mesa de madera maciza, la mesa era muy grande y larga para que ocuparan muchos comensales, pero esa mesa nunca ha había sido estrenada en ningún momento por ninguna fiesta.
Sakura se sentó a la de izquierda de su padre, como siempre lo hacía.
Una vez que sentó, su padre comenzó a cenar tranquilamente, y cuando tragó el trozo de comida, habló de manera tranquila y neutra.
Sakura...- él nunca tenía tiempo para su hija, pero en cambio si lo tenía para su novia, Rin, para los negocios, y nada más, siempre que llegaba decía que no quería comer, y que estaba muy cansado, pero Sakura, no tenía ni un pelo de tonta, y sabía que hacía su padre para no tener hambre y estar tan cansado, había estado con la zorra de Rin.- cariño... tu ya sabes que no puedes hacer nada forzado para tus pulmones, deja que los sirvientes lo hagan... para eso les pago...- por respeto a su padre, no contestó lo que pensaba en esos momentos, en esos momentos lo odiaba y solo quería estar en su cuarto, pero ya estaba harta de que se preocupara por ella, cuando para él, ella no existía, la única persona que la había cuidado y la quería era Kaede su niñera desde que murió su madre, se convirtió en su segunda madre, y no quería a esa zorra como madre, ni en broma, estaba hasta la coronilla.
Papá... tú y yo sabemos que tengo cierta edad, y lo que quiero es disfrutar de la vida antes de que llegue mi hora... no quiero morir sin saber lo que es amar a alguien, o divertirme a lo grande con muchos amigos, y no con uno solo- dijo directamente lo que quería la pelirosa.
Hija... tu no vas a morir, no lo voy a permitir- la miraba directamente a los ojos, pero eso empeoró más las cosas para la pelirosa, por que puedes tener mucho dinero, pero la salud no se puede curar con dinero, y al parecer su padre aun no lo sabía...
Papá... creo que aún no sabes que con el dinero no se puede arreglar todo... y menos la salud... ¡O es que aún te has dado cuenta que con mamá no funcionó... acuérdate de que tengo la misma enfermedad que mamá!- gritaba muy dolorida, al recordar a su madre, para su padre escuchar eso fue muy doloroso, fue un golpe muy, muy bajo, la ojijade se levantó sin probar bocado, e hizo el ademán de salir por la gran puerta del comedor, pero la profunda voz de su padre la detuvo.
¡Sakura como salgas por esa puerta...!- dijo muy enfadado.
¿¡Como salga por esa puerta qué papá... me vas a castigar sin salir a la calle, con mi amiga!?...- esta lo miraba con lágrimas por las mejillas y con los ojos perdidos en la ira- ojala mamá estuviera aquí y esto no pasaría... ¡Te odio!- y con esto cerró la puerta fuertemente, Sakura salió del comedor y se dirigió a su habitación directamente.
***En el comedor con el padre de Sakura***
Kaede escuchó la pelea de padre e hija, los dos eran iguales de gruñones, pero Sakura en verdad era un ángel por dentro, aun que no lo demostrara, Kaede se acercó al señor de la casa con una idea en la cabeza, y una revista en la manos.
Mi señor...- dijo con cortesía y respeto - Sakura últimamente no come, su amiga desde chica no la visita por que está de viaje con su familia desde hace tiempo, y está muy sola, debería tener a alguien para que la acompañe en todo momento, además de esto, también se que está buscando un buen médico para que esté aquí con Sakura- dijo con respeto- he ojeado esta revista, y he visto algo que seguramente haga feliz a Sakura, mire- el hombre se asomó para ver lo que quería decirle la sirvienta de su querida hija- ¿Sabe ahora a lo que me refiero?- dijo esta con una sonrisa, y este por su parte sonrió y asintió, cogió el teléfono móvil, para hacer unas llamadas, algunas personas les debían unos grandes favores.
A la mañana siguiente Sakura despertó con los ojos un poco rojos, por culpa de algunas gotas saladas de anoche, el desayuno se lo trajo Kaede a su cama como todos los días, esta terminó de desayunar, y se fue a leer un libro en una pequeña pero alta biblioteca que tenía en su cuarto, todos los libros terminaba con finales tristes, con muertes trágicas, con depresiones, con suicidios por que sus amados o amadas morían por algún tipo de enfermedad o por otro tipo de muerte... cogió el libro y salió a la terraza, para que las sirvientas pudieran limpiar cómodamente su cuarto.
Mientras leía un libro, escuchó el motor de un coche, específicamente era una limusina, dejó el libro con un marca páginas, y se asomó por la barandilla de piedra de la terraza, de la limusina salió primero el conductor para poder abrir la puerta de la persona, que estaba sentado en la parte de atrás, al abrir la puerta trasera del coche, salieron dos hombres un poco más mayores que la ojijade, uno más que otro, los dos hombres miraron hacia arriba, por que el conductor miró hacia arriba, para poder ver la belleza de la hija del empresario, se veía muy bonita, su pelo era movido y esparcido por la corriente de viento, cuando la pelirosa miró a los dos hombres se quitó de la barandilla y desapareció de la vista de los tres hombres.
Mierda... más médicos, no tenía suficiente con mi padre y Kaede, como para tener ahora a dos médicos todo el día detrás mía... tendré que idear un plan para echarlos al igual que hice con los demás médicos, pero esta vez me será más difícil ya que son dos... o no...- esta se fue a su sofá balanceante, a sentarse bajo la sombra que daba el toldo que tenía, a leer tranquilamente, y pensar un plan para echarlos de su casa.
Notas finales del capítulo:
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡REVIEWS!!!!!!!!!!!
