¡Hola a todos! Aquí está el primer capitulo de una nueva historia. Antes de que lo lean, debo advertir que es posible que no entiendan algunas cosas si no leyeron mi anterior historia "El tiempo perdido", sin embargo, no es realmente indispensable haberla leido, pues el argumento de ambas historias es distinto. ´Sin otra cosa que decir, espero que disfruten este capitulo.
1
Diferentes caminos
Cerró la puerta de su casa, acomodó su cabello por última vez y comenzó a caminar tranquilamente en dirección a la casa-laboratorio del profesor Oak. El verano estaba en todo su esplendor. El radiante sol alumbraba cada rincón del pequeño pueblo, el largo pasto relucía un verde hermoso y el azul del cielo la hacía pensar en una sola cosa: el mar. Podría darle una visita a la playa cercana a Pueblo Paleta después de hablar con el profesor Oak. Llegó ante la puerta de la casa y tocó el timbre. Esperó algunos minutos antes de que la puerta se abriera de par en par dejando ver a al exhausto profesor Oak.
- Buenos días, profesor – saludó Blue con una radiante sonrisa.
- Blue, que alegría verte – regresó el saludo el profesor – Entra, por favor.
Se hizo a un lado para dejar pasar a Blue. La muchacha entró en la casa.
- ¿Necesita ayuda en algo? – preguntó Blue mirando expectante al profesor. Una hora antes, el profesor había llamado a la casa de Blue para pedirle a la Dex Holder que fuera a visitarlo.
- En casi todo, pero sólo es cuestión de que me acostumbre a la falta de Crys – bromeó el profesor Oak. Crys se encontraba en Ciudad Violeta para visitar a su madre – Los primeros días siempre son los más difíciles.
- Si quiere, puedo ayudarlo, no tengo nada que hacer hoy – se ofreció Blue con entusiasmo. "Además de molestar a su nieto" pensó con maldad.
- No, gracias – negó el profesor caminando hacia la habitación contigua, su laboratorio – Te hablé con otro propósito, Blue.
- Dígame, ya sabe que no me gusta el suspenso – apresuró Blue siguiendo al profesor.
- Bueno, lo que necesito es relativamente simple – comenzó el profesor, mientras se acercaba a su computadora y se sentaba en la silla enfrente de ella – Como ya debes saber, existe un grupo de Dex Holders en la región de Sinnoh. Estos chicos reunieron mucha información sobre pokémon que no existen en esta región, sin contar a pokémon legendarios con los que tuvieron la fortuna de encontrarse – lanzó un suspiro – El problema es que, gracias a los sucesos ocurridos en esa región, las comunicaciones no funcionan y el profesor Rowan no puede mandarme la información.
- El profesor Rowan es el profesor de esa región, supongo – aventuró Blue.
- Exactamente – asintió el profesor Oak – Lo que necesito es que alguien vaya a Sinnoh, recabe la información y me la traiga. De esa manera, podré mejorar el Pokédex.
- ¿Quiere que vaya a Sinnoh? – inquirió Blue emocionada. Hacía mucho tiempo que no viajaba, técnicamente 3 años.
- Si no es mucha molestia para ti – sonrió el profesor Oak – En otras circunstancia mandaría a Crys, pero como está de vacaciones.
- No se preocupe, profesor – saltó Blue – Yo me encargaré de traer esa información sana y salva. Además, de paso conoceré al resto de los Dex Holders.
- No sabría como agradecértelo – señaló el profesor Oak – Lo mejor sería que fueras acompañada.
- Por supuesto – apoyó Blue con una media sonrisa – y tengo al acompañante perfecto.
- Muy bien – se alegró el profesor – Me encargaré de todo lo referente a su viaje para que partan mañana mismo.
- Muchas gracias, profesor – agradeció Blue – Ahora, si me disculpa, iré a empacar.
A continuación, se dirigió a la puerta principal de la casa-laboratorio para salir de ella con una sonrisa en los labios. Abrió su bolsa de mano y sacó de ella su pokégear. Buscó entre sus contactos a uno en especial y, en cuanto lo encontró, oprimió llamar y esperó ante la pantalla de la máquina.
Un extraño sonido lo hizo despertar. Levantó su mano y tomó con ella su gorra, colocada sobre su cara con el fin de tapar los rayos del sol. Buscó en su bolsillo derecho al causante de tan molesto ruido. Miró en la pantalla de su pokégear, donde el nombre de Blue se podía leer a la perfección. Oprimió un botón y la cara de Blue apareció en la pantalla sonriéndole pícaramente.
- Hola – saludó Blue.
- Hola – regresó el saludo Red con sueño.
- ¿Me pasas a Yellow? – pidió Blue con una inocente sonrisa.
- Espera un minuto – dijo Red, antes de dejar el aparato en el suelo. Giró su cabeza a la derecha. Ahí, dormida a su lado, abrazando su brazo, se encontraba Yellow. Olvidando por completo a Blue, quien esperaba pacientemente en el pokégear, se quedó viendo a la chica como hipnotizado. Alargó su mano libre y acarició el largo y suelto cabello de la Dex Holder. Le había costado mucho, demasiado a decir verdad, lograr que Yellow se soltara el cabello y dejara a un lado su sombrero – Yellow – la llamó suavemente al mismo tiempo que la besaba en la frente. La rubia se movió un poco, aún sin abrir sus ojos.
- ¿Ya es tarde? – preguntó Yellow con una suave voz.
- La verdad, no tengo idea de qué hora es – admitió Red con una sonrisa – Pero, Blue quiere hablar contigo – Yellow abrió los ojos y se levantó con lentitud. Red sonrió ante la escena de su novia tallándose los ojos. Dentro de algunos meses cumplirían un año de novios. El tiempo realmente pasa muy rápido cuando más deseas que se detenga. Y es que cada día al lado de Yellow era digno de ser congelado para que nunca terminara.
- ¿Y Blue? – inquirió Yellow buscando con la mirada a la mencionada. Red tomó el pokégear del suelo y se lo ofreció a Yellow. Esta lo tomó entre sus manos y sonrió a la imagen de Blue en la pantalla – Hola, Blue – saludó con alegría.
- Hola – saludó Blue pícaramente – Dormiste bien, ¿verdad?
- Si – asintió Yellow con inocencia, mientras Red se ponía su característica gorra.
- En ese caso, nos vemos en el Gimnasio en quince minutos – dijo Blue. Acto seguido, cortó la llamada. Yellow miró con extrañeza el pokégear, preguntándose ahora que plan se traería entre manos su mejor amiga.
Blue recorrió la ruta 1 lentamente. Sabía a la perfección que la definición de quince minutos de ella y de Yellow, mejor dicho de Red, eran muy distintas. Llegó a Ciudad Verde y se dirigió inmediatamente al Gimnasio Pokémon. Una vez frente a la puerta, la abrió, entró al lugar y la cerró tras de ella. Paseó su mirada por el inmenso Gimnasio, sin poder evitar que la sensación de nostalgia apareciera en su pecho. Caminó hasta el pequeño cuarto trasero del Gimnasio, mejor conocido como el "santuario de Green" y entró en él como si nada.
- Buenos días, querido – saludó Blue. Green, sentado en uno de los sillones con un libro abierto en sus manos, levantó su mirada.
- ¿Las palabras "tocar la puerta" no significan nada para ti? – preguntó Green exasperado, mientras regresaba sus ojos al libro.
- Depende de que puerta se trate – señaló Blue sentándose en el otro sillón enfrente de Green.
- Por qué no vas y molestas a alguien más – propuso Green.
- Y yo que pensé que mi presencia te alegraría ahora que estás solo – dijo Blue haciéndose la ofendida.
- Prefiero estar solo – indicó Green.
- Ya llegué, perdón por la tardanza – se disculpó Yellow entrando en el cuarto seguida de Red.
- Fue mi culpa – añadió Red algo sonrojado.
- ¿Convocaste a una reunión aquí sin avisarme? – inquirió Green incrédulo.
- Yo no lo llamaría una reunión – corrigió Blue – Mi plan era hablar con Yellow, pero se me olvida que ahora Yellow y Red vienen en paquete – puntualizó con cierto tono que hizo ruborizar a los dos aludidos – En fin, ya que estamos todos reunidos, tengo un anuncio que dar: el profesor Oak me encomendó ir a la región Sinnoh para recabar la información de los Dex Holders de esa región.
- ¡Eso es increíble, Blue! – saltó Red.
- Mi abuelo me comentó algo sobre eso – señaló Green.
- ¿Y cuándo te vas? – preguntó Yellow un tanto triste por la partida de su amiga.
- Nos vamos – corrigió Blue cruzando los brazos con autosuficiencia – Tú vienes conmigo, Yellow.
- ¡¿Qué? – exclamaron Red y Yellow al unísono.
- El profesor cree que lo mejor es ir acompañada y como no se me ocurre nadie mejor – explicó Blue con una sonrisa.
- ¿Y Silver? – aventuró Yellow.
- Silver es mi segunda opción – señaló Blue – Vamos, Yellow, ¿cuándo fue la última vez que saliste de Ciudad Verde y Pueblo Paleta? ¡Es una nueva región, llena de pokémon que nunca hemos visto! ¿No te llama la atención ni un poquito?
- Bueno… - comenzó Yellow.
- A mi me suena increíble – apoyó Red, ganándose la mirada de todos – No hay como conocer lugares nuevos y pokémon nuevos. Deberías ir, sé que te vas a divertir mucho.
- Si lo ponen así – dijo Yellow con una sonrisa -, iré.
- ¡Genial! Nos vamos mañana – anunció Blue con una perfecta sonrisa en sus labios.
- ¡¿Mañana? – saltaron Red y Yellow.
Miró con interés el artefacto enfrente de él. Revisó de nuevo la explicación de su padre en las hojas que había impreso. Si, sin lugar a dudas esa era la respuesta a sus preguntas.
- ¡Buenos días! – saludó melódicamente Blue al entrar en la sala de la inmensa casa de Silver.
- Buenos días – regresó el saludó Silver mirándola sentado desde el suelo, donde el inmenso pedazo de metal reposaba.
- ¿Qué es eso? - inquirió Blue sentándose a su lado.
- Es un Protector – respondió Silver.
- ¿Y para qué es? – preguntó Blue.
- Te lo explicaré, si funcionan las anotaciones de mi padre – dijo Silver aún no muy confiado de las hojas sujetas entre sus dedos.
- Bueno, me lo explicarás cuando regrese – señaló Blue. Silver la volteó a ver con extrañeza – El profesor Oak me pidió ir a Sinnoh para recabar información. Yellow me acompañará; hace años que no sale de viaje y le vendrá bien alejarse un poco de Red.
- ¿Cuándo se van? – inquirió Silver.
- Mañana – informó Blue – El profesor me dará los detalles en el transcurso del día.
- En ese caso, disfruta del viaje – dijo Silver tratando de ocultar su disgusto. No le agradaba alejarse de Blue, pero de ninguna manera se lo diría a la chica.
- Me pregunto cómo serán los otros Dex Holders – soltó al aire Blue.
- Igual de locos que el resto – aventuró Silver causando la risa de Blue.
A la mañana siguiente un pequeño barco con rumbo a Isla Canela arribó a las costas cercanas a Pueblo Paleta, dispuesto a llevar a Blue y a Yellow a la isla y, de ahí, a Sinnoh. Después de las despedidas, el barco zarpó y dejó a Red, Green, Silver, el profesor Oak, los padres de Blue y el tío de Yellow mirándolo desaparecer en el horizonte.
- Yo también debería viajar – habló Red en cuanto la comitiva se disperso, quedando sólo él, Green y Silver – Hace mucho que no lo hago.
- Por supuesto, si lo único que haces es besar a Yellow por horas – lo molestó Green.
- No es cierto, no nos besamos por horas – negó Red.
- Como tú digas – dijo Green.
- Green, ¿harás algo durante el día? – preguntó Silver.
- A menos de que llegué algún contrincante, leer – respondió Green - ¿Por?
- Creo tener la respuesta a la evolución de Rhydon – indicó Silver causando la sorpresa de sus superiores.
Un relámpago de color rojo pasó a su lado por poco tirándolo al suelo. Recuperó su equilibro y miró con cierto enojo al causante de su casi caída.
- ¡¿Podrías tener un poco más de cuidado? – exclamó el muchacho, mientras acomodaba los papeles que llevaba en sus manos. Por su parte, su interlocutor bajo de su patineta, apartó sus googles de su cara y le sonrió como sólo él sabía hacerlo.
- Lo lamento, pero eso no pasaría si tú te fijarás por donde paso – señaló Gold con su conocida voz de autosuficiencia.
- ¡Tú eres el que se debe fijar! – indicó indignado.
- Tranquilo, Grant – lo tranquilizó Gold despreocupadamente – Pondré atención por donde paso.
- Eso espero – suspiró el ayudante del profesor Elm y viejo amigo de Gold, antes de continuar con su camino en dirección al laboratorio del profesor Elm.
Gold volvió a colocarse sus googles, subió en su patineta y continuó su camino a casa. Al llegar, instantáneamente fue recibido por sus queridos pokémon y el delicioso olor de la comida.
- Llegas justo a tiempo – habló su madre desde la cocina. Gold se acercó a la mesa de la cocina – aunque aún le falta un poco.
- No te preocupes, puedo esperar – dijo Gold – además, comí algo en el camino.
- Por cierto, antes de que se me olvide, te llegó correspondencia – señaló su madre apuntando con una cuchara a la mesa. Gold dirigió su mirada a la pequeña mesa de madera, donde un sobre de color blanco llamó su atención. ¿Correspondencia? Él nunca recibía correspondencia y mucho menos cuando era más fácil mandar un mensaje a su pokégear. Tomó el sobre entre sus manos y lo abrió, al tiempo que caminaba hacia el sillón de la sala y se sentaba en él. Sacó una hoja doblada del sobre, tiró éste a aún lado y desdobló la hoja. Un volante con la palabra "Pokéathlon" como encabezado estaba ante los ojos de Gold.
- "Pokéathlon" – leyó Gold – "Gran apertura el 20 de junio en punto de las 10:00 de la mañana en el Parque Nacional, ubicado al norte de Ciudad Goldenrod" ¿Pokéathlon? – repitió Gold completamente ignorante del tema - Mamá, ¿tienes alguna idea de qué es el Pokéathlon?
- ¿No lo sabes? Ay, hijo, pero si es la noticia de la semana – respondió su madre – Según las noticias, es un recinto construido en el Parque Nacional en donde se llevaran a cabo pruebas en las que los entrenadores y sus pokémon deben participar juntos; son cinco, mas no recuerdo bien de qué son. El punto es que lo inauguran este sábado y está previsto un gran evento de demostración.
- Ya veo – dijo Gold mirando con cierta emoción el papel frente a sus ojos. Pruebas donde entrenador y pokémon trabajan juntos, eso sonaba más que tentador para el criador. Dejó la carta sobre el sillón y tomó el anteriormente descartado sobre en busca de alguna pista de su remitente. La encontró en la parte trasera del mismo, una pequeña firma en una de las esquinas. "Lance" leyó Gold. Sólo conocía a un Lance. ¿Por qué Lance lo querría en el Pokéathlon? ¿Y por qué precisamente a él, con quien había compartido sólo algunas palabras? Sin tratar de buscar una respuesta en ese momento, giró su cabeza a un calendario colgado en una de las paredes; faltaban cuatro días para el 20 de junio. Si quería llegar a tiempo, debía irse esa misma tarde – Mamá, me iré después de comer para llegar a tiempo a la inauguración.
- Muy bien – asintió su mamá sin ningún tipo de preocupación.
- Nunca pensé que lo diría, pero necesito un asistente – reconoció Green en cuanto él y Red estuvieron fuera del vacío Gimnasio, listos para regresar a Pueblo Paleta. Red se rió con ganas.
- Uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde – señaló Red en tono de broma.
- Cállate o te vas caminando – advirtió Green mientras se acercaban a la camioneta del líder de Gimnasio.
- Bueno, eso sería mejor que ser lanzado de una camioneta en movimiento – murmuró Red para si mismo.
- ¿Qué dijiste? – inquirió Green con una ceja levantada.
- Que la evolución de Rhydon es genial – mintió Red – Lo único que no entiendo es porque se lo prestaste a Silver.
- Pensé que tal vez lo distraiga un poco – explicó Green, al tiempo que abría la puerta del conductor.
Red sonrió ante el buen gesto de su amigo. Era cierto, a partir de la muerte de Giovanni, Silver simplemente había optado por recluirse en su casa, mientras revisaba los documentos referentes a su padre y al Equipo Rocket. Una distracción, por pequeña que fuera, era útil, aunque Silver pensara de manera distinta. El pelirrojo acababa de llegar a su casa con una pokébola en su mano. De inmediato, se encaminó a su despacho, sin embargo, antes de entrar, alguien lo detuvo.
- El cocinero quiere saber que desea para cenar – habló la cansina voz de Sird. Silver volteó a ver a la mujer a su derecha.
- Decide tú – delegó Silver sin interesarle el tema. Sird asintió preguntándose porque le hacia la misma pregunta todos los días si iba a recibir siempre la misma respuesta.
- Le llegó correspondencia – anunció Sird – La dejé sobre su escritorio – a continuación, la mujer dio la media vuelta y se alejó del lugar.
Silver abrió la puerta del despacho, entró en él y cerró la puerta tras de él. Caminó hasta su escritorio, en el cual se sentó. Dejó la pokébola encima del escritorio y tomó el sobre blanco colocado ahí. Lo inspeccionó con el fin de encontrar el nombre del remitente; finalmente, lo encontró en una de las esquinas en la parte trasera del sobre: "Lance". Al instante, abrió el sobre y sacó su contenido, una hoja doblada. Desdobló la hoja y se encontró con un volante que promocionaba la apertura del Pokéathlon. Lanzó un bufido de exasperación, convirtió el volante en una bolita de papel y lo tiró al bote de basura junto a su escritorio. No tenía ninguna intención de aparecerse en un lugar repleto de personas. Si Lance deseaba hablar con él, debería ir a Ciudad Verde para buscarlo, no invitarlo a estúpidos eventos sin sentido. Alargó su mano hacia un pequeño radio, ubicado a lado de la computadora encima de su escritorio, y lo prendió. Se acomodó en su asiento, mientras la música llegaba a sus oídos. De repente, la música se detuvo. Miró al aparato con extrañeza, al tiempo que una voz masculina comenzaba a salir de éste.
- Buenas noches, regiones de Kanto y Johto – saludó la voz – Les habla el nuevo y renovado Equipo Rocket…
Green y Red se vieron entre si y después miraron con expectativa al radio de la camioneta de Green.
- … Me complace informarles a todos que a partir de hoy nuestros nuevos planes han sido puestos en marcha… – continuó la voz.
El silencio se había vuelto sepulcral en ese pequeño puesto de comida instalado a las afueras de Ciudad Cerezo. Los oídos de todos los comensales, entre ellos Gold, estaban completamente atentos al mensaje.
- … El fin del mundo como lo conocen está muy cerca – dijo la voz – Todos aquellos que se atrevan a evitarlo, serán castigados, así que absténganse esta vez de inmiscuirse líderes de gimnasio, Alto Mando y Dex Holders. El precio de su insolencia será está vez muy caro.
La música comenzó a sonar de nuevo, mientras una ola de miedo se extendía a lo largo de Kanto y Johto. Silver cerró sus puños con fuerza, envuelto en una cólera pocas veces sentida.
- ¡SIRD! – gritó Silver.
