Lily jugaba nerviosa con su pluma. Llevaba toda la tarde en la biblioteca sin poder concentrarse en su tarea. Cada vez que intentaba avanzar, la imagen de James Potter sonriendo se cruzaba por su mente y volvía a perder el hilo de lo que estaba haciendo. Por enésima vez en la tarde, tachó el comienzo de su redacción. Lily resopló de desesperación. A su lado, su amigo Remus notó que la pelirroja no se comportaba como era costumbre en ella.
— ¿Te ocurre algo Lils? Si necesitas un respiro podemos ir a dar un paseo por el lago. Creo que ambos nos merecemos un poco de descanso. Si seguimos a este ritmo para cuando lleguen los EXTASIS podremos hacer los exámenes de nuestros amigos.
La cálida sonrisa de Remus demostraba tranquilidad. Lily sonrió de vuelta. Remus era su mejor amigo pero no estaba segura de si podía confesarle sus sentimientos por James. Al fin y al cabo, ellos dos eran grandes amigos y no quería que James se enterase. Antes prefería besar a un grindylow.
—Me parece buena idea. Además, no creo que consiga hacer mucho más hoy.
Recogieron sus libros y pergaminos de encima de la mesa y se encaminaron hacia los Jardines de Hogwarts. Remus observaba detenidamente en silencio a Lily. Sabía que algo estaba rondando por la mente de la pelirroja y estaba bastante seguro de conocer el nombre y apellido de ese algo. No podía negar que en el caso de que sus especulaciones fueran ciertas él estaría inmensamente feliz por sus dos mejores amigos. Sin embargo, no sería él quien agobiase a la chica con preguntas. Probablemente McKinnon se encargaría de eso mil veces mejor que él. Si ella quería contárselo, él sería todo oídos.
Para cuando salieron del castillo, el sol coloreaba de naranja el cielo. A pesar de estar anocheciendo, la temperatura era agradable. Se sentaron juntos cerca de la orilla del lago. Lily jugueteaba con sus anillos fijando la vista en la quietud del lago. Suspiró.
Lily sabía que podía confiar en Remus pero no sabía como abordar el tema. Repentinamente se había encontrado mirando al moreno en clase más de lo normal e incluso había ido a algún entrenamiento a verle a él aunque siempre excusándose en que era Marlene quien iba a ver entrenar a Sirius y ella simplemente la acompañaba como buena amiga que era. Ni ella misma sabía cuando había ocurrido pero ahora estaba en esa situación y no sabía cómo salir de ella. Haciendo gala de su valentía Gryffindor, decidió contárselo a Remus.
—Esto que te voy a contar ahora no se lo puedes contar a nadie, ni siquiera a Peter por muy bien que él sepa guardar secretos. Esto es entre tú y yo.
Remus intentó controlar su emoción a pesar de que por dentro estaba saltando de emoción.
—Te lo prometo. Sea lo que sea eso que me quieres contar, prometo no decírselo a nadie. Queda entre nosotros, Lily.
Remus apartó un mechón de la melena pelirroja que cubría el rostro de su amiga. Lily hizo una mueca mirándole como si estuviera ordenando sus pensamientos.
—Está bien. Desde hace un tiempo ...uff...bueno, no sé desde cuándo la verdad...pero fue así de repente que pasó y yo no sé qué hacer...estoy hecha un lío Remus...
Lily dejó caer su cabeza entre sus manos. Remus acarició suavemente su espalda dándole ánimos a su amiga. Quizás la pelirroja no estaba confusa en temas amorosos. ¿Podía ser que Snivellius hubiera metido su narizota en algo relacionado con la chica? Quiso quitarse esa idea de la cabeza rápidamente. No sería la primera vez que alguien se hubiera sentido desdichado por amar sin ser correspondido, de eso él sabía bastante.
—Lils, tranquila. No creo que sea algo tan grave lo que me tengas que contar. ¿Severus se ha vuelto a meter contigo? Ya sabes que si te vuelve a decir eso, Sirius le deja calvo de por vida.
—¿Qué? ¡No! Severus no tiene nada que ver en esto...no hemos vuelto hablar desde aquella vez...ya sabes.
Lily respiró profundamente. O se lo contaba ya a Remus o callaba para siempre. Cerró los ojos fuertemente.
—No quiero que montes una escena, por favor...lo que te quiero contar es que...es que creo que me gusta James.
Remus gritó de alegría pegando un salto. Los alumnos que todavía andaban fuera les miraron extrañados. Lily no pudo evitar sonrojarse hasta el punto que su cara se confundía con su melena.
—Remus, ¡shhhh! Siéntate.
—¡Lily! ¿Cómo quieres que no me emocione? Llevo esperando este momento desde tercero. Ya verás cuando se lo digas a James, ¡estará en una nube el resto de su vida recordando ese momento! Lily, esto te lo digo como tu amigo, sabes que James te quiere. Después de todos sus intentos, creo que deberías ser tú quien tiene que dar el siguiente paso. No se lo va a creer. ¡Casi no me lo puedo creer ni yo!
—¿Cómo pretendes que haga eso? ¡Me puedo morir de la vergüenza! ¡Imagínate lo que dirá Sirius!
—Sirius probablemente esté ocupado besando a Marlene mientras tú te declaras a James. Sabes que será así. Y en el peor de los casos, por mucho que se burle de ti, veo a James capaz de hechizarle con tal de callarle.
—Te hace más ilusión a ti que a mí. ¡Merlín! ¿Por qué a mí?
—Porque James Potter lleva enamorado de ti desde que empezamos Hogwarts. Hay que reconocerle que su estilo al final ha funcionado...esto es increíble.
La emoción de Remus estaba provocando aún más nerviosismo en Lily. Si Remus reaccionaba así, ¿cómo iba a reaccionar el moreno?
—Me he decidido a decírselo. ¿Qué puede salir mal? En verdad, todo puede salir mal.
— Sabes que no Lily, menos aún tratándose de James.
—Todavía no sé cuándo ni cómo lo haré. ¿Se te ocurre alguna idea?
— Sin duda alguna, hagas lo que hagas tiene que ser un espectáculo. James es capaz de reprochártelo si te declaras estando solos. Aunque puede ser bonito, ¿en los invernaderos? No, allí ya se declaró Frank a Alice. ¿Por carta quizás?
— Si me fuera a declarar a ti lo de la carta sería perfecto. Pero no, me he tenido que enamorar del egocéntrico de James Potter al cuál le gusta ser el centro de atención casi 24h al día.
— Lils, no seas tan cruel, que también es mi amigo. Creo que para eso se les ocurrirá algo mejor a Marlene o a Dorcas, Lils. Porque quiero suponer que ellas lo saben.
Remus miró interrogante a Lily. Por la expresión de desconcierto de la cara de la pelirroja supo que nadie salvo él lo sabía y eso hizo que el cariño especial que sentía por la chica aumentara considerablemente.
—Pues creo que lo primero que debes hacer es decírselo a ellas. Eso sí, pon un hechizo silenciador al cuarto o seremos capaces de oír a Marlene desde el cuarto de los chicos.
Remus sonrió estrujando suavemente a Lily. Tendría que mantener a raya su emoción si no quería que James se enterara.
— Ahora vamos a ir a cenar. Esta noche quiero que hables con ellas, no queda tanto tiempo antes de graduarnos. ¡Ya me puedo imaginar vuestra declaración formando parte de la historia de Hogwarts!
Lily sonrió al licántropo insegura. No podía dejar de pensar en por qué tenía que estar pasándole esto a ella.
Durante la cena Lily se había mantenido inusualmente callada para lo que era normal en ella. Había intentado prestar atención a la conversación que Dorcas mantenía con Marlene pero había perdido el hilo de lo que decían en cuanto la castaña comenzó a hablar de la tarea de Transformaciones.
Volviendo a juguetear con sus anillos, levantó la mirada para encontrarse con los ojos castaños de James mirándola. El chico sonrió en su dirección y Lily pudo notar como sus mejillas se sonrojaban levemente. Sonrió aunque pareció más una mueca extraña y miró hacia el frente.
El destino parecía estar burlándose de ella. Desde la mesa de Slytherin los ojos oscuros de Severus la miraban como si estuviera intentando leerle la mente. Por suerte, Regulus, el hermano de Sirius, comenzó a hablar con el chico que una vez había sido su amigo rompiendo el contacto visual.
Lily se sentía incómoda y con una excusa rápida se despidió de sus amigas diciendo que ya las vería en el cuarto. Tanto James como Remus y Marlene siguieron con la mirada a la pelirroja mientras abandonaba el Gran Comedor.
Marlene cruzó la mirada con Dorcas señalando con un ligero movimiento la puerta.
― Lils está muy extraña, creo que deberíamos ir a hablar con ella. ¿Has visto que apenas ha dicho nada durante la cena?
―Sí, quizás sea la presión de los exámenes. Ya sabes como es Lily, se ahoga en una vaso de agua. Además, si le ocurriera algo nos lo contaría, ¿no crees?
―Puede, pero creo que hay algo más. Venga, vamos.
Marlene se levantó seguida de Dorcas. Sirius miró como la rubia se alejaba fijándose especialmente en su trasero. Sonrió de manera socarrona recodando el buen rato que habían pasado en los vestuarios aquella tarde.
―Creo que le voy a pedir a McKinnon que sea mi novia. Sé que no podrá resistirse.
―Creo que eso es una misión suicida, Canuto. Ni siquiera te hace caso cuando estáis juntos en público.
―Pero no sabes cuanto caso me hace cuando estamos solos. James, tú podrías ayudarme. ¿Qué método no debo utilizar para que me diga que sí? Después de tantas veces que lo has intentado con Evans ya eres un experto en lo que no hay que hacer.
Sirius sonrió de esa manera en la que ni siquiera McGonagall era capaz de negarle nada pero Remus notó como el rostro de James se ensombrecía apagando la sonrisa tonta que se le había quedado desde que Lily le mirase hacía un rato. El moreno se levantó repentinamente y abandonó el Gran Comedor cómo habían hecho antes Lily, Marlene y Dorcas. Remus suspiró y miró de manera reprobatoria a Sirius.
―Hay veces que eres demasiado bocazas y estúpido, Sirius.
Los ojos azules se cruzaron con los miel notando en ellos la decepción. Quizás si que la había cagado con James.
Lily estaba sentada sobre su cama haciendo y deshaciendo una trenza. Se podía oír a Marlene cantar desde la ducha y Dorcas estaba tumbada boca abajo sobre su cama. Su otra compañera ya había cerrado las cortinas. Debía hacer caso a Remus y contárselo a ellas. Podrían aconsejarle y así ese desasosiego que sentía se iría.
―Dorcas...cuando salga Marlene quiero hablar con vosotras. Ven.
―¿Te ocurre algo? ¿Has tenido problemas con tu hermana o con Severus? Ya sabes que le tengo ganas a esa serpiente. Y sé que Marlene se uniría sin problema.
Lily sonrió. Menos mal que era ella la que ponía un poco de cordura en el grupo de amigas o si no, Hogwarts ya hubiera quedado reducido a cenizas. Aún así, le reconfortaba saber que las tenía a ellas pasara lo que pasase.
―No, tranquila. No es nada de eso, es otra cosa...no te preocupes, Dorcas. En cuanto salga Marlene de la ducha os lo cuen...
―¿Qué ocurre conmigo?
Y ahí estaba Marlene tal y como la había traído su madre al mundo secándose el pelo con una toalla. Dorcas puso los ojos en blanco sonriendo uniéndose Lily también. La confianza de la rubia era tal que cuándo hacía esas cosas de manera tan espontánea no quedaba otra que tomárselo con humor.
―Lene, ¡tápate por Merlín! ―las mejillas de Dorcas estaban ligeramente coloreadas― Deberías ser más decorosa.
― Este cuerpo no lo he ejercitado para esconderlo. Además, cualquier día de estos Black decide aparecer montado en su escoba por la ventana y que menos que tenga unas buenas vistas y que se lleve un buen recuerdo.
Marlene guiñó de manera descarada mientras se envolvía en la amplia toalla granate.
―¿Regulus? ¿Por qué iba él a volar hasta nuestra ventana? Es más probable que Lily por fin acepte ser la novia de James.
Lily abrió mucho los ojos. A veces lo perceptiva que llegaba a ser Dorcas llegaba a asustarle. ¿Podría ser que lo que sentía por el chico fuera demasiado obvio? La carcajada de Marlene la distrajo.
―¿Regulus? ¡Claro que no! ¿Qué pinta esa serpiente aquí? No sé porqué siempre piensas en él cuando por Black me refiero a Sirius...hoy hemos estado juntos después del entrenamiento por cierto.
Marlene levantó las cejas repetidamente dejando a entender lo que habían estado haciendo. Dorcas, con un sonrojo que Lily no llegó a comprender del todo bien, escondió su cara en uno de los cojines que la pelirroja tenía sobre su cama.
No estaba muy segura de que ese fuera el mejor momento para contárselo a sus amigas pero no tenía nada que perder. Lily carraspeó intentando aclarar su voz.
―Bueno, en verdad os tengo que contar una cosa...no quiero escándalos ni que me juzguéis...mmmm...puede que sí quiera ser la novia de James.
Y Lily se arrepintió de no haber hecho caso a Remus con lo del hechizo silenciador en el momento en el que Marlene chilló como si un coro de banshee se hubieran instalado en su garganta. Dorcas se había quedado con la boca abierta y ojiplática sin poder creérselo.
―¿CUÁNDO TENÍAS PENSADO CONTÁRNOSLO? ¿CUÁNDO HA OCURRIDO? ¡Por los calzones de Merlín, Lils! ¿Te has enamorado de James Potter?
Lily no sabía si sonreír o echarse a llorar. Si Marlene ya se había puesto así con sólo saberlo, cuando le pidiera ayuda para declararse al chico no quería saber como reaccionaría.
―Marlene, cálmate, vas a despertar a Mary. Y dejemos hablar a Lily...porque tienes muchas cosas que explicarnos.
Lily tomó aire. Puede que al final declarse a James no fuera tan fácil como Remus le habia asegurado.
