¡Déjame! — Gritó con los ojos cerrados, impulsando el brazo izquierdo hacía adelante, con una fuerza que pretendía dar conseguir la liberación de su muñeca.
Sin embargo aquel duro agarre contra su muñeca tan sólo se hizo más insistente, obligando a Asuka a dejar de darle la espalda a la castaña de gafas, e incluso girarse de forma brusca e involuntaria quedando así cara a cara a Mari.
¿Quién…? ¿Quién crees que eres…? — Tartamudeó un poco con el timbre casi completamente ahogado, dejando que tan sólo un hilo agudo y frágil de voz saliese de sus labios.
Las mejillas de la mitad alemana se habían teñido por un instantáneo y vivo carmín, un calor molesto se hizo presente; el ardor de la vergüenza se estaba haciendo de su rostro. Eso la hacía sentir más furiosa, pues aunque la castaña no se diera cuenta, el que su simple cercanía alarmara tanto a Asuka, que jugará con sus nervios tan fácilmente, el hecho de que sin si quiera esforzarse la hiciera sentir avergonzada. Le hacía transformar todas esas emociones en una sola: Humillación, se sentía humillada y eso la enfurecía.
Mari por el contrario, mostraba un semblante más serio, casi frío, tanto que quemaba aún más las mejillas de Asuka como bien lo haría el mismo hielo sobre piel expuesta y sensible. Aquellos ojos verdes, casi azules que poseía Mari, penetraron la indefensa mirada de la mitad Alemana.
¿A que le temes…? — Murmuró sin apartar si quiera un segundo la vista de ella. Aflojando de poco en poco el agarre contra su muñeca, deslizando los dedos por el dorso de la mano ajena por mera inercia, dando también un paso hacía en frente, como movimiento iterativo ante el silencio de Asuka, pues esta tan sólo había sido capaz de desviar la mirada, tragar largo y apretar con todas sus fuerzas los puños hasta dejar sus nudillos pálidos.
— ¿Princesa? — Continuó Mari, sin subir el tono de voz, manteniendo ese ambiente sigiloso que la unión de sus soledades formaban, pero agregando ese sobrenombre que usaba habitualmente para con la chica de mirada ojiazul.
Pero Asuka no era capaz de hablar, su corazón golpeaba bruscamente su pecho, como si su ritmo cardiaco le perteneciese a un corredor que acabase de concluir el maratón más largo de su vida. No podía definir que era más grande, si su ira o su vergüenza. Lo que era claro es que contener ambas emociones la estaba debilitando, y tendría que expulsarlas tarde que temprano.
Ve… Vete, idiota… — Aun cuando hizo su máximo esfuerzo por sonar fuerte, ruda, con poder, no lo consiguió, su voz temblaba casi tanto como su cuerpo evitaba hacerlo. Sin verla, tragó una vez más y quiso continuar.- Idiota… Idiota cuatro ojos… — No existía ninguna clase de mordacidad en su dialogo, quería ofenderla y ahuyentarla, pero no parecía funcionar.
Mírate… — Entrecerró los parpados y elevó aquella misma mano que había estado usando anteriormente para sujetar su muñeca, y con ella consiguió rosar vagamente la mejilla de Asuka, quien sintió un instantáneo escalofrió nacer en su espina dorsal y extenderse por todo su cuerpo, alterándola aún más de lo que ya hacía. Tratando de fingir que no había sentido nada. — Tratando de ser hiriente… Cuando no puedes ser más que una pequeña princesa — Y ahí ocurrió, la seriedad del rostro de la joven Illustrious sutilmente cambió, cuando sus labios se curvaron de forma audaz, evidenciando que el control lo tenía ella.
Fue ese justo momento, en el que Asuka decidió enfrentarla y volver la mirada a ella, cuando la encontró en ese gesto de victoria y 'burla' no lo soportó más. No fue su vergüenza la que decidió explotar primero, si no su furia.
¡No me toques! — Su voz se alzó con fuerza y determinación, simultáneamente su mano derecha había golpeado con el dorso la muñeca de Mari, con intenciones de apartarla de sólo un golpe.
Mari fue capaz de predecir aquel ataque, más no de eludirlo completamente, aunque trato de apartar la mano, el rose veloz de Asuka le produjo un rosetón en la cara interna del antebrazo; que ni si quiera notó, pues estaba atenta a esa actitud agresiva en la joven Shikinami, que aunque amenazante, despertaba en Mari cierta diversión.
Ese no es el modo de ser de una princesa. — Negó ligero como en gesto de reprobación, mientras daba un par de pasos hacia atrás.
Cállate. — Fue todo lo que dijo, no quería estar más tiempo ahí.
Ver a Mari retroceder le devolvió algo de control, Asuka despegó la espalda del frío muro, desvió la mirada hasta tomar su maleta donde iba su muda de ropa deportiva y sin más, avanzar, pasando de la castaña, incluso haciendo golpear su hombro con el de ella, tratando de con ello borrar toda la debilidad que pudo haber dejado ver frente a ella.
La joven Illustrious, tan sólo ladeó más su sonrisa ante aquel inofensivo choque entre sus hombros, siguió el sonido de los pasos de la mitad alemana hasta que lo último que se escuchó fue un fuerte portazo que cerraba la puerta, indicando que Asuka había salido muy 'contenta' de los vestidores. Justo después de eso Mari cerró los ojos sonriendo, tomó su camisa por los bordes y la levantó empezando a desnudar su cuerpo y hacer lo que realmente había venido a hacer. Al igual que la joven Shikinami, cambiar su ropa deportiva por el uniforme.
¿Estas lista ya? — Preguntó Misato, quien había estado esperando a Asuka en el pasillo que guiaba a los vestidores. Cuando la vio salir, aún a pesar de ver como su rostro adolescente pintaba esa expresión malhumorada. Misato se dirigía a ella con amabilidad y tranquilidad.
Vámonos de una vez. — Sólo respondió a Misato sin verla, caminando con la maleta colgando en su brazo.
¿No deberías estar contenta? Obtuviste mejores resultados que tu rival. — Dijo Misato sonriente, empezando a seguirle el apresurado paso a Asuka.
¿Rival? ¿Quién ha dicho que merece ser mi rival? — Asuka giró el rostro hasta Misato, mirándola con una sobrecargada indignación. — Esa chica no está si quiera a mi altura, no puede ser mi rival. — Concluyó terminando con un bufido de absoluta molestia. El encuentro con Mari en los vestidores la había dejado aún un poco alterada.
Vamos, relájate.- Añadió un ademán a su petición y sonrió con ligera incomodidad. — No lo tomes personal, pero sabes bien que la academia Jyclif es rival natural de la academia Nerv y que Mari Makinami Illustrious, así como tú lo eres para Nerv una de sus grandes estrellas, ella lo es para Jyclif. — Explicaba Misato, tratando de hacer que Asuka entendiera cuán importante era la castaña.
No es más que una idiota cuatro ojos. — Replicó Asuka, restando importancia a las palabras de Misato.
Si, en Tokio existían dos distinguibles academias que durante mucho tiempo se habían disputado cada título de excelencia, deportiva, académica, profesional, histórica, arquitectónica. Todo Nerv y Jyclif habían sido rivales eternas.
Justo hoy se había llevado acabo la primera eliminatoria para el campeonato de tennis entre academias de toda la capital, y aunque Asuka y Mari no habían jugado una contra la otra hoy. Ambas habían calificado con los mejores puntajes.
Misato Katsuragi, era la profesora y prefecta a cargo de Asuka, le acompañaba a cada competencia, cada conferencia, y por supuesto cada premiación. En otras palabras, era la encargada de explotar el rendimiento y talento de Asuka mientras estuviese ligada a asuntos de la academia Nerv.
Así que la has hecho tu amiga. — Mencionó Kaji sorprendido, mientras mantenía la mirada fija al frente, con las manos firmes al volante, escuchando a Mari pero sin distraerse del camino.
Claro, me resulta difícil creer que todos hablen de ella como una chica agresiva. — Dijo Mari mientras miraba con una expresión relajada hacía la ventana.
Y a mí el que tú digas lo contrario. — Respondió Kaji, mostrando una sonrisa serena. — Según Misato, es una niña difícil de tratar. — Completó mientras disminuía la velocidad y aparcaba el auto frente a un gran y lujoso edificio habitacional.
¿Katsuragi Misato? ¿No es ella una de tus relaciones pasadas? — Preguntó Mari con extrañeza.
Y también es la prefecta a cargo de tu nueva amiga. — Dijo el hombre mayor antes de bajar del auto, y retirar de la cajuela del auto la maleta de Mari junto a su raqueta.
Mari también bajo del auto y cogió sus cosas de las manos de Ryoji Kaji, que al igual que Misato, fungía el puesto de prefecto y orientador de Mari, en la academia Jyclif. La castaña se despidió del hombre mayor y subió el edificio, hasta el onceavo piso, donde se encontraba su departamento. Más grande y lujoso de lo que una simple adolescente pudiera desear para vivir sola. Illustrious vivía sola en Japón, sus padres residían en Inglaterra, pero no la desmerecían y le daban todos los recursos para vivir como a la chica se le antojase.
Al contrario de Asuka, que aunque sus padres habían dejado un poderoso legado de riqueza, había preferido vivir junto a Misato y uno de sus compañeros de academia Shinji Ikari, quien era también el hijo del director de Nerv, Gendo Ikari.
La mañana siguiente, Shinji y Asuka caminaban juntos rumbo a la academia, Shinji contando a la mitad alemana un incidente curioso con uno de los estudiantes de la academia Jyclif, Kaworu Nagisa, a lo que Asuka tan sólo podía responder poniendo caras de desagrado e irritación.
Sé que él es Jyclif y yo Nerv, pero… A final de cuentas ¿Sólo son escuelas diferentes no? No es como que seamos de países o religiones distintas…— Decía un Shinji algo tímido, mirando uno tras otro sus pies andar sobre el pavimento. — Si lo vuelvo a ver, me gustaría pedirle que saliéramos… ¿Crees que él diga que si? — Volteó a ver a Asuka, algo esperanzado, pero la chica tan sólo le miro mal y algo harta.
Shinji ¿Es que eres un idiota? ¿Dónde quedaría tu honor si te relacionas con un estudiante de Jyclif? ¿No has oído a Misato? Somos enemigos naturales, no puedes llevarte con un alumno de…— Antes de que pudiera seguir hablando, Shinji la interrumpió, totalmente en desacuerdo.
Asuka, no entiendes ¿Qué se supone si Kaworu viene un día y me dice…? — Y ahora, antes de que el joven Ikari pudiese terminar su dialogo una tercera voz intervino justo a sus espaldas.
Buenos días, Shinji-kun.
Era un tono de voz tan suave, tan relajado y refinado que costaba trabajo creer que se trataba de un hombre, Asuka y Shinji voltearon al tiempo que detenían su paso, encontrándose con la sorpresa de que el mismo Kaworu Nagisa estaba tras ellos, ofreciéndoles una sonrisa tranquila que Shinji declaraba como encantadora, mientras que Asuka sentía su piel entera erizarse y no por el joven Nagisa, si no por su acompañante…
Ka… Kaworu… — Pronunció Shinji, dejando al aire una respuesta vaga a su saludo. — Buenos días Kaworu y Mari-san — Terminó por decir el chico castaño, ofreciendo una débil reverencia.
Kaworu y yo decidimos tomar este camino, no imaginamos encontrarnos con ustedes. — Dijo Mari tratando de fingir la gracia que le producía ver a Asuka sin palabras.
… — Asuka notó esa sonrisa de victoria en Mari, como la odiaba. Por instinto, tomó a Shinji del antebrazo y frunció el ceño. — Su academia queda bastante lejos y la hora de entrada esta cerca, vamos tarde. — Se dio la media vuelta obligando a Shinji y girarse también con intenciones de retomar su camino.
Sin embargo la voz de Kaworu se hizo sonar una vez más.
No nos dirigimos hacía la academia. — Dio un par de pasos hacía adelanta y se interpuso en el camino de ambos compañeros. — Mari y yo pensábamos tomarnos el día, y no me parece propio desaprovechar esta coincidencia. — Kaworu miró especialmente a Shinji con calma, como si trataré de hipnotizarle. — Shinji-kun… ¿No te gustaría acompañarnos?
¿Te… Te refieres a faltar a clases? — Preguntó Shinji, no en un tono dubitativo si no confirmativo, esperando la respuesta de Kaworu para soltar una enérgica afirmación. — Me encant…
NO. — Respondió Asuka. — Shinji tiene que venir a clases conmigo.
Kaworu volteó a ver a la ojiazul y casi al instante se enfocó en Mari, quien no espero la mirada de Nagisa para adelantarse también hasta llegar tras Asuka y Shinji, romper el enlace de sus brazos y ella misma sujetar el antebrazo de Asuka.
Puedes venir con nosotros si lo deseas. — Añadió Mari, acercando más de lo necesario sus labios al oído de Asuka, haciendo que su aliento chocase contra su oreja y la peliroja sintiera todo su cuerpo tiritar por aquel simple acto.
¡Si! Iremos. — Respondió esta vez Shini, atreviéndose a afirmar por ambos.
Entonces, no hay nada más que hablar. — Agregó Kaworu, cerrando los ojos sonriendo con todo el encantó posible, acercándose a Shinji y tomarlo por el brazo también. — Vamos, Shinji… Kun… — Pronunció en un tono ligeramente infantil mientras halaba con delicadeza al castaño rumbo la estación.
Si, vamos… Majestad. — Añadió Mari, imitando el timbre meloso que había usado Kaworu para con Shinji.
Ni Shinji ni Asuka habían faltado nunca a clases, nunca habían decidido dejarlas de lado por algo de diversión adolescente y nunca habían creído tener razón de hacerlo. Pero ahora Shinji parecía hechizado por Kaworu y Asuka sentía de nuevo esa vulnerabilidad junto a Mari.
La joven Shikinami supo que no había vuelta atrás cuando estaba sentada junto a la castaña, mientras que en los dos asientos tras de ellas estaban Shinji y Kaworu haciéndose comentarios y bromas tontas. Asuka tragó largó y apretó con fuerza la tela azulada de la falda de su uniforme, estaba nerviosa, pues en todo lo que iba de camino Mari no le había quitado la mirada de encima. Había pensado en insultarla sentarse en otro sitio, pero no quería estar a punto de perder como la vez anterior…
Sin embargo ahora Asuka, tendría que pasar el día entero a lado de Mari, pues aunque quisiera evitarla Shinji estaría demasiado ocupado con Kaworu ¿Cómo haría para soportarlo?
