HTT: La Horda de tiranos y traidores

Mio Akiyama era una jovencita que lo tenía todo: una amorosa familia, muchas amigas, una mejor amiga y ahora, hasta una novia. Además estaba por entrar a la universidad que quería, algo que hacía que valieran la pena las horas que pasó estudiando. A veces Mio sentía envidia de su novia Ritsu, que era una verdadera genio y se graduó de la universidad con sólo catorce años y ahora dirigía un imperio multimillonario. Pero con todo, no podía ayudar a Mio a estudiar; la pelinegra quería estudiar derecho y no ciencias de la Supervillanía, así que Ritsu se quedó fuera de las horas de estudio.

Pero ahora la habían aceptado e iba muy contenta a darles la noticia a su mami y a su papi luego de pasar un buen rato celebrando con Ritsu; que hasta hizo una reservación en un restaurante muy lujoso para celebrar con todos los Akiyama. Era bueno tener a una novia rica.

Entonces, cuando llegó a su casa, Mio se dio cuenta que algo muy malo había pasado. Veía policías por todas partes y a su mami y a su papi esposados contra una patrulla mientras varios policías les hacían preguntas raras, que ellos respondían entre lágrimas de desesperación. Muy asustada, Mio corrió hacia ellos.

—¡Mami! ¡Papi! — Gritó al verlos. — ¿Qué les están haciendo a mi mami y a mi papi? — Le lloriqueó a un policía.

Una agente se acercó a Mio y la abrazó con ternura mientras trataba de explicarle la situación.

—Pequeña lo siento mucho, pero tus padres están bajo arresto por el asesinato de más de doscientas tres personas. Hemos encontrado los cuerpos en su sótano, todos con marcas de tortura y luego estrangulados hasta morir con un alambre de metal.

Mio se limpió las lágrimas y miró a la agente.

—No, no era alambre. Era una cuerda de bajo.

Los Akiyama se callaron de repente y se volvieron hacia Mio, al igual que los policías.

—¿Cómo lo sabes? — Preguntó la agente que la consolaba, ahora con un hilo de voz.

—Porque estoy segura de haber usado una cuerda de bajo y no un simple alambre. Verá mi bajo Elizabeth es mi mejor amiga y cuando alguien no le agrada a mi mejor amiga, me pide que le haga a ese alguien cosas horribles para luego terminar el trabajo con una cuerda de ella.

Los policías soltaron a los Akiyama, quienes eran el vivo retrato del horror. La agente que interrogaba a Mio no sabía cómo reaccionar, se miraba tan inocente, como si fuera una simple niña, hasta su tono era dulce y melodioso. Entonces la mirada perdida de Mio cambió por una amenazadora y con una voz fría y cruel dijo:

—Y ustedes tampoco le agradan...

Antes que los policías pudieran reaccionar, Mio saltó rápidamente sacando de su bolsillo una cuerda de bajo y estrangulando al agente que retenía a su mamá. Cuando éste estuvo bien muerto se lanzó contra el otro que no pudo reaccionar debido al shock. La agente que la interrogaba sacó su arma e iba a disparar cuando Mio soltó por unos instantes al tipo que estrangulaba, la golpeó bien fuerte en la cabeza y luego regresó a su víctima. Luego agarró a la inconsciente agente y la estranguló también. Una vez terminado el trabajo, sus ojos volvieron a ser el vivo retrato de la inocencia.

—¿Mami, qué hay de comer? — Preguntó ella volviéndose a sus aterrados padres.

—Atención a todas las unidades — se escuchó una voz dentro de una patrulla. — Tenemos una psicópata en acción. Necesito refuer...

Mio abrió la puertezuela del auto y sacó al chico de ahí tirándolo de la corbata. Él quiso gritar, resistirse, pero Mio era demasiado fuerte. Tras silenciarlo de un fuerte golpe en la cabeza, procedió a estrangularlo. Otro policía cargó su arma y apuntó a Mio-

—Retroceda. Deje a mi compañero y...

Mio se lanzó tomando la pistola de su oponente, para luego darle un poderoso rodillazo en la entrepierna haciéndolo doblarse del dolor para luego desarmarlo y noquearlo de un golpe de karate a la nuca. Luego de un ágil salto se colgó del techo y comenzó a arrastrarse por arriba ayudándose de las lámparas alrededor y hundiendo sus dedos en el concreto. La locura estaba reflejada en sus ojos.

Más y más policías llegaban a la escena, todos con el mismo triste destino de los anteriores. Mio era incontrolable. Fue únicamente media hora, pero más que suficiente para hacerle ganar a Mio la fama de la psicópata más peligrosa del mundo. Policía tras policía era despachado hasta que llegaron ellas dos.

En aquellos días era común ver a gente con una gran inteligencia o muy atléticos usar sus inventos extraños o sus capacidades físicas supremas para combatir el crimen, autodenominándose súper héroes. Casi siempre eran idiotas que trabajaban por separado combatiendo el crimen según sus capacidades, pero en este caso nadie tuvo el valor de acercarse a semejante carnicería. O no hasta aquel momento, en que aparecieron Nodoka Manabe, mejor conocida como la Vengadora Encapuchada; y Ui Hirasawa, conocida sólo como pequeña doctora Hirasawa.

Ambas eran fueron vecinas y compañeras de juegos. Se habían separado un poco durante la escuela porque estaban en grados diferentes pero una vez en la universidad recuperaron el contacto debido a un problema en común. En la actualidad eran súper heroínas que luchaban juntas contra el mal y amantes.

Nodoka era la fuerza, debido a su gran agilidad atlética y fuerza física. Ui era el cerebro, desarrollaba las estrategias de combate y las armas que usaban las dos; además tenía una especie de traje que le incrementaba la fuerza y la agilidad para apoyar a Nodoka. Así las dos eran muy temidas por todos los villanos, a excepción de los del calibre de la Mente Criminal Ritsu Tainaka, pero ella era otra historia.

Ambas entraron por la fuerza a la casa de Mio y con sus poderosas armas en mano, comenzaron el combate. Mio dio un poderoso giro en el aire y quiso noquear a Nodoka, pero fue rechazada por una corriente eléctrica que la rodeaba. Entonces Ui aprovechó y comenzó a lanzarle rayos paralizantes de dos pequeñas pistolas que portaba.

Mio eludía los ataques de su oponente con facilidad, cuando Nodoka sacó su sable electrificado y con galantería de hacía dos siglos, comenzó a atacarla por todos los ángulos. Era una batalla perdida, Mio era demasiado hábil y peligrosa para caer en algo tan bajo. Finalmente tras intercambiar una rápida mirada con Ui, Nodoka usó sus botas de súper velocidad y huyó de la escena. Mio, cegada por su demencia, corrió tras ella con su tremenda fuerza incrementada por su locura. Era lo que Nodoka quería, pues soltó una especie de esfera en el suelo la cual se abrió convertida en una especie de líquido pegajoso que hizo que Mio se pegara en donde estaba.

Comenzó a soltar poderosos gritos de furia, cuando Ui la congeló con un aparato especial. El último lote de policías se acercó con prudencia al bloque de hielo en donde la demente estaba atrapada. El bloque comenzó a tambalearse y a resquebrajarse; así que Ui tuvo que completar el trabajo con un rayo para dormir.

Tras asesinar a más de cien policías, Mio estaba vencida.

No hubo juicio, a ella había que internarla en el Hospital Mental de máxima seguridad, cosa que se hizo de inmediato. Le dieron una celda acolchada y electrificada la cual soltaba un gas nervioso para mantenerla dormida cada vez que alguien venía a darle sus medicamentos o sus provisiones. Además estaba protegida por capas de acero reforzado con un sistema que congelaría todo el cuarto en caso pudiera pasar a través de las paredes acolchadas. Todo cortesía de la pequeña doctora Hirasawa. El mundo estaba en paz.

...

La noticia que dos poderosas súper heroínas detuvieron a la psicópata más grande del mundo corrió como reguero de pólvora. Por todos lados la gente mencionaba lo aliviada que estaba que alguien tan peligroso fuera detenido por fin.

La única que no estaba de acuerdo con la sentencia era la Mente Criminal Ritsu Tainaka. Ni todos sus contactos con las autoridades, sobornos y demás pudieron hacer que liberaran a Mio. Ni el hecho de hacerse personalmente responsable de lo que hiciera en adelante su loca novia. Al final dejó en paz a las autoridades, aunque estaba lejos de rendirse.

Ritsu era una genio del mal, como se dijo antes, se había graduado de la universidad a los quince y ahora que tenía dieciséis era la mente criminal más grande del mundo, moviendo miles de millones diariamente. Y todo lo cubría con la fachada de una tienda de música muy exitosa. Sí, Ritsu era muy lista y su gran inteligencia daba frutos... pero no era la persona más lista que conocía.

Conoció a dos chicas en la carrera de súper villanía las cuales eran una tan lista como ella y la otra mucho más lista que cualquiera que Ritsu conociera.

La primera era una hacker muy conocida quien diariamente le estafaba billones a los bancos de todo el mundo; además de entrar a las bases de datos de los ejércitos y policías mundiales para confundir sus registros y así mantenerlos demasiado ocupados como para seguir sus huellas. Su nombre era Tsumugi Kotobuki, la maestra de las computadoras Tsumugi Kotobuki. Tenía la edad de Ritsu y se llevaban excelentemente bien.

La segunda además de ser la persona más lista que conocía Ritsu, también era la más extraña del mundo. Se llamaba Yui Hirasawa, quien tenía el título de Doctora Hirasawa. Con sólo quince años se había graduado de DOCTORADO en Ciencias Malignas; además que sus inventos eran muy cotizados en todo el mundo. Cuando Ritsu y Mugi (como apodaba Ritsu a su amiga genio computacional) la conocieron ella asistió a una conferencia como profesora invitada; y dijo cosas muy apasionantes sobre el futuro de los súper villanos. Se impresionó de sobremanera al ver que las estudiantes más jóvenes eran las más destacadas y desde entonces seguían en contacto.

Ritsu no lo dudó, si alguien podía ayudarla a sacar a Mio del psiquiátrico, eran esas dos.

Primero contactó a Yui, quien la recibió en su lujoso pent-house que pagaba con asaltos a los bancos usando su ejército de Mecha-Yuis y demás armas. Como siempre la veía comiendo pastelitos y demás.

—Oye Yui, ¿cómo es que jamás engordas?

—La glucosa es el alimento del cerebro — respondió ella sin volverse a Ritsu, pues estaba muy ocupada haciendo un complicadísimo diagrama del que sería su nuevo invento. — Siempre estoy usando mi cerebro, así que consumo toda el azúcar que devoro. Ahora, ¿en qué te puedo servir? ¿No ves que estoy a punto de un gran descubrimiento?

Ritsu se aclaró la garganta.

—Es Mio Akiyama. Como sabrás, tu impertinente hermana y ex mejor amiga se las arreglaron para meterla en un hospital psiquiátrico.

—No te ofendas pero razón no les faltó — respondió la genio del mal con un tono completamente indiferente, que la caracterizaba. — ¿Y qué?

—Yui, Mio es mi novia. Mi media naranja. Necesito, pero necesito de todo corazón que me ayudes a sacarla de ahí. Por favor, sé que tú no tienes sentimientos pero necesito que me ayudes. Por favor, por nuestra amistad...

Yui Hirasawa se volvió hacia Ritsu levantando una ceja.

—Primero dices que no tengo sentimientos y luego apelas a nuestra amistad. Tus palabras se contradicen entre sí, Ricchan. Para que lo sepas, tengo sentimientos como todo ser humano. Para mi desgracia sigo buscando a una bella chica entre mi rango de edad para que pueda convertirse en mi pareja sentimental y sexual.

Ritsu tenía una gotita en la sien, en serio que Yui era una persona complicada.

—Pero volviendo a tu problema, te voy a ayudar — dijo Yui. — No tengo nada mejor que hacer y nada me gusta más que demostrarle a Ui que soy y siempre seré la mejor de las Hirasawa. Pero... a pesar que soy mucho más inteligente que mi hermanita y pueda contra la seguridad especialmente diseñada para contener a tu mujer, no estoy segura que entre las dos hagamos un buen trabajo. Después de todo es el hospital con mayor seguridad del mundo.

Ritsu se arregló el cabello.

—No temas, nuestra amiga Mugi nos echará una mano...

Mugi las recibió en su mansión con alegría y como siempre, les pasó té y pastelillos (ración doble para la doctora Hirasawa) y escuchó sus problemas con atención. Al final tenía estrellitas en los ojos y una hemorragia nasal que contuvo como pudo.

—Es genial, Ricchan va como un caballero en brillante armadura para rescatar a su amada Mio-chan de las garras de las Fuerzas del Bien. Es táááááán romántico... amo el amor y sobre todo si es yuri.

Ritsu tomó ambas manos de la pequeña rubia.

—¿Entonces me ayudarás?

—Ricchan, pero por supuesto — dijo Mugi. — Tú me ayudaste a conquistar a la rectora de la universidad, ¿recuerdas? Voy a pagarte el favor por dos años de relación con la bella Sawako-sensei.

Ritsu entonces se colocó unas gafas oscuras y sonrió malignamente.

—Este es mi plan, para recuperar a mi amada Mio de una vez y para siempre.

...

A primera hora del día siguiente, la Mente Criminal Ritsu Tainaka se presentó al psiquiátrico y tocó la puerta decididamente. Iba vestida muy elegante con un traje italiano carísimo, una diadema negra y gafas oscuras.

—¿Diga? — Preguntó uno de los guardias, un tipo vestido con un traje que le permitía resistir poderosos impactos y que además era como un armario viviente.

Antes que el matón pudiera hacer algo, la criminal le disparó un rayo congelante. Convertido en bloque de hielo, Ritsu lo empujó al suelo y comenzó a patinar sobre él con gracia ante los atónitos otros guardias. Tras el shock inicial, se lanzaron contra la intrusa, que saltó ágilmente y disparó rayos de energía.

Esta vez los trajes especialmente diseñados por los mejores científicos del país hicieron efecto y los débiles intentos de Ritsu fueron inútiles, así que fue derribada por ellos. Estaban a punto de esposarla cuando unas manos mecánicas los alejaron de ella.

Los Mecha-Yuis de la doctora Hirasawa avanzaron decididamente arrasando todo a su paso. Los guardias gritaron y dispararon sus rayos especiales contra los robots, que se limitaban a seguir avanzando. Ritsu reía divertida y luego se adentró para liberar a su amada.

Más guardias quisieron salir a quitársela de encima, cuando de pronto, todas las puertas que encerraban a los internos se abrieron de repente haciendo que cientos de criminales dementes se lanzaran contra los que los mantenían a raya.

La confusión estaba por todo el edificio mientras los pobres hombres luchaban contra los robots y los pacientes enfurecidos. A una señal invisible, los robots amablemente les dieron a los reos armas especiales que paralizaban a los guardias haciendo que la pelea fuera cada vez más desigual.

—¿Por qué no viene la policía o algún súper héroe? — Gritaba alguien.

—¡AUCORRO! ¡SOQUILIO!

Afuera, Mugi con expresión divertida bloqueaba cuantas señales de auxilio salían usando sólo su celular; y junto a ella, la Doctora Hirasawa observaba en su laptop los diferentes puntos de vista de la batalla. Estaba tranquila esperando el momento de la verdad.

Ritsu finalmente llegó ante la celda de su amada, que todavía no se había abierto a pesar de los códigos especiales de Mugi. Sabía que tenía que hacer algo, así que sacó de su bolsillo un aparato diseñado entre Mugi y Yui y lo colocó sobre la puerta. A los pocos minutos la puerta estalló desactivando todos los sistemas de seguridad diseñados por Ui.

Una sombra solitaria se erguía en la oscuridad, con sus ojos grises brillando de la furia y la excitación. Mio se lanzó sobre la figura que se alzaba frente a su celda y presa de una furia asesina la levantó. La luz iluminó a Ritsu haciendo que la soltara de repente.

—¡Ritsu! ¡Qué bueno, has venido a salvarme! — Lloriqueó entusiasmada la pelinegra.

Ritsu abrazó a Mio y la besó apasionadamente, mientras el caos seguía a sus alrededores. Cuando la necesidad de aire hizo que se separaran, Ritsu miró los ojos grises de Mio.

—Mio, ¿por qué jamás me dijiste que tu bajo te hablaba y te pedía que hicieras esas cosas?

Mio bajó la cabeza.

—¿Ya no me querrás más, Ritsu?

Ritsu volvió a besarla.

—Mio te amo, nada de lo que hagas me hará cambiar de opinión. Ahora vámonos antes que alguien realmente peligroso venga.

Mio asintió amorosamente, pero sus ojos volvieron a la expresión de demencia al ver a los guardias. Ritsu apretó su mano.

—Mio, no. La próxima vez que Elizabeth te pida que mates a alguien, me avisas primero, ¿sí?

La joven pareció sorprenderse con la petición, pero asintió rápidamente volviendo a dulcificar su expresión.

—¿Me llevarás a casa, amor? — Preguntó Mio con dulzura apretándose contra su amada.

Ritsu le acarició el cabello.

—No Mio. Luego de lo que pasó tus papás se mudaron a América con el dinero que les di. Ahora vamos a vivir juntas en mi mansión. ¿Quieres?

—¡SÍ! — Gritó entusiasmada Mio saltando sobre su amada, que la cargó como si fuera su noche de bodas.

En la salida se toparon con Nodoka y Ui. La jefa del bajo mundo levantó una ceja.

—Creía que mis precauciones evitaría que vinieran.

—Era sólo una inspección de rutina. Es una suerte que estuviésemos de camino.

—Ritsu — susurró Mio. — Elizabeth quiere que...

—Adelante — dijo Ritsu soltando a su mujer.

Con una expresión demente, Mio se lanzó contra ambas heroínas que huyeron como pudieron de la fiera enloquecida. Estaban listas para usar sus viejas armas y trucos cuando una onda sónica muy poderosa las derribó en el acto.

Cayeron para ver quiénes eran las culpables.

Mugi y Yui sostenían en alto unas armas desarrolladas por esta última.

—¡Onee-chan! — Gritó Ui.

—Yui — susurró Nodoka.

La doctora Hirasawa se encogió de hombros con indiferencia mientras que Mugi sonreía y apuntaba.

—No se mira bien para ustedes, Ui, Nodoka-chan. Todas sabemos que soy mucho más inteligente que Ui y que además todas a excepción de Mio-chan estamos armadas con lo último en tecnología desarrollada por mí. Y bueno, Mio-chan es Mio-chan. ¿Quieren probar su suerte?

Las dos súper heroínas se levantaron y Mugi, muy sonriente les señaló el camino.

—Por allá por favor, no interrumpan al príncipe y a su princesa.

Las dos se fueron con la cola entre las piernas. Mio iba a perseguirlas, cuando Yui la paró.

—Espera Mio-chan. Yo, como tu nueva amiga, te digo que dejes a mi hermanita en paz. ¿Le harás el favor a tu amiga más reciente? Mira que yo ayudé a Ricchan a salvarte.

—Sí, no querrás ofender a la que le dio las armas a tu príncipe, ¿o sí?

Mio se quedó pensativa un rato y luego volvió a dulcificarse.

—¡Está bien! — Dijo felizmente y volvió a abrazar a Ritsu.

...

Horas después, en las que Ritsu usó sus influencias en las altas esferas del gobierno y Mugi usó sus conocimientos para borrar todo registro de su hazaña en las bases de datos del mundo entero, se reunieron todas en la casa de Ritsu para celebrar. Mio reía y se le veía inocente y linda.

—¿Saben? — Dijo la Mente Criminal. — Juntas hicimos un trabajo excelente. Nos complementamos a nuestra manera. Deberíamos hacerlo más seguido.

La doctora Hirasawa asintió.

—Sí, somos geniales.

—Con la estrategia de Ricchan, los inventos de Yui-chan, la fuerza de Mio-chan y mis computadoras haremos historia — declaró Mugi. — Seremos invencibles.

Brindaron con sus tazas de té.

—Decidido — dijo Ritsu. — Ahora seremos un equipo de súper villanas. ¿Pero cómo nos llamaremos?

Comenzó una discusión, que Mio cortó dejando un papel en la mesa.

HTT: la Horda de Tiranos y Traidores.

Nadie puso objeción, la humanidad no iba a fastidiarse sola y el grupo HTT se encargaría de eso. Juntas eran invencibles...


¡Y ta-dá! Un pequeño One-shot de humor negro para los amantes de las historias retorcidas que suelo escribir. Espero les haya gustado y para el que tenga curiosidad, es una especie de precuela para el fic "Malvado Amor". Espero les haya gustado y me dejen su opinión.

CHao; nos leemos!