Whisper Between Darkness

-Lo primero que he de advertir es que la pareja predominante aquí es poco común, el hecho es que son contados los fics de Gwendal/Yuuri, obviamente es YAOI, hablamos de KKM señors no podría ser de otra forma. Está basada en algún tiempo después de la última temporada pero no tiene nada que ver con ella.

Si hay alguien que no se sienta cómodo con la idea de una relación por favor no sigas leyendo, haz lo que yo, evito la historia cuando no me agrada la pareja.

Todos los derechos están reservados a Tomo Takabayashi (historia), Temari Matsumoto (arte), Kadokawa Shoten, Studio DEEN, NHK, etc, en serio no gano nada con esto mas matar las ansias de escribir y que quieran matarme.

Si yo fuera el autor créanme la animación habría sido un poco más pegada al ambiente algo pesado del manga XD

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Flüstert (Parte I/3)

"It isn't what they say about you, it's what they whisper."

Errol Flynn

Murmullos.

Había comenzado de esa forma; una vocecita en la parte más profunda de su cabeza, tan débil que jamás considero escuchar lo que decía, simples miedos producto de su inseguridad. No había fundamentos para pensar en la infidelidad de su esposo, nada de esquivación, no sonrisas llenas de complicidad con alguien al otro lado del salón, no miradas más largas de lo normal o anhelantes, ni platicas a media voz o momentos a solas con otro, sólo había simples sonrisas y besos cayendo sobre él como lluvias de abril.

Constantes, dulces y refrescantes.

No había noche que esos brazos fallaran en rodearlo, uñas clavadas en su espalda y el delicado cuerpo temblando bajo el suyo.

Lo cierto es que su cónyuge era único, una criatura hecha para encantar, los años lo habían transformado enormemente del jovencito hermoso a una belleza desafiante, el antes cabello corto rozaba ahora sus hombros, su piel había adquirido un hermoso tono apiñonado, sano y resplandeciente, también lo eran sus ojos un par de hermosas gemas que contaban todas sus emociones al tiempo que engalanaban el rostro de muñeca fina que había conservado, y a pesar de que ambos habían crecido a la par su compañero, su otra mitad desarrollo un aire muy diferente a su alrededor, totalmente principesco, como si a gracia de cientos de reyes corriera por sus venas apreciable en cada gesto de su rostro o movimiento que realizaba, inclusive su voz había alcanzado un refinamiento perfecto, profunda y encantadora como el sonido mismo que brotaba de la boca un dios, era educado al hablar y ni siquiera la mente brillante de un mazuko nacido y crecido en la corte podía hacer ofrecer un reto a su esposo cuando comenzaba sus ensayos en la corte.

Perfecto.

No existía otra palabra para describirlo.

Diez años atrás se habían enlazado en una ceremonia suntuosa digna de su posición, llena de importantes figuras que sólo se reunirían bajo un mismo techo con espada de por medio, una extraña paz había surgido a partir de ese día, como si otros reinos temieran hacer algo sin consentimiento del maoh, y el propio imperio mazuko había reducido sus rencillas internas a cambio de obtener una sonrisa o un simple cabeceo en reconocimiento, la paz que estaban disfrutando era una frágil pieza de cristal en manos de una sola persona.

Todo fue maravilloso durante un tiempo… y luego los murmullos salieron de su cabeza y se hicieron susurros en la corte.

-¿Ocurre algo, liebe?.-La mano en su hombro le estrujo débilmente, una forma delicada de llamar su atención y funciono. Se encontró de pie, inmóvil en el medio del salón con su esposo en brazos y toda la atención centrada en ellos, incluso la música se había detenido, los ojos de su pareja mostraban ligera confusión, su sonrisa había sido remplazada con un arco cuyas puntas apuntaban hacía abajo.

¿Era posible que un ser con un aura tan pura como esta fuera capaz de faltar a sus votos?

Un parpadeo lento le permitió apreciar las pestañas largas antes de que una pequeña sonrisa apareciera en esos labios, todo se disolvió en aquella imagen.

-Nada.-Respondió con suavidad, mientras miraba por sobre el hombro de su esposo al maestro de ceremonias, con un leve cabeceo le indico que continuaran tan solo segundos después el salón volvió a llenarse con el maravilloso vals.-¿Continúanos Göttlinche kaiser?.-El tono bromista que le imprimió a su voz arranco una sonrisa aun mayor de esos labios, al siguiente compás comenzaron nuevamente a bailar seguidos por las restantes parejas.

La música lleno sus sentidos, el calor del cuerpo pegado al suyo y el olor único de su cónyuge que le recordaba a esa sencilla pero hermosa flor que adornaba los jardines en verano.

Una década no era nada en su mundo y sin embargo marcaba enorme diferencias en otros, un ejemplo claro era su propia hija que bailaba complacida con un noble apenas mayor que ella por unos años, un príncipe del norte… un humano… de corta cabellera rojiza, amables ojos azules y porte de guerrero. Que hermosa se había vuelto su pequeña princesa, su Greta, los rizos de antaño eran ahora suaves ondas que caían por su espalda hasta casi tocar su delgada cintura, su piel no había perdido esa maravilloso color tostado que esa noche le daba un brillo dorado cuando cruzaba el salón de la mano de su acompañante, labios llenos coloreados levemente, ojos avellana vivaces, totalmente despiertos captaban el mundo a su alrededor con avidez, por sobre todas las cosas había heredado una hermosa voz de ruiseñor que a menudo alegraba sus tardes cuando cantaba para ellos.

Aquellos ojos traviesos se encontraron con los suyos antes de mostrarle una radiante sonrisa y después se perdió en el mar de nobles al seguir el ritmo de la música que ya le parecía interminable.

-Liebe.- El murmullo contra su oreja lo hizo temblar, o quizás fue la forma en que el cuerpo de su esposo se presiono contra el suyo, aun así no pudo voltear a verlo, continuo observando el movimiento constante de rostros que los rodeaban, todos sonreían, todo… parecía real y al mismo tiempo artifioso.-Has estado distraído toda la mañana.-No fue una pregunta y sin embargo iba escondida dentro de esa sencilla frase.

Has estado distraído toda la mañana.

¿Qué pasa contigo? ¿Qué te preocupa?.

-Frunciendo en ceño cuando crees que nadie te ve.-Continuo su esposo.-Lanzando suspiros al aire y murmurando palabras a las esquinas de la habitación.

¿Qué es lo que te molesta tanto?…¿has peleado con tus hermanos?, ¿tu madre ha vuelto con un nuevo escándalo a romper nuestra paz?

-Quizas…-La mano entrelazada con la propia se cerro ligeramente.-No te he prestado atención suficiente en estos días.

¿He hecho algo que te molesta, Liebe? ¿algo que desees contarme?.

Eso y más significaban las palabras que brotaban de aquellos labios.

El ritmo del vals aumento, y su cuerpo, guiado por los años de entrenamiento en la corte siguió instintivamente la nueva velocidad.

-No pasa nada göttlinche.-Murmuro concentrándose en seguir el ritmo.

Entre vueltas logro apreciar a Gunther platicando con varios diplomáticos. Toda la noche el maestro de esgrima había orbitado alrededor de un noble de seductores ojos verdes y cabello ébano, una belleza venida del oeste, mayor que el albino por al menos veinte años. Gunther cuyos soñadores ojos lilas habían estado enfocados en el príncipe de occidente desde que lo conoció dos días atrás no perdía un momento para ser el único centro de atención del demonio mayor… quizás pronto habría una boda que celebrar, claro si logra convencer al esquivo demonio de sus buenas intenciones.

La música fue volviéndose cada vez más lenta y supo por fin que el final del vals había llegado.

-Cada día lo haces mejor göttlinche.-Comentó con ligera burla antes de presentar sus respetos ante su esposo inclinándose levemente.-Sin duda las clases con mi hermano han funcionado.

El leve rubor en el rostro del otro le dijo que había tocado una fibra sensible, más aun cuando una sonrisa algo forzada reemplazo la natural en los labios del maoh. Era bien sabido por él lo mucho que Yuuri debió esforzarse para moverse con esa gracia , elegancia única de los mazukos.

-Y tu liebe sigues siendo rudo e impaciente.-Respondió con fingida ofensa antes de sonreír abiertamente, uno de esos gestos que lograba quitarle el aliento fácilmente porque todo en ese momento se había confabulado para hacer del rey mazuko una visión. El brillo de su cabello, sus dientes perlados, su ropa de gala y sus hermosos ojos negros.

-Su Majestad Imperial Yuuri… Excelencia Wolfram.-Una tímida voz dijo a su espalda, no tuvo que voltear para saber que se trataba de uno de sus hombres, Yuuri vio unos segundos sobre su hombro, quizás reconociendo a quien los interrumpía y asintió levemente dándole el permiso para marchar. Dudo, dudo en soltar la mano de su esposo porque sólo había una razón para que uno de sus hombres se acercara tan impúdicamente a él, porque la única orden que dio fue que encontraran el origen de esos susurros… la fuente de sus dudas.

¿Era necesario?, ¿debía traicionar de esa forma la confianza de su esposo?, ¿darle tal importancia a las habladurías de un sirviente como para dejar a Yuuri sólo a mitad del baile?.

Lo sintió eterno, el momento en que su mano dejo ir por fin la de su rey, con una profunda reverencia se despidió de él siguiendo al soldado y sabiendo que pronto toda la corte rodearía al maoh como si fueran abejas tras las flores, se detuvo un momento cuando estaba por salir del salón, Ken estaba ahí con su clásica sonrisa llena de misterios, le saludo asintiendo, se comunicaron con la mirada hasta que finalmente el moreno aprobó nuevamente con su cabeza.

Cuidaría de Yuuri mientras él no estaba, con esa seguridad salio de la sala del trono sin más duda que aquella que ya le carcomía por dentro.

El trayecto parecía durar más de lo normal y a cada paso la presión en su pecho iba aumentando, sin embargo no aminoro el ritmo de sus zancadas, tenía que ver frente a frente a quien había calumniado de esa forma a su esposo. Este murmullo que empezó entre la servidumbre hasta llegar a la corte misma del rey podía ser peligroso para la figura del maoh, en un mundo como ese, con la posición privilegiada y la ingenuidad propia de Yuuri esas cosas generalmente terminaban en traiciones complejas.

Esas clases de habladurías eran peligrosas, y aunque corriera el riesgo de que Yuuri se enterara de sus acciones de esa noche -sujeto el mango de su espada- esa ofensa al honor de su esposo debía ser lavada con sangre.

Sonrió débilmente, la tensión en su pecho aminoro considerablemente, era un tonto y ahora se daba cuenta de ello, no había razón ni una sola para desconfiar de Yuuri, quien en miles de veces le compro no sólo su amor, sino también su enorme confianza… ¿acaso respondería esa fe de su esposo hacia él con celos tontos?.

¡Ah!, al parecer no era tan maduro después de todo.

-Excelencia, es por aquí.-Se detuvo de golpe y frunció el ceño al ver en la dirección que le era señalada.

El corredor estaba sumergido en las sombras, de no ser por la luz de la luna llena que se colaba entre los ventanales ni siquiera las paredes habrían sido apreciables claramente, un escalofrió lo recorrió de pies a cabeza.

¿Los calabozos?.

Nadie utilizaba esas instalaciones desde antes de la abdicación de su madre, de eso era ya más de veinte años. Las mazmorras significaban un control de quien entraba y salía, algo que tarde o temprano llegaría a oídos de Yuuri.

-Di ordenes muy claras de que nadie debía …-Se detuvo en su amonestación cuando al fondo del pasillo el eco de unos pasos se hizo presente, cada vez más fuertes y claros, la luz de la primera ventana revelo un grupo de cuatro personas que se acercaban a ellos.

-Yozak.-Murmuro cuando estuvieron lo suficientemente cerca como para apreciar la figura que avanzaba al frente de la comitiva, atrás de él dos soldados de casacas verdes llevaban un tercer hombre con el rostro cubierto con una capucha.-¿Qué significa esto?.-Dio un paso al frente para interceptar al espía.

Yozak sonrió, de esa forma arrogante que parecía reservada solo para Conrad y él.

-Un espía, príncipe, uno que atrapo para mí; lo he seguido desde Big Shimaron, lo último que supe es que había entrado a Shin Makoku, imagine mi sorpresa cuando me entere que lo tenia en su poder.-Dijo colocándose a su lado, sus ojos azules chispeaban en humor y el tono casual de su voz no daba pie a duda y sin embargo se encontró entrecerrando los ojos.

-¿Qué hace la guardia de Gwendal aquí?.-Preguntó viendo a los soldados que impávidos sujetaban al preso, no hubo pizca de temor o duda en sus rostros, sólo la sobria expresión de estar cumpliendo con su deber.-Es la guardia real quien debería…

-Con todo respeto excelencia.-Interrumpió el mestizo.-Su excelencia Gwendal von Walde tiene propiedad en los asuntos de estado, si desea una explicación será mejor que le pregunte directamente a su hermano.

Un sabor amargo lleno su boca.

Era cierto. A pesar de ser él quien estaba casado con Yuuri había cosas que no cambiaron, una de ellas era que Gwendal seguía siendo jefe de seguridad del Blood Pledge.

-¡Quiero ver su cara!.-Exigió de pronto para sorpresa de Yozak y los demás.-¡¿Qué esperan?! ¡Quítenle la capucha!.-Cuando ninguno de ellos se movió para seguir su orden él mismo se acerco al espía capturado y tiro de la tela negra para descubrir el rostro del perpetrador.

Lo reconoció de inmediato, el rostro del nuevo caballerango de Yuuri fue lo encontró bajo la cubierta.

-Tú. eres -Murmuro viendo al joven con horror, y la mirada del joven fue de igual terror al verle.

¿Este chico era un espía?, ¿Quién siempre llevaba el caballo de Yuuri? ¿Quién prepara su montura?.

¡Podría haber matado al maoh en cualquier momento!.

-¡Llévenselo!.-Ordeno Yozak, esa fue una orden que no dudaron en cumplir, volvieron a cubrir el rostro del traidor y a empujones comenzaron a alejarse con él.

Paso un momento de silencio, nadie dijo nada pero el peso de la mirada de Yozak era muy claro, cuando levanto el rostro encontró la mirada inquisitiva del mayor, como si deseara conocer a fondo su reacción… no, más bien buscaba algo, ¿Qué?, eso no pudo decirlo pero cuando se disponía a preguntar como era posible que tan tremendo error sucediera el espía levanto una de sus manos deteniendo sus dudas, sin decir más se alejo de él en dirección hacia donde se habían llevado al preso.

Otro instante se perdió en lo que su corazón adquiría el ritmo normal y todo dejaba de dar vueltas en su cabeza.-Retirate… despide a los demás.-Murmuro sin apartar sus ojos del piso. No lo escucho partir, ni siquiera levanto la vista; el peligro había pasado, ¿cierto?, si era asi… ¿Por qué esto no parecía tener sentido?.

Gwendal no era una persona descuidada, algo como esto, esta clase de errores jamás habían sucedido antes, no desde que su hermano ocupaba ese puesto… no estaba bien, algo en todo esto… sólo podía pensar en dos cosas, la primera explicación es que todo fue una trampa, dejarlo llegar tan lejos para…no -sacudió su cabeza- jamás jugaría con la vida de Yuuri, ya lo había demostrado muchas veces al casi sacrificarse por el rey, no Gwendal no utilizaría a su esposo como carnada…

-Entonces…-Simplemente quedaba una respuesta.

Una mentira que cimentaba otra, y luego otra y otra hasta que se hacia imposible saber que era la realidad y cual la farsa...

Su majestad tiene una nueva fijación ¿no?, pasa largas horas en las cuadras…

Apresuro su paso en dirección al salón.

Lo han visto pasear en las madrugas, perderse en la niebla y volver antes de que salga el sol…

Dolía, la punzada en su pecho había vuelto como una aguja ardiente clavándose en su carne, el tiempo entonces no importo y en un parpadeo se encontró de nueva cuenta a las puertas de la sala del trono bajo la mirada de los guardias sorprendidos.

Los mozos de la cuadra dicen que no va solo…

Lo que vieron sus ojos al abrirse las puertas no pudo describirlo de ninguna forma, su corazón se achico en un palpitar y su estomago fue golpeado con un frío que lo hizo estremecer. En medio del salón, sin que nadie más se atreviera hacer sombra sobre la pareja y al ritmo de un dulce vals, su hermano Gwendal dirigía con una maestría impresionante a un sonriente Yuuri.

No seas tonto Wolfram, yo sé de cada salida de su majestad, no existe nada extraño con él…

Perfecto.

Es como se veían juntos.

Desde la forma en que sujetaba con delicadeza la cintura y mano de Yuuri hasta el ritmo que tenían, como si flotaran por la habitación, ignorantes de todo, concentrados sólo el uno en el otro, perfecto negro contra azul rey, inclusive una minúscula sonrisa en el rostro de Gwendal hacia obvio que disfrutaba de guiar al menor durante la pieza.

Logro escuchar los suspiros de las jóvenes a su lado.-Se ven maravillosos.

Un murmullo.

Parece que su majestad tiene un amante, no es de sorprender, tomando en cuenta su forzado matrimonio…

Por un momento los ojos del mayor se cruzaron con los suyos, no revelaron nada y sin embargo -cerro su mano, forzó una sonrisa- había algo en Gwendal esa noche, algo que destellaba, una luz que lo hacia brillar…y estaba justo en ese momento en sus brazos, sonriendo con la inocencia digna de un niño, Yuuri irradiaba algo totalmente diferente cuando estaba en esos brazos.

Sin duda las clases con mi hermano han funcionado…

Sus propias palabras se burlaron de él.

Una mentira.

Un murmullo.

Una pieza del diorama.

Todo se reducía a su hermano sosteniendo en brazos a su amado.

La música se detuvo lentamente y con ella el hechizo se esparció en el aire como polvo pero no importo, ni siquiera cuando Gwendal se alejo lentamente de Yuuri para afrontarlo con la mirada para después retirarse, no importaba cuando la mano de Yuuri retuvo durante un segundo la de Gwendal.

Nadie lo noto o lo supo… pero realmente eso no importaba, aunque su sonrisa estuviera dibujada en sus labios y doliera tanto que casi podría llorar, lo cierto es que por esta noche sólo eran rumores, los tres fingirían una vez más que nada paso… mañana cuando el sol saliera, entonces solo en ese momento afrontaría lo que se negó a ver durante tanto tiempo.

Yuuri sonrió adquiriendo su papel nuevamente.

Gwendal se fundió con las sombras del salón, como el guardián eterno del rey.

Y él siguió sujetando la mano de su esposo mientras sonreía.