Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer, pero la historia es mia.
Capítulo beteado por FlorCarrizo, Betas FFAD.
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Capítulo 1: La llegada.
Bella POV
— ¿Sabías que hoy llegan los Cullen? —preguntó Angela quien estaba a mi derecha.
Reprimí el deseo de rodar los ojos e ignorarla.
—Ah… ¿Si? —contesté fingiendo interés. Ella empezó a hablar sobre el nuevo tema de moda, el cual no me interesaba demasiado.
Todos en el instituto, en realidad, todos en Forks estaban ansiosos por la llegada de "los Cullen" y se la pasaban chismorreando sobre ellos. ¿Cómo serán? ¿Cómo serán sus hijos? bla bla bla bla bla… ¿Es que acaso no tenían nada mejor que hacer? No es que odiara a los Cullen o algo así, ya que no los conocía, era sólo que me molestaba que en el pequeño pueblo los chismes volaran y que todos quisieran saber todos los detalles de los nuevos vecinos.
Lo único que sabía sobre los Cullen, lo único que mi padre me dijo y lo único que quería saber, era que eran una familia conformada por cuatro personas, el Dr. Cullen, su esposa y sus dos hijos adolecentes de 17 años igual que yo, así como también escuché que venían de Chicago. Nada fuera de lo común la verdad.
Hoy era lunes por la mañana, todos estaban en el estacionamiento esperando a que el timbre sonara y que anunciara el inicio de clases. Así como también hoy era el primer día de los chicos Cullen en el instituto de Forks y esa era la razón de que la mayoría de los alumnos estuviesen muy emocionados.
— ¡Bella! —la estruendosa voz de Emmett a mi izquierda me sacó de mis pensamientos. Volteé a mirarlo y sonreí— ¿Por qué tan distraída? ¿Algún chico ocupa tus pensamientos? —alzó las cejas sugestivamente.
Sonreí y negué con la cabeza. Emmett nunca iba a cambiar.
—Por supuesto que no Emmett —respondí tranquila. Emmett sonrió mostrando sus hoyuelos, a pesar de tener un cuerpo musculoso y grueso que podía intimidar a cualquiera, su sonrisa traviesa y sus ojos burlones color negro azabache le daban un aire infantil. Él siempre me ha defendido y fue mi amigo desde que llegué a Forks, tenía el mejor sentido del humor y siempre hacía bromas, casi todas con doble sentido, pero le quería como a un hermano.
Vi como Emmett cogió a Rosalie, su novia, por la cintura y le susurró algo al oído, haciendo que ella sonriera y le diera un casto beso en los labios. Rosalie era la novia de Emmett hacía más de 2 años, tenía un cuerpo escultural, su cabello rubio caía en cascada hasta un poco más abajo de sus hombros y sus ojos azules eran casi siempre calculadores y fríos. Ella y yo nos llevábamos bien pero no era una relación muy estrecha, a pesar de todo cuando ella miraba a Emmett sus ojos se dulcificaban y tenían un brillo especial, que era lo único que realmente importaba.
—Oye Bella —la voz de Angela me sacó de mis pensamientos. Cuando me giré a mirarla sus ojos me miraban con curiosidad a través de sus lentes— ¿hiciste la tarea de matemáticas? —preguntó. Fruncí el ceño. Las matemáticas definitivamente no eran lo mío, prefería literatura y biología.
—Si —respondí con un suspiro—. Me quedé hasta tarde haciéndola, ya sabes que aborrezco las matemáticas.
Ella rió por lo bajo y quise rodar los ojos pero un montón de murmullos por parte de los estudiantes del instituto llamó mi atención y la de mis amigos, ya que, en ese momento un flamante Volvo plateado entró al estacionamiento. Era más que obvio que eran los Cullen, no muchas personas podían tener autos tan caros, a excepción de los Hale, quienes tenían un BMW rojo y Emmett, quien tenía un jeep negro. El auto se estacionó unos puestos más adelante de nosotros.
Cuando el Volvo estuvo quieto, la puerta del copiloto se abrió y salió una chica pálida, era delgada y pequeña, su cabello era de un color negro intenso y las puntas señalaban a todos los lados. Sus facciones eran finas y definidas. Parecía un duendecillo. Todas las miradas se centraron en aquella chica quien tenía una alegre sonrisa. Ella caminó en dirección a la puerta del piloto y ésta se abrió para mostrar a un chico.
Su piel era pálida como la de la chica, era alto y musculoso, no como Emmett pero si en un punto medio. Su cabello era de un extraño color cobrizo, totalmente despeinado dándole un toque rebelde y despreocupado. Bastante… guapo, tenía que admitir. Desde mi lugar no podía ver el color de sus ojos.
La chica caminaba con gráciles pasos de bailarina hacia un lugar, hasta que topó su mirada con nuestro pequeño grupo y apresuró el paso. Sus ojos se centraron en algo o más bien alguien. Volteé y vi a Jasper, quien mantenía su mirada azul con la de la chica.
Jasper, a quien hasta ese momento no había visto gracias a que era una persona bastante reservada y tranquila, era el hermano de Rose. Él tenía su cabello de un extraño color miel, era musculoso como el chico cobrizo, con un buen cuerpo y tenía ojos azules iguales a los de Rosalie. Jasper podía ser una gran persona si llegabas a conocerlo.
Cuando la chica llegó hasta nosotros noté que sus ojos eran de un bello verde esmeralda, quienes no habían perdido contacto con los de Jasper en ningún momento.
—Hola —su voz era cantarina y tenía una alegre sonrisa— soy Alice Cullen, mucho gusto —se presentó sonriendo.
Antes de que cualquiera de nosotros le respondiera, Jasper ya estaba frente a ella mirándola embobado. Los ojos de Alice lo miraron detenidamente, como examinándolo y luego le regaló una amplia sonrisa, que Jasper le devolvió tímidamente.
—Hola, mucho gusto. Jasper Hale, a tus órdenes —se presentó con un poco de su acento sureño. Alice le ofreció la mano y él en vez de estrecharla le dio un leve beso, sin apartar la mirada de sus ojos. Alice se sonrojó y asintió con la cabeza
—El gusto es mío —respondió ella perdida en los ojos azules de Jasper, igual que él se perdía en los de ella.
De repente el ambiente se comenzó a tensar con tanto amor y miel en el aire, así que decidí intervenir. Me aclaré la garganta y ambos salieron de la pequeña burbuja que habían creado.
—Hola, soy Bella —le dije amablemente con una pequeña sonrisa, ella me la devolvió casi al instante.
—Oh Bella, espero que seamos grandes amigas —me respondió totalmente convencida de lo dicho—. Ya lo verás —agregó al ver la duda en mis ojos. En ese momento le quité importancia, Alice me agradaba y no veía muy difícil que las dos congeniáramos.
Todos nos presentamos con Alice amablemente. Rose y ella se llevaron bastante bien y obviamente Emmett no pudo evitar hacer bromas supuestamente discretas sobre Alice y Jasper, ganándose sonrojos de parte de los dos y gruñidos de parte de Jasper.
Finalmente el timbre sonó y tuve que ir a mi clase de matemáticas, al parecer Alice tenía la misma clase que yo así que lo consideré como suerte.
Cuando llegamos al salón me senté en mi puesto y aparté la silla especialmente para Alice. Ella me caía realmente bien, su energía y su optimismo me agradaban y era imposible no contagiarse un poco también, como con Emmett.
Alice intercambió unas palabras con la profesora y luego, cuando la clase ya había empezado se dirigió a todo el salón
—Hola soy Alice Cullen, mi familia se acaba de mudar aquí y espero que nos llevemos bien —dijo con una sonrisa a la cual muchos respondieron, incluyéndome.
Alice se sentó a mi lado y la clase empezó. Traté de poner toda mi atención en el tablero, en verdad que sí, pero con Alice hablando a mi lado era imposible, así que me rendí y entablé una animada conversación con ella.
Alice era bastante divertida, llevaba un día aquí y en verdad la consideraba una amiga. La pequeña duende tenía razón… íbamos a ser grandes amigas.
Bella
Iba caminando tranquilamente hacia la enfermería, me raspé la rodilla cuando iba trotando en el gimnasio, cortesía de mi torpeza y el profesor me mandó a la enfermería mirándome como una pequeña pulga, cosa que le agradecía. Odiaba la clase de deportes, siempre tropezaba o terminaba golpeando a alguien.
Mientras iba caminado por los pasillos vacíos del instituto, ya que casi todos estaban en clase en esos momentos, escuché un par de risas por un pasillo y mi curiosidad me mandó a investigar quienes eran los responsables, probablemente algunos adolescentes con las hormonas al aire, o alguna pendejada que al gente normal hace en los pasillos vacios.
Seguí el sonido de las voces hasta que se hicieron más fuertes y se escuchaban más claras. Inclinándome un poco frente a una pared para poder ver por el pasillo, espié lo que estaba sucediendo. Y me encontré con una gran sorpresa… ahí estaba el chico de cabello cobrizo, el hermano de Alice. En ese momento recordé la conversación que tuve con ella sobre él en clase…
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—Oye Alice, el chico de cabello cobrizo, con quien llegaste esta mañana—empecé con curiosidad— ¿quién era?
—Oh, hablas de Edward—respondió rápidamente—. Él es mi hermano mayor sólo por unos meses,pero te recomiendo algo Bella, no salgas con Edward. Es que él es… un rompecorazones ¿entiendes? Un mujeriego… él... él sólo juega con las chicas... incluso ha salido con varias de mis amigas y todas terminaron llorando—dijo tristemente; Algo bastante extraño en Alice, ya que al parecer sufría de hiperactividad o la había mordido la pulga del optimismo y la energía.
desde ese momento, sentí una antipatía hacia Edward ¿que se puede esperar de una persona egoísta, y mediocre? Nada bueno. Lo se por experiencia.
Desde ahí corté el tema de Edward y seguimos hablando sobre otras cosas.
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Edward estaba de pie, no lo veía muy bien pero podía apostar que tenía una sonrisa especialmente dedicada a la chica rubia que estaba recostada sobre la pared sonriendo igualmente. Reconocí el cabello rubio y la ropa bastante ajustada de Tanya Denali, mientras Edward mantenía un brazo apoyado en la pared a la altura de la cabeza de ella.
—Entonces el sábado en la noche ¿Te parece? —preguntó Edward mientras se acerba un poco más a Tanya casi rozando sus labios.
—Claro, no faltes. Apuesto a que nos vamos a divertir mucho —contestó ella con actitud coqueta. Tanya Denali era conocida en el instituto por sus faldas cortas y camisas escotadas. En pocas palabras, se había acostado con medio instituto y la otra mitad babeaba por ella. Bueno, para se especifica y sincera era una zorra, que estaba destinada, o a quedar embaraza a temprana edad y ser madre soltera, o a casarse con un viejo que triplique su edad y engañarlo con el jardinero.
probablemente Tanya Denali tendrá una vida mas interesante que al tuya.
Tal vez. gracias por hacerme sentir mas mierda conciencia.
De nada. ¿para que estoy, entonces? hago mi trabajo muy bien, y solo me pagas con sarcasmo, ¿que carajos pasa por tu cabeza? ¿llamas parlantes?
Edward acortó la distancia entre ellos, le dio un beso bastante intenso y clavó sus manos en las caderas de la chica. Ella respondió al beso enredando sus manos en el cabello de él, o bueno, quitando su cuero cabelludo desde la raíz, lo cual , por razón...No se, del universo a el le gustaba.
Me volteé y seguí con mi camino hacia la enfermería, no era fanática de ver a dos personas besándose apasionadamente como lo habían hecho ellos hace menos de un minuto. Además yo los estaba prácticamente espiando.
Recordé las palabras de Alice. Las confirme viendo el comienzo de una película pornográfica en vivo y en directo.
…
Caminé hasta mi mesa y me senté en mi habitual puesto, en una esquina al fondo, ya que, no me gustaba ser el centro de atención. Puse mi mochila en la otra silla a mi lado, el cual siempre estaba vacío gracias a que no era exactamente la persona más sociable de la escuela, era reservada y muy tímida, como Jasper, aunque un poquito más abierta.
Por suerte el profesor aún no había llegado, dejé mi cabeza recostada en la mesa, saqué un cuaderno y en la parte de atrás empecé a dibujar garabatos al azar, sólo para distraerme un poco. Mientras perdía el tiempo metida en mis pensamientos alguien a mi lado se aclaró la garganta, alcé la vista aún sin mirar a mi acompañante y me di cuenta de que el salón ya estaba lleno y el profesor Banner estaba sacando algunas cosas de su mochila.
A la madre Bella, no me sorprendería que alguien te dijera que te drogas porque andas en júpiter todo el tiempo.
Oh, cállate. No estoy de humor.
nunca estas de humor, eres una idiota amargada que morirá virgen, sola y con 12 gatos con el nombre de los meses del año.
Oh, mi Dios, ¡ese es mi sueño! ¡es mi futuro! ¡los hilos rojos me conectan con Marzo, y los demás!
Este es el momento en que volteas al cabeza para mirar el ser humano que carraspeo, si quieres, no hay presión.
Giré mi cabeza al otro lado sólo para encontrarme con él, Edward Cullen y su peculiar cabello que era inconfundible. Sus ojos, igual a los de Alice, eran de un hermoso verde esmeralda sólo que su mirada era más penetrante y más profunda.
¿verde esmeralda? Mas bien parece verde vomito, para que combinara con su personalidad, solo digo.
Me perdí en esos ojos verde esmeralda, vomito. Era casi imposible no hacerlo.
Edward
—Hola, soy Edward Cullen —me presenté con una sonrisa ladina mirando a todos los estudiantes que se encontraban en sus asientos. Escuché a algunas chicas suspirar y sonreí para mis adentros, siempre era lo mismo.
aww pobresitas, piensan que tu algun dia las cortejaria como un puñetero principe y luego las llevaras al castillo.
pobres almas ilusas e inocentes. estupidas.
El profesor me asignó el último puesto libre que quedaba. Era un asiento un poco oculto en el cual una chica de cabellos caoba estaba sentada, se veía bastante distraída. Caminé hasta la mesa y me aclaré la garganta esperando a que aquella chica quitara su mochila de allí para poder sentarme.
La morena se volteó dejando a mi vista el rostro de un ángel.
¿Ángel? ¿que putas? ¿Desde cuándo eres tan cursi Cullen?
Ignoré la voz en mi cabeza y miré detenidamente a la chica.
Su piel era blanca y cremosa, su nariz era pequeña y fina, sus mejillas estaban levemente sonrojadas, sus labios eran finos y rosados y su cabello castaño caía en ondas sobre sus hombros.
sus ojos, mierda sus ojos eran de un, a primera vista común, pero hermosos color marrón achocolatado.
¿ marrón achocolatado? ¿porque no mejor marrón mierda?
Me perdí en esos ojos color chocolate, era casi imposible no hacerlo.
Ella quitó la mochila de mi asiento y yo me senté rápidamente. El olor que desprendía su piel era exquisito, como a fresas y fresias.
Genial, nueva conquista Cullen. y huele bien, eso es un punto extra.
—Hola ¿cómo te llamas preciosa? —mi voz era seductora, acompañada con mi ya común sonrisa torcida. Extendí mi mano en forma de saludo.
—Bella Swan —contestó estrechando mi mano. En el momento en el que su mano tuvo contacto con la mía me estremecí de pies a cabeza, ella quitó la mano rápidamente, tal vez sintió lo mismo que yo pero lo ignoré—. ¿Y tú? —preguntó con un leve sonrojo en sus mejillas.
La miré confundido ¿No me acababa de presentar frente a toda la clase? Responde Conciencia.
deja de ser un neurótico que habla consigo mismo, ¿vale? la chica esta medio drogada y no prestaba atención ¿entiendes cerebro de toronja?
Me reí entre dientes y ella me miró con el ceño fruncido.
—No pusiste mucha atención en clase ¿o si preciosa? —pregunté entre burlón y coqueto. Ella frunció más el ceño— Me acabo de presentar frente a toda la clase hace menos de dos minutos— yo seguía con mi divertida sonrisa—, pero al parecer estabas un poquito distraída…
—Sí, estaba distraída… ya que no presté atención ¿podrías decirme tu nombre? —dijo un poco irritada. Esa no era exactamente la reacción que imaginaba, esperaba risitas tontas y que me batiera las pestañas para coquetearme, o que me dijieran algo asi como: ¡Oh por favor, follame!
—Edward Cullen, un placer —agarré la mano en su regazo y la puse en mis labios, Dios era tan malditamente suave su estúpida mano.
Ella retiró la mano y se sonrojó, lo que me pareció un acto muy tierno, se veía hermosa.
Hay por Dios Edward, deja de ser tan malditamente cursi y recuerda tu meta: llevártela a la cama. Deja de pensar estupideces y conquístala ¿quieres?
mi conciencia me devolvió a la realidad. Tenía razón, ella era sólo un más del montón, una vez que pasara por mi cama la sacaría antes de crear malentendidos. Dejé de pensar en eso y fijé mi vista en el tablero.
La clase siguió, no hablamos más, aunque a veces no podía evitar la tentación y la miraba sólo para pillarla mirándome. Por lo menos le gustaba…
¿a quién no le ibas a gustar? ere hermoso, bueno, hermoso no, eso sonó demasiado Gay, Hmm, tienes cara de que darás la mejor follada de la vida ¡Eso!
Recordé a Tanya. Me la había encontrado en una clase, era obvio que sabía mis intensiones y al parecer no le importaba. Mejor, odiaba tener que repetirles una y otra vez a las chicas que no las quiero, a pesar de que siempre les aclaro a las chicas que nunca iba a pasar de un bueno polvo, obviamente no faltaban las estúpidas que me juraban amor eterno.
todo esto es culpa de Disney, vendiendo al 'príncipe' apuesto que todas las princesas como blancaneives y cenicienta murieron de insatisfacción sexual.
Para que mentir Tanya era hermosa, tenía un cuerpo de infarto y su cabello rubio rojizo era como el sol. Ella era coqueta y una perra, desde lejos se notaba por sus ropas que no dejaban nada a la imaginación. Pero en fin, habíamos quedado en salir el sábado, ya que estaba muy ocupado con el tema de la mudanza y todo eso. También la había besado una que otra vez, aunque nada de besitos tiernos, no tenía tiempo para eso, le había dado besos calientes y que le decían que yo sólo buscaba sexo con ella, al parecer ella captó muy bien la idea.
La clase pasó demasiado rápido. Cuando me di cuenta ya casi todos habían salido del salón. Bella estaba recogiendo sus cosas, al parecer también estaba distraída. Puso sus libros en su pecho y cuando se dispuso a salir por la puerta en un acto demasiado rápido, puse mi mochila en mi hombro y corrí hasta el umbral de la puerta impidiéndole el paso a una ceñuda Bella que me miraba con confusión.
Yo sólo le regalé mi mejor sonrisa.
Muy bien, el plan coquetear con la ovejita está en marcha.
— ¿Qué tal Bella? —cogí un mechón de su castaño cabello en uno de mis largos dedos y me dediqué a jugar con él, concentrándome en su suave textura mientras esperaba su respuesta.
— ¿Qué quieres? —aunque su voz trató de sonar firme, sonó totalmente nerviosa por mi cercanía. Un punto a mi favor.
—Una cita… —acerqué mi rostro a un costado del suyo y mi boca quedó muy cerca de su oído— contigo —terminé, dejando que mi aliento chocara con su oreja. Vi como se estremeció y soltó un casi imperceptible suspiro. Sonreí.
—Eso no va a pasar —sus pequeñas manos empujaron levemente mi pecho, me separé sólo un poco para tenerla frente a mí.
— ¿Por qué no? —pregunté mirando esos mares chocolate.
—Porque yo no quiero —respondió con voz más firme y dura, mirándome con los ojos entrecerrados.
Pensé en su respuesta. La verdad me sorprendió y me desconcertó un poco. Pero al recordar su nerviosismo de hace unos segundos hizo que me diera cuenta que tal vez ella no sería tan fácil.
—Claro que quieres —aseguré—. ¿Sabías que muchas querrían estar en tu lugar? —No sé porque lo dije, simplemente salió de mis labios— Todas las chicas desearían que me fijara en ellas, que me dignara a seducirlas... —me acerqué más a ella, pero Bella retrocedió unos pasos.
— ¿Qué te hace pensar que soy como todas las demás? —Cuestionó alzando levemente la voz— No Cullen, olvídate de eso, yo no lamería tus asquerosos pies —escupió las palabras con cólera.
Me sorprendí, pero traté de disimularlo volviendo a mi semblante despreocupado de siempre. Me acerqué a ella dando zancadas, pero ella retrocedía siempre, hasta que llegó a un bendito armario que le impedía el paso. Le di una sonrisa victoriosa.
Levanté una mano y la llevé a su mejilla. Quise gemir, todo en ella era tan malditamente suave. Mi mano quemaba pero no me molestaba en lo más mínimo.
—Me encanta tu carácter —le dije al oído en forma de susurro. Ella no hablaba, no se movía y su respiración era acelerada, igual que la mía—. Pero… —sus labios estaban cerca de los míos demasiado cerca— terminarás cediendo, siempre lo hacen.
La miré fijamente. Renuncié a mis deseos y le di un leve beso en la mejilla.
—Adiós Bella, nos vemos —me despedí y luego salí de ahí tranquilamente. Ella por otro, lado, no se movió, eso era bueno.
— ¡ Púdrete Cullen! —escuché que gritó mientras caminaba por los vacíos pasillos. Solté una carcajada.
Asíse hace Cullen hay que dejarlas con las ganas.
Bella
Escuché una musical carcajada a lo lejos.
Agarré mis libros con fuerza, estrechándolos en mi pecho, como si pudiera desquitarme con ellos. Caminé por los pasillos, mascullando entre dientes palabras sin sentido mientras me dirigía a mi próxima clase.
No podía sacar de mi cabeza al estúpido de Edward Cullen. ¿Cómo podía tener una mirada tan intensa? ¿Cómo podía ser tan malditamente arrogante, egoísta y presumido? ¡Maldito Cullen! Pero estaba segura de algo, era un mujeriego y un ególatra, metía a las mujeres en su cama y luego las botaba cuando ya no le servían. Pero conmigo no jugaría nunca.
Lo peor de todo era que demostré debilidad. ¿Cómo no hacerlo? Si sus malditos ojos color esmeralda prácticamente se metían en mi alma. Pero no iba a caer en sus brazos, que se tirara a la zorra de Tanya y a mí que me dejara en paz.
Llegué tarde a mi clase de literatura, otra razón para maldecir a Edward Cullen el día de hoy. Igualmente traté de disimular lo mejor que pude y caminé rápidamente hacia mi asiento, rogando al cielo para no tropezar, suficiente tenía con que todo el mundo me mirara. Al fin, e ilesa de cualquier tropezón, llegué al puesto que compartía con Jasper.
La clase pasó normalmente. Hablé un poco con Jasper, extrañamente cuando estaba con él me sentía más tranquila, y me concentré en el libro que estábamos leyendo: Romeo y Julieta.
Genial. Lo último que necesitaba era romance.
…
—Maldita profesora de español, me puso un reporte sólo porque me estaba retocando las uñas. Como se nota que ella nunca se las arregla —gruñó Rose con molestia mientras Emmett pasaba un brazo por sus hombros, tratando de tranquilizarla.
Estábamos todos en nuestra mesa usual para el almuerzo. Angela y su novio Ben charlaban amistosamente, Emmett y Jasper hablaban sobre un partido de béisbol y Rosalie hablaba por celular con quien parecía ser su madre.
Las puertas del casino se abrieron mostrando a una sonriente Alice y a un muy cretino Edward.
Aún no superaba su actitud y arrogancia, para mí eran prácticamente intolerables.
Alice, inmediatamente, nos buscó con la mirada y sonrió hacia mí, le devolví la sonrisa con alegría y entusiasmo.
Traté de no prestarle atención a la mirada persistente de Edward y, con mucho esfuerzo, lo logré mirando mi manzana con un escaso mordisco, como si fuera la cosa más interesante del mundo.
—Hola… ¿podemos sentarnos aquí? —Escuché la voz de Alice a mi izquierda. Volteé la cabeza sólo para ver a los hermanos Cullen de pie junto a nuestra mesa.
—Claro Ali —contesté con una sonrisa, que ella me devolvió.
Alice se sentó a mi izquierda y, desafortunadamente, Edward se sentó a mi derecha. Podía sentir su mirada pero no me digné a mirarlo, no podía caer ante esa mirada esmeralda otra vez, no podía dejar que me hipnotizara como una idiota y él se jactara de eso. ¡No!
—Edward —saludó Emmett, al parecer ya se conocían.
Es un cerdo, un idiota. Por su culpa llegué tarde a literatura, por su culpa quedé humillada, por su culpa… me quedé hechizada con sus ojos. Es un idiota, un bastardo….Me repetía en mi mente las mismas palabras antes de mirarlo.
— ¿Qué tal, Emmett? —preguntó simpáticamente Edward, devolviéndole la sonrisa al grandulón.
—Mira Ed ella es Rosalie, mi novia —presentó amablemente el grandulón señalando a su novia.
Ella sólo le dedicó una fría mirada a Edward y un asentimiento de cabeza a modo de saludo, al que Edward respondió con la misma indiferencia.
—Él es Jasper, el hermano de Rose —continuó Emmett señalando esta vez a Jasper. Pero él estaba demasiado concentrado mirando a Alice, mientras ella, al parecer, sentía su mirada y observaba su plato de comida con un débil sonrojo en sus mejillas—. Tierra llamando a Jasper —dijo Emmett un poco más alto para atraer la atención del chico rubio, quien al parecer estaba en alicelandia.
—Eh... ¿hola? —Jasper dijo más como una pregunta que como un saludo a Edward, quien lo miraba con el ceño fruncido, tal vez adivinando la atracción que sentía Jasper por su hermana.
—Hola, soy Edward Cullen, hermanode Alice —dijo Edward seriamente e inspeccionando a Jasper, como si portara un arma en su ropa o algo.
Emmett rió entre dientes al ver como Jasper miraba a Edward con un poco de terror en sus ojos, aunque no lo suficiente como para abandonar esa expresión tranquila en su rostro.
—Este… eh… mucho gusto —le contestó Jasper también serio.
—Edward ella es Bella, una amiga —interrumpió Alice tratando de romper el tenso ambiente. Funcionó, pero a mí no me sirvió mucho. Mi idea era pasar desapercibida y que Edward no se percatara de mi presencia o que por lo menos no intentara entablar una conversación conmigo.
Pero la maldita suerte nunca está de mi lado.
—Ya conozco a Bella, Alice. Es mi compañera de laboratorio —le contó Edward a su hermana, mirándome con una sonrisa burlona. Y yo, por el simple hecho de recordar lo que sucedió cuando estuvimos a solas, me sonrojé.
Pero claro, a mí no me puede pasar algo malo dos veces, me tiene que pasar cuatro o cinco veces como mínimo.
—Edward… ¿qué le hiciste a Bellitapara que se pusiera como un tomatito? —se burló Emmett y luego soltó una carcajada junto a los demás.
Es como si un enorme cartel invisible y flotante estuviera sobre mi cabeza y que tuviera escrito '¡avergüénzame, verás como me pongo tan roja como un puñetero tomate!', con unas letras de un color amarillo fosforescente brillante.
Sentí la intensa mirada de Edward, volteé para encararlo y encontrarme con una de sus ya habituales expresiones. Su sonrisa torcida y sus ojos coquetos y seductores pero divertidos.
— ¿Estás molesta conmigo? —preguntó en un susurro que sólo yo alcancé a oír, pero con la misma arrogante expresión de siempre.
— ¿Por qué tendría que estarlo? —contesté mordazmente.
— ¡Oh vamos! —Al percatarse de que no recibiría respuesta, el maldito bastardo, suspiró con frustración, haciendo que su maldito y cálido aliento me llegara al cuello—. De acuerdo. Lo siento, tal vez fui un poco arrogante —admitió pero sin lamentarlo.
—No, no fuiste un poco arrogante, fuiste muy arrogante… idiota, imbécil, estúpido, pendejo, presu…
—Ok, ok. Vale, ya entendí. —No me había dado cuenta de que había hablado más de lo normal—. ¿Tan mala es tu impresión sobre mí? —preguntó fingiendo un tono ofendido y agarrando su pecho como si le hubiera dado una puñalada en el corazón.
—La verdad….sí, sí lo es. No me llevé una muy buena impresión de ti —le contesté tajante.
—Oh vamos, ni siquiera me conoces —aseguró tranquilamente.
—Lo suficiente como para no querer llegar a más —le aclaré tajante.
—No te dejes llevar por las primeras impresiones Bella, tal vez son las equivocadas —me respondió seriamente.
Medité por un segundo lo que dijo.
Tal vez Edward idiota Cullen tenía un punto. Tal vez tenía razón.
—Además tendrás la extraordinaria oportunidad de conocerme más a fondo, tanto como tú quieras. Aunque probablemente quieras más, siempre quieren más —dijo con doble sentido.
Y ahí la cagas de nuevo Edward, pervertido idiota, Cullen.
—No te conformas con cagarla una sola vez ¿no? —le respondí molesta, pero sonrojada por sus palabras. A lo que él me mostró su sonrisa de victoria.
—Puedes conocerme más, pero no puedes evitar que sea yo —aseguró divertido.
— ¿Tú eres siempre tan irritante? Y yo que pensé que mi tortura terminaría pronto —comenté sarcásticamente.
— ¿Por qué trajiste tu sarcasmo? ¿Acaso no lo podías dejar en casa feliz, comiendo helado? ¿Por qué eres tan cruel con el pobre sarcasmo-man? —interrogó entre divertido y molesto por mi comentario.
—Porque sarcasmo-man no se ha portado muy bien en estos días, le dio por salir cuando estaba con mi padre e hizo que me castigara —le contesté siguiendo con el sarcasmo.
—Pues golpéalo o prívalo de su libertad, pero no lo traigas. Esa linda boquita tuya no debe sacar a sarcasmo-man tan seguido, estoy seguro de que haría cosas mucho mejores —dijo sugerentemente.
Y yo que pensaba que tal vez, sólo tal vez, podíamos tener una civilizada conversación sin involucrar asexward (1). Pero como el destino me odia…
— ¿No puedes tener una conversación sin meter a sexward? —le pregunté cansada de su actitud.
—No, lo estimo mucho, es un gran amigo. Además, todas las chicas lo aman —siguió hablando sin cambiar el tono de su voz y sin quitar la mirada divertida de su rostro.
—Créeme, no todas lo aman —le aseguré.
—Está bien, está bien. Lo meteré en un baúl junto con sarcasmo-man cuando esté contigo, ¿vale? —propuso.
—Trataré —acepté no muy convencida.
Volví mi atención a mi emparedado que apenas había tocado y Edward también volvió a comer su hamburguesa
—Eso es... ¿lápiz labial en tu playera? —pregunté de repente viendo asombrada el dobladillo de la playera de Edward, en la cual había una perfecta marca de un beso color rosa fuerte.
—No, no lo es —dijo en un intento inútil de taparlo con su chaqueta gris y casi pude oírlo mascullar un maldita perra. Me reí de él, se notaba que no le gustaba que las chicas se encariñen con él.
—Muy elegante —lo alabé riéndome.
— ¿Crees que es gracioso? —me susurró molesto y para mi sorpresa se veía tan gracioso molesto y no sólo gracioso, también se veía sexy…
Ok, no ¿De dónde salió ese pensamiento?
Dejé de reírme y lo miré como si él tuviera la culpa de mis pensamientos. Pero así era, era su culpa por ser tan sexy
¿Otra vez con esa estupidez? Ya basta Bella.Me gritó mi mente.
—La verdad sí, es gracioso, la próxima vez dile a Tanya que mejor deje su labial en tus mejillas, sería mucho más gracioso —comenté mientras no dejaba de reírme.
Él siguió comiendo como si no me hubiera escuchado y yo seguí comiendo, imitándolo.
—Alice… ¿de dónde eres? —preguntó Rose. Estaba tan enfrascada hablando con Edward que ni siquiera me había percatado de la presencia de los demás
—De Chicago. —Alice sonrió a Rosalie, quien la miraba curiosa—. A papá lo transfirieron a Forks por su trabajo como médico cirujano, y aquí estamos. La verdad, la familia de mi papá antes vivía aquí, vivimos en la casa de mi abuelo, obviamente redecorada por mamá. Ella es una de las mejores diseñadoras de interiores en todo el país. Todos estamos muy orgullosos de ella aunque tuvo que dejar su empresa en manos de su mano derecha y tomarse unas vacaciones, ya que hace tiempo que no descansaba, la extrañábamos.
—Wow Alice, ella sólo te preguntó de dónde venías, no tenías que contarle la historia de tu vida —se burló Edward ante el largo discurso que dio su hermana, quien lo miró feo y luego le sacó la lengua. Él, simplemente, rió de su acto infantil.
— ¿Tu padre es Carlisle Cullen? —preguntó un curioso Jasper
—Sip —contestó ella remarcando la p—, es cirujano cardiólogo, uno de los mejores. Toda la familia está muy orgullosa de él —terminó Alice con sus ojos brillando, se notaba que amaba a su padre.
—Pero… ¿él no es muy prestigiado como para estar en este pequeño pueblo? —preguntó Rose.
—Pues la verdad sí, pero él prácticamente se ofreció a hacerlo, le trae buenos recuerdos estar aquí, además estaba al tanto de que Forks necesitaba un buen cardiólogo, él no es muy interesado —explicó ella.
— ¿Dejaste muchas amiguitas en Chicago, Eddie?—preguntó burlón Emmett.
—No me llames Eddie, lo odio —se quejó Edward enviándole una mirada envenenada a Emm—. Y la verdad creo que podrán vivir sin mí, aunque muchas lamentaron mi partida.
Emmett le sonrió, pero todas las chicas en la mesa rodamos los ojos.
—Tranquila Bella, no estés celosa, siempre habrá un lugar para ti —susurró la voz de Edward en mi oído.
— ¿Un lugar en tus pantalones? No gracias, yo paso —dije ignorando su comentario de que estaba celosa.
—Sabes que lo deseas pequeña —repitió, moviendo sus cejas sugestivamente.
—Aja… claro Edward, muero por tener sexo contigo, sigue pensando eso, soñar no cuesta nada —comenté utilizando mi sarcasmo y rodando los ojos
— ¿Tenías que sacar a sarcasmo-man otra vez? —preguntó con frustración.
—Tú empezaste con sexward —respondí simplemente.
—Tienes que aceptar que él es parte de mí, además sé que dentro de ti, te gusta sexward —aseguró muy tranquilo.
—Sí, dentro, muy, muy, muy dentro de mí. —Sarcasmo-man aparecía de nuevo en nuestra charla.
En ese almuerzo una extraña amistad con Edward, arrogante e idiota, Cullen comenzó.
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(1) Sexward: combinación entre sexo y Edward.
