Los personajes de House MD no me pertenecen, y solo escribo inspirada en ellos como mera diversión, sin que tal actividad me reporte beneficio económico alguno.
Te encontré
Algo se le estaba pasando, y eso es lo que más le fastidiaba. Repasó de nuevo con atención los resultados de los análisis, las gafas en el extremo de la nariz. Era difícil encontrar unos números tan perfectos… Y mucho menos creer que esos resultados eran los de alguien que en las últimas horas había perdido dos veces el conocimiento, a lo que había seguido un abundante sangrado por la nariz, boca y oídos. Esperaba que la resonancia a la que ahora sus "esclavos" estaban sometiendo al paciente aclarase algo más, pero el no tener ni una simple intuición de qué podía ocurrir le tenía desconcertado.
De pronto se sintió observado. Levantó los ojos de los papeles y sus ojos se encontraron con los de un duendecillo que le miraba desde fuera de la puerta, las manos apoyadas en el cristal, y la cara casi pegando a él. House sonrió sin poderlo evitar. ¡La había echado tanto de menos! Para su propia sorpresa, casi tan duro había sido no tener a Cuddy como no ver más a Rachel. Durante los últimos meses, la había visto aprender día a día, mejorar su vocabulario, adquirir nuevas habilidades. Había descubierto lo fascinante que es ver crecer a un niño, la evolución constante de una personita cuya mente se está abriendo al mundo. Muchos días solamente la había visto dormida, pero esa imagen también le enternecía, hasta el punto de decirse a sí mismo que se le estaba reblandeciendo la sesera.
Rachel empujó la puerta y corrió hacia él. Antes de que pudiera levantarse, ella ya estaba encima, abrazándole el estómago mientras evitaba apoyarse en la pierna mala. Agarrándola por las axilas, la levantó hasta sentarla en el brazo de la silla, Ella le tomó la cara con sus manitas, mirándole intensamente, para después colgarse de su cuello en un abrazo apretado.
"Hola, microbio", le dijo House, por romper la emoción que estaba sintiendo.
Rachel se separó un poco, y le miró a los ojos con la misma intensidad que lo había hecho aquella primera vez, en ese mismo lugar, cuando ella tenía solo unas semanas de vida. Después, sonrió y le dijo:
"Te encontré. Ya no te escondas más, ¿vale? Tenía susto porque no te veía".
De nuevo se abrazó a su cuello, mientras House no pudo hacer otra cosa que acariciar su pelo y su espalda mientras la mantenía pegada a él.
En el pasillo, después de observar la escena, Cuddy volvió sobre sus pasos. Ninguno de los dos la había visto. Cuando de pronto Rachel había desaparecido de su despacho, ella había tenido la intuición de donde podría estar. No se explicaba como la niña se había arreglado para llegar allí, pero lo había hecho. Cuddy no tuvo valor para entrar y llevársela. Rachel le había añorado enormemente, cada día había preguntado por él, y ahora, por fin, le había encontrado.
