Sus brazos lo rodearon con fuerza, mientras su corazón latía desesperado, lleno de miedo y las lágrimas contenidas rozaban sus mejillas, los brazos de Eren se aferraron a su cintura, como si tenerla en sus brazos le bastara para volver respirar.

-Esta bien, todo estará bien.-Murmuró Mikasa con la voz desgarrada mientras Eren sollozaba y se quebraba ante lo que estaba frente a sus ojos. Habían regresado, vuelto a Shiganshina y observar la destrucción de los titanes en lo que un día fue su hogar les rompía el corazon a ambos en pedazos.-Estarás bien, estoy aquí. No te dejaré, Eren.

-¿Donde está Armín?, ¿Donde están los demás?.-Pregunto en un tembloroso murmuro, apenas audible, y la pelinegra lo abrazó fuertemente, aterrada de que fueran los últimos que quedaran del cuerpo de exploración.

-No lo sé. Pero saldremos de esta, se que si.-Afirmó temblando en los brazos de Eren antes de apartarse con las lágrimas cayendo sin control por sus mejillas.-Yo te protegeré, lo juro.

-Mikasa...-Con un movimiento de su mano Eren quito las lágrimas bajo sus ojos, la muchacha cerró los ojos como si su toque le doliera profundamente, apoyándose en su mano ante la caricia.

-Tenemos que irnos, eres la única familia que me queda, Eren. No dejare que mueras, debemos marcharnos antes de que vengan los titanes.-Tomo su mano, halando de el, y con un ceño fruncido en su rostro, y una furiosa mirada apareciendo Eren se soltó bruscamente de su mano, en un movimiento violento, consiguiendo una confusa mirada.

-¿Familia?, nosotros no somos familia, Mikasa.-Gruño con furia, apartándose unos pasos, con las manos en puños a sus costados para contener ese intenso sentimiento de ira en su interior ante la odiada palabra "Familia".-Carla y Grisha, ellos eran mis padres, ellos eran mi familia, tu no. Tu no eres mi familia.

-¿Entonces?, ¿Que soy para ti, Eren?.-Pregunto la pelinegra con dolor ante sus palabras, en silencio las lágrimas llenas de tristeza derramándose, herida por que después de tantas cosas que vivieron juntos el pensara de esa manera, preguntando incluso cuando no quería saber la respuesta, temiendo que lo que dijera terminara de romperle el corazón.

-Tu...-Eren desvió la mirada avergonzado, soltando un suspiro antes de posar sus ojos en Mikasa, y sus ojos que compartían el gris de la luna, acercándose, su brazo izquierdo rodeandole la cintura, y su mano derecha tomando su rostro, acercandola hasta unir sus labios con torpeza, besándola dulcemente. La muchacha se paralizó con el corazón temblando, con los ojos abiertos de par en par por la sorpresa antes de que Eren se apartara, deslizando su dedo por su rojizo labio inferior, murmurando con la respiración acelerada, y el corazón frenético.-Tu no eres mi familia, eres más que eso, eres mi vida.

-¿Que?.-Con cuidado subió su bufanda, en un dulce gesto cubriendola del frío que hacía en el devastado lugar, igual que la primera vez que se vieron, provocando que las mejillas de la muchacha se tiñeran de rojo.

-No puedo seguir callando, podríamos morir en unos minutos, y no quiero que eso suceda sin que sepas cuanto te quiero. Te amo, Mikasa.-Murmuró rozando sus labios, y la muchacha suspiró suavemente antes de que Eren la besara de nuevo, con todo el amor de ese mundo cruel, en medio de los escombros de su hogar perdido, bajo la luz de la luna y el cielo estrellado.

Antes de pararse frente al enemigo, decididos a luchar para ver el amanecer, teniendo una nueva razón para ganar, para seguir viviendo a pesar del dolor.